Porqué debemos estudiar las profecías
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Son muy pocos los pastores que abordan los temas proféticos, permitiendo que sus congregaciones sepan las cosas del porvenir.
Son muy pocos los pastores que abordan los temas proféticos, permitiendo que sus congregaciones sepan las cosas del porvenir.
Es necesario dejar bien en claro que al dar a conocer a los diferentes grupos que muchas veces son confundidos con los Cristianos Evangélicos, a veces se los llama Protestantes, lo hacemos con el fin de orientar a quien no está seguro de quién es quién.
A través de los programas de Profecías Bíblicas hemos visto que hay una invasión ocultista sutil en el mundo y la iglesia de hoy. El materialismo ha muerto. Ya no se sostiene más el punto de vista de que nada existe excepto la materia, porque la ciencia ahora admite que ciertamente hay una dimensión inmaterial gobernada por fuerzas misteriosas y habitadas por inteligencias inmateriales, las cuales no podemos ni identificar ni explicar.
La palabra “Doctrina” significa enseñanza. Adoctrinar es los mismo que enseñar, y es el deber de los pastores, además de evangelizar y bautizar a los nuevos cristianos, adoctrinarlos o, como literalmente dice la Biblia, “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt. 28:20).
Es muy raro que algún predicador tenga una serie de mensajes sobre «Cómo nos vino la Biblia». Los hay algunos, también hay libros que ofrecen bastante información, sin embargo siempre tenemos que cuidarnos de la fuente de donde recibimos determinada información.
En el término general de alimentos están incluidos todos los productos animales y vegetales utilizados para mantener la vida física del cuerpo. En el principio, todas las plantas, incluyendo los árboles frutales, sirvieron de alimento a los hombres y las hortalizas a los animales. La Biblia comienza diciendo:
El asalto a la Palabra de Dios comenzó en el huerto del Edén y se concentró en el primer mandamiento que Dios le diera a Adán. La agresión fue instigada por el diablo quien comenzó a dictar su primer seminario, al plantear una pregunta. Tristemente Eva fue una ingenua y se dejó engañar cándidamente.
"Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Jl. 2:27-29).