¿Por qué no nos unimos los Evangélicos?
- Fecha de publicación: Jueves, 10 Abril 2008, 18:01 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
- Visitado 16203 veces /
- Tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente /
- Imprimir /
Tenemos cada vez un mayor número de líderes que hacen oír su voz de la necesidad de cultivar la unidad. Este era tema de los ecuménicos, pero hoy existe un gran deseo de echar abajo las pequeñeces que nos dividen.
¿Qué se entiende de cosas insignificantes? ¿Es posible que nos unamos cuando hay serias discrepancias teológicas? Cuando hablamos de unirnos, estamos hablando, no de la unidad que Dios mismo produce y hace que todos sus hijos conformen la amada esposa del Salvador.
Estamos refiriéndonos al trabajo conjunto. Aquí es donde está el problema. ¿Podemos discrepar sobre asuntos tales como, el bautismo, la cena del Señor, la cuestión «pastora», la «psicología cristiana», el «evangelio de la prosperidad», la supuesta «sanidad divina» y la indiscriminada imposición de manos que se practica en muchas iglesias. Pero la Biblia nos dice: "No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro" (1 Ti. 5:22).
Para un cristiano firme en la sana doctrina, las cuestiones mencionadas sí, tiene gran importancia. Pueden parecer insignificantes, pero "... un poco de levadura leuda toda la masa" (1 Co. 5:6). Yo doy gracias a Dios por las denominaciones, las cuales en forma separada pueden trabajar muy bien, sin necesidad de construir una moderna Babel para dar una mejor impresión ante el mundo. Dios nos lanza esta pregunta retórica: "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Am. 3:3)
Aquí no se trata de quién es mejor o quién tiene la razón. La cuestión no es que éste es mejor que el otro, sino que éste es diferente al otro. Sin duda el bautista está hecho para trabajar con otro bautista. El presbiteriano con otro presbiteriano, el hermano libre con otro hermano libre, el neotestamentario con otro neotestamentario. Ud. encontrará a presbiterianos muy celosos de la sana doctrina, pero de repente verá que el pastor bautiza a una criatura de unas pocas semanas de edad. Sin duda, el pastor no es hereje por eso, pero eso sí, los que aceptamos el bautismo únicamente de adultos, nunca cederemos en nuestra convicción. El bautista por más que se esfuerce por cambiar al presbiteriano no lo logrará ni éste al otro.
Personalmente conozco iglesias evangélicas que enseñan herejías, doctrinas que son contrarias a las enseñanzas del Nuevo Testamento. ¿Qué dice la Biblia acerca de mi actitud hacia ellos? ¿Unirme con el pretexto de la... unidad para dar una mejor cara al mundo? El consejo es: "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos" (Ro. 16:17).
No siempre cuando estamos juntos en realidad estamos unidos. Imagine una unidad donde uno cree que el médico es necesario para el enfermo, pero otro dice que el enfermo, si es cristiano, debe tener fe para sanarse sin médico. Uno cree que las "lenguas" ya cesaron, otro dice que se perpetúan. Uno dice que la prueba del bautismo del Espíritu Santo es que el cristiano se convierte en testigo de Cristo, pero otro insiste que debe hablar en lenguas. Uno cree que el bautismo y la cena conmemorativa son ordenanzas del Señor, pero otro dice que son sacramentos. Uno cree que la Biblia no permite que una mujer sea pastora, pero el otro cree que sí, que para con el Señor "ya no hay varón ni mujer...", etc. Uno cree que en el momento de recibir a Cristo, el cristiano recibe la plenitud del Espíritu Santo, porque... "Dios no da el Espíritu por medida", pero otro cree que hay que gemir, llorar, ayunar, etc.; para recibir la tal... «llenura». Las discrepancias siguen y con tantas diferencias. Aunque seamos uno en Cristo, no podemos ni debemos trabajar juntos. Gracias a Dios por las diferentes denominaciones.