¡Han abandonado al Señor!
- Fecha de publicación: Jueves, 20 Marzo 2008, 19:20 horas
- Escrito por Dave Hunt
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Hoy en día, exactamente como está profetizado en la Biblia, la humanidad se ha vuelto más insolente, descarada, atrevida y desvergonzada, y sin temor alguno desafía a Dios. Un elemento básico para este rechazo a Cristo y a su Palabra, es la forma cómo “la nueva iglesia” desprecia Su doctrina, porque los hombres en lugar de pensar y razonar cuidadosamente en la Palabra de Dios, y en cuál es su voluntad, se entretienen buscando una religión que les satisfaga, practicando la religión de Caín, la religión de las obras.
El Señor Jesucristo le dijo a los cristianos: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 5:14-16). ¡Pero la Iglesia ha renunciado a su papel de ser la luz del mundo!
Analicemos esta tendencia actual y recordemos lo que le dijo Jehová Dios a Israel en Isaías 1:18-20: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho”.
Las súplicas constantes de Dios a Israel, para que se arrepienta, indican claramente su amor por esta nación. Los israelitas se negaron a cumplir con Su voluntad. El Señor trató de razonar en vano con ellos, tal como leemos en Jeremías 44:4: “Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco”.
Tampoco es la voluntad del Creador lo que está pasando hoy en día, la violencia descontrolada que existe en nuestro mundo, egoísmo, celo, odio, fornicación, adulterio, divorcio, homosexualidad, lesbianismo, el rechazo a la institución del matrimonio como Dios lo estableció, el aborto y otros crímenes. Todo lo que ocurre no es parte de la voluntad Divina, como tampoco fue el modo corrupto de vivir de las personas en el tiempo de Noé. Ese mundo fue destruido por el diluvio, y el actual está madurando para recibir un castigo peor por su pecado.
El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, no en forma física porque “Dios es espíritu...” (Jn. 4:24). Fue creado para reflejar el carácter moral y espiritual de su Creador, en todos sus pensamientos, palabras y obras. El huerto del Edén no era solamente un lugar de belleza física y abundancia más allá de nuestra imaginación, sino también un paraíso espiritual, un pedazo de cielo en la tierra. ¡Cuán gloriosa debió ser la relación que tuvieron Adán y Eva! El Edén era una sinfonía de la gloria de Dios, manifestada en el vínculo maravilloso de un hombre y una mujer unidos en el primer matrimonio hecho por el Creador mismo. Era la felicidad del amor puro, sin contaminación, ni corrupción, expresado en palabras y acciones que demostraban bondad continua, honradez, respeto, bendición, compasión, el buscar la alegría y el gozo del otro, en la maravillosa e íntima compañía mutua.
Cuando la creación del universo, de los animales y del hombre concluyó, Dios dijo que todo “...era bueno...” (Gn. 1:31). Pero, entonces... ¿Qué pasó? ¿Cómo ha podido el hombre, creado inicialmente a la imagen y semejanza de Dios, haber desarrollado un odio tan intenso y profundo en contra de su Creador? Y también, ¿cómo es posible que haya tenido la determinación para tomar un camino totalmente aparte de la voluntad de Él, y hacer alarde de su rebeldía ante un Dios tan santo y tan lleno de compasión a quien le debe su propia existencia?
La Biblia llama a este enigma “...el misterio de la iniquidad...” (2 Ts. 2:7), y declara que su origen secreto reside en las profundidades del corazón del hombre como leemos en Marcos 7:21-23: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”. El corazón no es solamente el asiento de las emociones, sino también de la voluntad, tal como si fuera un castillo fortificado y la persona dueña de tal palacio poseyera la única llave. Leemos en Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.
Dijo el profeta: “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños” (Is. 1:4-7).
El sufrimiento que el Señor Jesucristo soportó en mano de los hombres revela la maldad que existe en nuestros corazones. La gran mayoría falla en captar las profundidades de la depravación en la cual el mundo entero se está hundiendo rápidamente, provocando el juicio de un Dios paciente y misericordioso. La evidencia es abrumadora, pese a todo permanecemos ciegos a la verdad. El engaño se percibe en todas partes, y la mentira se hace pasar por verdad.
