Como arco engañoso
- Fecha de publicación: Viernes, 04 Abril 2008, 18:26 horas
- Escrito por Jorge A. Pallares
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(Salmos 78:57; Oseas 7:16)
Traducciones y versiones actuales de la Biblia
En las traducciones y versiones de la Biblia editadas a partir de la segunda mitad del siglo pasado, se ha venido aplicando un énfasis especial en el "lector-receptor" de las Escrituras y en los problemas relacionados con las palabras y sus significados para comunicar el mensaje bíblico.
Estas tendencias tratan, entre otras cosas negativas, de relativizar, disminuir o directamente negar el concepto autoritativo del "Escrito está". Esta expresión fue usada especialmente por la propia Palabra Encarnada, el Señor Jesucristo, para manifestar la plena confianza en la Palabra escrita de Dios y la necesidad de obedecerla sin restricciones. Con tal arma, la "espada del Espíritu"(Ef. 6:17), Jesús logró vencer a Satanás y establecer la vigencia permanente de la "Palabra Escrita inspirada y preservada por Dios" (1 Ts. 2: 13).
1. Entonces Jesús fue llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo.
2. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
3. Y llegándose a él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan.
4. Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios.
5. Entonces el diablo le pasa a la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo,
6. Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra.
7. Jesús le dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.
8. Otra vez le pasa el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria,
9. Y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10. Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás(Mt. 4: 4, 6, 7, 10).
Es muy instructivo considerar que el diablo también utilizó la expresión "Escrito está" en esta confrontación histórica con Jesús en el desierto. Satanás le hizo al Señor un "llamado a la fe y confianza en la Palabra de Dios" a través de una cita literal de las Escrituras, que parecía justificar tal esperanza. Jesús, entonces, le replicó mostrándole que una interpretación correcta de las Escrituras, abarca todo el contenido doctrinal de las mismas (v. 7). Semejantemente al diablo, algunos biblistas "modernos" manipulan la Palabra de Dios para engañar y distorsionar su mensaje, guiados, sin lugar a dudas por un espíritu que no es precisamente el que las inspiró:
"Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Jn. 8:44).
El "escrito está" al mismo tiempoque establece la Inspiración Divina, reconoce la preservación antecedente (hasta el tiempo histórico del ministerio terrenal del Señor Jesucristo, (Lc. 4:15-21) y, al mismo tiempo, profetiza su preservación consecuente (desde el momento de la venida del Espíritu Santo para inspirar los escritos del Nuevo Testamento, (Mt. 24:35; 1 P. 1:25).
El Espíritu Santo señaló la vigencia constante del principio de la inspiración de los textos originales. (2 Ti. 3:16; 2 P. 1:19-21) tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y afirmó la conservación de la Verdad de esos manuscritos "autógrafos" por medio de copias "sanas" de los mismos.
Copias y copias de copias (Ap. 1:11)fueronnecesarias para que, a través de los tiempos y en todo lugar, se transmitiera la Verdad que el "Emisor" de la Palabra, el mismo Verbo Eterno, quiso que llegara al corazón de los "receptores" (Lc. 4:16-21; Hch. 8:27-35; 17:11; 1 P. 1:10-12) en palabras sanas para ser retenidas "en la fe y amor que es en Cristo Jesús" (2 Ti. 1: 13).
El mandato del Señor a ir por todo el mundo para predicar el evangelio a toda criatura y adoctrinarlos.
"Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mr. 16:15; Mt. 28:18-20), incluyó necesariamente Su designio de que las Sagradas Escrituras fueran traducidas a los idiomas de los distintos pueblos (Comparar Gn. 11:5-7 yHch. 2: 5-12), desde las copias "sanas" de los manuscritos originales escritos en hebreo, arameo y griego (Comp. Dt. 17: 18-20).
