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Chester Allen Bitterman

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”
(Apo. 2:10b)

Chester Allen Bitterman el Tercero, mejor conocido como “Chet Bitterman”, nació el 30 de noviembre de 1952 y murió el 7 de marzo de 1981.  Era un misionero cristiano lingüista estadounidense que fue secuestrado y asesinado en Colombia por revolucionarios del Movimiento 19 de abril, mejor conocido como el M19.

Originario de Lancaster, Pennsylvania, asistió al Columbia Bible College en Carolina del Sur, donde se enteró por primera vez de la organización misionera cristiana Wycliffe Bible Translators  - Traductores Wycliffe de la Biblia.   Después de graduarse, recibió capacitación en idiomas del Instituto de Lingüística de Verano, en Dakota del Norte.  Contrajo matrimonio con Brenda Gardner, una ex alumna del programa de capacitación de SIL.  Juntos, viajaron a Colombia para comenzar el trabajo misionero con Wycliffe en 1979.

Como era un misionero inexperto, no fue asignado de inmediato a un grupo tribal, donde podría comenzar a traducir la Biblia a una nueva lengua, tal como lo hacen con muchos otros evangelistas, sino que a cambio fue designado principalmente a la base de Wycliffe en Lomalinda, trabajando primero en la torre de radio y luego sirviendo como coordinador de seguridad. Su tiempo allí se vio interrumpido por un viaje de servicio de seis meses en Bogotá, donde él y su esposa ayudaron a una pareja de traductores con más experiencia. Sin embargo, para 1981 se hicieron planes para que la pareja intentara llegar a la tribu Carijona en la selva colombiana.

A las 6:30 de la mañana del 19 de enero de 1981, siete guerrilleros del M-19 ingresaron a las instalaciones de vivienda del Instituto de Capacitación en Bogotá, donde los esposos Bitterman se alojaban en ese momento. Al no encontrar a Al Wheeler, a quien consideraban el director de la Sucursal Colombiana del SIL, secuestraron a Bitterman. Varios días después, la guerrilla exigió que el SIL abandonara el país.  Finalmente, 48 días después de su secuestro, el 7 de marzo de 1981, el cuerpo de Bitterman fue encontrado en un autobús cerca de Bogotá, después de recibir un disparo en el pecho.

En una noticia publicada por el periódico colombiano El Tiempo del 8 de marzo de 1981 decía como titular:  “El M-19 asesinó a Bitterman” y proseguía: “El ciudadano estadounidense Chester Allen Bitterman, funcionario del Instituto Lingüístico de Verano, secuestrado el 19 de enero por un grupo disidente del M-19, fue asesinado en la madrugada de ayer dentro de una buseta, en Bogotá’.

“El crimen ocurrió pocas horas después de una maratónica rueda de prensa telefónica entre todos los medios de comunicación y dos hombres que hablaban en nombre de la agrupación subversiva, que se identificaron como Chucho y Genaro, quienes anunciaron la ejecución”.

En el diario personal de Chet, escrita casi dos años antes de su muerte, se encontró una anotación que decía.  “La situación en Nicaragua está empeorando.  Si Nicaragua cae, supongo que el resto de Centroamérica también lo hará.  Tal vez esto sea solo una especie de complejo preparado para el sacrificio de mártires, ya que este es el pensamiento recurrente que viene a mi mente, de que quizá Dios me haya llamado para que sufra el martirio en Su servicio en Colombia.  Yo estoy dispuesto”.

La sangre derramada por los mártires nos ayuda a comprender el gran valor de su testimonio.  Oremos por todos esos que se encuentran en este mismo momento, en el campo de batalla en contra de Satanás y sus huestes.

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Thomas Hitton

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:1–2)

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Daniel Draper

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27–29)

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Johnny M. Hunt

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Salmos 23:6).

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