Hoy en día se disfraza el aborto como “planificación familiar”. Por medio de esta lógica pervertida matrimonios asesinan deliberadamente a los bebés que aún no han nacido, en el vientre de la que debería ser su madre y debería protegerlo. Pero... ¿Qué clase de padres son estos? ¿Cómo es posible que alguien se atreva a llamarle a un hecho tan monstruoso «planificación familiar?»
El asesinato de inocentes es disfrazado como “pro-elección”. La posición política y ética de que la mujer tiene control o soberanía absoluta sobre su fertilidad y cuerpo, considera el aborto como una opción necesaria, mientras que al mismo tiempo le niegan una opción a la víctima inocente.
Pero... ¿Cuál es la principal causa de todo esto? ¿Cuál es el origen de la inmoralidad que plaga nuestra sociedad? ¿A la mentira tan propagada en nuestros días, de que tenemos la libertad para decidir sobre nuestra propia vida, siempre y cuando no le hagamos daño a nadie, y que como nuestro cuerpo nos pertenece podemos hacer con él lo que nos plazca sin que nadie tenga el derecho para opinar? Todo esto es considerado por una sociedad inmoral y perversa como una señal de “madurez”.
¡Ya no se permite que Dios opine en el mundo que él mismo creó! Ahora somos nosotros quienes decidimos. La humanidad se ha apartado de su Creador, y ya está cosechando las semillas de destrucción que sembró. No se engañe culpando a Dios por todo lo malo que ocurre a nuestro alrededor, Él no puede restringir Su juicio porque si lo hiciera se convertiría en partícipe de nuestros pecados.
A diario oímos hablar por la televisión y la radio, que es necesario que la sociedad fomente “familias saludables”, pero en las últimas cuatro décadas las uniones libres entre parejas han aumentado más del quinientos por ciento. Cientos de millones de niños han sido abortados, y los crímenes violentos han ascendido otro quinientos por ciento. ¡Sólo en las escuelas y universidades de Estados Unidos, tienen lugar un promedio de 16.000 hechos de violencia y crímenes, cada día. Los nacimientos entre madres solteras aumentaron de 28% a 37% en los tres últimos años. Y me pregunto: ¿Son éstas familias saludables?
Los homosexuales no sólo hacen ostentación de su pecado públicamente, sino que son agasajados, aclamados, gozan de privilegios especiales y reciben el agradecimiento público de los políticos a quienes apoyan. ¡Es peor que Sodoma y Gomorra!
En enero de 2007, Christian Vanneste, un miembro del partido gobernante del parlamento francés fue multado con cuatro mil dólares, por decir que «la homosexualidad es inferior a la heterosexualidad, y que era peligroso para la humanidad si esta presión se llevaba hasta su límite». ¡Esto es verdad! Pero el atreverse a expresar una verdad innegable, desata la ira de los políticos y las cortes de justicia, en su celo por proteger los sentimientos de un grupo, al cual hoy debemos favorecer y consentir.
Los homosexuales y las lesbianas no pueden engendrar hijos a través de sus relaciones anormales, ignorando un mandamiento del Creador, quien le dijo a Adán y a Eva: “...Fructificad y multiplicaos...” (Gn. 1:28a). Ellos no quieren tener una familia, criar hijos que amen, honren y respeten al Creador del universo, sino satisfacer sus bajas pasiones. En su necedad, hacen desfiles y hablan del “orgullo de ser gay”. Están orgullosos de un estilo de vida que no sólo es pervertido, sino que además es peligroso, y que según los médicos y expertos reduce la duración de la vida.
El 10 de octubre de 2004, en Filadelfia, once cristianos evangélicos fueron arrestados y encarcelados por haber ministrado pacíficamente en el nombre de Cristo durante un desfile de homosexuales. Cuatro de estos creyentes leían versículos bíblicos mientra caminaban en una vereda pública. En Alemania, otro ministro fue amenazado con cárcel por haber criticado públicamente a los que practican el aborto y en Holanda los fornicadoresy los adúlterospertenecen a una clase protegida y no pueden ser criticados.
El 6 de octubre de 2005, el servicio de noticias LifeSiteNews informó, que en Canadá el debate en el Parlamento había ido más allá del “matrimonio entre parejas del mismo sexo” y ahora van a decidir por medio del voto, prohibir la libertad de expresión contra esos que se oponen al homosexualismo. Son cientos los ejemplos y abusos de esta categoría, que tienen lugar en el mundo prácticamente a diario, y todo en defensa de la nueva moralidad.
