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Vientos de Apostasía - Es una obra para los cristianos confundidos a raíz de tantas... - Capítulo XV

Índice del artículo

Capítulo XV

Las estafas de las lenguas 

Entre los muchos temas de discusión, sin duda alguna la cuestión "don de lenguas" está entre los primeros. La razón de por qué es tan difícil para muchos cristianos comprender este asunto, es porque aquellos que dicen "hablar en lenguas" o que alguna vez "hablaron", no pueden entender cómo es que sus experiencias no concuerdan con la Biblia. Es vírtualmente inútil cualquier argumento cuando se interponen las experiencias. Para la persona que tuvo cierta "experiencia", la Palabra de Dios está en segundo lugar. La experiencia es mucho más fuerte. Pero ... ¿cómo interpretar lo de las lenguas, tanto lo ocurrido en el libro de Hechos como en el capítulo 14 de la primera Epístola a los Corintios? Este es un tema como tantos otros, que de no encararse correctamente puede provocar una confusión desastrosa. Es necesario que quien habla sobre "las lenguas" lo haga en forma clara y muy especialmente bíblica. No se trata de tomar un determinado texto, un versículo o incluso un capítulo completo de la Biblia, y edificar sobre estos pasajes, no solamente la doctrina de las lenguas, sino que a ello van sujetas otras doctrinas claves, como ser la salvación por la gracia, la dádiva del Espíritu Santo y el lugar que le corresponde en la Biblia a las obras del cristiano. El don del Espíritu Santo se convierte en algo que "pidiendo se recibe" y la salvación por pura gracia divina termina dependiendo totalmente del andar del cristiano. Debido a esto y a la confusión que las "lenguas" han traído, es necesario que el lector de esta obra tenga la oportunidad de revaluar sus conceptos al respecto y comience a mirar al Señor como el dador de toda gracia.

EN OTRAS LENGUAS... HABLARÉ

"En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor" (1 Cor. 14:21). El apóstol Pablo está citando aquí al profeta Isaías, quien escribió: "Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír" (Is. 28:11,12).

Es muy necesario que tengamos en cuenta que estos dos pasajes nos dan la clave de la cuestión lenguas. Dios le había revelado su palabra a los judíos. El mismo Pablo le dijo a los Romanos: "¿Que ventaja tiene, pues, el Judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que las ha sido confiada la palabra de Dios" (Rom. 3:1,2).

En el Antiguo Testamento Dios le había dado instrucciones estrictas a los reyes de Israel, y ésta fue una de las cosas que les dijo: "Ni tomará para si muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obran" (Deut. 17:17-19).

Dios inspiró a Moisés para que le recordara al rey de su pueblo, que debía leer diariamente la Ley de Dios y que el libro original de esta Ley estaría "al cuidado de los sacerdotes levitas". Nunca debemos olvidar este detalle. Es en extremo importante que recordemos que Dios no le reveló su palabra a los caldeos, ni a los egipcios, fenicios, griegos o romanos. Él le manifestó su Palabra a los hebreos y esta palabra escrita estaba al cuidado de los sacerdotes y levitas. Es por esta razón que Pablo le dice a los romanos que la primera ventaja del judío sobre el gentil, es que a ellos les ha sido revelada la Palabra de Dios. El judío en este sentido, estaba en gran ventaja. pero al mismo tiempo tenía mayor responsabilidad para con Dios que cualquier otro pueblo. Jesús mismo mencionó esto cuando habló con la mujer samaritana y le dijo: "Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos" (Jn. 4:22)

Debemos recordar que cuando Dios habló por boca de Isaías y le dijo a Israel "Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo" (Is. 28:11), les dio esto como una señal más del mensaje que ellos - como pueblo escogido - tendrían a su alcance, pero que rechazarían. Las lenguas constituían una señal para los judíos de que el Mesías había venido y que Jesús mismo era el Cristo de Dios.

¿QUIÉN Y A QUIÉN DEBÍAN HABLARLE EN OTRAS LENGUAS?

"Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes" (I Cor. 14:22). "Las lenguas son para señal..." ¿Señal para quién? ¿para el cristiano confirmando su bautismo en el Espíritu? ¡No! porque dice la Escritura, "no a los creyentes". Las lenguas NO SON señal para los cristianos. La primera vez que comprendí este versículo experimenté verdadera consternación. Estaba muy confundido. Sabía que algo andaba mal con la cuestión de las lenguas y con todo cuanto había leído sobre el particular. Desde quienes buscan ese "don" gimiendo y llorando, ayunando y reclamando, practicando y deseando, hasta aquellos que las rechazan de plano por varias razones.

