Deje que la Biblia hable sobre las lenguas - Respuesta a este polémico tema - Propósito y orden
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Propósito y orden
(Léase 1 Corintios 14: 20-40)
Después de mostrar que la profecía es el mayor don, Pablo vuelve al propósito y el orden para el don menor, a saber, el de hablar en lenguas. El don genuino de hablar en lenguas todavía estaba presente en la asamblea de Corinto, pero aquella iglesia había sido muy imprecisa en cuanto al propósito verdadero de este don. Había surgido confusión con referencia al orden propio y espiritual de su uso. Antes de tratar de dirigir la mente y el corazón de los corintios al tema de la venida del Señor Jesucristo y la primera resurrección en el capítulo 15, aguza su aprecio del verdadero propósito de hablar en lenguas. Explica el orden preciso en que se debía usar las lenguas. Su primer énfasis es el propósito.
EL PROPÓSTIO DEL DON (14:20-22)
El versículo 20 apela a los hermanos. Da un resumen de la porción anterior del capítulo en su premisa básica de que la profecía es el mayor don. “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduro en el modo de pensar.”
Con la profecía viene el entendimiento y la madurez. La idea es que deben seguir siendo niños inocentes en las cuestione de malicia pero en su entendimiento deben ser maduros como hombres. Una de las indicaciones fuertes de la madurez es reconocer la autoridad de la Palabra de Dios más que la de la experiencia. La Palabra es la que proporciona la verdadera base y motivación para experiencias prácticas y maravillosas en la vida.
El propósito clave de las lenguas se presenta en los versículos 21 y 22. “En la ley está escrito: “En otras lenguas y con otros labios Hablaré a este pueblo, y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son por señal , no a los incrédulos, sino a los creyentes.” Una de las cinco razones del carácter temporal del don de lenguas es este propósito clave de un pacto. Las lenguas eran un don-señal de juicio sobre la nación incrédula de Israel.
El versículo 21 se refiere en particular a Isaías 28:11-12 y al tiempo de juicio contra Israel durante el cautiverio asirio de 721 a.C. Los israelitas oían la lenguaasiria por aquel período. Aplicando estos versículos, se puede observar que por más de 1.900 años estas condiciones han sido verdaderas en gran manera puesto que gentiles de distintos idiomas han dado el testimonio del evangelio a los judíos, que con predicha ceguera nacional de incredulidad lo han rechazado.
Las lenguas eran una señal de juicio de parte de Dios por la incredulidad confirmada de los judíos. Cuando terminó ese juicio, cesó la necesidad de este propósito clave.
Hay que tomar en cuenta que las lenguas fueron una señal, no para el creyente, sino para el judío incrédulo. “Así, que las lenguas son por señal… a los incrédulos.” Como observaZane C.Hodges, la palabra conclusiva “así que” sugiere que la aseveración que sigue es la deducción legítima resultante de la Escritura que acababa de presentar en la cual el apóstol descubrió la intención real de este fenómeno milagroso.
“El uso del artículo definido con la palabra griega traducida lenguas (ai glossai) (las lenguas)… confirma aun más el hecho de que este es el fenómeno a que se refiere la Escritura que acaba de citar.” (1) “Así que, las lenguas son por señal.”
Además, las lenguas no fueron solamente una señal. La palabra traducida “por” es la preposición griegaeis que aquí indica propósito. Así es que Pablo está afirmando que no solamente son las lenguas una señal, sino que ese era su propósito. “La lenguas son por señal.
Dios estaba respondiendo a algo que era particularmente judío, el deseo de señales. “Porque los judío piden señales…” (1Co. 1:22). Hay muchos otros versículos que sostienen esto como Mateo 12:38; 16 1-4; y Juan 6:30.
En cambio, la profecía es especialmente para los creyentes. “Pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes” (v. 22b).
De este propósito clave Pablo ahora vuelve a tratar el orden en la iglesia local.