La propagación del islam
El liberalismo en las universidades de Inglaterra, en los medios de difusión, y en las cortes terminó por socavar cualquier sentido de moralidad dado por Dios desde los días de Lutero. La nueva fe es el “multiculturalismo”, el que abraza y acepta cada religión y cada credo. Inglaterra que es occidental y tiene un patrimonio cristiano, ahora acepta todos los credos. Acogió al islam con los brazos abiertos, y hoy lo único que rechaza es el cristianismo. En realidad, fue su rechazo al cristianismo lo que abrió las puertas de Gran Bretaña al liberalismo amoral tan prevalente en las cortes, medios de difusión y en las universidades, los que ahora prefieren a Mahoma en lugar de Cristo, sembrando con esto las semillas de su propia destrucción.
La experiencia más desalentadora al visitar a Inglaterra y a Europa, es ver la evidencia de la “nueva reforma” arremetiendo con su filosofía a todos los países de ese continente y también al resto del mundo. Una nueva invasión islámica, mucho más efectiva que las invasiones militares en siglos pasados, está cambiando la faz de Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania y los otros países que apoyaron la Primera Reforma.
La nueva “minoría” privilegiada son los inmigrantes musulmanes, muchos de los cuales han llegado en obediencia al mandato de Mahoma de que todos los musulmanes están obligados en el nombre de Aláh y del islam, a apoderarse del mundo entero por medios violentos, si es necesario.
Ellos rehúsan integrarse en las sociedades que invaden, manteniendo sus propias costumbres e idioma, mientras que reclaman sus “derechos” (incluyendo ayuda económica del estado y el derecho a tener varias esposas) en el país que intentan destruir. Las leyes liberales de los países occidentales ayudan a los terroristas a alcanzar su meta. El imán Abu Baseer, un líder religioso que apoya a Al-Qaeda, declaró: «Una de las metas de inmigración es el reavivamiento del deber de ‘jihad’, de la guerra santa, y la imposición de su poder sobre los infieles. La inmigración y el jihad van juntos».
El cristianismo y Cristo pueden ser objetos de burla en el occidente, pero ni siquiera una palabra puede decirse en voz baja en contra del islam, por miedo a las represalias violentas. Una ciudad en Inglaterra es ya 75% musulmana y también tiene un alcalde musulmán. Los que no son musulmanes se mudan, y los valores de las propiedades descienden vertiginosamente, permitiendo que otros musulmanes se establezcan en esa área a precios bajísimos.
Estos mahometanos ya hacen alarde de que en el futuro cercano, van a tener una serie de ciudades en Inglaterra que serán musulmanas solamente. También dicen que estas poblaciones serán gobernadas bajo la ley islámica del Sharía. Igual que en Arabia Saudita, donde las mujeres son apedreadas públicamente, si es que la familia no las matan primero, por “dejarse violar”. Tampoco permiten que se construya ningún lugar de adoración que no sea musulmán. Si cualquiera de ellos se convierte a otra religión, son degollados. Esto es lo que el islam tiene en mente para el mundo entero. Y es lo que ya pasó en Europa y está ocurriendo también en Estados Unidos.
El fetichismo religioso
Lo que está ocurriendo hoy en día refleja una larga historia. Visitar actualmente países como Holanda, Alemania, Francia e Inglaterra, en donde la Reforma Protestante desafió al catolicismo romano que había mantenido cautivo al mundo occidental por siglos, es de gran inspiración, pero al mismo tiempo desalentador. Es emocionante y excitante concurrir a la Iglesia de Wittenberg, donde comenzó la Reforma, y sobre cuyas puertas Martín Lutero, el 31 de octubre de 1517 clavó sus 95 tesis, tituladas: «El poder y eficacia de las indulgencias», desafiando las enseñanzas de la iglesia de Roma con respecto a la naturaleza de la penitencia, la autoridad del Papa y la utilidad de las indulgencias.
Sin embargo, lo que la gran mayoría ignora, es que también allí se encuentra una de las colecciones más grandes de reliquias religiosas, unas diecinueve mil piezas aproximadamente, atesoradas por Federico III. Por varios siglos, los peregrinos que acudían a ese lugar para contemplar estas reliquias recibían indulgencias que supuestamente acortaban su tiempo en el purgatorio por unos 5.209 años. Esta era la reducción más grande del tiempo en el purgatorio, que se podía recibir fuera de la ciudad de Roma.
