¿Quién es el Señor Jesucristo?
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No exageramos al afirmar que ningún cristiano por débil que sea, puede negar la Deidad del Señor Jesucristo, dicho en otras palabras, quien niega que Cristo es Dios, no es cristiano.
No exageramos al afirmar que ningún cristiano por débil que sea, puede negar la Deidad del Señor Jesucristo, dicho en otras palabras, quien niega que Cristo es Dios, no es cristiano.
En varias oportunidades he hablado sobre esto, pero nunca avancé más allá de los textos más sobresalientes, especialmente en relación al Espíritu Santo como una Persona, y no una... En varias oportunidades he hablado sobre esto, pero nunca avancé más allá de los textos más sobresalientes, especialmente en relación al Espíritu Santo como una Persona, y no una... energía, una fuerza o algo así.
He aquí algunos textos muy claros. El Espíritu Santo CONSUELA. ¿Puede la energía consolar?: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”(Jn. 14:15-18). “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn. 14:26).
¿Puede la energía dar testimonio acerca de Dios?
• “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Jn. 15:26).
¿Era la energía la que se acercó a Felipe para decirle que se acercara a cierto carruaje?
• “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Hch. 8:29).
• “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno... Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Jn. 5:7, 20).
Al negar al Espíritu Santo como parte de la Triunidad Divina, quienes lo hacen niegan también la Deidad de Cristo.
El hecho que la doctrina de Dios sea difícil, no nos autoriza tergiversarla: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 P. 3:15, 16).
“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman” (1 Ti. 1:3-7).
¡Son muchos más los textos que hablan sobre la Triunidad Divina!
Analice con especial cuidado cada uno de los siguientes argumentos tan claramente expuestos en las Escrituras. Tenga presente que el hecho que no entendamos bien la Deidad, esto no debe permitirnos negar Su manifestación en tres Persona, confirmando ser UN sólo Dios.
Dios está más allá de nuestra comprensión. Él es infinito y nosotros finitos. Él tiene ciertos atributos los cuales corresponden igualmente, tanto al Hijo, Jesucristo, como al Espíritu Santo. Negar la naturaleza Divina en tres Personas es una herejía mayor. Nuestro Creador nos invita a aceptarlo por la fe, aunque no podamos explicarlo cómo lo hacemos con nuestros semejantes. Él es nuestro Creador, nosotros somos Sus creaturas. Él es eterno sin principio, nosotros somos eternos, sin fin, pero con principio. Él existió siempre, nosotros no.
La doctrina de la Trinidad
Es vital entender la doctrina bíblica de la Trinidad porque concierne con Dios, con reconocer apropiadamente su naturaleza como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Entender la Trinidad es comprender al Creador, tal como se ha revelado a sí mismo.
Pero... ¿Por qué es tan importante? Porque si vamos a adorarlo tal como dijo el Señor Jesucristo que hiciéramos en Juan 4:24, que “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, debemos conocer y adorar al único Dios verdadero como realmente es. Fallar en hacer esto, es errar y no conocerlo en una forma que traiga gloria para Él. De tal manera que quienes rechazan la doctrina de la Trinidad, invariablemente están negando la naturaleza de Dios.
Considere varios ejemplos de grupos religiosos que profesan ser cristianos y quienes de manera convincente rechazan lo que enseña la Biblia. Al refutar la doctrina bíblica de la Trinidad, los Testigos de Jehová hacen de Jesús una simple creación de Dios y convierten el Espíritu Santo en una fuerza impersonal. De tal manera, que según dicen en su página de internet, Jesús de «hecho fue una criatura de Dios» quien ganó su propia salvación e inmortalidad, y el Espíritu Santo «no es para nada una Persona, sino la fuerza activa del Dios invisible por medio de la cual trabaja y ejecuta su santa voluntad».
