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Cambio de Sexo en Menores

  • Fecha de publicación: Miércoles, 17 Marzo 2021, 06:16 horas

El 25 de febrero de 2021, el senador estadounidense Rand Paul avergonzó a todos los congresistas norteamericanos - hombres y mujeres, que se niegan a declarar pública y definitivamente, que no se debe permitir que ningún profesional médico le administre hormonas del sexo opuesto a niños y niñas, o que autoricen la mutilación de su anatomía sexual, como parte del “tratamiento”, porque supuestamente estos muchachitos tienen sentimientos contradictorios y desordenados con respecto a su masculinidad o feminidad.

Las inspiradoras y valientes declaraciones del senador Paul, tuvieron lugar durante un intercambio sin precedentes entre él y la patética doctora “Rachel Levine” - un médico travesti a quien el presidente norteamericano, nominó como su subsecretario de salud.  Entre todos los facultativos en Estados Unidos, el señor Biden eligió a un hombre sicológicamente enfermo, y la razón para su elección, es porque Levine, no sólo se viste como mujer, sino que le llama a esta payasada “Su identidad auténtica”.

El senador Paul comenzó recordándole a Levine que la mutilación genital femenina ha sido ampliamente condenada por la OMS - la Organización Mundial de la Salud,  el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.  Según la OMS, la mutilación genital está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos.  Considerada particularmente atroz,  porque casi siempre se lleva a cabo en menores, lo cual constituye una violación de los derechos de los niños.

El senador Paul señaló además, que al igual que con la mutilación genital, las fuerzas sociales de hoy desempeñan un papel fundamental en la formación de creencias y prácticas trans-culturales que dañan los cuerpos de los menores.

Según la OMS, la mutilación genital no se realiza típicamente por la fuerza, sino por cuestiones,  normas, o presión social.  Por hacer lo que otros practican y han estado haciendo, así como por la necesidad de ser aceptado socialmente y el miedo a ser rechazado por la comunidad.

La evidencia demuestra cada vez más, que la influencia social, pero particularmente la de las redes sociales y los compañeros y amigos, tienen efectos profundos en los adolescentes, particularmente en las niñas que tienden a ser más vulnerables a los denominados “contagios sociales”- como por ejemplo el síndrome de memoria reprimida: cuando la niña o el varón, tratando de borrar episodios desagradables en su vida, terminan por crear una identidad completamente falsa.  La disforia de género, la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir los adolescentes, que llegan a creer que su identidad de género difiere del sexo con que nacieron, o por las características físicas relacionadas con su sexo, la bulimia, etc.

Un estudio publicado en el Reino Unido mostró que entre los años 2009 a 2018, hubo un aumento sin precedentes del número de niñas menores de edad que buscaban la “transición”.   Un ascenso impactante que muchos expertos creen que es el resultado, de que las redes sociales presentan un lente distorsionado, a través del cual las niñas están malinterpretando sus sentimientos normales. Es natural que las niñas durante su adolescencia busquen la amistad de otras jovencitas un poco mayores que ellas a quienes admiran, también otras pre-adolescentes gustan de practicar juegos o deportes masculinos, o vestirse como varones, pero eso de ninguna manera implica que deban cambiar su sexo.

En lugar de recomendar la espera y el asesoramiento para llegar a la raíz de los sentimientos confusos y desordenados de los menores, los “trans-cultistas” y sus especuladores aliados, recomiendan medicamentos y cirugías experimentales mientras prohíben el asesoramiento.

El senador Paul le preguntó a Levine: “Doctor Levine, usted aboga para que a los niños se les administren bloqueadores hormonales y así evitar que pasen por la pubertad, como también está en favor con respecto a la destrucción quirúrgica de los genitales de un menor.  Pero tanto la mutilación quirúrgica, como la interrupción hormonal de la pubertad,  pueden alterar y prevenir permanentemente las características sexuales secundarias’.

“El Colegio Estadounidense de Pediatras informó, que del 80% al 95% de los niños prepúberes con disforia de género, experimentarán una resolución al final de la adolescencia si no se exponen a la intervención médica y la afirmación social.  Doctor Levine:  ¿cree usted que los menores están en capacidad de tomar una decisión que les transforma la vida de una manera tan radical, como el cambiar el sexo?”.

