¿Estamos mejorando o empeorando?
- Fecha de publicación: Sábado, 25 Junio 2011, 02:12 horas
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¿Van las cosas cada día mejor o peor?
¿Hay cada vez mayor seguridad o mayor inseguridad?
¿Estamos hoy más cerca o más lejos de una TERCERA GUERRA MUNDIAL?
¿Lograrán los líderes políticos la paz mundial o no podrán detener una catástrofe universal?
¿Qué dice la Biblia sobre el futuro de la iglesia y el futuro del mundo, incluso del mismo planeta?
Para contestar la pregunta si las cosas mejoran o empeoran con cada día que pasa, tenemos que recurrir a algunos textos de la Palabra de Dios a fin de descubrir qué dice Dios sobre esto.
Son muchísimos los textos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos.
LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA Y SUS CONSECUENCIAS (Génesis 6:1, 2)...
“1 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
2que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas” (Génesis 6:1, 2).
Hay lo que se conoce como... “EL EFECTO DUPLICADOR” O “LA CURVA EXPONENCIAL”. Debemos notar que Génesis 6:1 dice que... “Cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra”.
Hablaremos un poco sobre esta... “multiplicación” y tal vez esto nos sacuda un poco.
Todo cuanto Moisés nos dice en este capítulo y luego la cuestión Diluvio, comienza con la explosión demográfica...
Debemos aceptar el hecho que la mayor razón del hambre y las guerras que se avecinan, se deben justamente a este fenómeno...
ALGUNAS REFERENCIAS BÍBLICAS (Génesis 6:5, 11, 12)...
“5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal...
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6:5, 11, 12).
“4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Daniel 12 4).
“1 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:
2 He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén.
3 Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella” (Zacarías 12:1-3).
“1 He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.
2 Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén...
3 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla” (Zacarías 14 1, 2a, 3).
“3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24 3-8).
“26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.
27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28 Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.
30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:26-30).
“11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a mucho...
24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:11, 24).
“13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
“1También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5).
“1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Timoteo 4:1-5).
“18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” (1 Juan 2:18).
EL EFECTO DUPLICADOR
Las cifras demuestran que estamos consumiendo el doble de energía cada diez años. De la misma forma, en el mundo que nos rodea, también se advierte una “explosión” en el número de personas, automóviles, casas, en todos los bienes de consumo en general y como es lógico en los alimentos que consumimos. En un mundo caído, poblado por individuos pecadores, quienes a menudo son viciosos y crueles, el potencial para hacer mal se convierte en algo perturbador.
El profeta Daniel, refiriéndose al tiempo del fin dice: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Daniel 12:4). Desde la época del diluvio de Noé hasta los años 1800, el conocimiento sólo aumentó el doble. En otras palabras, a la conclusión de un período de cinco mil años, las personas sólo sabían el doble de lo que sabían en el tiempo del diluvio. Sin embargo, en los cien años siguientes, el conocimiento volvió a aumentar el doble por segunda vez. Lo que necesitó en un principio cinco mil años, ahora tenía lugar en cien años. Luego en la mitad de ese tiempo, justo en 50 años, el conocimiento volvió a duplicarse por tercera vez. Se ha estimado que a partir de la década de 1990, el saber del hombre se ha ido duplicando cada 18 meses.
Esta no es una curva exponencial gradual, ni siquiera evolutiva, es un proceso de duplicación que ha llegado a ser incontrolable e inmanejable en cada área de la existencia humana: población, aumento en el poder destructor de la guerra, crimen, el clima, las congestiones de tráfico, el agotamiento de los recursos naturales, alimentos y muchas otras áreas de nuestra existencia. La curva exponencial se refleja también en la proliferación del mal el cual está demostrado en forma penetrante en la vida de las personas. La Escritura dice: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella... mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:1-5, 13). Las personas no sólo se han convertido en más degradas y corruptas, sino que han ideado una cantidad increíble de formas nuevas de propagar su corrupción.