AI rechazar la Trinidad, Charles Taze Russell el fundador de los Testigos de Jehová, blasfemamente declaró que el «Dios del cristianismo no es Jehová, sino la deidad antigua, la iniquidad de las edades, Baal, el diablo mismo». El juez Rutherford, el segundo presidente de la Sociedad Watchtower, declaró en forma similar: «La doctrina de la Trinidad es falsa y es promulgada por Satanás con el propósito de difamar el nombre de Jehová, e impedir que otros se enteren de la verdad de Jehová y su Hijo Jesucristo. Verdaderamente, las personas que temen al Creador... encuentran un poco difícil amar y adorar a un Dios complicado y extraño con tres cabezas». Indudablemente, enseñanzas que caricaturizan al Señor de esta manera, no le traen ni honra ni gloria.
De la misma forma, los mormones sostienen que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no son inmortales, sino seres individuales creados por la unión sexual de sus padres dioses, cada uno de los cuales evolucionó hacia la divinidad. De esta manera el mormonismo rechaza la unidad ontológica del Padre, Hijo y Espíritu Santo y enseña el triteísmo, la doctrina de que la Divinidad es realmente tres seres, tres dioses separados.
La realidad es que los mormones son politeístas y rechazan el concepto de un sólo Dios verdadero. Un libro sobre las doctrinas de los mormones declara: «En lo que concierne a este universo, hay tres Dioses: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo... Para nosotros, hablando en el sentido apropiado finito, estos tres son los únicos Dioses que adoramos. Pero además hay un número infinito de personajes santos, provenientes de mundos sin número, quienes al morir fueron exaltados, es decir se convirtieron en dioses».
Mary Baker Eddy fue la fundadora de la Ciencia Cristiana. Este grupo asegura que son cristianos verdaderos, sin embargo en su libro Ciencia y salud con claves de las Escrituras, escribe: «La teoría de tres Personas en un Dios, es decir una Trinidad personal o Triunidad, sugiere politeísmo, en lugar de un siempre presente YO SOY... El nombre Elohim está en el plural, pero esta pluralidad no implica más de un Dios, ni tampoco implica tres Personas en una».
Victor Paul Wierwille, fundador del Camino Internacional, primero rechazó la Trinidad, luego pasó a negar la Persona del Señor Jesucristo, y finalmente Su obra expiatoria sobre la cruz. Wierwille argumentaba como sigue: «A lo largo de los años, entre más y más investigo cuidadosamente la Palabra de Dios para conocimiento, cada vez encuentro menos que apoye una Trinidad. A pesar de que siempre he aceptado la idea de un Dios en tres Personas, continuamente encuentro evidencias en la Palabra de Dios que socavan el concepto de una Trinidad cristiana... Además, si Jesucristo es Dios... nosotros todavía no somos redimidos... Nuestra propia redención... depende de Jesucristo como hombre, y no de Dios... Pero, entonces... ¿de dónde se originó esta doctrina de la Trinidad? Evolucionó gradualmente y ganó impulso a finales del siglo primero y durante los siglos segundo y tercero, cuando los paganos, que se habían convertido al cristianismo, trajeron consigo algunas de sus creencias y prácticas paganas. El Trinitarianismo luego fue confirmado en Nicea en el año 325 por los obispos de la iglesia por conveniencia política».
En esencia, la razón de por qué es tan importante entender la Trinidad de acuerdo con la formulación bíblica y teológica, es que la falla al hacerlo puede llevarnos a puntos de vista heréticos acerca de quién es Dios. Lo cual a cambio puede conducirnos al rechazo del Dios verdadero y la adoración de uno falso. Pero si la Biblia es clara respecto a algo, es que la fe y adoración de un dios falso, no tiene poder alguno para salvar a las personas de sus pecados. El propio Señor Jesucristo enfatizó la importancia de tener un conocimiento correcto de Dios, cuando dijo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3).
Jehová le hizo esta advertencia a Israel por medio del profeta Oseas, “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento... Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí”(Os. 4:6a; 13:4).
