Vientos de Apostasía - Es una obra para los cristianos confundidos a raíz de tantas... - Capítulo III
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Capítulo III
¿Gran cruzada de milagros?
Un ejemplo del descarado engaño de estos días lo tenemos en algunos titulares donde se invita al público a participar de una reunión donde se anticipan los milagros. Puesto que los milagros escapan del dominio humano, pueden provenir de Dios o de Satanás, ningún cristiano puede afirmar que habrá milagros en tal o cual lugar, a tal día o determinada hora, porque todo cristiano verdadero se sujeta a la voluntad divina. Cuando los milagros ocurren por voluntad del orador de turno, del milagrero con “poderes sobrenaturales”, puede usted estar seguro que Dios nada tiene que ver con esa persona y con todo cuanto él o ella predican o enseñan. No importa cuán bíblico suene. Jesús mismo dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielo, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel días Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí hacedores de maldad” (Mat. 7:21-23).
Es probable que usted haya visto o que llegue a ver alguno de los muchos videos que se distribuyen ahora, donde se pueden ver a individuos moviéndose en la plataforma de un extremo a otro y ofreciendo salud, bienestar y plenitud del Espíritu Santo como si fuera un producto a disposición de todos, sin ser convertidos ni regenerados, y donde el que decide la cuantía del Espíritu Santo para cada caso es el gurú de turno. Basta con que tumbe a la gente, con que pruebe haber “sanado” a alguien, con que reúna una gran multitud, con que sepa elaborar una historia interesante de su encuentro a solas, en su habitación, con el Espíritu Santo.
El gurú moderno no es el antiguo de la India que venía con ropa sucia, barba larga y que se sentaba en posición yoga, encantando serpientes. No, esto no ocurre hoy. El gurú moderno viste traje hecho a la medida, corbata de seda, reloj de oro, y está rodeado de “ayudantes” muy probablemente con su esposa al frente en la plataforma, asegurando que Dios le habló privadamente por medio del Espíritu Santo.
Examinemos a continuación la forma cómo trabajan estos señores en nuestros días. Usted podrá darse cuenta cómo se hace el trabajo y examinar como los de Berea a los predicadores de nuestros días.
“Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales… (Apoc. 16:13,14a).
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescaté, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (II Ped. 2:1,2).
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida, inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad sino que se complacieron en la injusticia” (II Tes. 2:7-12).
Estas cuatro citas corresponden a cuatro autores:Juan, Pedro, Pablo y el Señor Jesucristo. La Iglesia ya está en su cuenta regresiva, muy pronto partirá para estar con el Salvador. Por tal razón la actividad del maligno nunca había prosperado tanto como ahora, especialmente en esas cruzadas de “tumbadores”, “sopladores”, “curanderos”, “soñadores”, “manipuladores” e “hipnotizadores de multitudes” Es verdaderamente alarmante lo que está sucediendo, pero mi mayor temor es que todo pueda desembocar en un escándalo tan grave en el que mueran tal vez miles de personas y que debido a esto el Evangelio sea virtualmente prohibido. La humanidad y los gobernantes son incapaces de distinguir el evangelio de los gurúes modernos, quienes se disfrazan con vestidos de “ministros”, “predicadores” y a veces de “evangelistas”.
El “tráfico de almas” a cargo de estos individuos sin escrúpulos es en extremo peligroso. En el libro de Apocalipsis se habla de esto, cuando dice: “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella [sobre Babilonia la Grande la prostituta religiosa], porque ninguno compra más sus mercaderías trigo, bestias ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres” (Apoc. 18:11,13).
Hace muchos, años se oía hablar de la “trata de blancas”, del tráfico de mujeres, cuando estaba de moda robarse a las mujeres para dedicarías a la prostitución. Luego vino el tráfico de drogas y con esto se han destruido casi dos generaciones. Por último tenemos algo mucho más sofisticado, sin que la ley persiga a estos traficantes - el tráfico de almas. Hombres y mujeres, cual mansos corderitos acuden en tropeles a las citas que el gurú de turno organiza, y se mueven al mandato del que se pasea por la plataforma con miradas astutas de autosuficiencia y dominio del “espíritu”, el cual también se le sujeta, actuando ante cualquier antojo suyo.
Hay cristianos bíblicos y fieles a la Palabra que se alarman, pero esto no debe ser así, la Biblia predice estos días y habla de esos que se disfrazarían como ministros de Cristo, siendo en realidad ministros de Satanás. Pablo le dijo a los corintios: “Porque éstos son falsos apóstoles obreros fraudulento, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (II Cor. 11:13-15).
A aquellos cristianos que han visto o verán estos videos de “milagros” vamos a ofrecerles un consejo sano y constructivo a la luz de la Palabra de Dios, ya que creemos que es necesario que cada cristiano, al verse rodeado de algo que le parece novedoso y extraño, lo examine cuidadosamente a la luz de la Palabra de Dios. Eso mismo fue lo que hicieron los hermanos de Berea, aunque quien les hablaba era el apóstol Pablo. “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hec. 17:11).
Ellos no se sintieron impresionados por un Pablo que soplaba saturado de un “poder” que le había derivado algún otro... tal vez Pedro. Tampoco Pablo les ofreció “una doble porción”.Ni soplaba, ni tiraba a nadie al suelo, ni ofrecía sanidad, ni los obligaba a repetir algunas palabras a modo de canciones para “blanquearles la mente” y prepararlos para recibir ese “espíritu que les permitía cantar y hablar en lenguas”. No, no había nada de eso. Pablo les predicó a Jesús como el Cristo, el Mesías prometido por los profetas. Ese Jesús que había muerto y resucitado ofreciéndoles salvación y perdón completo. El mensaje para ellos era claro, nadie temblaba, ni sentía que le pasaba como fuego por el cuerpo.
El Espíritu Santo se valió de este mensaje sencillo y cambió sus vidas. Se produjo en ellos el nuevo nacimiento, especialmente después de comprobar que Pablo no era un embaucador y que todo cuanto enseñaba respecto a lo que los profetas habían dicho sobre el Salvador, armonizaba perfectamente con las Escrituras. Por eso el resultado fue maravilloso: Así que creyeron muchos de ello; y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres” (Hec. 17:12).
Es verdaderamente sutil la forma como actúan los milagreros de hoy, y cómo tratan de probar sus “verdades” - saltando de un texto a otro de la Biblia - y muy de cuando en cuando citándolos fuera de su contexto a fin de darle a su hipnotismo colectivo un toque de mensaje bíblico. A continuación examinaremos el peligro involucrado en todo esto