Para ilustrar mejor cómo funciona este efecto duplicador, permítame contarle una historia muy interesante, que le ayudará a apreciar la magnitud de este proceso. El siguiente relato es tomado del libro del matemático ruso Yakov Perelman titulado Matemáticas Recreativas, allí leemos:
El juego del ajedrez fue inventado en la India. Cuando el rey hindú Sheram lo conoció, quedó maravillado de lo ingenioso que era. Al enterarse que el inventor era uno de sus súbditos, el rey lo mandó llamar con el objeto de recompensarle personalmente por su acertado invento.
Cuando el hombre se presentó ante el trono, dejó maravillado al rey con su petición, sin precedente por su modestia. “Soberano” - dijo - “manda que me entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero del ajedrez”. “¿Un simple grano de trigo?” - contestó admirado el rey.
“Sí, soberano. Por la segunda casilla ordena que me den 2 granos, por la tercera 4, por la cuarta 8, por la quinta 16, por la sexta 32...” “¡Basta!”- le interrumpió el rey - “Recibirás el trigo correspondiente a las 64 casillas del tablero de acuerdo con tu deseo. Por cada casilla doble cantidad que la precedente. Pero has de saber que la petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menospreciáis irreverente mi benevolencia. En verdad, que como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que solicitas”.
El hombre sonrió, abandonó la sala y quedó esperando a la puerta del palacio. Durante la comida, el rey se acordó del inventor del ajedrez y envió a preguntar si habían entregado ya al irreflexivo Seta su mezquina recompensa. “Soberano, tu orden se está cumpliendo” - fue la respuesta. “Los matemáticos de la corte calculan el número de granos que le corresponden”. El rey frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que tardaran tanto en cumplir sus órdenes.
Por la noche, al retirarse a descansar, el rey preguntó de nuevo cuando tiempo hacia que el inventor había abandonado el palacio con su saco de trigo. “Soberano” - le contestaron - “tus matemáticos trabajan sin descanso y esperan terminar los cálculos al amanecer”.
“¿Por qué va tan despacio este asunto?” - gritó iracundo el rey - “Que mañana antes que me despierten, hayan entregado hasta el último grano de trigo. No acostumbro a dar dos veces una misma orden”.
Por la mañana le comunicaron al rey que el matemático mayor de la corte solicitaba audiencia para presentarle un informe muy importante. El rey mandó que lo hicieran entrar. “Antes de comenzar el informe” - le dijo: “Quiero saber si se ha entregado por fin a ese hombre la mísera recompensa que ha solicitado”.
“Precisamente para eso me he atrevido a presentarme tan temprano” - contestó el anciano - “Hemos calculado escrupulosamente la cantidad total de granos que desea recibir. Resulta una cifra tan enorme...” “Sea cual fuere su magnitud” - le interrumpió con altivez el rey - “mis graneros no empobrecerán. He prometido esa recompensa y, por lo tanto, hay que entregársela”.
“Soberano, no depende de tu voluntad cumplir semejante deseo. En todos tus graneros no existe la cantidad de trigo que exige. Tampoco existe en los graneros de todo el reino. Hasta los graneros del mundo entero son insuficientes. Si deseas entregar sin falta la recompensa prometida, ordena que todos los reinos del mundo se conviertan en labrantíos, manda desecar los mares y océanos, ordena fundir el hielo y que cubran los lejanos desiertos del norte. Que todo el espacio sea totalmente sembrado de trigo, y toda la cosecha obtenida en estos campos ordena que sea entregada a Seta. Sólo entonces recibirá su recompensa”.
El rey escuchaba lleno de asombro las palabras del anciano sabio. “Dime, cuál es esa cifra tan monstruosa” - dijo reflexionando. “¡Oh soberano! Dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y cinco” (18'446.744.073'709.000.555). Permítame decirle: ¿Tal vez usted piensa que esa cifra no es muy grande? Si tiene dudas pregúntele a un matemático.