Tal como la historia lo demuestra ampliamente, los israelitas quedaron arruinados espiritualmente porque rechazaron el conocimiento verdadero de Dios y se volvieron a los dioses falsos y los ídolos. Desafortunadamente, en una forma similar, esos que deliberadamente rechazan la Trinidad, sabiendo qué es lo que enseña la Biblia al respecto, sólo revelan su falta de salvación: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”(1 Co. 2:14). En otras palabras, nadie puede deshonrar consistentemente lo que el Espíritu Santo ha revelado en la Escritura respecto a la naturaleza verdadera de Dios, y asegurar que es cristiano.
Claro está, el conocimiento previo de la Trinidad, especialmente en su formulación teológica, no es necesario para que una persona sea salva. Pero una vez salva, es vital que conozca la verdadera naturaleza del Dios que tan misericordiosamente lo perdonó. Esto explica por qué la iglesia siempre ha sostenido, que quienes rechazan el punto de vista de la Escritura respecto a Dios, mientras lo hagan no pueden ser salvos.
Por ejemplo, al discutir y declarar anatema a esos que rechazan a Dios, el Credo Atanasiano, comienza y acaba con esta advertencia solemne: «Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe universal; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre. Ahora bien, la fe es que veneremos a un sólo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las Personas ni separar las sustancias. Porque una es la Persona del Padre y el Hijo y otra también la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y co-eterna majestad... Este anatema, en su sentido histórico natural, no es simplemente una advertencia solemne en contra del gran peligro de la herejía, ni por otra parte, demanda como una condición de la salvación, un conocimiento pleno y aprobación, a la declaración lógica de las doctrinas expuestas, esto condenaría a grandes multitudes incluso a creyentes cristianos; pero sí significa excluir del cielo a esos que rechacen la verdad divina enseñada en ella. Requiere que todos los que sean salvos crean en el único Dios vivo y verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo... Y en esta Trinidad nadie es antes o después, nadie es mayor o menor, sino que las tres Personas son igualmente eternas y del mismo modo iguales; de suerte que en todo, como ya se ha dicho antes, hay que venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, ser salvo debe creer todo esto acerca de la Trinidad».
Tal como dijo Vladimir Lossky en la página 66 de La teología mística de la iglesia oriental, publicada en 1957: «Entre la Trinidad y el Infierno no hay otra opción».
De tal manera que al examinar el reclamo de religiones que aseguran ser cristianas, pero al mismo tiempo niegan la Trinidad, encontramos que invariablemente también rechazan otras doctrinas claves cristianas, tal como la salvación por gracia, por medio de la fe. En otras palabras, si uno no comienza con un respeto apropiado por la Escritura y su comprensión de Dios, es muy improbable que pueda tener lo demás bíblicamente correcto. Eso es exactamente lo que encontramos en el mundo de las sectas.
Sin embargo, antes de discutir lo que enseña la Biblia acerca de la Trinidad, también debemos recordar que esta doctrina es algo que nuestras mentes finitas nunca podrá comprender plenamente. Dice en el volumen 2 del libro Historia de las Sectas, que la Trinidad puede ser lógicamente definida, pero esto es parte del problema porque «la verdad infinita de la Divinidad se encuentra más allá de los límites de la lógica, la cual trata sólo con verdades finitas». En otras palabras, Dios como un ser infinito, nunca podrá ser entendido plenamente por una persona finita. Si no podemos entender algo tan básico como partículas físicas, ¿quién argumentaría que podríamos comprender racionalmente lo infinito que es Dios?