ORDEN EN EL USO DEL DON (1 CO. 14:23-40)
El escenario. Estamos observando la iglesia de Corinto en los días de Pablo donde el don de lenguas estaba siendo abusado por los creyentes. Pablo escribía con regencia al ejercicio de aquel don cuando dicho don estaba menguando de acuerdo con su carácter temporáneo.
Son significado es este pasaje las referencias a la iglesia. “…toda la iglesia se reúne en un solo lugar…” (v 23), “entran” y “entra” usadas en los versículos 23 y 24, expresiones que implican una asamblea local, “¿qué hay, pues, hermanos? (v. 26), “en la iglesia” (v. 28), “como en todas las iglesias de los santos” (v. 33), “en las congregaciones” (v. 34), y el contraste de “en casa” y “en la congregaciones” (v. 35). Esta lista de referencias a la iglesia aclara la verdad de que en este pasaje el orden para ejercer el don de lenguas se refiere a su uso en al iglesia local.
Las lenguas o la profecía (14: 23-25). Pablo ya ha enseñado que la profecía es el mayor don, junto con sus razones para apoyar esta conclusión en los versículos 1 al 19. Sigue con este argumento en los versículos 23 al 25. “Si, pues, todas la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros” (vv. 23-25).
En estos versículos se nos presentan dos situaciones donde creyentes indoctos e incrédulo entran a la iglesia y se sientan. Sucede una de dos cosas. Ora “todos [creyentes] hablan en lenguas” (v. 23) o “todos [creyentes] profetizan” (v. 24).
Si “todos hablan en lenguas” (v. 23), el resultado es ridículo de parte de los creyentes indoctos o de los incrédulos que entran en la iglesia y escuchan. No reciben ningún provecho. Acuérdese de que “la comunicación sin entendimiento es inútil”.
Sin embargo, “si todo profetizan” (v. 24), con orden y comprensiblemente, resulta en convicción de pecado. El creyente indocto y el incrédulo se humillan ante Dios y lo adoran. El resultado es realidad, no es irrisión. Otra vez a es ilustrado el principio: “¡la comunicación con entendimiento e provechosa!”
Así es que el orden para la iglesia local era la profecía que se comunicaba.
Libertad para el ministerio de los dones (14:26). Los primeros santos tenían libertad en Cristo para ministrar y ejercer sus dones en la asamblea, pero esto conducía a la confusión. Toda persona tenía un salmo, una doctrina, una lengua, una revelación, una interpretación. “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (v.26).
La exhortación de Pablo, “hágase todo para edificación”, es la primera de dos amonestaciones que comienzan diciendo “hágase todo”. El versículo 40 da la otra, “hágase todo decentemente y con orden”. Estas exhortaciones concuerdan. Si ha de haber edificación, debe haber decencia y orden.
Otra amonestación semejante ocurre en esta carta cerca de su conclusión. “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (16:14). La petición de Pablo era edificación, decencia y orden, ¡pero más que todo, amor!
Reglas para el control de las lenguas en la iglesia primitiva (14:27-28). Pablo establece reglas específicas parea controlar el hablar en lenguas. “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno intérprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” (vv. 27-28). Primero, no más de tres debían hablar en lenguas en una ocasión (v. 27a). “Sea esto por dos, o a lo más de tres.” En segundo lugar, debían hablar “por turno” (v. 27b). En tercer lugar, si no había intérprete. El que hablaba en lenguas debía callar. Pablo indica que esta interpretación es limitada a una sola persona. “Y uno interprete. Y si no hay interprete, calle en el iglesia” (vv. 27b-28a).
Se debe notar que uno no puede estar seguro de que Pablo se refiera al hablar en lenguas al mencionar lo de hablar para sí mismo y para Dios en el versículos 28. En vista del mandato dado anteriormente a base de que la oración sin intérprete hace infructuosa la mente (14:14), no parece probable que ahora apruebe una manera de orar que él mismo consideraba poco provechosa. Si uno tomara el punto de vista opuesto, concluiría que orar a Dios en lenguas sería por permiso pero no por recomendación. (2)
Una cuarta regla para controlar las lenguas tiene que ver con el propósito y el uso de las lenguas. Las lenguas deben ejercitarse para la edificación de los santos. “Hágase todo para edificación” (v. 26b) Este don debe ser practicado “decentemente y con orden” (v. 40). “Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos. (v. 33).
