Martirizado por su matrimonio
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Martirizado por su matrimonio
En 1553 después de la muerte del piadoso rey adolescente Eduardo Sexto y al noveno día del reinado de la asimismo devota jovencita Lady Juana Grey, María Tudor la hija católico romana del rey Enrique Octavo se convirtió en reina de Inglaterra. Ella insistió en restaurar el catolicismo como la religión oficial del estado y en 1555 le otorgó a las cortes de la iglesia católico romana el poder para quemar a los herejes en la hoguera. Todos los protestantes eran considerados como tales, iniciándose así el martirio que hizo que la reina se ganara el apodo de “María la Sanguinaria”. Robert Samuel fue contado como uno de ellos.
Robert Samuel era pastor en Barfolde, Inglaterra, en donde fue conocido durante el reinado del rey Eduardo Sexto por su fe sincera, su vida santa y dedicación a la predicación de la Palabra de Dios. Como parte de la búsqueda de la reina María por eliminar el protestantismo, Samuel y los otros ministros evangélicos fueron removidos de sus iglesias y se les prohibió predicar. Poniendo su compromiso por servir a Dios por encima de su seguridad personal, él decidió continuar ministrando a su congregación secretamente.
El clérigo inglés bajo la iglesia católico romana había permanecido soltero, pero en la iglesia de la Reforma se le permitió casarse. Ahora, para añadirle insulto a la injuria, la reina ordenó que todos los clérigos casados, se separaran de sus esposas y retornaran al celibato. Samuel no estaba dispuesto a dejar a su esposa. De acuerdo con su juicio, si lo hacía estaría quebrantando la ley de Dios, y no deseaba violar la ley Divina por seguir tradiciones de hombres. Como resultado, se arriesgó a que lo arrestaran al rehusarse a separarse de su esposa.
Una noche cuando regresaba a su casa para reunirse con ella, las autoridades estaban esperándolo y lo arrestaron. De inmediato fue llevado a prisión, para nunca más volver a ver su cónyuge.
Mientras estaba en la cárcel, el obispo ordenó que lo torturaran con las técnicas más crueles de ese tiempo. Muchos prisioneros sucumbían a tales torturas, y terminaban o renunciando a su fe o perdiendo la razón. Samuel fue encadenado de pie a un poste, de tal manera que tenía que soportar el peso de su propio cuerpo con solo las puntas de sus dedos. Al mismo tiempo se le privó de comida y bebida, dándole sólo uno o dos bocados y unos pocos sorbos de agua cada día, suficiente para mantenerlo vivo a fin de prolongar su tortura. Sin embargo, él demostró gran tenacidad soportando el dolor y permaneciendo fiel a su fe.
El 31 de agosto de 1555, Samuel fue sacado de la prisión para ser quemado en la hoguera. Estaba ansioso porque terminara su tormento y anhelaba estar con su Salvador. Antes de su ejecución le dijo a la multitud reunida, cómo después que le habían negado alimento y comida por varios días, se había quedado dormido y un hombre vestido de blanco se le apareció en sueños y le dijo: “Samuel, ten valor, porque a partir de este momento nunca más tendrás hambre o sed”. Él aseguró que después que se despertó, no sufrió más de hambre o sed durante el resto de su prisión y tortura.
Robert Samuel fue quemado en la hoguera y fue a reunirse con su Salvador.
Reflexión
Aunque muchos en el pueblo de Dios han sufrido y muerto bajo circunstancias similares sin haber tenido una visión Divina como Robert Samuel, su experiencia demostró la forma cómo Dios se interesa por el sufrimiento de su pueblo. Si alguna vez llegaremos a sufrir en una forma similar, permanezcamos fieles hasta la muerte, así no recibamos ninguna revelación.
“Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 10:22).