El dilema de Israel
- Fecha de publicación: Lunes, 19 Junio 2017, 12:04 horas
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A lo largo de los siglos el pueblo judío ha tenido que sufrir persecuciones, ataques sin paralelo, peligro y muerte. Experimentó el dolor, la soledad y la angustia a lo largo de siglos de dispersión. Cientos de años de persecución culminaron en el Holocausto, cuando Hitler y los nazis intentaron aniquilarlos sistemáticamente y seis millones de ellos fueron asesinados. Hoy, a pesar de todo, esto no ha cambiado, porque el pueblo judío continúa luchando por sobrevivir.
Israel está rodeado de enemigos, tanto dentro de sus fronteras como fuera. Los ataques regulares con cohetes y misiles interrumpen totalmente sus vidas. Cuando se escuchan las sirenas de alerta roja, los niños y adultos sólo tienen de 15 hasta 90 segundos para correr rápidamente hacia un refugio buscando protección. Sin que haya ningún motivo para esto, son víctimas de embestidas por vehículos de todo tipo, de apuñalamientos, los atacan en los buses, en los restaurantes, en las carreteras, mientras oran ante el Muro Occidental. En definitiva son motivo de todo tipo de persecución.
Los misiles caen en una base regular sobre su territorio, y este año no ha sido la excepción. Con tantos ataques continuados Israel sólo se esfuerza por sobrevivir. Ellos con cada onza de su ser, ansían la paz, pero siempre les elude. No se deje engañar: Se trata de un asedio contra la propia existencia de la nación de Israel.
A los creyentes a veces nos incomoda la idea de orar por una victoria, en los conflictos armados en contra de los enemigos de Israel. Y hasta nos preguntamos: ¿Debemos orar por la paz, o para que sus adversarios sean de alguna forma eliminados? ¿Cómo podemos orar para que Israel triunfe, cuando indudablemente esto significaría la muerte de muchas otras personas y hasta de inocentes?
Cuando leemos la Biblia, encontramos esos mismos asuntos aparentemente contradictorios. El Señor Jesucristo vivió en tiempos de un gran conflicto político. Los judíos se encontraban bajo el dominio romano. Muchos de ellos se rebelaron contra Roma, y los zelotes trabajaban activamente para derrocar al gobierno. Los discípulos le preguntaron al Señor cuándo establecería su reino. Obviamente, ellos esperaban que librara al pueblo judío del dominio de los romanos. Sin embargo, ese no era su plan.
¿Significaba esto que Jesús era pacifista? Hay muchos que piensan que sí. Sin embargo, no olvidemos que también tomó en su mano un azote y echó afuera del templo a los mercaderes que estaban allí, airado al ver que profanaban la santidad de este lugar. “Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:13-16).
Asimismo muchos debieron haberse sorprendido cuando le oyeron decir: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada” (Mateo 10:34).
La Biblia habla de una futura guerra en la que Dios peleará por Israel. De hecho, históricamente, Él ha estado presente en muchas de sus confrontaciones. En ocasiones dirigía las operaciones, como en la batalla de Gedeón “Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado... Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos” (Jueces 7:2,9).
En otros casos se encargaba de la propia batalla, como en tiempos de Josafat: “Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” (2 Crónicas 20:13–17). Mientras que en ocasiones permitía que Israel fuese derrotado.
El asunto de Qatar
El lunes 5 de junio del 2017, en las horas de la mañana, el Medio Oriente recibió noticias estremecedoras de eventos en la región. El Reino de Baréin un estado soberano insular asiático situado en la costa este del golfo Pérsico, fue el primero en hacer el anuncio formalmente. Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto siguieron su ejemplo. Luego también lo hicieron Yemen y las Maldivas. Ya por la tarde del lunes, seis naciones árabes habían declarado que cortaban sus relaciones diplomáticas con la nación de Qatar. La razón para esta interrupción en sus relaciones, según declararon, es el papel activo que juega en el apoyo al terrorismo y en la desestabilización de esta área, ya de por sí inestable.
La participación de Qatar en varios grupos terroristas extremistas de la región, incluye el financiamiento de Hezbolá, el grupo terrorista en la frontera norte de Israel; además de Hamás, la organización terrorista que gobierna la Franja de Gaza. Según las seis naciones árabes que cortaron relaciones diplomáticas con Doha, la capital de Qatar, dicho país también apoya a ISIS, o el Estado Islámico, Al-Qaeda y a la Hermandad Musulmana, el movimiento islámico radical más antiguo de todos. Incluso, Qatar disfruta lazos cercanos con Irán, la principal auspiciadora de terrorismo mundial, lo cual implica que secunda al presidente sirio Bashar al-Assad.
Según la Agencia de Prensa del gobierno saudita, el reino de Arabia Saudita tomó la decisión de cortar lazos con Qatar para proteger “su seguridad nacional de peligrosos terroristas y extremistas”. Riad capital de Arabia Saudita, procedió a cerrar sus fronteras con la nación vecina de Qatar, y terminó con todo contacto terrestre, marítimo y aéreo. Los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto adoptaron medidas semejantes, cerrando paso a cualquier tráfico terrestre, aéreo y marítimo con Qatar.
