Si hay alguna lección que los cristianos debemos aprender, es el tema de la oración. Son muchos los cristianos que se quejan de no recibir contestación a sus plegarias. Oran, sí, una y otra vez, pero luego se cansan de esperar la respuesta y prácticamente dejan de orar. La Biblia habla del problema de «pedir mal»: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Stg. 4:2, 3).