Solución para la triple contaminación
- Fecha de publicación: Sábado, 05 Abril 2008, 18:45 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
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No podemos negar que existe en nuestro planeta una contaminación, o como se dice también, polución triple. Por un lado, la contaminación ambiental, por el otro, la contaminación moral y finalmente la contaminación teológica.
Todas ellas son reales y tienen solución. Pero debemos estar en guardia, especialmente en lo que toca a las dos últimas, porque son mucho más peligrosas que la primera.
¿Qué se entiende por contaminación ambiental? Es lo que todos vemos y respiramos, si tomamos en cuenta todos los venenos que permanecen como una sábana sobre las grandes ciudades, si Ud. trata de ver una ciudad desde el avión. Es increíble cuán fuerte es el mecanismo de nuestro cuerpo que impide que muramos envenenados aspirando tantos venenos que expiden los vehículos, las fábricas y en muchos lugares, la quema de basura. Pero dentro de esta contaminación hay otras consecuencias. Por ejemplo se habla de la contaminación de los mares, y allí viven muchos peces que son en buena parte nuestro alimento. Muchas especies, según los entendidos, se van extinguiendo. Lo mismo ocurre con la exterminación de bosques, que algunos llaman "los pulmones de la naturaleza" y otro tanto con animales, como el león, el tigre, etc., que poco a poco van quedando menos. Hay quienes dicen que llegará el momento cuando estos animales sólo se podrán ver en los zoológicos. El problema es real. ¿La solución? Creo que aquí todos deberíamos de tomar parte. En primer lugar, la costumbre de echar la basura en plásticos junto a las carreteras o en los baldíos que tenemos en nuestras ciudades, debería de ser estrictamente prohibido y controlado. No es difícil controlar esta costumbre tan irresponsable, para ello bastaría una seria multa, sin ceder bajo ninguna presión, previo servicio eficiente de recolección de la basura. En cuanto a la quema de basura, es muy fácil detectar por la humareda que se levanta. Otros contaminantes, como los que despiden los vehículos y las fábricas, es ya asunto de los gobiernos a alto nivel. La tecnología está permitiendo ir mermando esta amenaza también. Todos queremos aspirar aire puro y beber agua pura. Si es así, todos debemos trabajar sobre esta base y podemos lograrlo.
Luego viene la contaminación moral. Esto ya no es tan fácil, no porque sea difícil, sino que siempre se invoca la... "libertad". Estoy totalmente de acuerdo que si alguien desea sentirse libre para contaminar su mente y su corazón con la basura impresa, lo mismo que en TV, en videos y últimamente en Internet, si este es el deseo de alguien, que se alimente de este "manjar demoníaco". El problema es que ya no podemos escaparnos de tanta basura que rebaja a la mujer, destruye la lealtad, la pureza y promueve la promiscuidad, el desenfreno y alimenta las bajas pasiones. Ud. no puede evitar que sus adolescentes se entretengan con tanta porquería cuando no son vigilados por sus padres. Ud. no puede evitar que en la televisión se insista en la infidelidad, cuando uno quiere ver algún programa cultural, pero resulta que los cortes comerciales, si no echan mano de ese tinte morboso, pasional, sexual y obsceno, como que... no cumplen con su cometido. Es muy popular la idea de la neutralidad, es decir, la relatividad, de manera que nadie puede decir que tal o cual cosa es moral o inmoral, porque lo que para uno es moral, para otro no lo es. De modo que... "depende de cómo se lo mire", nos dicen. Una mujer desnuda, aunque se trate de una pintura, es "arte" para unos y pornografía para otros. Se dice que el imperio romano, antes de su caída, todo lo que buscaba era pan y circo. Diversión y alimento, eso era todo. ¿No nos parecemos hoy a ese imperio? ¿No estaremos ante una gran caída, un desplome de todas estas aberraciones? Todo el mundo busca divertirse y no piensa más que en satisfacer sus apetitos bestiales, concurrir a los deportes, beber, ingerir drogas y satisfacer las demandas sexuales con quien fuera y en la forma que fuera. Esto hizo que el homosexualismo haya ganado tanto terreno en nuestra sociedad (mejor dicho suciedad). Lo que antes considerábamos cloacas hoy es... "vida divertida y verdadera felicidad".