El "Textus Receptus" (del que se hablará con mayor extensión en otro estudio) comprende los manuscritos griegos del Nuevo Testamento considerados como los más confiables. Fue usado como fuente y fundamento textual para las traducciones a diversos idiomas en el despertar del período de la Reforma Protestante. Pero siguiendo el devenir histórico de la transmisión textual, puede afirmarse que sus raíces se remontan a los mismos originales de la época apostólica.
Las Versiones Actuales de la Biblia se fundamentan, no ya en el Texto Recibido sino en los llamados Textos Críticos, cuya utilización no sólo ha facilitado la introducción encubierta de errores doctrinales sino que han echado sombras de duda y descrédito sobre la Inspiración y Preservación de la Santa Biblia, la Palabra de Dios (2 P. 2: 1- 3).
Este velado ataque al "Textus Receptus" por la llamada "erudición moderna" parece estar logrando su siniestro objetivo de que el Texto Recibido sea ahora considerado como el "Texto Rechazado".
Esta situación la han provocado deliberadamente los seudoteólogos, traductores, revisores y editores, en su gran mayoría de tendencia liberal. Al negar sutilmente las doctrinas de la Revelación, Inspiración y Preservación (Ef. 4:14)engañaron a muchos biblistas sinceros y honestos que participaron un tanto ingenuamente en los comités de traducción, investigación, revisión, publicación y venta de Biblias, sin la visión ni el coraje santo para no quedar atrapados en las redes de este Ecumenismo Postmoderno.
En el idioma castellano, la Versión Reina-Valera Antigua (1569 - 1602), en su revisión de 1909, es la que con notable fidelidad sigue en idioma castellano al conjunto de copias de manuscritos griegos que conforman el llamado"Textus Receptus" del Nuevo Testamento. Ésta es su fuente o base textual.
El presente trabajo trata de desentrañar los "espíritus" que se han movido y se mueven detrás de esta trama diabólica contra la "Palabra de Dios" profetizada para los tiempos postreros. Por otra parte, desea alertar a los creyentes renacidos y exhortarlos a "levantar bandera por la verdad" (Sal. 60:4), a fin de "guardar la Palabra y no negar el Nombre" (Ap. 3:8) También va dirigido a todos aquellos que están atrapados en la confusión de las "lenguas de las versiones bíblicas" "puedan zafarse del lazo del diablo en que están cautivos a voluntd de él;" (1 Ti. 2:26; 4:1-2; 1 Jn. 4:1).
"EL ARCO ENGAÑOSO"
De ahí la comparación "como arco engañoso" "Tornáronse, mas no al Altísimo: fueron como arco engañoso: cayeron sus príncipes á cuchillo por la soberbia de su lengua…"(Os. 7:16; Sal. 78:57) que sirve para calificar a aquellos que, pretendiendo reinterpretar las Escrituras, en realidad se rebelan contra la Palabra de Dios y provocan la "confusión de lenguas de la actual Babel de las Biblias…" (Gn. 11:1-9).
El arco es engañoso porque está mal construido, su "mira" está torcida de tal modo que las flechas que arroja no darán en el blanco buscado… Justamente, la mala fabricación está estrechamente relacionada con la falacia, la mentira, la falsedad… Por eso algunos quizá sin saber que se engañan, piensan que "sirven" a Dios, cuando en realidad, están honrando a sus ídolos, como el contexto histórico del profeta Oseas lo señala crudamente… Su defectuosa construcción caracteriza esa "sabiduría terrena, animal y diabólica (Stgo 3: 15)… Sabiduría que ha sido destruida y enloquecida por Dios (1 Co. 1:19-24).
Además, hay algo moral en esta comparación del pueblo de Israel con el "arco engañoso". Hubo un volver en ellos, un tornar, pero no al Altísimo, sino a otro, bien diferente del Dios Alto, y que ocuparía su lugar en la adoración. Lo hicieron en total rebeldía y a pesar de todo lo que Dios había hecho por ellos… "¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí: destrucción sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron contra mí mentiras" (Os. 7:13). Y un poco más adelante, en 7:15: "Y yo los ceñí, esforcé sus brazos, y contra mí pensaron mal".
