De una cabaña a una Universidad
- Fecha de publicación: Miércoles, 07 Diciembre 2011, 21:46 horas
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William Tennent nació en 1673, se educó en la Universidad de Edimburgo en donde recibió una maestría en artes, y finalmente fue ordenado en la Iglesia Anglicana de Irlanda. Sin embargo tenía una tendencia independiente y no estaba completamente de acuerdo con algunos dogmas de su iglesia. En lugar de dirigir su propia congregación como un clérigo típico, servía como capellán para un noble irlandés.
En 1718 él y su familia emigraron de Irlanda a Filadelfia. Poco después de su llegada le pidió al sínodo presbiteriano que le permitiera convertirse en un ministro de su congregación. Renunció a la iglesia anglicana debido a desacuerdos sobre su forma de gobierno y las tendencias arminianas de sus doctrinas. Su petición fue aceptada, y fue ordenado como ministro presbiteriano sin haber tenido que pasar por educación adicional.
Primero ejerció el pastorado en New York y luego en 1726 fue a Neshaminy, Pensilvania, a dirigir una iglesia. Permaneció allí por el resto de su vida. Poco después de su llegada, comenzó informalmente a servir de tutor de sus hijos y de otros jóvenes que se estaban preparando para entrar en el ministerio presbiteriano. Para 1735 formalizó sus esfuerzos construyendo un simple edificio de troncos en su propiedad para que sirviera como escuela. Llegó a ser conocido como “El Colegio de Troncos”. Su motivación para construirlo fue aumentar el suministro de ministros presbiterianos en América. Hasta ese momento los candidatos para el ministerio habían tenido que ir a Nueva Inglaterra o al exterior para recibir entrenamiento. Tennent era conocido por su excelente técnica para enseñar, su profunda fe y su estilo de vida piadoso.
Sus tres hijos más jóvenes, William, John y Charles fueron entrenados en el Colegio de Troncos y continuaron hasta convertirse en ministros presbiterianos y líderes del gran despertar espiritual.
El colegio no dejaba de tener sus detractores. De hecho, el nombre Colegio de Troncos, era en sí mismo una referencia despectiva y burlona. Muchos dentro de la iglesia presbiteriana eran escépticos respecto a la habilidad de la institución para proveer un entrenamiento adecuado debido al lugar tan humilde donde estaba situada. Había tensión adicional debido al hecho que esos que le proveían apoyo, también tendían a ser evangelistas mucho más agresivos. Entre ellos estaba incluido al gran predicador George Whitefield y sus métodos eran controvertidos en ese tiempo.
A pesar de que muchos rebajaban la simplicidad del Colegio de Troncos, George Whitefield lo admiraba. Y escribió en su diario: “El lugar en donde los jóvenes estudian ahora, es llamado en forma despreciativa el colegio. Es una cabaña de troncos, de cerca de nueve metros de largo, y casi lo mismo de ancho; para mí es como si fuera una semejanza de la escuela de los profetas de la antigüedad, por lo que significaba, además porque era evidente que ellos no buscaban grandes cosas... Todo lo que podemos decir de la gran mayoría de nuestras universidades es que no tienen ninguna gloria. De este despreciado lugar, han sido enviados recientemente siete u ocho ministros ilustres; y más están casi listos para ser enviados, además está puesto el fundamento para la instrucción de muchos otros”.
El Colegio de Troncos fue cerrado debido a vejez y mala salud de William Tennent, quien murió el 6 de mayo de 1746. Ese otoño quienes lo apoyaban se reunieron con presbiterianos desilusionados con la expulsión reciente de Yale de David Brainerd, para constituir el Colegio de New Jersey. Cuatro de los miembros iniciales del consejo administrativo eran graduados del Colegio de Troncos, incluyendo dos hijos de Tennent. Otro graduado y miembro del consejo administrativo fue Samuel Finley, quien más tarde se convirtió en el quinto presidente de la futura universidad. Hoy conocemos el Colegio de New Jersey, el sucesor del Colegio de Troncos, como la Universidad Princeton.
¡La Universidad de Princenton, nació en una cabaña de troncos!
Reflexión
La profunda fe y el compromiso para enseñar a otros de William Tennent, creó un legado de gran alcance para el reino de Cristo. ¿Alguna vez ha pensado en el legado que dejará usted? ¿Contribuirá a la extensión del reino de Dios?
“... Se alegrarán los que menospreciaron los días de los modestos comienzos” (Zacarías 4:10b - Nueva Versión Internacional).