Siempre comprendí a la luz del contexto general del Nuevo Testamento, que Dios quiere que todos entiendan bien el Evangelio y que no hace nada por dificultar la comunicación con él. No obstante, no sabía cómo explicar el contenido del capítulo 14 de la primera Epístola a los Corintios y su relación con el libro de Hechos donde también se habla de las lenguas. Pero mirando más de cerca, creo que Dios en su bondad, hizo que se dieran ciertas condiciones para que pudiera discernir cabalmente este dilema. Todo comenzó cuando me detuve en Isaías 28:11,12 y capté su conexión con I Corintios 14:22. "Así, que las lenguas son por señal, no a los creyentes sino a los incrédulos". "Pero ... ¿quiénes son los 'incrédulos?" - me preguntaba una y otra vez, y la respuesta la encontré en el versículo 21, "En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor" (I Cor. 14:21).

Como dijera anteriormente, Pablo aquí cita a Isaías, hablando sobre el mensaje del juicio divino que vendría sobre Israel. Dios había hecho todo lo posible por su pueblo. Les envió hambre, pestilencia, sequía, pero sin resultado alguno. La nación se alejaba cada vez más de él, rechazando el "reposo y refrigerio" que les ofrecía. A Isaías le tocó predecir la invasión de Asiría y la cautividad de Israel. Resumiendo su mensaje, ésto era lo que Dios les estaba diciendo: "Oiréis a hombres hablar en lenguas que no entenderéis. Os conquistarán y capturarán entonces sabréis que mi juicio ha llegado". Esta predicción se convirtió en realidad 784 años antes de que Pablo le escribiera su epístola a los corintios. Los hebreos fueron conquistados y desde el punto de vista político, experimentaron lo que Isaías profetizó. Vinieron los ejércitos extranjeros, hablando un idioma para ellos desconocido y los conquistaron. Dios dijo que esto ocurriría, y que anhelaba que esta señal les sirviera para instarlos al arrepentimiento. Pero ellos, aunque notaron el cumplimiento de la profecía, no le hicieron mucho caso. El Señor Jesucristo también les dijo: "Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado ... Y caerán afilo de espada, y serán ¡levados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan" (Luc. 21:20,24). Esta profecía también se cumplió cuando Tito sitió la ciudad en el año 70 de nuestra era, porque los judíos nuevamente se vieron frente a ejércitos cuyo idioma no entendían.

Todo lo dicho tiene que ver con Israel en su condición política, aunque ciertamente su dispersión se debió a su alejamiento espiritual de Dios. En otro lugar Pablo dice: "... pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará" (I Cor. 13 8). Si queremos saber cómo y cuándo acabarán la lenguas de las que habla Isaías y el Nuevo Testamento, debemos citar nuevamente a Pablo: "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre dejé lo que era de niño... Hermanos, no seáis niño en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar" (I Cor. 13:11; 14:20).

Ambos versículos hablan de la niñez y la madurez. Las lenguas eran una señal de la iglesia para Israel, mientras los judíos estaban todavía en su territorio antes de su dispersión en el año 70. Era una señal del juicio inminente de Dios. Eran, para cuando la misma iglesia - compuesta de judíos y gentiles - estaba todavía en la edad de la niñez.

Fue así como llegaron los asirios hablando un idioma desconocido y los judíos no podían entenderlos. Luego los romanos hicieron otro tanto. Llegaron hablando latín y los judíos, en su gran mayoría, no podían entenderlos. Sin embargo, a pesar de recibir estas señales siguieron ignorándolas.

¿QUÉ ERAN LAS LENGUAS?

Si usted alguna vez ha escuchado a alguien "hablar en lenguas" se habrá dado cuenta que la persona balbucea algo que ni ella misma entiende. Pero ... ¿Enseña esto la Biblia? ¿Dice la Escritura que tenemos que dirigirnos a Dios "en lenguas"? ¿Orar en lenguas, alabar en lenguas, echar demonios en lenguas ...? En primer lugar, los que hablaban, no se dirigían por medio de esas lenguas a Dios, sino a los hombres. Pablo nos dice: "Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios" (I Cor. 14:2).

Pareciera que este texto dijera justamente lo contrario, de que las lenguas en realidad son para dirigirse a Dios, pero si seguimos leyendo el mismo capítulo, nos damos cuenta que Pablo insiste una y otra vez, que las lenguas son incomprensibles para quien las desconoce. Por lo tanto, es obvio, que lo que el apóstol dice en este versículo 2, es que el único que entiende lo que uno habla en esa "lengua" es Dios. Y el propósito no es ese, ¡el propósito genuino de las lenguas es hablarle a los hombres - a ISRAEL! Es absurdo tomar un texto o un pasaje en particular para edificar en base a él, una doctrina completa. La Biblia, a pesar de estar dividida en versículos, capítulos y libros, constituye como un todo la Palabra de Dios, por lo tanto es irracional edificar una doctrina sobre un pasaje, si la misma no está en armonía con el resto de la Escritura, porque "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepientan" (Num. 23:19).