El "control de calidad" del arco engañoso presenta los siguientes datos, sin entrar en mayores detalles: a) Apartamiento de Dios; b) Rebelión contra el Señor; c) Hablar mentiras contra Dios; d) Pensar mal contra Él.
Estas características se aplican, como una constante, a la mayoría de los que se apoyan en otras fuentes textuales y en otros métodos de traducción para tratar de destruir la veracidad histórica y doctrinal de las Sagradas Escrituras, y fundamentalmente su inerrabilidad y su autoridad única y final para todo renacido.
De ahí que aquellos que desearían tornarse verdaderamente al Altísimo, deban desprenderse de ese "arco engañoso" que constituyen los falsos ídolos de la erudición bíblica que niega los fundamentos en los que descansa la fe cristiana. "Si fueren destruídos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?"(Sal. 11:3)
Esos falsos doctores ignoran voluntariamente, como dice 2 Pedro 3:5 el poder de la Palabra de Dios para crear y conservar… Su jactancia y sus mentiras evidencian que en lugar de servir a Dios y al pueblo de Dios, la más perversa idolatría se ha apoderado de sus corazones.
Los biblistas que responden a esta línea de pensamiento liberal afirman que cuanto más antiguo sea un manuscrito tanto más digno es de mayor confianza. Ellos creen que esto es así porque piensan que tales MSS no han tenido "tiempo" de sufrir las alteraciones que los copistas pudieran introducir en los textos, corrompiendo los mismos.
¿Cómo distinguen un MSS copiado fielmente de los originales autógrafos de otro con errores, es decir, con algún grado de corrupción? Para la tendencia "liberal" la respuesta es simple: cuanto más antiguo, más veráz. Pero la propia Biblia demuestra que esto no es así.
INICIO DE UNA NUEVA ETAPA:
El "Período Escritural del Nuevo Testamento" parece quecomienza con la primera epístola del Apóstol Pablo a la Iglesia en Tesalónica. Se estima que fue a principios de la década del 60 del primer siglo, unos veinte años después de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo. Poco después le seguiría la segunda carta, también dirigida a los Tesalonicenses. A partir de allí, el mensaje evangélico comenzó a difundirse no sólo ya en forma oral a través de la predicación oral del Evangelio, sino también a través de un "soporte" para transmitir a distancia la Palabra de Dios que se daba a través de los Apóstoles y Evangelistas. Como soporte, generalmente se utilizaban papiros, en forma de rollos que llamaban libros.
La estructura tradicional del copiado de los libros del Antiguo Testamento fue seguida por "los santos hombres de Dios (que) hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo" (1 P. 1:21) a través de los manuscritos originales de todos los"libros" que luego formaron el Nuevo Testamento. Simultáneamente con la producción de estos "manuscritos (mss) autógrafos" se inicia también el período de las copias de tales documentos, un par de décadas después del inicio de la Dispensación de la Gracia.
Un hecho singular lo protagonizó el propio Señor Jesús en los comienzos de Su ministerio público, cuando se llegó un sábado, como era Su costumbre, a la Sinagoga de Nazareth. Así quedó registrado en el Evangelio según Lucas:
"Y fuele dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito: Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos." (Lc. 4:17-21).
Sin lugar a dudas, el libro que le fue dado a Jesús, en el cual buscó, halló y leyó el pasaje profético de Isaías, era una copia de las tantas similares que existirían en prácticamente todas las sinagogas dispersas por el mundo entonces conocido. Jesús no rechazó la copia como espuria. Por el contrario, autenticó el pasaje leído y oído como "esta Escritura". El mismo Señor, quien la inspiró unos setecientos años antes (ver 1 P. 1:11), con Su autoridad como "Palabra Encarnada", reveló el cumplimiento en Su Santa Persona de esa Sagrada Escritura. Es muy conmovedor analizar ese momento único en la historia de la Inspiración, Preservación y Cumplimiento de los santos textos del A.T.: El Verbo Encarnado leyendo la Palabra Escrita en una copia fidedigna de las Escrituras, inspiradas por el Espíritu de Cristo… Pero, acaso el original de esa copia que Jesús tenía en Sus manos, ¿no era también una copia de los pensamientos del corazón del propio Señor, que los tuvo antes de la fundación del mundo…?
"Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor" (Ef. 1:3,4).
LA PALABRA ORAL Y LA PALABRA ESCRITA
Las copias de los mss del Nuevo Testamento llevó a un estudio más cuidadoso de las copias de los rollos del Antiguo Testamento, debido a la abundante cantidad de citas que empleaban los Predicadores del Evangelio para demostrar por las Escrituras que Jesús era el Cristo. Pablo testificaba así de su ministerio amplio: "Mas ayudado del auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio á pequeños y á grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de venir: Que Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y á los Gentiles" (Hch. 26:22,23).
"Conjúroos por el Señor, que esta carta sea leída á todos los santos hermanos" (1Ts. 5:2).
Con este solemne "conjuro por el Señor" concluye el primer escrito divinamente inspirado del Nuevo Testamento. Para que a todos los miembros de la Iglesia les sea leída la carta, se convocó a una "reunión especial de lectura" para tal fin. Y aún se puede inferir el propósito de que les sea comunicada a los que por alguna razón estuvieren ausentes. Ese "todos" abarcaba, además, tanto a los hombres como las mujeres. Y quitaba de en medio a todo pretendido intermediario, lleno de prudencia carnal, que en vista de las dificultades de ciertos temas, quisiera discriminar el contenido o el auditorio.
Pero más allá de que toda la Iglesia tuviera públicamente acceso al mensaje divinamente inspirado, el programa del Espíritu Santo también estaba dirigido a la preservación de la Palabra de Dios en cada uno de los corazones de la hermandad. ¡Qué mutuo control ejercería todo el cuerpo de "santos hermanos" ante el riesgo de que miembros corruptos, celosos o envidiosos, quitaran, agregaran, distorsionaran o introdujeran falsas doctrinas en el seno de la Iglesia!/
El severo conjuro en el primer escrito del N.T. se constituye en ejemplo de lo que la Iglesia debería hacer para retener y preservar las sanas palabras de Dios dirigida a todo el pueblo de Dios. "Y cuando esta carta fuere leída entre vosotros, HACED que también sea leída en la iglesia de los Laodicenses; y la de Laodicea que la leáis también vosotros" ( Col. 4: 16).
¿Cómo HARÍAN si ambas iglesias quisieran conservar las cartas dirigidas a cada una de ellas? ¿No usarían el sencillo método de copiarlas con toda fidelidad? ¿Acaso ese método no contribuiría a la mutua preservación de los textos bíblicos ya existentes, aparte de ser un aporte a la unidad inter-iglesias?
Es más, conforme el plan de Dios para con su Palabra escrita y la relación fraterna que determinó que se tenga entre las iglesias, éstas debían cumplir con el mandato de HACER que se lea públicamente el intercambio de cartas. ¿Se intercambiarían los manuscritos originales o se enviarían copias de esos autógrafos? Por lo menos, la prudencia indicaría lo segundo. Además, algún creyente pudiente, ¿no querría tener una copia personal? La cita de textos bíblicos en cartas personales que circularon en los primeros tiempos constituyen una poderosa evidencia para la reconstrucción de gran parte del Nuevo Testamento.
Durante más de diez siglos y hasta la invención de la imprenta, estas copias de las Escrituras o fragmentos de ellas, fueron necesarias para la DIFUSIÓN CASI SIMULTÁNEA de la inspirada Palabra de Dios. Por otra parte, las copias fehacientes contribuyeron a la PRESERVACIÓN de la fidelidad a los manuscritos originales, de manera que se podían consultar entre sí y/o compartir el contenido doctrinal, así como constatar la veracidad histórica de los hechos que narraban.
"Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también; casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos é inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos. Así que vosotros, oh amados, pues estáis amonestados, guardaos que por el error de los abominables no seáis juntamente extraviados, y caigáis de vuestra firmeza" (2 P. 3:15-17).
Este sistema de propagación a distancia de la Palabra determinó, bajo el designio divino, que el mensaje por "... todo el consejo de Dios" (Hch. 20:27) pudiera llegar sin errores a toda criatura, en todo lugar y en cualquier tiempo histórico. Hubo que tener en cuenta que los soportes de papiro no tendrían un período útil más allá de los 200 años. La competencia con el uso de pergaminos se presentó también como una dura batalla comercial. Por otra parte, no todas las criaturas hablarían la misma lengua. Dios en su programa, ¿habrá tenido en cuenta estos detalles? La pregunta resulta demasiado obvia, quienes la formulan para buscar una respuesta negativa, no pueden decir que no niegan al Programador y a su programa.
Además, para los judíos que se convertían al cristianismo, aceptar los nuevos escritos significaba un notable desafío a la fe, pues debían tenerlas en un mismo plano de igualdad autoritativa con las Escrituras del Antiguo Testamento, consideradas Sagradas.
Para los creyentes gentiles, recibir el testimonio de la palabra escrita implicaba aprobar que las cartas apostólicas eran tan Palabra de Dios como el testimonio oral de los genuinos profetas. Tanto la palabra oral, oída de Pablo, como la Palabra escrita "por carta nuestra" (al decir del apóstol), debían ser consideradas como lo que en verdad son: la Palabra de Dios.
Como sucedió desde un principio con la palabra oral (Gn. 3:1-5), la primera palabra escrita del Nuevo Testamento quedó expuesta, casi inmediatamente, al cuestionamiento, la distorsión y la negación de las verdades que revelaba.
¿Escaparía esta situación al control de Dios? ¿Dejaría a sus hijos, frutos de su Palabra, sin auxilio, sin protección? ¿Qué objeto tendrían todas las prevenciones contra los peligros del engaño? ¿Cuál era y es, el verdadero enemigo que está detrás de todo este ataque? ¿Cómo opera la permisividad divina?
EL ATAQUE ESCRITO A LA PALABRA ESCRITA
El designio divino de revelar su Voluntad y su Verdad, inspirar a sus santos hombres para que las registraran por escrito, y fuera preservada su difusión, no podía dejar impasible e inactivo al "padre de mentira".
Desde el principio (Comparar Gn. 3:1-5), Satanás cuestionó y negó la Palabra de Dios, engañando a los que habían recibido en forma oral la Palabra de Verdad.
Para Adam, y luego seguramente para Varona enseñada y adoctrinada a través de la instrumentalidad de su esposo, la Palabra dada por Dios mismo constituyó el primer Texto Recibido, o sea aceptado como de Dios por el hombre y su mujer.
El diablo les presentó un texto distinto, diferente al que Dios les había dado. Se parecía, y cuanto más se parecía, más peligrosa se tornaba su capacidad de engaño.
Pero no sólo hay que observar las sutiles diferencias entre las palabras. Se requiere discernir, ayudado del auxilio de Dios, el "espíritu" que genera los dichos. Ese espíritu está escondido, encubierto, difícil de detectar. Y más si como Varona, uno se pone a discutir sobre palabras, textos, o expresiones parafraseadas. Hay que discernir los espíritus, como exhortaba el apóstol Juan en su primera carta: "Amados, no creáis á todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo es venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo es venido en carne, no es de Dios: y éste es el espíritu del anticristo, del cual vosotros habéis oído que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo" (1 Jn. 4:1-3).