La Trinidad en la Biblia de los Testigos de Jehová
Pero, entonces... ¿cómo sabemos que la doctrina de la Trinidad es bíblica? De que es bíblica podemos verlo a través de simples declaraciones en el texto sagrado. Incluso, a pesar de que los Testigos de Jehová se oponen de forma inexorable a la doctrina de la Trinidad por considerarla «pagana, irrazonable y del diablo», creo que sería muy instructivo para ellos citar de su propia Biblia, de la Traducción Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, la cual apoya esta doctrina. En la Biblia de ellos el término «Espíritu Santo» está en minúscula, porque los testigos creen que el Espíritu Santo es simplemente la fuerza activa e impersonal de Dios, no una Persona verdadera. Incluso, a pesar de todo la Traducción Nuevo Mundo de las Santas Escrituras enseña la Trinidad, permítame citarle unos pocos ejemplos:
•Hay un sólo Dios verdadero
* Ellos dicen en el Antiguo Testamento, respecto al Padre: «...Jehová es Dios y que no hay otro fuera de él... Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt. 4:35b, 6:4).
* «Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis, y creáis y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios alguno, ni lo será después de mí» (Is. 43:10).
* Mientras que el Nuevo Testamento declara sobre el Señor Jesucristo: «Porque hay aun solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Ti. 2:5).
• El Padre es Dios
* Dice en La Traducción Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, refiriéndose al Padre: «Nosotros no tenemos más que un solo Dios, el Padre...» (1 Co. 8:6a).
* Y luego dice del Hijo: «Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; pues le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:1-3).
* «Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre» (Fil. 2:11).
• Jesucristo, el Hijo, es Dios
*«...Sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios» (Jn. 5:18b).
* «Entonces Tomás respondió y le dijo (a Jesús): ¡Señor mío y Dios mío!» (Jn. 20:28).
• El Espíritu Santo es una Persona, es eterno y por consiguiente es Dios:
* «Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propio impulso, sino que hablará las cosas que oye, y les declarará las cosas que vienen» (Jn. 16:13).
• El Espíritu Santo también es eterno:
* «Y yo pediré al Padre, y él les dará otro ayudante que esté con ustedes para siempre, el espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir, porque ni lo contempla ni lo conoce».
• «Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios...» (He. 9:14).
• Por consiguiente, el Espíritu Santo es Dios:
* «Pero Pedro dijo: ‘Ananías, ¿por qué te ha envalentonado Satanás a tratar con engaño al espíritu santo? No has tratado con engaño a los hombres, sino a Dios’» (Hch. 5:3a, 4b).
• El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres Personas distintas, con igual autoridad:
*«Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo» (Mt. 28:19).
* «Ahora bien, los exhorto, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del espíritu, a que se esfuercen conmigo en oraciones a Dios por mí» (Ro. 15:30).
* «La bondad inmerecida del Señor Jesucristo y el amor de Dios y la participación en el espíritu santo estén con todos ustedes» (2 Co. 13:14).
La Trinidad en el Nuevo Testamento
Encontramos que en el Nuevo Testamento se enfatiza la unidad de Dios. Por ejemplo, dice Santiago 2:19: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”. También en 1 Corintios 8:4, y en algunos otros pasajes: “No hay más que un Dios”. Pero, es evidente que el énfasis del Nuevo Testamento está en la revelación del Dios Trino que a la vez es UNO. Las tres Personas divinas intervienen en obras maravillosas. Consideremos las siguientes:
• En la encarnación
* Respondiendo el ángel le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”(Lc. 1:35).
* “Lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS... Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”(Mt. 1:20, 21, 23).
• En el bautismo del Señor
* El Hijo es bautizado. El Padre habla desde el cielo y el Espíritu Santo desciende: “También Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”(Lc. 3:21, 22).
• En la obra de redención
* “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador... Nos salvó... por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tit. 3:4a, 5, 6).
* “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”(1 P. 1:2).
* “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios...”(He. 9:14a).
* “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”(2 Ts. 2:13, 14).
En el capítulo 3 de Juan, uno de los pasajes más usados para anunciar el evangelio, vemos claramente la participación del Dios Trino en la obra a favor del pecador:
• El Espíritu REGENERA
* “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:5).
• El Hijo REDIME
* “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”(Jn. 3:13-15).
