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Señales proféticas

  • Fecha de publicación: Martes, 19 Febrero 2008, 18:17 horas

Dios dijo respecto a Ismael, el hijo que tuvo Abraham con Agar, la criada de Sara su esposa: “Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación” (Gn. 17:20).

Más tarde, cuando Esaú, el sobrino de Ismael descubrió que su hermano Jacob se había apropiado de su bendición convirtiéndose en usurpador, fue donde su padre Isaac y le imploró: “¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró. Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, y del rocío de los cielos de arriba; y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; y sucederá cuando te fortalezcas, que descargarás su yugo de tu cerviz” (Gn. 27:38-40).

El cumplimiento de las promesas que le diera Dios a Ismael y Esaú es asombroso por sus detalles tan específicos. Si hacemos un estudio detallado de la genealogía de Ismael dada en Génesis 25:12-18 y la de Esaú en Génesis 27:38,39, comprobaremos que los descendientes de Ismael y Esaú constituyen los árabes del día moderno. La mayoría de reservas de petróleo en el mundo hoy se encuentran en el Medio Oriente, en los países árabes. El mundo árabe posee el 99,4% del total del territorio del Medio Oriente, y lo que controlan lo hacen de manera absoluta.

Desde el nacimiento del islam en el siglo quinto de la era cristiana, el Medio Oriente musulmán ha sido dominado exclusivamente por los descendientes de Ismael y Esaú. Bajo el estandarte de la media luna, el islam en un tiempo controló un vasto imperio que se extendió hasta Europa. El imperio otomano abarcó desde 1417 a 1917. Bajo Solimán el Magnífico, quien gobernó entre 1520 a 1566, fue el imperio más poderoso en el mundo. Durante su reinado, extendió el territorio que heredara de su padre más del doble inicial, creando un imperio multinacional y multilingüe que se extendía desde Viena en el occidente hasta la parte superior de la península Arábiga en el este, la de Crimea en el norte, hasta Sudán en el sur.

Durante su gobierno la arquitectura floreció. Mandó construir baños públicos, puentes, escuelas religiosas. Sobresalió como administrador y como destacado mecenas de las artes y de las ciencias. En la década de 1550 auspició la erección en Estambul de la impresionante mezquita que ha pasado a ser conocida por su nombre. A su fallecimiento, el imperio otomano controlaba gran parte de la península de los Balcanes, el norte de África y el Oriente Próximo, y era el poder dominante en el mar Mediterráneo.

Después de su muerte el imperio otomano comenzó su decadencia, terminado finalmente por ser derrotado por los aliados en la I Guerra Mundial. Al concluir la guerra, los aliados victoriosos dividieron el imperio otomano en estados individuales, incluyendo Siria, Iraq, Arabia Saudita, Kuwait y Transjordania.

El imperio islámico de los otomanos fue reemplazado por el petróleo del islam dominado por los jeques árabes. El petróleo les garantizó riqueza e influencia global que habría hecho que Solimán se pusiera verde de envidia. ¡Dios mantuvo la promesa que le hiciera a Ismael y a Esaú!

John Brown, un cristiano fundador de la compañía Zion Oil and Gas Inc de Dallas, cree que Dios también le hizo una promesa a los hijos de Israel. Señalando con el dedo la Biblia que siempre lleva consigo, citó varios pasajes de la Escritura que según él indican el lugar en dónde se encuentra el petróleo. Enfatizó que los dos pasajes que detallan las bendiciones de Dios a cada uno los patriarcas bíblicos, los doce hijos de Jacob, son muy específicos: “Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro... Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos” (Gn. 49:22, 26). “A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; sea el amado de sus hermanos, y moje en aceite su pie” (Dt. 33:24).

Brown también señaló otros versículos, a la continuación de las bendiciones de José dadas así en el capítulo 33 de Deuteronomio: “A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, con el rico producto de la luna, con el fruto más fino de los montes antiguos, con la abundancia de los collados eternos, y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud...” (Dt. 33:13-16).

Brown explica que a cada una de las doce tribus le fue otorgada una sección del territorio de Israel como heredad. Si miramos un mapa del territorio bíblico entregado a las tribus, notaremos que el área de Aser verdaderamente se asemeja a un pie gigantesco cuyos dedos están “hundidos o mojados” en el tope o “cabeza” del territorio del hijo de José, de Manasés.

Brown dijo: «El petróleo se encuentra en el punto en donde la cabeza de José se encuentra con el pie de Aser». Y explica que usó una estrategia que expuso James Spillman, un ministro evangélico y erudito bíblico quien dio una conferencia en su iglesia local, para determinar exactamente en qué lugar del mapa bíblico podría encontrarse el petróleo.

Lo que distingue a Brown de la gran mayoría de los otros buscadores de petróleo del Medio Oriente, son los principios humanitarios en la raíz de su tan anhelado «Proyecto José». Brown explica ansiosamente: «He puesto todo el dinero que he ganado en mi vida entera en este proyecto. Todas mis utilidades van a una organización sin ánimo de lucro para alimentar a los pobres y hambrientos. Cualquier cosa que gane de esto, será entregada a la caridad. Nosotros estamos aquí, porque sé que este es mi propósito y destino en la vida, ayudar a Israel con sus necesidades materiales y hacer lo que deba como cristiano, ayudar».