¿Cómo acabar con esta contaminación? Creo que aquí tienen una gran oportunidad los educadores. Todo los maestros, incluso los que enseñan a los pequeños, pueden darles, inculcarles, esos principios establecidos en la Biblia. El respeto, la pureza, la honradez, el altruismo, la humildad, la veracidad, no son necesariamente teología. Pero cuando los pequeños aprenden desde su infancia todo esto, muy probablemente luego busquen al Señor. Y aunque es cierto que los maestros deben aprovechar estas mentes tiernas, los primeros indicados para hacerlo, son los padres con sus propios pequeños. Es urgente la necesidad de ofrecer a nuestros hijos un ambiente acogedor, agradable, de respeto recíproco, de fidelidad entre los padres y un claro ejemplo de estos ante sus propios hijos.
En cuanto a la contaminación teológica, esto es algo muy serio, pero también tiene solución. ¿Y cuál es esa... contaminación? Ud. notará que el mensaje que predican los... "grandes predicadores" no es el evangelio de Cristo, sino el "evangelio del dólar" y el de la prosperidad material y física, la salud. Hoy ya no se le llama al pecador al arrepentimiento y a la fe en Cristo, sino a "alabar al Señor, a dejar de sufrir, a recibir la sanidad, a hablar en lenguas, a recibir nuevas profecías y tener visiones, a conseguir el ‘don de la carcajada’ y muy especialmente a enriquecerse enviando dinero al marketing de alguno de los muchísimos que lucen tan auténticos por televisión". Este tipo de mensaje es la mayor contaminación y es la más peligrosa.
El mayor peligro radica en el hecho que esta gente procede exactamente igual como los chamanes, brujos, hechiceros y echan mano del paganismo de todos los tiempos. Esta contaminación, a menos que el Señor recoja antes a su iglesia, fusionará con la brujería, porque cada vez el espacio que divide a los cristianos del ocultismo, es menor.
¿Qué ocurrirá cuando aquellos que hoy concurren a escuchar tantas arengas por TV o los escuchan en sus casas, donde hombres y mujeres, invocando el nombre de Cristo, están sembrando la cizaña? Cualquier persona que ha militado en el ocultismo, siempre dice lo mismo al concurrir a un templo de una iglesia carismática o pentecostal. Siempre dicen: "¡Pero esto es lo mismo que yo practicaba en mis cultos satánicos!" Sólo piense por un momento lo que sucederá, la clase de "evangelio" que se podrá escuchar por radio y TV cuando los "convertidos" de estos predicadores sean los nuevos reverendos.
¿La solución? ¡La traerá el Señor mismo! No intente "limpiar el cristianismo". El Señor dijo:
"Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro (el trigo y la cizaña) hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero" (Mat. 13:30).
Quienes han contaminado la teología y siguen haciéndolo, nos dicen que hoy estamos viviendo un nuevo Pentecostés, pero resulta que esto mismo lo dicen los líderes de la Nueva Era y también dicen que, tanto ellos como estos pseudo cristianos, lograrán ese... nuevo pentecostés. La Biblia describe los últimos días de la iglesia aquí en la tierra como días de mucho engaño, de falsos pastores, predicadores y exponentes del "evangelio". Nos dice que debemos cuidarnos mucho de no caer en alguna de las trampas que han tendido. Ese mensaje que la falsa iglesia pregona es muy atractivo, tal como ocurrió con Eva al ser tentada por la Serpiente, pues la Biblia dice que... "Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría..." (Gen. 3:6a).
¿Quién no quiere ser más sabio, más sano, más rico, mas aceptable por los demás, olvidar el sufrimiento y alcanzar una estatura tal como la de Dios y ser su propio dios? ¡Esto justamente es lo que ha contaminado la teología en nuestros días! Lo único que le puedo decir es repetir las palabras de Jesús: "... Mirad que nadie os engañe" (Mat. 24:4b).