El cuadro que tenemos aquí es el siguiente:

  1. Pablo le habla o escribe a una iglesia donde hay mayormente miembros judíos y griegos. Les menciona la señal de esas "otras lenguas", advirtiéndoles que no deben exagerar.
  2. Las "lenguas" no eran otra cosa que la PREDICACIÓN DEL EVANGELIO EN OTROS IDIOMAS diferentes al hebreo, como el asiático africano, etc. Cuando en la iglesia de Corinto había algún hermano que hablaba un idioma asiático que los judíos no entendían, y estaba presenté un intérprete que pudiera traducir al griego-lengua que sí hablaban los judíos - ese hermano podía dirigirse a la congregación.

Es por eso que Pablo insiste en que siempre haya intérprete cuando alguien hable en "lenguas", y que no hablaran más de dos o tres al mismo tiempo porque como estaban interpretando el servicio se prolongaba demasiado creando además confusión entre los presentes.

Notemos algunos aspectos a este respecto, pero tengamos bien presente que Dios siempre se dirigía a los profetas en hebreo, y éstos a su vez le hablare a Israel en el mismo idioma. Debido a la exactitud del hebreo, y a su superioridad en relación con cualquier otro lenguaje, la Biblia le llama puro. Por eso dijo el profeta: "En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento" (Sof. 3:9).

Si usted viaja en la actualidad a Israel, notará que los judíos que se encuentran allí hablan una multiplicidad de idiomas por haber llegado desde todos los países del mundo. Por otra parte, aunque en Palestina se hablaba inglés en el tiempo en que los ingleses dominaban esa región y antes de que Israel fuera refundado como nación en 1948, los judíos modernos no adoptaron el inglés como idioma oficial, sino el hebreo. A pesar de que el hebreo es un lenguaje difícil, todos los inmigrantes lo están estudiando, sea cual fuere su idioma original.

El profeta Sofonías había dicho que Dios le devolvería al pueblo de Israel "pureza de labios", para que todos pudieran "invocar el nombre de Jehová" y servirle "de común consentimiento". Dios está afirmando entonces, que el hebreo es un idioma "puro", por lo tanto cuando los judíos escucharon la predicación del Evangelio en otros idiomas de labios de los gentiles, tuvieron que sentir como si estuvieran hablándoles en "lengua de tartamudos", ya que esas lenguas no correspondían con la pureza del hebreo. No obstante, debían aceptar que era una señal de parte de Dios que les había revelada unos 700 años antes por boca del profeta Isaías.

En I Corintios 14:3, Pablo dice: "Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación". Pablo aquí está afirmando, que quien profetiza "edifica, exhorta y consuela". Y luego añade en el versículo 5: "Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación". Cuando el apóstol dice que "quisiera que todos hablaran en lenguas" lo que implica, es que desearía que fuera así para que las lenguas pudieran servirle de advertencia a los judíos, aunque añade que sería mejor que profetizaran, es decir que hablaran sin necesidad de intérprete.

Luego prosigue en el versículo 6: "Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?". El apóstol reafirma que sería absurdo ir a ellos y hablarles en lenguas, si quienes escuchaban no entendían esas lenguas. Se vuelve hasta sarcástico, cuando dice: "Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?" (I Cor. 14:8).

Así como en cualquier pieza musical, es necesario que cada instrumento toque su nota correspondiente para que la obra sea agradable al oído y se sepa qué se está tocando, lo mismo ocurre con el Evangelio. El Evangelio no puede ser una, sino clara y comprensible para todos, a excepción de los judíos que no entendían ciertos idiomas gentiles. Ésto debía ser así para tuviera cumplimiento la profecía de Isaías. Se trataba de una señal más que Israel estaba rechazando, no de una religión ocultista. "Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes" (I Cor. 14:22).

Tal como ya dijera, las lenguas NO son señal para que los hombres sepan que un cristiano ya recibió el bautismo del Espíritu Santo, sino para los judíos incrédulos. Cuando los gentiles comenzaron a proclamar el Evangelio en sus respectivos idiomas, eso fue algo que los judíos no podían aceptar. Ningún pueblo gentil contaba con esa "pureza de labios". ¿Cómo podía Dios hacer tal cosa y rebajar su revelación al punto de permitir que los paganos en sus respectivos idiomas hablaran de sus maravillas? Es una lástima que los judíos olvidaran que eso era exactamente una señal más para ellos.

Pablo habla de todos esos detalles, porque evidentemente los corintios, debido a su condición tan enana en su vida espiritual, creían que era un prestigio poder hablar en algún otro idioma para "herir" en cierto modo a los judíos. Parece que el hablar en idioma desconocido para los judíos, llegó a ser una obsesión para estos hermanos de Corinto. Pablo hace notar que no debían hacerlo muchos al mismo tiempo y que siempre debía haber intérprete. "Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable por sí mismo y para Dios"(I Cor. 14:27,28). Añadiendo: "Pero hágase todo decentemente y con orden" (I Cor. 14:40).