• El Padre REVELA su amor
* “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).
El capítulo 15 de Lucas nos ofrece una hermosa ilustración de la obra redentora del Dios Trino. Aunque parecen ser tres parábolas, algunos estudiosos afirman que sólo es una. En ella podemos ver a tres Personas preocupadas por lo que se había perdido.
• “Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso” (Lc. 15:3-5). Este pastor es el Hijo del Hombre que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
• “¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”(Lc. 15:8, 9). Los teólogos creen que esta mujer es una semblanza de la luz del Espíritu Santo, quien se goza cuando el pecador es redimido.
• “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”(Lc. 15:21-24). Aquí prácticamente salen sobrando los comentarios, pues es evidente que el padre es una semblanza de nuestro Padre Celestial quien con corazón amante y misericordioso perdona y recibe al pecador arrepentido.
• En la resurrección
También en la resurrección del Señor Jesucristo, podemos ver que algunos versículos de la Escritura indican que el Señor resucitó en virtud del poder del Padre, otros afirman que fue por el propio poder del Hijo, y un tercer grupo que fue por el poder del Espíritu Santo, todo lo cual comprueba la intervención directa de las tres Personas Divinas, dice...
• Del Padre:
* “Al cual Dios levantó…”(Hch. 2:24a).
* “Mas Dios le levantó de los muertos”(Hch. 13:30).
• Dijo el Hijo:
* “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré… más él hablaba del templo de su cuerpo” (Jn. 2:19, 21).
* “...Yo pongo mi vida, para volverla a tomar... tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”(Jn. 10:17b, 18b).
• El Espíritu:
* “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”(Ro. 8:11).
* “…Vivificado en espíritu”(1 P. 3:18c).
• En la venida del Espíritu Santo
También la Escritura indica que tanto el Padre como el Hijo envían al Espíritu Santo.
* “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador... Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará...”(Jn. 14:16a, 26a).
* “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”(Jn. 15:26).
* “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Jn. 16:7).
• En la misión de la iglesia
* Vemos también activas a las tres Personas Divinas en el ministerio de la iglesia: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre (no los nombres) del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”(Mt. 28:19).
• En los dones dados a la iglesia
* “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”(1 Co. 12:4-6).
• En los saludos apostólicos
* “Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo... Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo...”(1 Ts. 1:3, 5a).
• En la doxología
* “…Orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo…” (Jud. 20, 21).
* “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”(2 Co. 13:14).
• En la oración del creyente
* “Porque por medio de él(Cristo) los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”(Ef. 2:18).
* “...Fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu... que habite Cristo por la fe en vuestros corazones... para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”(Ef. 3:16b, 17a, 19b).
• En el servicio y alabanza del creyente
* “Sed llenos del Espíritu... alabando al Señor... Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”(Ef. 5:18b, 20).
* “...En Espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús…”(Fil. 3:3b).
* “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis el Espíritu”(1 Ts. 5:18, 19).
• En la santificación del creyente
El Padre:
• “...Santificados en Dios Padre” (Jud. 1b).
• “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”(1 Ts. 4:3a).
• “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo”(1 Ts. 5:23a).
El Hijo:
• “...Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo”(He. 10:10b)
• “...Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”(He. 13:12).
El Espíritu:
• “...En santificación del Espíritu”(1 P. 1:2b)
• “...Santificación por el Espíritu”(2 Ts. 2:13c).
• “Ya habéis sido santificados... por el Espíritu de nuestro Dios”(1 Co. 6:11b).
• En la adopción del creyente
El Padre:
• “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo... habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”(Ef. 1:3a, 5b).
El Hijo:
• “Dios envió a su Hijo... Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”(Gá. 4:4b, 5).
El Espíritu:
• “...Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:15b, 16).
• En la victoria del creyente
El Padre:
• “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”(Ro. 8:31).
El Hijo:
• “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”(Ro. 8:34).