Estas pobres almas incautas, no tenían ni la más remota idea que el primero de enero de 1967, el papa Pablo VI y su “iglesia infalible” publicaría y firmaría un documento titulado: «La Constitución Apostólica de la Renovación de Indulgencias», en el que admitía su culpabilidad de siglos de promesas falsas, de que por la compra de indulgencias se reducirían las penas en el purgatorio de sus familiares muertos.
El visitar esas áreas de Europa y recordar el impacto de la simplicidad del documento de Martín Lutero es conmovedor y emocionante, pero al mismo tiempo desalentador. Uno puede observar por todas partes las ruinas que han quedado de la Reforma. Iglesias estatales apóstatas con una concurrencia mínima, la mayoría de las cuales están muertas y en sí representan un reproche a Cristo en vez de ser los centros de proclamación del evangelio como lo fueron antiguamente. La Europa “cristiana” indudablemente ha abandonado al Señor y está comenzando a cosechar los frutos de la rebelión que ha estado sembrando a lo largo de mucho tiempo.
Esta era la locura que reinaba en la edad media y que todavía prevalece en nuestros propios días: La creencia tan popular, pero irracional en las reliquias, en objetos relacionados con personas consideradas santas (generalmente fallecidas), con la absurda idea de que contemplar o tocar las mismas, puede proporcionar un beneficio espiritual o material.
De allí el culto a los restos mortales de personas supuestamente santas, reliquias que en su gran mayoría son falsas. Tal es el fraude de la sábana santa y las reliquias del Señor Jesucristo. Por si acaso no lo sabe, son catorce los prepucios que se guardaron después de la circuncisión de Jesús. Catalina de Siena, una mística católica, presumía de tener en su poder el prepucio de Jesús, que el mismo santo niño le había regalado. Todo esto fue investigado minuciosamente por el fraile dominico A. V. Muller, pero no alcanza a ilustrar la seriedad de tales aberraciones. Son incontables las reliquias relacionadas con la pasión de Cristo que la Iglesia Católica reclama como su propiedad. A continuación mencionaremos sólo unas pocas, por ejemplo:
• Ochocientas espinas de la corona que le pusieron al Señor Jesucristo, repartidas por todo el mundo.
• Tres clavos de la pasión.
• Cuatro supuestas lanzas con la cual el soldado Longinos traspasó el costado del Señor después de su muerte.
• También son incontables los restos de la cruz que se guardan en iglesias católicas, tales como en Jerusalén, Roma, París, Bolonia, Madrid, Toulouse, Pamplona, Zaragoza, Sevilla y Santo Toribio de Liébana, en Santander, en donde presumiblemente se encuentra el pedazo más grande. De tal forma que, en total, saldrían varias cruces de gran tamaño.
• Entre las reliquias “textiles”, está el conocidísimo «sudario de Turín» mejor conocido como la «sábana santa», el cual ha sido duplicado por todo el mundo.
• Varios paños en el que está impreso el «Divino rostro», cuando Verónica supuestamente limpió el rostro del Señor.
• Hay trozos del mantel de la Santa Cena en la catedral de Coria, en España.
• Fragmentos de los pañales usados por el niño Jesús, tres de los cuales se conservan en España.
• Finalmente, sólo en España, cuatro ciudades: Valencia, Gerona, Lugo y Ciudad Real, aseguran poseer el llamado «Santo Grial», el cáliz en que bebió el Señor en la última cena.
• La reliquia más venerada en la catedral de Burgo de Osma es la sangre de Cristo.
• Igualmente se conservan cuerpos momificados de santos católicos como Ambrosio en Milán, Fernando en Sevilla, Saturnino en Toulouse, Teresa y otros miles, repartidos por toda la geografía católica. Además de restos menores, como un pie de Bartolomé en Oviedo, un dedo de Genoveva en París, el brazo de Tomás, un diente de Lorenzo en el Escorial. Son demasiadas reliquias para nombrarlas todas.
Tengamos presente que el fetichismo mágico de las reliquias siempre ha sido fomentado por la Iglesia Católica, la que no permitía la consagración de un templo si no se guardaba una supuesta reliquia corporal del santo, al cual se dedicaba la iglesia, en la mesa del altar. Ellos siempre han sabido que son falsas, pero eso nunca les ha importado, porque aseguran que contribuye a fomentar la devoción de los fieles y el mantenimiento de los templos.