A la expresión de la serpiente en el Edén, hoy podría llamárselo un Texto Crítico, por oposición al texto recibido. El diablo, con su astucia hizo que la mujer aceptara el texto crítico y rechazara el texto recibido. El texto recibido pasó así, por acción diabólica, a ser Texto Rechazado. Un detalle interesante es que el texto recibido por Adam es anterior al texto crítico que escuchó y lamentablemente aceptó la mujer.
Durante los distintos períodos del A.T., ese mismo espíritu de mentira (Jn. 8:44) continuó operando por medio de "falsos profetas" y engañadores orales, que hablaban por escuchar a "espíritus de error": "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, trasfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. Así que, no es mucho si también sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme á sus obras" (2 Co. 11:13-15).
"Por tanto, pues, les envía Dios operación de error, para que crean á la mentira" (2 Ts. 2:11).
No obstante las denuncias de los auténticos profetas y las prevenciones de todo tipo registradas en las Santas Escrituras que siempre alertaron a los hijos de Israel para discernir entre lo santo y lo profano, la rebeldía del pueblo apartándose de la Palabra de Dios, se manifestó como una constante a lo largo de su historia.
Como no podía ser de otra manera, esto también empezó a ocurrir desde el período apostólico: "Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos doctores, que introducirán encubiertamente herejías de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada. Y muchos seguirán sus disoluciones, por los cuales el camino de la verdad será blasfemado; y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas..." (2 P. 2:1-3).
¡Cuánto más hoy día después de 2000 años de intensos y terribles ataques a la Palabra de Dios! Otra palabra, la de "ellos" continuará carcomiendo "como gangrena" (2 Ti. 2:17), "engañando a muchos, y si es posible aún a los escogidos…" (Mt. 24:24; Mr. 13:22).
¿Cómo discernir esta estrategia diabólica? ¿Cómo guardar la Palabra en este tiempo de multiplicación de traducciones y versiones bíblicas que tienen otro fundamento textual?
¿Cómo despertar en los verdaderos hijos de Dios el celo santo por alzar la bandera de la Verdad, cuando sus "costumbres religiosas" se caracterizan por el abandono de la sana doctrina, la inclinación hacia el culto mundano que se centra en el emocionalismo fácil, la "sanidad" o "tratamiento pseudopsicológico" de las perturbaciones y pecados de los sentimientos, la música que excita y no alaba, la adoración sólo basada en el número de asistentes o en el monto de la recaudación: "Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tíene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas parlerías; porque muy adelante irán en la impiedad. Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena: de los cuales es Himeneo y Fileto; que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos" (2 Ti. 2: 15- 18).
EL ORIGEN DEL ERROR
Himeneo y Fileto directamente enseñaban que la resurrección ya se había producido. Un pensamiento liberal, "modernista" o neo-evangélico, capaz de usar la terminología bíblica para negar los hechos. Sus efectos de esa "palabra de ellos", no de Dios, "carcomerá como gangrena". Las consecuencias de este texto crítico es semejante hoy día a la del tiempo de Timoteo.
Un caso más sutil que el citado es un claro ejemplo bíblico que servirá para poner en evidencia una de las más notorias falacias de la crítica textual.
Una de las más delicadas situaciones que se produjo en la Iglesia en Tesalónica fue el sutil ataque a la doctrina de la venida del Señor "y nuestro recogimiento a él": "Empero os rogamos, hermanos, cuanto á la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestro recogimiento á él, que no os mováis fácilmente de vuestro sentimiento, ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como nuestra, como que el día del Señor esté cerca" (2 Ts. 2:1,2).
El arrebatamiento de la Iglesia fue una revelación específicamente anunciada en forma oral por el Apóstol Pablo a la congregación de Tesalónica. Poco tiempo después confirmó esa doctrina, en forma escrita, en su primera epístola, la que, como ya se dijo, se considera cronológicamente como el primer escrito del Nuevo Testamento. En ella, se exhorta a no ser engañados y a vivir en santa expectación por la venida de Cristo, conforme la enseñanza del propio Señor Jesús: "Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro... Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado: Dos mujeres moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor. Esto empero sabed, que si el padre de la familia supiese á cuál vela el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis" (Mt. 24: 31; 40-44).