El Espíritu:
• “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”(Ro. 8:26).
• En las blasfemias del apóstata
* “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonada a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”(Mt. 12:31, 32).
Vemos cómo se distinguen las tres Personas de la Deidad en este pasaje. Blasfemia es un pecado contra Dios. La primera frase dice que este pecado puede ser perdonado. Cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo, también puede ser perdonado. Sin embargo, blasfemar contra el Espíritu Santo, según dice aquí dos veces, no tiene ni tendrá perdón.
Habiendo estudiado esta lista de actividades en las que intervienen las tres Personas Divinas, es posible que la próxima vez que lea el Nuevo Testamento, encontrará referencias a la Trinidad que antes habían pasado desapercibidas. La lista anterior es sólo representativa y no agota todas las alusiones que hay. Por lo tanto le sugiero que busque y analice las referencias a la Trinidad en cada una de las epístolas.
Ilustraciones de la naturaleza
El testimonio abundante de las Escrituras es suficiente para el estudiante sincero de la Biblia, ya que aporta pruebas contundentes de la existencia de tres Personas que ejercen los oficios y poseen los atributos de la Divinidad. Sin embargo, Dios en su infinita sabiduría, ha dejado huellas de su Persona en la creación, ya que hasta la naturaleza refleja algo de la esencia del Creador y comparte su forma de ser: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”(Ro. 1:20).
Ninguna doctrina se basa en figuras o ilustraciones, aunque haya miles de ellas, pese a todo no dejan de tener valor ilustrativo. Lo mismo sucede con los tipos y figuras del Antiguo Testamento y las parábolas del Nuevo, ya que ilustran, más que apoyan, la enseñanza doctrinal de las Escrituras.
Notemos que no todo lo que llamamos UNO en número es estrictamente singular en su naturaleza:
• El hombre es uno, pero a la vez es espíritu, alma y cuerpo: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”(1 Ts. 5:23).
• El universo consiste de masa, espacio y tiempo.
• El tiempo se divide en pasado, presente y futuro.
• El espacio tiene altura, anchura y longitud.
• El sol es luz, calor y energía.
En cada una de estas cosas cada parte es inseparable de lo entero, pero hay distinción entre las tres partes. Cada una es una cosa, y al mismo tiempo es tres. Cuando vemos la luz del sol decimos: «Es el sol». Cuando sentimos su calor decimos: «Es el sol». Cuando vemos crecer las plantas por la energía que reciben, decimos: «Es el sol». Cada rayo del sol trae luz, calor y energía. No son tres rayos, es uno solo; pero tiene tres partes u operaciones distintas.
¿Qué resultados prácticos tiene esta doctrina?
Esta doctrina está relacionada con la redención del pecador y la expiación del pecado. Si Cristo fuera sólo un hombre bueno, o un hombre que llegó a ser Hijo de Dios todos estaríamos perdidos. Su muerte no tendría valor infinito. Su vida perfecta podría ser acaso el sacrificio por un solo pecador, pero sólo eso. Si Cristo no era Dios era un engañado y un engañador, y como tal hubiera muerto por su propio pecado, pero Él frecuentemente declaró ser Dios.
El que estudia la Biblia encontrará inmediatamente que en ella Cristo se presenta como Dios. Hay tres testimonios.
1. Sus enemigos se dieron cuenta que enseñaba que era Dios
• “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (Jn. 5:17, 18).
• “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue”(Jn. 8:58, 59).
• “Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”(Jn. 10:32, 33).
2. Sus amigos reconocieron que era Dios y le adoraron
• Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).
• Natanael dijo: “Tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”(Jn. 1:49).
• Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt. 16:16).
• Tomás se postró ante Él y dijo: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Jn. 20:28).
