El fin del mundo tal como lo conocemos

Del 30 de septiembre al primero de octubre próximo, se conmemora el nuevo año judío celebrado como Rosh Hashanah, “la cabecera del año”. Esta maravillosa Fiesta de las Trompetas cubre una duración de dos días, porque el comienzo real de la festividad coincide con la primera visión de la luna nueva, confirmada por dos testigos. En otras palabras “ningún hombre sabe ni el día o la hora” cuando se inicia Rosh Hashanah, excepto el Dios Todopoderoso. Ésta es una de las razones, porque algunos eruditos en profecía creen que el rapto podría ocurrir durante la celebración de esta fiesta de dos días.

OK, entiendo los comentarios que todo esto va a suscitar. Sé que algunos van a decir que ya estoy fijando fechas, pero permítame pedirle que pongamos a un lado cualquier argumento por un momento, porque el punto clave de mis palabras, no es si Jesús arrebatará a su esposa en Rosh Hashanah. ¡No! La razón por qué escribí esto, es para retar a cada uno de ustedes, incluyéndome a mí mismo, a que oremos fervorosa y honestamente, considerando las implicaciones de lo que haríamos si tuviéramos que ver el rostro del Señor Jesucristo en una semana.

He estado pensando en esta posibilidad por más de un mes ahora, especialmente conforme observo la tribulación que está teniendo lugar en el mundo ante mis propios ojos. Por ejemplo,

• La nacionalización de los bancos norteamericanos.

• Israel, que se encuentra tanto en una crisis política como defensiva. Sí, es cierto que la ministra Livni ha recibido la aprobación del presidente Peres a una forma de gobierno, pero ese gobierno todavía está tambaleante y puede estar seguro que los enemigos de Israel se aprovecharán de esto.

• Rusia percibe un cambio en el poder mundial y está aprovechando la oportunidad para llenar el vacío una vez que Estados Unidos termine colapsando desde su interior.

• La “Fundación de Fe” de Tony Blair, que tiene como objetivo promover el rol positivo de los credos religiosos del mundo, dentro de las realidades mundiales del siglo veintiuno, y demostrar los resultados positivos que las personas de diversas creencias pueden lograr trabajando juntas, está preparando el camino para la ramera de Babilonia.

• Algunos estudiosos de las profecías creen que nos encontramos a escasos cuatro años de que tenga lugar la Aion Sunteleia “el fin del siglo” de que habla Mateo 24:4. Menciono esto porque creo personalmente que será durante esta fecha que ocurrirá la "abominación desoladora" la divinización del Anticristo.

Aion Sunteleia son dos palabras griegas. Según la Companion Bible, Apéndice 129, hay cuatro palabras griegas que se traducen como “mundo” o “tierra”. La segunda que se menciona es “aion”. Aion es una edad, una edad de tiempo, cuya duración es indefinida y puede limitarse o extenderse conforme lo demande el contexto donde se cite. Denota un período de tiempo caracterizado por una forma especial de administración Divina o dispensación.

Sí, yo sé que podría expandir mucho más los puntos expuestos, y que podría añadir docenas más, pero nuevamente permítame decirle, que ésta no es la razón para haber redactado este mensaje.

Si Jesús le enviara una carta personal diciéndole que ha programado su retorno para este año durante la Fiesta de las Trompetas, si supiera que sólo le queda una semana para continuar en la tierra, ¿qué cambiaría?

• ¿Entraría en pánico?

• ¿Simplemente se cruzaría de brazos en resignación?

• ¿Decidiría emborracharse?

• ¿O redimiría el tiempo y le diría a tantos como fuera posible que Jesús les ama y que la Biblia ha revelado lo que va a ocurrir por seguro en los siete años finales del mundo tal como lo conocemos?

Lo que usted diga ahora, lo que haga ahora, podría ayudar a cambiar el destino eterno de alguien.

Si es un miembro del cuerpo de Cristo - si le conoce como su Señor y Salvador personal, entonces “es la sal y la luz” de un mundo que está peligrosamente cerca de la decadencia y las tinieblas.

Sin duda lo más seguro sea que se despierte el 2 de octubre y descubra que el mundo todavía está girando como siempre ha estado, pero... ¿qué pasaría sino fuera así?

Créame, estoy predicándome a mí mismo. Cada uno de nosotros debe hacer que cada día cuente para Cristo.

¿Realmente conoce a Jesucristo como su Salvador, o lo conoce sólo de nombre? Jesús es el Cordero de Dios resucitado, lo cual significa que proveyó el único “sacrificio perfecto” para cubrir todos sus pecados y los míos. Nosotros no podemos ganar nuestra salvación - sólo podemos recibirla aceptando el sacrificio sustituto de Cristo.
Pero... ¿Lo ha aceptado usted?

Si no, por favor lea el Evangelio de Juan en el Nuevo Testamento. Allí descubrirá cómo le ama Jesús - ¡cómo murió por usted y resucitó! Él va a regresar, tal vez más pronto de lo que se imagina.

¿Está usted listo?