Como es sabido, la venta de reliquias y de indulgencias sirvió para financiar los grandiosos tesoros encerrados tras las murallas del Vaticano. La fidelidad de los católicos se fundamenta en muchas ocasiones, en ese fetichismo que convierte la religión en un criadero de la credulidad más irracional. ¿Cómo es posible que la simplicidad y el fanatismo fomentado por la iglesia infalible de Roma en los últimos quince siglos, haya propagado creencias tan absurdas? ¿Hasta dónde puede llegar la irracionalidad de hombres y mujeres dotados de razón?
Sin embargo, no quiero parecer parcial, porque también hay segmentos entre el cristianismo evangélico, tal como la Iglesia Universal del Reino de Dios, o Pare de Sufrir, cuyas prácticas involucran ritos y elementos que más bien parecen ocultistas y que no tienen nada que ver con la tradición evangélica. Algunas de ellas son:
• Rosa bendita ungida: roja para cuestiones de salud, amarilla para la prosperidad y blanca para asuntos sentimentales.
• Aceite bendito ungido.
• Alianza bendita ungida.
• Semillas benditas ungidas.
• Agua del río Jordán.
• Arena de la playa del mar de Galilea.
• Aceite del monte de los Olivos.
• Vara de Jacob.
• Pan bendito para asegurar la salud del cuerpo y el espíritu y también la prosperidad económica.
• Agua que bendicen a través de la radio o la televisión. Aseguran que todas las cosas bendecidas en las reuniones, cuando se llevan a casa, transportan la presencia de Dios para bendecir.
• Trozos del “manto de Jesús”.
• Paquetes con sal.
• Algodón bendito.
• Rosa de Sarón.
• Lodo del mar Muerto.
• Fotografías de familiares ungidas con aceite santo y elevadas delante de Dios en actitud intercesora para obtener favores.
• Trozos de la tumba de Jesús.
• Pedazos de la cruz de Jesús.
En Estados Unidos también se practica este tipo de engaño. Por ejemplo, el ministerio cristiano Inner-City Christian Discernment informa que el pastor Rod Parsley espera que usted crea que una simple espada barata puede ser ungida con el Espíritu Santo, y que el Espíritu puede ser pasado a cualquiera, si le dona mil dólares a su ministerio.
Dice en su página de internet: «...La espada, con el símbolo de la cruz de Cristo grabada en la hoja y en el mango, le será presentada a usted cuando se una como un ‘Portador de Armas’ con su regalo de mil dólares o más. Además, cuando se convierte en mi ‘Portador de Armas’... Será un invitado especial en mis reuniones y en otros eventos del ministerio, recibirá una línea directa para que deje sus peticiones de oración, así yo estaré orando por sus principales necesidades, además que será inscrito como un ‘Compañero Avanzado del Pacto’ y recibirá asimismo los muchos beneficios especiales de esta sociedad. Pero lo más importante, esta espada representa la unción que Dios ha puesto sobre mi vida, una unción que será impartida a usted cuando le comisione como mi ‘Portador de Armas’ y le envíe esta increíble espada».
La teleevangelista Marilyn Hickey vende a diez dólares, unas bandas rojas de caucho para que las personas se las pongan en la muñeca por siete días y reciban bendiciones. También vende aceite para la unción, harina de maíz milagrosa, paños de oración, estrellas de Navidad y una estatua ungida del arca del pacto. En el pasado ha vendido monedas de a centavo benditas, semillas milagrosas de zanahoria y paños ungidos mágicos para la sanidad.
Morris Cerullo por su parte, transfiere “una doble porción” de una extraña e inexplicable unción, por medio de un manto que le envía a los fieles, claro está, después que recibe una doble porción de dinero de la semilla de fe para su ministerio.
El ministerio de Joyce Meyer vende una dieta milagrosa.
La cadena de televisión “cristiana” Trinity Broadcasting Network vende aceite bendito.
Rechazo al cristianismo en las escuelas
El mensaje que se está enseñando en la actualidad en las aulas escolares, es que no existe una verdad histórica y que todo lo que ocurrió en el pasado (incluyendo la crucifixión del Señor Jesucristo por nuestros pecados y su resurrección), son solamente especulaciones ó conjeturas. En el centro de todo está el repudio al cristianismo. Bajo la rúbrica del multiculturalismo y promulgando la diversidad, las autoridades locales y las agencias gubernamentales, especialmente en Estados Unidos, sistemáticamente están forzando al cristianismo para que cese de existir.
