La Gracia Divina
- Publicado en Boletin Dominical
La plenitud de la gracia de Dios está más allá de la apreciación, comprensión o pleno conocimiento humano. Las riquezas de su bondad no pueden ser expresadas o descritas por lengua mortal. Sólo podemos intentar definirla y nuestros mejores esfuerzos son una débil aproximación. Es posible admirar la belleza de la gracia divina, pero realmente no podemos explorar su profundidad. En el mejor de los casos, lo único que nos queda por hacer es permanecer mudos en temor reverente ante lo que vemos, y exclamar como el apóstol Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Ro. 11:33-36).