Estudios Bíblicos - 2008
- Publicado en Estudios Bíblicos
En estos días de tanta “globalización”, cada día se hace más popular la idea de que también se debe “globalizar” la religión. Que hay que fusionar la religión cristiana con todas las demás. Hay hermanos, especialmente los nuevos en la fe, los que nunca han tenido desarrollo Escritural y espiritual, quienes se preguntan: “¿Por qué algunos líderes cristianos se oponen a que nos unamos?
“…Y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días…” (1 S. 3:1b). No, las Biblias no escasean, tampoco son escasos los templos e iglesias, pastores y toda clase de “líderes cristianos”. Lo que escasea es la Palabra de Dios.
La Biblia habla de unidad en dos formas diferentes. La primera es una unidad falsa basada en los deseos y metas del hombre aparte de Dios. Tal como este conocido caso que leemos en la Biblia:
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”(Dt. 18:15). Sabemos que cuando Moisés escribió esto, estaba mirando al Mesías prometido, pero lo más importante de todo, fue que dijo que el Mesías exhibiría ciertos rasgos o características de él mismo.
Los creyentes de todas las edades siempre han anhelado tener la aprobación de Dios. Yo no soy la excepción. Muchos tratan de lograrlo a través de una vida religiosa y actos externos de justicia y misericordia.
En este breve artículo plantearemos una pregunta enigmática: «¿Puede un hombre que nunca habló mientras estaba vivo, hablarnos ahora que está muerto?»
En el año 1887, el Rev. W.D. Mahan, publicó un libro titulado The Archko Volume (El volumen de Archko). Su investigación amplia y a nivel mundial, sobre documentos del primer siglo, lo llevó al Vaticano, en Roma, así como a Constantinopla, Turkía.