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El Apóstol de Groenlandia

  • Fecha de publicación: Lunes, 12 Diciembre 2011, 23:31 horas

Hans Egede nació al nordeste de Noruega en 1686.  Mientras servía como ministro luterano en Vaagan, comenzó a estudiar acerca de los antiguos poblados cristianos noruegos en Groenlandia.  Durante la edad media un obispo había enviado colonos escandinavos allí, quienes no habían tenido ningún otro contacto con Europa desde 1410.  Así que él se preguntaba que había sido de los descendientes de ellos.

Llegó a estar fascinado con la idea de reanudar el contacto con los colonos, y evangelizarlos si ya no eran seguidores de Jesús.  Sentía que esa era la obligación de Noruega y Dinamarca, llevar el Evangelio a los descendientes de los colonos y a cualquier otro que viviera en la isla.  Trató de interesar tanto al rey danés como a los obispos para que emprendieran un esfuerzo misionero en Groenlandia, pero ellos no estaban interesados.

         Cuando cambió su proposición e incluyó propósitos comerciales, tal como colonizar, establecer tiendas de intercambio e investigar los recursos naturales de Groenlandia, encontró apoyo.  Finalmente tuvo éxito al fundar una compañía que contribuiría tanto a los esfuerzos comerciales como a los misioneros, y se dispuso a embarcarse para ese lugar con su esposa y sus dos hijos el 3 de mayo de 1721.

         Aunque Groenlandia no era más que ochenta y cinco por ciento de hielo, de hecho un glaciar, esto no lo detuvo.  A su llegada se quedó impactado al no encontrar ninguna comunidad noruega.  Ni un solo europeo había sobrevivido al paso de los siglos, y la isla estaba habitada exclusivamente por esquimales.  A pesar de su sorpresa, mantuvo su propósito misionero e intentó aprender el idioma y la cultura del pueblo esquimal para presentarles el Evangelio.  Inicialmente tuvo éxito muy limitado.  Sin embargo, su optimismo era claro cuando fundó la población colonial de Godhab, que significa “Buena Esperanza”.  Godhab es conocida hoy como la ciudad capital de Nuuk.

         Todo cambió en 1733 cuando una epidemia de viruela exterminó a miles de esquimales en la isla.  La forma tan desinteresada como Hans y su familia cuidaron a los enfermos y enterraron a los muertos, tuvo un impacto profundo entre los pobladores.  De súbito su mensaje comenzó a ser recibido con ansiedad y muchos fueron ganados para Cristo.  Debido al tiempo tan difícil que Egede había experimentado tratando de aprender el idioma, fue su hijo Paul quien llevó a cabo la mayor parte de la predicación y quien más ganó almas para Cristo.  Habiendo crecido con los esquimales, hablaba su idioma como propio.  Después que su padre abandonó Groenlandia, Paul permaneció como misionero.  Hans, otro hijo de Egede, Niels su yerno y dos sobrinos también fueron misioneros allí.

         Hans Egede regresó a Dinamarca en 1736 para fundar una escuela para el entrenamiento de misioneros en ese lugar.  Allí escribió libros descriptivos de las costumbres, tradiciones, historia, folclor, geografía e idioma de Groenlandia que todavía son respetados hoy.  Con la asistencia de Paul tradujo el Nuevo Testamento, redactó una gramática, un diccionario y un catecismo, todo en el idioma esquimal.

         Los misioneros moravos llegaron a Groenlandia en 1733 y continuaron el trabajo para Cristo, del cual fue pionero Egede y su familia.  Debido a los esfuerzos misioneros de Hans Egede, su familia y los misioneros moravos que les siguieron, ¡todos  los esquimales eventualmente se convirtieron en miembros de iglesias cristianas.

Reflexión

         El ministerio de Hans Egede, no dio fruto rápidamente.  A pesar de su falta inicial de éxito, confió en que Dios alcanzaría al pueblo de Groenlandia y eso fue exactamente lo que sucedió.  Fueron las acciones desinteresadas de la familia Egede, y no sus palabras, las que les otorgaron el derecho a ser escuchados. ¿Qué puede aprender de Hans Egede, para que lo aplique en su propia vida?

         “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 Pedro 2:12).

Modificado por última vez enLunes, 12 Diciembre 2011 23:53
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