Durante dos décadas Brown poco a poco reunió a expertos mundiales en petróleo y gas, para respaldar su fe personal y visiones con conocimiento científico. Su grupo de mentes científicas altamente educadas, escépticas y racionales, está integrado por ingenieros, geólogos y profesionales en la exploración del gas y petróleo, quienes al igual que él están convencidos de que existe petróleo en el territorio de Israel.

Al leer en su página de internet, noté que la compañía Zion Oil and Gas Inc tiene mucho cuidado en no exagerar la situación. A pesar de todo, las señales hasta ahora son buenas. Israel casi no produce petróleo e importa casi todo lo que necesita, que en la actualidad asciende a unos 274 mil barriles diarios.

Tradicionalmente, los principales lugares desde donde Israel importaba el petróleo incluían a Egipto, el mar del Norte, África Occidental y México. Sin embargo, en años recientes, Israel aumentó sus importaciones provenientes de Rusia y la región del mar Caspio, Kazajstán, Turkmenistán, etc. Ahora supuestamente obtiene gran parte de su petróleo de la antigua Unión Soviética.

La Comisión Israelí del Petróleo ha estimado que el subsuelo de Israel podría contener 5.000 mil millones de barriles de reserva de petróleo, muy probablemente localizado debajo de las reservas naturales de gas. Geológicamente, Israel parece estar conectado con el rico sistema petrolero paleozoico que se extiende desde Arabia Saudita, pasando por Iraq hasta Siria.

En abril de 2005, la compañía petrolera Zion Oil and Gas Inc, con sede en Dallas, Texas y Tel Aviv, inició las perforaciones en el pozo Ma’anit-1 localizado aproximadamente a unos 60 kilómetros al noreste de Tel Aviv. De acuerdo con los análisis más pesimistas, Israel podría tener depósitos considerables de petróleo de quizás 600 millones de toneladas recuperables, con un promedio de producción de cerca de 9.000 barriles diarios.

John Brown, el fundador de Zion Oil and Gas Inc cree que hay más petróleo que ese, en el punto en donde el pie de Aser toca la cabeza de José. Jacob profetizó de José, su hijo favorito: “Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos” (Gn. 49:25, 26).

Como hiciera notar previamente, a cada uno de los hijos de Jacob se les otorgó una porción de la tierra prometida. Las partes que les correspondieron a José y Aser traían consigo la promesade “bendiciones”. Note varias cosas aquí: José es bendecido con una promesa única de “bendiciones del abismo que está abajo”. Las bendiciones “serán sobre la cabeza de José”.

Deuteronomio 33:13 repite la bendición y la profecía: “A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está abajo”.

Finalmente, en Ezequiel 47:13, 14 se le otorga a José una porción doble del territorio: “Así ha dicho Jehová el Señor: Estos son los límites en que repartiréis la tierra por heredad entre las doce tribus de Israel. José tendrá dos partes. Y la heredaréis así los unos como los otros; por ella alcé mi mano jurando que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta será la tierra de vuestra heredad”. Respecto a Aser, Jacob profetizó: “El pan de Aser será substancioso, y él dará deleites al rey” (Gn. 49:20).

En adición, Deuteronomio 33:24 registra: “A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; sea el amado de sus hermanos, y moje en aceite su pie”. Hay un libro fascinante que se titula Descifrando el código del tesoro, escrito por James Spillman y Steven M. Spillman.

En 1973, James Spillman comenzó a trabajar descifrando el código de la Escritura que revela en dónde se encuentra enterrado el tesoro que Dios le dio a Israel. En 1981, el señor Spillman publicó su libro detallando sus descubrimientos.

En años recientes, el trabajo realizado por la compañía Zion Oil and Gas Inc y otros ha provisto evidencia de que en Israel hay suficiente petróleo para convertirlo en uno de los principales productores de petróleo del mundo, a la par con Arabia Saudita.

Existe gran posibilidad de que se descubra petróleo exactamente en el lugar en que dice la Biblia que se encuentra. Si esto ocurriera, ¡sólo piense en las implicaciones! La primera y más obvia es la reivindicación de otra profecía de la Biblia, además de ser evidencia poderosa de que su Autor continúa involucrado en los asuntos de los hombres en estos últimos días.

Si Israel se convirtiera en un productor global de petróleo, basado enteramente en las referencias que ofrece la Escritura sobre el lugar exacto dónde se encuentra, será más difícil descartar el viejo argumento de “que es simple coincidencia”.

Adicionalmente, afectará por completo el balance actual de poder. El descubrimiento de petróleo convertiría a Israel en una nación tan rica como cualquiera de los reinos árabes petroleros. Es muy improbable que los países árabes permitan el ingreso de Israel como miembro de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), porque esto señalaría el fin del poder del cartel del petróleo y su dominio absoluto sobre la economía de Estados Unidos.

El descubrimiento de petróleo en Israel sería catastrófico para la economía árabe. Como también hiciera notar, en la actualidad Israel es uno de los clientes más valiosos de la antigua Unión Soviética. El hallazgo revertiría de inmediato la ecuación, privando a Rusia de su actual ingreso mientras convierte a Israel en uno de sus mayores competidores.

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