Reglas para el control de la profecía en la iglesia primitiva (14:29-33). Estos versículos tienen relación con el significado principal del profeta como uno que revela verdades nuevas que vienen de Dios. Hasta que fue escrito el Nuevo Testamento, las revelaciones nuevas que tenían que ver con la nueva dispensación de la gracia eran dadas por medio de la profecía.
Dos o tres profetas hablaban y los demás (plural) habían de juzgar (v. 29). Una parte del criterio de ese juicio se manifestó en 1 Corintios 12:3 se debía reconocer el señorío de Cristo. Este don profético debía ser practicado con orden, un profeta hablando a la vez (v. 30). “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.”
Otra vez se ve que la profecía se consideraba más aceptable que las lenguas. “A lo más tres” solamente podían hablar en lenguas (v. 27), peor podían profetizar todos de acuerdo con la dirección del Espíritu.
Un principio básico para la profecía, las lenguas y los otros dones se destaca en el versículo 32. “Y los espíritus de los profetas están sujeto a los profetas.” Esto no quiere decir que el espíritu de un profeta que hablaba debe estar sujeto a otro profeta sentado cerca de él. Al contrario, esto significa que el espíritu del profeta que habla debe estar sujeto a él mismo. Nunca debe perder control de sí mismo. Tampoco debe perder el control el que habla en lenguas, como se ve en el versículo 28. Cuando no había presente un intérprete, debía controlar el poder y mantenerse callado en la iglesia.
El versículo 33 proporciona un sumario para controlar el hablar en lenguas y el hablar con el don de profecía. Dice el versículo que Dios no es autor de confusión sino de paz.
La palabra griega empleada aquí, traducida por “confusión” (akatastasia) es rara en el Nuevo Testamento. Su idea básica es inestabilidad. La inestabilidad conduce a la confusión. (3)
Aquí hay una alternativa importante. ¿Queremos confusión en la iglesia o queremos paz? Si está presente, esa confusión no es de Dios. ¡Pero la paz verdadera viene de Dios!
Las Escrituras han revelado cuatro reglas para controlar el hablar en lenguas en la iglesia. Después, se revela una quinta regla.
Las mujeres en relación con las lenguas y la profecía (14:34-35). Libros enteros se han escrito sobre estos versículos. “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (vv. 34-35).
La Palabra no afirma específicamente si esta instrucción para las mujeres tiene que ver con las lenguas o con la profecía. Pero puesto que se requiere hablar tanto para las lenguas como para la profecía, se puede concluirse exige para ambas cosas. Las ocho instancias en que aparece la palabra “hablar” en los versículos 21 40 confirman esta conclusión.
Esta dirección para las mujeres se encuentra cerca del fin de los capítulos 12 al 14 también cerca del fin de los reglamentos para el ejercicio del don de lenguas. En el contexto entero del mensaje de Pablo a la iglesia de Corinto, puede se significativa la ubicación de esta exhortación por parte del Espíritu Santo. Pablo promulga dos reglamentos para las mujeres: que callen en las congregaciones y las mujeres varía mucho en las iglesias locales. De cierto se refiere a las lenguas y a la forma primaria de la profecía, y generalmente a la predicción y a la predicación en su forma secundaria. Si se prestara atención hoy día en los círculos carismáticos sólo a este reglamento de la iglesia primitiva, cesaría como el setenta u ochenta por ciento de laglosolalia actual. Si prestara atención los demás reglamentos cesaría un porcentaje aun más grande.
Con buen discernimientoGardiner señala que, a causa de la actitud de los judíos hacia la mujer y, en particular, a causa de las muchas sacerdotisas prostitutas de la diosa griega Afrodita presentes en Corinto, los judíos no recibían el don de lenguas como señal de juicio divino por medio de las mujeres en la iglesias, Así que la eficacia de la señal judicial de juicio se perdería totalmente en aquel pueblo. (4)
Pablo afirma que las mujeres nunca deberían usurpar la autoridad que Dios asignó a los varones para dirigir la vida pública de la iglesia (1 Ti. 2:11, 12). Se puede aplicar esto al hablar en lenguas hoy día.