En lugar de responder a las preguntas directas y claras del senador, Levine las esquivó con palabras evasivas, por lo que Paul volvió a intentarlo, y le dijo: “Seamos un poco más específicos ya que está evadiendo mis preguntas.  ¿Apoya la intervención del gobierno a fin de que se anule el consentimiento de los padres para poder administrarle a un niño, bloqueadores de la pubertad, hormonas de sexo cruzado o la cirugía para amputación de senos y genitales? Ha dicho que está dispuesto a acelerar los protocolos para  los niños de la calle.   Y alarma que los chicos pobres sin padres, que no tienen hogar y están angustiados, simplemente sigan adelante con esto y que se permita que eso le suceda a un menor”.

Una vez más, el señor Levine recitó de forma robótica la misma respuesta evasiva memorizada, que revelaba que sí apoya la esterilización química y la mutilación quirúrgica de menores que experimentan confusión sexual, a menudo debido al abuso, o por la influencia tóxica de las redes sociales.

Apenas conteniendo su ira justificada y justa por la ignorancia destructiva y el engaño de Levine, el senador Paul dijo lo que todo estadounidense decente debería decir públicamente y con frecuencia: “Deseo que quede constancia de que el testigo se negó a responder la pregunta.  Y es bien específica: ‘¿Deberían los menores adoptar estas decisiones trascendentales?’.   Durante la mayor parte de la historia de la medicina, no se permitía que se suturara una herida a un menor en la sala de emergencias, pero usted está dispuesto a permitir que un menor se le administren cosas que impidan su pubertad. ¿Cree usted que la recuperará?  ¿Cree que se le puede dar a una mujer suficiente testosterona para que le crezca la barba, y que luego volverá a lucir como una mujer cuando deje de tomarla?  ¡La cambiará permanentemente!  La infertilidad es otro problema. Ninguno de estos medicamentos ha sido aprobado para esto. Todos se utilizan de forma no autorizada. Me parece irónico que la izquierda, la que se volvió loca por el uso de hidroxicloroquina para tratar de contrarrestar el Covid, no esté alarmada por estas hormonas que se están usando fuera de etiqueta”.

La declaración final del senador estadounidense Paul expuso la hipocresía y la deshonestidad de los izquierdistas. Para ellos el uso no autorizado de hidroxicloroquina para el tratamiento de emergencia de una pandemia viral que estaba matando a miles de personas en todo el mundo era inconcebible. ¿Por qué? Porque tratar con éxito el COVID-19 habría ayudado al expresidente Trump.

Pero el uso no autorizado de bloqueadores de la pubertad y la prescripción de estrógeno para niños físicamente sanos y progesterona para niñas físicamente sanas, no sólo son considerados como médicamente correctos, sino también actos de amor altruista.  Al menos eso es lo que aseguran los que están empeñados en cambiarles el sexo.

¿Y quiénes son estos aliados? ¿Quiénes son los grupos que se benefician de la explotación de niños confundidos?  Bueno, están los cirujanos estéticos, endocrinólogos, compañías farmacéuticas, y profesionales de la salud mental, académicos y todos los que abogan en Facebook y Youtube por el cambio del sexo, cuyas manos codiciosas se aferran al lucro inmundo que el culto transgénero les genera.

Ésto es lo que está ocurriendo a nivel nacional en Estados Unidos, pero los hispano americanos que nunca dejamos de imitarlos, tal vez pronto trataremos de hacer lo mismo.

En ninguna parte la Biblia se menciona explícitamente la transexualidad, ni se describe a alguien que tenga sentimientos transgénero. Sin embargo, la Escritura sí tiene mucho que decir acerca de la sexualidad humana, y es que Dios creó sólo dos géneros:  “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.  Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gén. 1:27–28).Todas las especulaciones hoy en día acerca de los numerosos géneros son ajenas a la Biblia.

Lo más cerca que se aproxima al transgénero, en las Escrituras, es en su condena contra la homosexualidad “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Rom. 1:26–27).

No importa si la distorsión de género tiene causas genéticas, hormonales, fisiológicas, sicológicas o espirituales, porque todo  se puede superar y sanar por la fe en Cristo y la continua dependencia en el poder del Espíritu Santo.  Se puede recibir la sanidad, el pecado se puede vencer y las vidas pueden ser cambiadas a través de la salvación que Jesús ofrece, incluso si hay factores fisiológicos o biológicos. Los creyentes de Corinto son un ejemplo de este cambio:  “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor. 6:9–11).

Hay esperanza para todos: transexuales, transgénero, homosexuales y lesbianas, y para esos con trastorno de identidad de género, gracias al perdón de Dios disponible en Jesucristo.

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