Eso mismo está ocurriendo en todo el mundo. Todo es aceptable, excepto el cristianismo bíblico. Las escuelas públicas toman medidas extremas para acomodar a brujas, a homosexuales, a musulmanes que promulgan sus creencias y prácticas, mientras que el cristianismo, en el nombre de la libertad, es ilegal.
El mundo está plagado con jóvenes tercos, desobedientes, que han crecido en rebelión no sólo en contra de sus padres, sino en contra de toda autoridad, especialmente la de Dios. El anzuelo de la distracción, del entretenimiento, que ofrecen hasta las iglesias, los han alejado aún más del razonamiento, y el resultado como dice 2 Tesalonicenses 3:2 ha sido “...hombres perversos y malos...” que no tienen fe.
El amor incondicional de Dios
Dios no nos hizo como robots, sino que nos dotó de voluntad para escoger libremente si deseamos amarlo u odiarlo, recibir a Cristo como salvador y Señor o rechazarlo. Dios quiere que confiemos plenamente en él y que lo amemos profundamente, tal como dice en Proverbios 23:26a: “Dame, hijo mío, tu corazón...” Él no quiere convencernos superficialmente usando nuestras emociones, sino ganar nuestros corazones con su verdad y amor. La Biblia nos amonesta con estas palabras:
• “Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Dt. 4:39).
• “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Dt. 6:5).
• “...Porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma” (Dt. 13:3b).
El mandamiento de Dios para que le amemos de todo corazón, es una prueba de su amor y deseo para que toda la humanidad se salve. No sería razonable que Dios diera este mandamiento si no amara a los seres humanos lo suficiente para hacer todo lo posible para salvarlos.
• “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros. Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis” (1 S. 12:24, 25).
• “...Convertíos a mí con todo vuestro corazón... Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos...” (Jl. 2:12b, 13a).
• “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Ro. 10:9).
El testigo más poderoso de la creación y de su Creador se encuentra en el ácido desoxirribonucleico (ADN). Las instrucciones perfectamente organizadas para el funcionamiento y operación de los miles de billones de células en el cuerpo humano, están inscritas en el ADN, en un idioma codificado que sólo ciertas moléculas pueden decifrar. ¡Todo lo que está inscrito en él, tiene un autor! Y el autor de esta sorprendente reserva de información intrincada sólo puede ser una inteligencia infinita. Ese que ha creado y sostiene todo con “...la palabra de su poder...” (He. 1:3c).
La rebelión de Satanás y del hombre trajo destrucción al universo. Su continuidad ha producido desastres naturales y un aumento constante de enfermedades y deformidades entre la raza humana y los animales: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Ro. 8:22). Incluso, las células que no siguen las instrucciones en el código del ADN, se tornan cancerosas.
A pesar de la numerosa e indiscutible evidencia que prácticamente bombardea al hombre diariamente, éste rehúsa a obedecer a su Creador. Por lo tanto, lo que está sucediendo hoy, es lo mismo que pasaba en el tiempo de los jueces cuando “...cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 17:6b).
Dios estaría completamente justificado si decidiera erradicar al hombre completamente de la tierra, de hecho casi lo hizo cuando envió el diluvio. Nosotros no estaríamos vivos ahora si no hubiera sido porque “Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gn. 6:8). ¿Por qué Dios es misericordioso con gente que es rebelde? ¡Por su amor abundante revelado en Cristo Jesús!
El sacrificio de Cristo por el pecado es la gran prueba de su amor por toda la humanidad: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). El horror del pecado es manifestado en la forma que la humanidad se burló, azotó y clavó a su Creador en la cruz. Y aún cuando el hombre pecaminoso, rebelde, hace lo peor que puede hacer, el amor de Dios brilla más fuerte, en este clamor del Señor Jesucristo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...” (Lc. 23:34a). Como contestación a su oración, el Padre puso sobre el Señor Jesucristo todos los pecados del mundo: pasados, presentes y futuros.
Como una respuesta de amor hacia el hombre rebelde, que deseaba desplazarlo de su trono, Dios envió a su Hijo en forma humana para que cargara con el castigo completo que su propia justicia infinita requería como pago por el pecado. Él no podría obrar de otra manera, y no podría “...porque Dios es amor” (1 Jn. 4:8).