Boletin dominical - 03/06/12
- Publicado en Boletin Dominical
Hace muchos años recuerdo que un hermano tenía por costumbre decir… «Ser cristiano es bueno, ser joven es bueno también, pero lo mejor de todo es ser joven y cristiano». Es muy difícil encontrar a jóvenes que son en realidad consagrados al Señor y permiten que sea Él quien ocupe el primer lugar en todas sus decisiones y acciones.

Santiago era un hombre de sólo 34 años de edad, su esposa Miriam y dos hijos de 7 y 5años respectivamente. Esta parejita de pequeñuelos eran las flores que embellecían ese hogar, que visto desde afuera era un jardín bien cuidado.