Las mujeres han de “sujetarse a sí mismas [modo imperativo de la voz media] u obedecer, como también la ley lo dice” (v. 34b), es decir, como lo cita la ley de los primeros cinco libros de la Biblia. Una de estas citas podría ser Génesis 3:16b: “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.”
La igualdad de privilegio espiritual de los hombres y las mujeres ante Dios no anula el principio de subordinación o de la posición del hombre como cabeza en la iglesia. Dios ordenó esto y no se ha cambiado. (5) Si a las mujeres les hacía falta una aclaración con respecto a la doctrina o los mensajes, debían preguntar a sus maridos en casa sobre el asunto en la iglesia primitiva.
Conclusión (14:36-40). La pregunta del versículo 36: “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?”, indica una vez más, que los individuos no han de decidir lo que van a aceptar o a rechazar. La autoridad de la Biblia debe ser la campeona sobre la experiencia y la razón humanas. Dios habla con autoridad. Su pueblo debe hacer lo que El manda.
“Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor” (v.37). Pablo se refiere a los mandamientos del Señor en el pasaje anterior que trata del orden en la asamblea local, especialmente con referencia a las lenguas. Todo corintio que se consideraba a sí mismo espiritual debía tomar en cuenta que estas cosas eran mandamientos del Señor.
Cualquier hombre que se oponga a esto, Pablo lo incluye entre los que son mal enseñados. “Mas el que ignora, ignore” (v. 38). Gramaticalmente , “ignore” se expresa en la voz media (en griego). Lo que dice Pablo en efecto es esto: “Que sufra las consecuencias de su ignorancia, no pretendiendo se más sabio que los que obedecen los mandamientos del Señor.”
La expresión “así que” del versículo 39 introduce la conclusión final de este pasaje principal sobre las lenguas. “Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas” (v. 39). “Desead con ganas” profetizar, no hablar en lenguas. Esta exhortación dirigida a toda la asamblea de creyentes los animaba a desear el ministerio de los hombres que profetizaban entre ellos y a compartir este don ellos mismos como Dios soberanamente se lo había concedido. (6)
Pero, ¿qué quería decir Pablo con “no impidáis el hablar lenguas” (. 39)? Exactamente lo que dijo. No impidáis que nadie hable en lenguas si él o ella cumple con los reglamentos propios, aunque Pablo no fomentaba el hablar en lenguas. Israel todavía estaba en la tierra. Dios todavía no había enviado el juicio. Por eso la amonestación todavía salía por medio de este don que era una señal que todavía no había cesado.
Si yo estuviera en el pellejo de Pablo en aquel tiempo, hablando a la asamblea primitiva que todavía poseía el don de lenguas, ésta sería una advertencia apropiada y correcta. Pero no estoy en el pellejo de Pablo, ni vivo en si tiempo, ni formo parte de la asamblea primitiva. En cambio, vivo en un día en que la enseñanza de la Palabra de Dios favorece la descontinuación de las lenguas. Además, Dios ya envió su juicio de dispersión sobre Israel. Así es que esta exhortación no sería apropiada para hoy día.
Finalmente, Pablo dice: “Hágase todo decentemente”, lo que indica “respetuosamente”, y “con orden” (v. 40). Se deben hacer todas las cosas por “arreglo”, tal como autoriza la Palabra de Dios, no sustituyendo un orden que la Palabra condena.
Nunca es correcto que un hombre finito limite el Dios infinito en ninguna época. En su soberanía y poder El puede permitir la práctica del verdadero don lenguas hoy día. Pero a la luz de la historia y de la enseñanza directa de la Palabra de Dios, no es probablemente que lo haga frecuentemente. Dios se mueve y trabaja según la autoridad y la afirmación de su Palabra.