"Tampoco, hermanos, queremos que ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él á los que durmieron en Jesús" (Comparar 1 Ts. 4:13-17 con 2 Ts. 2:2 y 3).
El desvío doctrinal surgió en y del mismo seno de la congregación, quizá generado por el orgullo "espiritual" de algunos miembros bajo la influencia de ideas místicas o ascéticas, a fin de alcanzar un mayor nivel de perfección religiosa como acto meritorio. Al parecer, el error no intentó, como habría de ocurrir más tarde, traer dudas o negar abiertamente la venida del Señor como un hecho a concretarse (Ver 1 Co 15: 12; 2 Ti 2: 17, 18).
LOS ARTIFICIOS DEL ERROR
Tres formas fueron empleadas como instrumentos del engaño. Las mismas aparecen, de una u otra manera, como una constante en los procesos de perversión doctrinal que se han producido a lo largo de la historia de la Iglesia:
• Algunos pretendiendo poseer "espíritu de profecía", sostenían que la venida del Señor estaba muy próxima, casi inminente. Aparentarían, quizá, ser más espirituales que los demás y como los falsos profetas actuales, "Queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni lo que afirman" (1 Ti. 1:7) afectarían "humildad… metiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado en el sentido de su propia carne" (Col. 2:18), se dejarían llevar por los argumentos que les vendrían por escuchar a otros espíritus. "Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios" (1 Ti. 4:1).
• Otros "por palabra de hombre" que no habrían podido "crucificar" su "yo" (Gá. 2:20) maligno y rebelde, como se desprende de la exhortación del Apóstol Pablo: "A que dejéis, cuanto á la pasada manera de vivir; el viejo hombre que está viciado conforme á los deseos de error" (Ef. 4:22). Esta "sabiduría humana" intentaba distorsionar, añadir y/o negar la enseñanza de Pablo como palabra autoritativa de Dios. Esa "palabra" se oponía a la Palabra de Dios, pretendiendo ocupar su lugar. Pero ya el Apóstol les había revelado anteriormente que "... también nosotros damos gracias á Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios..." (1 Ts. 2:13). Estos pretendidos "doctores", que seguramente eran miembros prominentes en esa Iglesia, estaban introduciendo encubiertamente a través de la predicación "oral" errores muy sutiles, difíciles de detectar y fácilmente aceptables al orgullo espiritual de la hermandad.
• "Carta como nuestra": Algunos otros, quizá más atrevidos para hacer prevalecer sus opiniones o ingenuamente atrapados en las redes del engaño, hicieron circular en la congregación una falsa carta que atribuían al apóstol. Su objetivo sería algo así como reinterpretar el texto auténtico u ofrecer una traducción de las "cosas difíciles de entender". Una especie de primitiva equivalencia dinámica acerca de la profecía del apóstol, parafraseando, y a la vez torciendo su pensamiento. Pretenderían penetrar así en el sentido de lo que Pablo habría querido decir en cuanto al tiempo de la Venida, a fin de que cualquier humilde receptor pudiera entenderlo mejor. Esta metodología diabólica, que operó desde el principio a través del propio Satanás y de los falsos profetas, ahora se iba extendiendo en aquellos primeros tiempos del período escritural del N.T. Fue discernida especialmente por el apóstol Pedro para advertir del engaño encubierto al pueblo de Dios. Lo señala claramente al finalizar su segunda epístola universal. En ella, además, coloca en un mismo nivel de autoridad e inspiración las Escrituras, refiriéndose desde luego al A.T., con las epístolas de Pablo: " Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos é inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos " (2 P 3:15,16).