Para hacernos una idea de la inmensidad de esta cifra, calculemos aproximadamente la capacidad que debería tener el granero capaz de almacenar semejante cantidad de trigo. Los expertos han determinado que un metro cúbico de trigo contiene cerca de quince millones de granos. Ahora si dividimos los dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y cinco (18'446.744.073'709.000.555), que es el número de granos de trigo, entre los quince millones de granos que tiene un metro cúbico de trigo, tendremos que nos da aproximadamente doce billones de metros cúbicos de trigo, o lo que es lo mismo doce mil (12.000) kilómetros cúbicos. Si el granero tuviera cuatro metros de alto y diez metros de ancho, su longitud debería ser de trescientos millones (300.000.000) de kilómetros. La distancia de la tierra al sol es aproximadamente ciento cincuenta millones (150.000.000) de kilómetros ¡O sea que el tamaño del granero sería el doble de la distancia que separa la tierra del sol!
La curva exponencial en otras áreas de la vida
Sir Isaac Newton era cristiano. Creía que la Biblia es la Palabra de Dios. Se dice que cuando leyó la profecía de Daniel 12:4, que habla sobre el aumento de conocimiento para los últimos días, comentó que estaba convencido que para el tiempo del retorno del Señor Jesucristo, las personas estarían viajando a altas velocidades, tal vez a 65 ó a 80 kilómetros por hora. Voltaire, el infame escéptico, riéndose disimuladamente ante la observación de Newton, dijo: “¿Ve usted? El cristianismo hace que personas que son normalmente brillantes se conviertan en necias. ¿Acaso no sabe Newton que si uno viaja de 65 a 80 kilómetros por hora, no podrá respirar y terminará sofocándose?”.
Ya hace mucho que se demostró que Voltaire se equivocó. Hoy en día nos transportamos diariamente en vehículos y en motocicletas que desarrollan mucha más velocidad que 65 ó 80 kilómetros por hora. Hoy mismo, tal vez usted se trasladó a algún lugar a mucha más velocidad que esa. Casi todos hemos viajado en avión a unos mil kilómetros por hora y todavía seguimos vivos. Voltaire se equivocó, pero también el señor Newton quien consideró que la velocidad máxima de desplazamiento del hombre podría ser de 65 a 80 kilómetros por hora.
La curva exponencial produce muchas sorpresas. Los doctores Emil Gaverluck y Rob Lindsted, profesores en ingeniería usaron el siguiente ejemplo. Tome una hoja grande de papel, la de un periódico, y dóblela por la mitad. Una vez lo haya hecho notará que su espesor aumentó el doble, mientras que el papel tendrá la mitad del ancho que cuando comenzó. Si lo vuelve a doblar, lo habrá hecho dos veces y tendrá cuatro veces más espesor. Aunque es imposible doblar un pedazo de papel en esta forma 60 veces, si fuese posible hacerlo, ¡el espesor del papel sería tal que excedería la distancia de la tierra a la luna, estimada en trescientos ochenta y cuatro mil, cuatrocientos tres (384.403) kilómetros! Aquí una vez más vemos planteado un caso similar al del juego del ajedrez, el efecto duplicador, el cual aunque apariencia no parece mucho, en la realidad es astronómico.
En su discurso profético pronunciado en el monte de los Olivos, el Señor Jesucristo dijo: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7). Las pestes son enfermedades de proporciones epidémicas que afligen a grandes segmentos de la población. Pero... ¿Qué tiene esto que ver con la curva exponencial?
La explosión demográfica no sólo produce más personas, sino mayor densidad de población. Eso quiere decir que no sólo hay más habitantes, sino un número mayor de seres humanos por kilómetro cuadrado. Esto trae consigo un aumento en las congestiones de tráfico, en la eliminación de la basura, y en la propagación de las enfermedades, ya que todo está unido a la forma exponencial como aumenta la población.
En 1790, había un total de tres millones, novecientos veinte nueve mil, doscientos catorce (3.929.214) habitantes en Estados Unidos. Esto significaba un total de cuatro personas y media por milla cuadrada de territorio, o lo que es lo mismo por cada dos kilómetros y medio cuadrados. Sin embargo, en 1992 el número de habitantes se había elevado a doscientos cincuenta y seis millones, quinientos sesenta y un mil, doscientos treinta y nueve (256.571.239), con una densidad de población de 70,4 personas por milla cuadrada. Si trazamos una gráfica, podemos ver el ascenso tan abrupto de la curva exponencial.