Un hombre humilde, santo y temeroso de Dios hubiera rechazado estas aclamaciones con horror pues en caso de no ser la verdad eran las blasfemias más terribles. En Hechos 10:25, 26 Pedro y Pablo nos ofrecen ejemplos de esta reacción ante quienes pretendían adorarlos: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre”. Asimismo leemos en Apocalipsis 19:10; 22:8, 9, que también los ángeles rechazaron la adoración que sólo corresponde a Dios: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía... Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”. El Señor Jesucristo no corrigió el pensar de sus amigos. Al contrario, los llamó bienaventurados.
El martirio de Esteban y la conversión de Saulo ofrecen pruebas adicionales a esta gran verdad. ¿Quién sino Dios podría haber ascendido al cielo? La carne y sangre no puede subir allá. Y ambos vieron a Cristo ante el trono de Dios.
• Dijo Esteban:“He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hch. 7:56).
• “Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hch. 9:5).
No queda la menor duda que nuestro Salvador aceptó la adoración que sólo se le debe tributar a Dios.
3. Sus propias palabras lo afirmaron
Además de su confesión ante el sumo sacerdote, el Señor repetidas veces afirmó ser más que un hombre y no menos que Dios, por ejemplo:
• “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, y yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo”(Jn. 8:23).
• “Jesús les dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”(Jn. 14:9).
¿Quién aparte de Dios podría atribuirse el título “YO SOY”como lo hace en Juan 8:58 donde dice: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY”? No dijo, «yo era», sino que usó el tiempo presente del verbo. El significado que tenían estas palabras para sus oyentes es muy evidente en su reacción registrada en el siguiente versículo: “Tomaron entonces piedras para arrojárselas”, porque YO SOY es un título de Dios: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” (Ex. 3:14).
¿Quién sino Dios podía ser la luz del mundo, el pan de vida, la puerta de la salvación, el pastor, la resurrección y la vida, el único camino al Padre, alfa y omega, principio y fin, el que vive para siempre jamás, el poseedor de las llaves del infierno y de la muerte?
Los que profesan adorar a Jehová y rechazan la Deidad del Hijo deben tomar en cuenta las palabras que los condenarán en un día futuro: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió”(Jn. 5:22, 23).
Apreciar la doctrina de la Trinidad es apreciar la Persona de Cristo el Salvador. Esta doctrina da valor a la obra de expiación en el Calvario y ofrece seguridad eterna a los que nos hemos allegado a Cristo reconociendo en Él un Salvador y un Señor: a Dios, manifestado en carne.
La doctrina de la Trinidad es más que dogma teológico, es parte vital de la vida nueva que Dios nos ha dado. Somos hechos participantes de la naturaleza Divina y el estudio de esta doctrina nos ayudará a comprender las riquezas de nuestra experiencia cristiana. Un pasaje que rara vez se estudia a la luz de la doctrina de la Trinidad es el capítulo 17 de Juan. Aquí, en las palabras del Señor Jesucristo encontramos la mejor definición bíblica de lo que es UNIDAD: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”(Jn. 17:20-23).
Lo que Dios quiere hacer con sus redimidos es algo tan maravilloso que el lenguaje humano no lo puede expresar, ni la mente humana comprender. El Señor no sólo nos perdona, nos justifica y nos recibe como hijos, el pasaje citado nos enseña que nos quiere tan cerca de Él como lo está su Hijo unigénito. Él quiere estar en el creyente y quiere que el creyente esté en Él: dos personas en uno.
¡Cuán ciertas son estas palabras!“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son los que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu...”(1 Co. 2:9, 10a).
Confiamos en que la exposición de este breve artículo haya servido para demostrar:
• Que la doctrina de la Trinidad ES BÍBLICA,
• Que ES ABSOLUTAMENTE INDISPENSABLE para crecer en el conocimiento de Dios: de nuestro Padre celestial, de su Hijo nuestro Salvador y Señor Jesús, y del Espíritu Santo nuestro Consolador y Guía, y
• Que ES IMPORTANTE porque nos permite apreciar mejor la salvación que Dios ha provisto y que ofrece a los hombres en el evangelio.