El Ministro del Exterior saudita Adel al-Jubeir exhortó al liderato en Doha a que “cambie su política” y deje de apoyar a “grupos extremistas” en la región. Al-Jubeir dijo que el avalar a organizaciones terroristas como Hamás y la Hermandad Musulmana socava la estabilidad de otros gobiernos en la región, incluyendo Egipto y la Autoridad Palestina. Agregando: “Qatar tiene que decidir si se acercará a un lado o al otro”.
Aunque Israel no está directamente involucrado en este asunto de Qatar, los eventos de los pasados días tendrán impacto indirecto sobre la nación judía. Después de todo, el Medio Oriente es un lugar donde incidentes aparentemente aislados, influyen en toda la región.
Dado los lazos de Qatar con organizaciones terroristas que públicamente exigen la destrucción de la nación judía, Israel ha recibido a bien esta serie de eventos. Más aún, el Ministro de Defensa Avigdor Liberman dijo, que el enfriamiento diplomático crea oportunidades para que la nación judía forje alianzas con sus vecinos y pueda estructurar un frente más unido contra el terrorismo islámico.
Aunque Doha en el pasado ha tenido una posición bastante moderada respecto a Israel, incluyendo relaciones comerciales y recibiendo a oficiales del gobierno, Qatar también ha sido un refugio y auspiciador del grupo terrorista Hamás.
De hecho, según Eli Avidar, previo emisario israelí a Qatar, Doha ha sido una fuente de financiamiento para Hamás y sus actividades terroristas contra Israel. Avidar dijo por la Radio 103 FM: “Que Hamás no hubiera podido sobrevivir en la Franja de Gaza, ni habría podido financiar sus guerra contra Israel, sin los fondos de Qatar”.
En un artículo del periódico The Jerusalem Post, Seth Frantzman un periodista nacido en Maine, Estados Unidos, quien recibió su doctorado de la Universidad Hebrea en el año 2010, investigador asociado del Centro Rubin para la Investigación en Asuntos Internacionales, explicó que Qatar ha apoyado a Hamás durante los pasados diez años, y al anterior líder de Hamás, Khaled Mashaal, había residido en Doha por los cinco años pasados. Incluso, Frantzman escribió que en el año 2012, el emir de Qatar viajó a la Franja de Gaza y prometió apoyar al gobierno con cientos de millones de dólares.
Frantzman continuó diciendo que la actual presión diplomática contra Qatar ha hecho que revalúe su relación con Hamás, lo que podría resultar en que el grupo terrorista pierda uno de sus vitales aliados financieros y diplomáticos. Sin embargo advirtió, que eso podría ocasionar que Hamás desate más violencia contra Israel.
Por otro lado, según Frantzman, Israel comparte una meta en común con Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Yemen, y es su oposición a Irán. Y concluyó: “Ya que Qatar ha apoyado a Hamás, la nueva crisis podría hacer que las naciones que se oponen a Qatar vean a Israel como un aliado contra Hamás e Irán”.
Aunque servimos a un Príncipe de Paz, Él nunca tuvo la intención de que permaneciéramos sentados mientras triunfa el mal. Oremos para que llegue el tiempo en que reine la paz, aunque sigamos viviendo en un mundo sin paz. A veces Dios nos llama para que luchemos por la justicia y que batallemos contra la maldad. Vivimos en momentos cuando los fundamentalistas islámicos procuran tomar control del mundo, y cuando los cristianos en el Medio Oriente y el norte de África son asesinados por su fe. Vivimos en tiempos cuando la maldad lucha por vencer el bien. Debemos reconocer la tarea que Dios nos ha dado, y pararnos firmemente con Él en este conflicto espiritual que se manifiesta en lo natural.
La Biblia está colmada de incidentes en que la gente oraba y todo cambiaba. El profeta Elías oró y no llovió por tres años. Oró de nuevo, y comenzó a llover. Oró para que descendiera fuego del cielo y consumiera el sacrificio durante la confrontación entre los sacerdotes de Baal, y así ocurrió. Eliseo oró por el hijo de la sunamita y lo levantó de la muerte.
Aprovechemos la poderosa herramienta de la oración, y permitamos que el Espíritu Santo nos enseñe a usarla por el bien del Reino de Dios. Los siguientes puntos nos pueden ayudar a orar con más intensidad.
Los cristianos hemos sido llamados a orar por Israel en estos tiempos, para que Dios los proteja, para que la nación deposite su confianza en Él y que los consuele en medio del dolor y el llanto, y los libere. Para que intervenga milagrosamente y levante verdaderos creyentes alrededor del mundo que sean “guardas sobre el muro” por Israel.
Oremos para que todos en Israel: desde el niño más pequeño hasta el soldado en la batalla, desde el político en su puesto de poder, hasta el anciano sentado en el banco del parque, sea lleno del deseo de conocer a Dios y al Señor Jesucristo como su Salvador.
Dijo el Señor por medio del profeta: “Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra” (Isaías 62:6–7).
“Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria” (Salmo 20:7).