La investigadora Laurie Garrett, en su libro La plaga venidera: Nuevas enfermedades emergentes en un mundo fuera de balance, informa que tanto los estudios históricos como los médicos, muestran cómo el número cada vez más creciente de personas que viven muy cerca unas de las otras, contribuye a la propagación de las epidemias. Añadiendo que las condiciones de apiñamiento convierten a las ciudades en “imanes para los microbios”. Garret dice: “Se ha calculado que un solo gramo de heces fecales humanas, contiene mil millones de virus. En un litro de desperdicios humanos, se encontraron más de cien mil virus infecciosos, ninguno de los cuales fue eliminado con el tratamiento de cloro”.
En el período de 40 años, entre 1950 a 1990, el número de pasajeros a bordo de los vuelos internacionales comerciales aumentó exponencialmente de dos millones a doscientos ochenta millones (280.000.000). Esto quiere decir, que los seres humanos portadores de enfermedades infecciosas pueden ahora viajar a cualquier área del globo. La señora Garret dice: “Una vez que los microbios llegan a nuevos lugares, el aumento de población y la urbanización, aseguran que se incrementen las posibilidades, de que incluso microbios que son pobremente trasmisibles, se propaguen de persona a persona”.
A no dudar, algunos dirán que soy un alarmista. Asegurarán que la civilización todavía no ha sucumbido. La luz eléctrica todavía funciona y que por lo tanto, millones de computadoras personales están operando. Todo eso es cierto, pero esto no niega la curva exponencial y sus horribles efectos.
Es cierto que todavía no estamos viendo un colapso en todos los sistemas, pero sí podemos ver una disfunción. Vemos problemas en ciertas áreas, pero cuando todos esos problemas atacan en conjunto a la raza humana, como un día por seguro lo harán, veremos un desastre mundial de proporciones increíbles.
Mientras las demandas por energía aumentan a una tasa sin precedentes, el conflicto continuo en el Medio Oriente, la guerra con Iraq, y los problemas en Venezuela con Hugo Chávez, todo ha contribuido a mantener elevado el precio del petróleo. La OPEC, La Organización de los Países Exportadores de Petróleo, se las ha arreglado para mantener el precio nominal del barril a un costo nunca antes pagado, desde el 8 de marzo de 2002. Pero lo más importante es, que la mientras la demanda por energía se incrementa a una tasa exponencial, su cantidad igualmente disminuye a la misma tasa.
Para que usted entienda mejor lo que significa la premura del tiempo, permítame citarle este otro ejemplo: Supongamos que colocamos una bacteria en una jarra de vidrio a las once en punto. La bacteria comienza a multiplicarse, duplicándose a sí misma cada minuto. Empezamos con una bacteria, un minuto después tenemos dos, un minuto más tarde cuatro, ya que cada una se duplica a sí misma. Con cada minuto que pasa el número de bacterias se habrá duplicado, porque vuelvo a repetir, cada bacteria se reproduce a sí misma, convirtiéndose en dos. Imaginemos que la jarra por entero estará llena en 60 minutos. ¿A los cuántos minutos cree usted que se encontrará por la mitad?
Muchos de ustedes tal vez respondan que a las 11:30, es decir cuando faltan 30 minutos. Sin embargo, el tiempo y el aumento de la cantidad, no son lo mismo. La jarra estará por la mitad a las 11:59. Aunque necesitó 59 minutos para llegar a la mitad, sólo requerirá de un minuto para copar la otra mitad y llenarse por entero. Esto se debe a la curva exponencial. ¿Puede imaginarse a las bacterias a las 11 y 59, alardeando que tendrá que pasar mucho tiempo antes de que colmen la jarra? Debemos ver la sociedad por entero en conformidad con esta curva. Esto significa que la humanidad está avanzando rápidamente hacia un punto de total impotencia.