Es más poderosa que la espada
- Fecha de publicación: Miércoles, 21 Diciembre 2011, 21:23 horas
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En Zurich, Suiza, se yergue la estatua de un hombre que sostiene una Biblia en una mano y una espada en la otra.
Valiente e ingenioso, Ulrich Zwingli el pastor de Zurich era hasta despiadado en su afán por imponer la Reforma, persiguiendo a desertores en Suiza y empleando las armas en contra de los cantones católicos que se resistían.
Mas el Señor Jesucristo había dicho: “... Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán” (Mateo 26:52b).
Murió en el campo de batalla de Kappel el 11 de octubre de 1531, y el 9 de diciembre de 1531, Heinrich Bullinger lo sucedió como pastor de la Gran Iglesia de Zurich y líder del Movimiento Reformado en la parte alemana en donde se hablaba suizo. Aunque era un teólogo y además su discípulo, en muchas formas era “mejor que su maestro”.
Nacido en 1540 en Bremgarten, Suiza, Heinrich Bullinger fue uno de los cinco hijos del sacerdote de la villa. Su padre le pagó al obispo regional un tributo anual por el privilegio de casarse, algo que tenían prohibido los clérigos católico romanos.
El propio Heinrich se capacitó para el sacerdocio desde una edad temprana. Estudió en Colonia, Alemania, y en 1519 leyó por primera vez los escritos de los padres de la iglesia. La insistencia de ellos en la prioridad de la Escritura lo motivó a estudiarla por sí mismo, lo cual lo conllevó a leer las populares obras de Martín Lutero. Fue así como las semillas de la Reforma comenzaron a germinar en su corazón y mente.
Al regresar a Suiza con un título universitario en 1522, se convirtió en abad del monasterio en Kappel, en donde le enseñaba a los monjes directamente del Nuevo Testamento. Durante una asignación de cinco meses en Zurich, conoció a Zwingli y a la Fundación de la Reforma Suiza. A su regreso a Kappel convenció al abad y a todos los monjes sobre la verdad de la Reforma.
En 1529, su propio padre se auto declaró protestante y fue removido del sacerdocio en Bremgarten. Sin embargo, los habitantes del pueblo, lo invitaron para que ocupara el lugar de su progenitor como el primer ministro evangélico de la iglesia.
Allí se manifestaron sus dotes tanto pastorales como para enseñar. Mientras se encontraba en Bremgarten contrajo matrimonio con Anna Adlischweiler, una ex-monja. Su matrimonio estuvo colmado de amor y fue duradero, tuvieron once hijos, todos los cuales se convirtieron en ministros protestantes.
En 1531, cuando Ulrich Zwingli fue asesinado, los principales de Zurich lo llamaron para que tomara el manto de su capitán caído, y él demostró ser digno de la labor. Comenzando en el sendero desde donde Zwingli había predicado, Bullinger pronto forjó su propio camino.
Fue un pastor devoto cuyo hogar estaba constantemente abierto a los hambrientos, los perdidos, los perseguidos, y los que tenían problemas espirituales. Aunque su salario era exiguo, rehusó cualquier tipo de regalos, entregando su humilde ingreso a hospitales e instituciones de caridad. Los exilados acosados por el reinado católico de María la Sanguinaria en Inglaterra, encontraban refugio en su hogar en Zurich. Cuando regresaban a sus casas en Inglaterra, se convertían en líderes puritanos.
Su predicación era poderosa, y su pluma de escribir nunca descansó. Por cuarenta años predicó siete veces por semana. Escribió comentarios sobre casi todos los libros de la Biblia, mantuvo una correspondencia notable con cristianos y teólogos en todo el mundo protestante, asimismo con miembros de la realeza. Sus palabras sabias y persuasivas motivaron más de un compromiso necesario entre los oponentes doctrinales dentro de la Reforma, y de su corazón pastoral brotó uno de los primeros libros evangélicos de consuelo para los enfermos y agonizantes. Sus escritos sobrepasaron en gran manera a los de Lutero y Calvino, combinados.
Humilde, sabio y paciente, Heinrich Bullinger le dio a la Reforma lo que Zwingli probablemente no tenía, aún en el caso que hubiera vivido. Le dio orden tanto eclesiástico como teológico. Cuando murió en 1575, dejó tras de sí, una iglesia verdaderamente reformada. Su legado vive en la tradición reformada y presbiteriana.
Reflexión
La Biblia tuvo prioridad en el estudio de Bullinger, como resultado moldeó su propia existencia. ¿Es la Palabra de Dios una prioridad en su vida? En sus devociones, ¿lee primero la Biblia o libros que hablan de ella? Es asombroso advertir cuánta luz y dirección puede verter la Escritura en nuestras vidas.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).