Como toda falsa doctrina, esta interpretación torcida acerca de la venida del Señor, provocó, con llamativa facilidad, una gran turbación emocional a la par que trastornos intelectuales en el aspecto doctrinario, influyendo negativamente en las prácticas diarias de los creyentes generando conductas desordenadas. Durante su ministerio personal en Tesalónica, Pablo ya los había prevenido acerca de estos riesgos: "Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma" (2 Ts. 3:10). En su primera epístola, les había reiterado las prevenciones: "No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Apartaos de toda especie de mal" (1 Ts. 5:20-22). Sin duda, el exámen de estas falsas profecías produjo en la Iglesia este estado de gran inquietud espiritual.
LA SANA DOCTRINA
En el caso específico de la recepción de esa carta corrupta, ¿Cómo resolver el dilema? ¿Cuál carta era la auténtica? ¿Cuál palabra era verdad? Las dos epístolas eran contemporáneas. La que el apóstol denunció como espuria, circuló entre su primera y su segunda epístola a los Tesalonicenses. ¿Qué pasaría en el futuro cuando se copiara la carta y de esa copia se hicieran copias para distribuirse en otras congregaciones? ¿Se habrá copiado la corrupta? ¿Se habrá difundido de igual forma entre algunos hermanos y congregaciones proclives a recepcionar su contenido? ¿Sería más aceptada la corrupta porque sería más fácil de entender?
Si hoy día algún erudito liberal encontrara el manuscrito original o alguna copia de la falsa carta, ¿cómo distinguiría si se trata de la auténtica o de la fraudulenta? ¿Se puede hablar de antigüedad para determinar cuál carta sería la verdadera?
Siguiendo el argumento de que el documento más antiguo es el más veraz, en ese caso, aunque por unos meses, se le tendría que dar más crédito a la carta espuria, porque apareció en Tesalónica antes de la segunda epístola que precisamente la denunciaba.
Sólo hay una manera de salir de la duda, de la confusión, de la agitación mental o emocional. Y tanto en aquel tiempo como hoy, se deben aplicar los mismos principios bíblicos para la aceptación de textos bíblicos como inspirados y preservados conforme al designio de Dios. Sólo la SANA DOCTRINA es la respuesta correcta para distinguir la verdad del engaño.
El Evangelista Armando Di Pardo, ya con el Señor, escribió respecto de este tema: «En la inspirada, y por ello Inerrable e Infalible Palabra de Dios, no hay errores ni contradicciones ni doctrinas falsas. Por ello, todo manuscrito o texto en los idiomas originales, probará su autenticidad al ser medido por esa regla: SANA DOCTRINA. Podráse discurrir en cuanto a su 'edad o antigüedad' por causa de la incertidumbre propia de los medios de verificación insuficientes, PERO NO PODRÁ SER DISCUTIBLE SU AUTENTICIDAD SI ES SANO EN DOCTRINA. Si el apóstol Pablo no dice: "... Si alguno anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema" (Gá. 1.9), no es entonces impropio ni exagerado exigir que se rechacen manuscritos o textos compilados por modernistas que afectan la Verdad Doctrinal».
Más adelante en su ministerio, el apóstol Pablo exhortaba al joven Timoteo: "Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando partí para Macedonia, para que requirieses á algunos que no enseñen diversa doctrina… para los mentirosos y perjuros, y si hay alguna otra cosa contraria á la sana doctrina" (1 Ti. 1:3,10).
¿Cuál Biblia? ¿Cuál Versión? ¿Cuáles manuscritos? ¿Cuáles textos? Son preguntas que hoy como ayer deben tener una clara y sólida respuesta en cada hijo de Dios.
Piénselo. Reflexione como de Dios, delante de Dios y sea su oración por una vida de firmeza, de testimonio a la Verdad, de amor a la Palabra Fiel; para ser capacitado por el Señor en el discernimiento de lo verdadero de lo falso en este tiempo de gran confusión y para que pueda sentirse identificado con este texto y con todos los creyentes renacidos que lo compartimos: "Porque no somos como muchos, mercaderes falsos de la palabra de Dios: antes con sinceridad, como de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo" (2 Co. 2:17).