El discurso del monte de los Olivos: ¿Historia pasada o profecía futura?
- Fecha de publicación: Martes, 26 Febrero 2013, 01:53 horas
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El capítulo 24 de Mateo es un pasaje profético muy importante porque contiene profecías detalladas dadas por el Señor Jesucristo concerniente a eventos futuros. Consiste de un discurso que pronunció durante la última semana de su vida, aproximadamente en el año 30 de la era cristiana, mientras estaba sentado con sus discípulos en el Monte de los Olivos que dominaba desde lo alto la ciudad de Jerusalén y su magnífico templo.
Este discurso se encuentra registrado en tres lugares: el capítulo 24 de Mateo, el 13 de Marcos y el 21 de Lucas.
Sus palabras fueron inspiradas por un comentario que le hiciera uno de sus discípulos cuando salían del templo en el que había estado enseñando, y quien obviamente sobrecogido por la belleza de su construcción le dijo: “...Maestro, mira qué piedras, y qué edificios” (Mr. 13:1b). Su respuesta inmediata fue intrigante, ya que “Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mr. 13:2).
Una serie de preguntas
Esta declaración debió haber causado gran perplejidad entre los seguidores de Jesús, porque más tarde mientras ascendían el Monte de los Olivos se detuvieron a descansar y le preguntaron: “...Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mt. 24:3b).
Note con cuidado las tres preguntas que formularon:
1. “¿Cuándo serán estas cosas?”- Es decir, ¿cuándo tendrá lugar la destrucción de Jerusalén y el templo.
2. “¿Qué señal habrá de tu venida?- En otras palabras, ¿cuál evento señalará tu retorno?, y
3. “¿Qué señal habrá... del fin del siglo?” - Es decir, ¿cuál acontecimiento marcará la consumación de la historia y la aparición de un nuevo orden mundial?
Las respuestas de Jesús
La contestación a la primera pregunta sólo la encontramos en el relato de Lucas, y fue: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado” (Lc. 21:20). Esto ocurrió 40 años más tarde, en el año 70 de nuestra era, cuando los romanos sitiaron la ciudad y luego la destruyeron. En Lucas 21:22a, Jesús se refirió a este evento, como “días de retribución”.
La respuesta a la segunda pregunta está en Mateo 24:2-22. Básicamente, el punto que el Señor quiso dejar claro, es que la señal de su venida sería la gran tribulación, un período futuro de siete años durante los cuales Dios derramará su ira sobre las naciones del mundo, el cual además estaría acompañado de una serie de eventos diferentes: “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mt. 24:4-9).
La respuesta a la tercera pregunta la hallamos en Mateo 24:30 y dice: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Señales de la tribulación
Al pronunciar su discurso, Jesús mencionó muchas señales que caracterizarían el período que conllevaría a la tribulación, señales que unidas serían indicativo de su próximo retorno. Estas incluían cosas tales como falsos Cristos, guerras y rumores de guerra, persecución contra los creyentes y desenfreno de la sociedad. Asimismo señales de la naturaleza, tales como catástrofes, hambres, terremotos, pestilencias y señales en los cielos, las que aumentarían como los dolores del alumbramiento en frecuencia e intensidad. La única señal positiva que mencionó Jesús fue la predicación del evangelio a todas las naciones de la tierra: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt. 24:14).
De acuerdo con el Señor Jesucristo, la señal climática de la tribulación será lo que el profeta Daniel llamó “la abominación desoladora”, la cual se cometerá en el lugar santo del templo, tal como Él mismo dijo: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)” (Mt. 24:15).
El problema teológico
Pero, entonces... ¿Es el capítulo 24 de Mateo, historia o profecía? Esta es una pregunta profética crucial. El pasaje retrata claramente un período de tribulación intensa que antecederá la segunda venida del Señor. Pero... ¿Este terrible período ya pasó o es algo del futuro? ¿Y qué con respecto a la segunda venida de Jesús? ¿Se han cumplido todos los eventos descritos en el capítulo 24 de Mateo, o algunos esperan todavía por su cumplimiento?
El punto de vista pre-milenial tanto histórico como moderno sostiene, que este pasaje es algo que tendrá cumplimiento en un futuro cercano. Según los pre-milenialistas, el retorno de Jesús estará precedido por un tiempo de tribulación sin precedentes, el cual estará centrado particularmente en el pueblo judío.
La mayoría de quienes profesan ser cristianos, entre los cuales están incluidos tanto católicos como varias denominaciones protestantes, creen en el punto de visto amilenialista, el cual espiritualiza la profecía bíblica y concluye que no habrá tribulación en el futuro ni milenio. Los amilenialistas argumentan, que en lugar de eso, estamos experimentando simultáneamente tanto la tribulación como el milenio ahora mismo, y que ha sido así desde la cruz. Supuestamente ya nos encontramos en el milenio, porque el Espíritu Santo está restringiendo el mal por medio de la iglesia, y simultáneamente en la tribulación porque la iglesia está experimentando persecución.
Por otra parte, aunque los posmilenialistas argumentan que el milenio es todavía cosa del futuro, sostienen que los aspectos de la tribulación dados en el capítulo 24 de Mateo, tuvieron cumplimiento en el primer siglo con la destrucción de Jerusalén. Por consiguiente, concluyen que no habrá ninguna gran tribulación en el futuro.
El grupo con la actitud más extraña hacia el capítulo 24 de Mateo son esos amilenialistas llamados «Preteristas completos»”. La palabra «preterista» es el vocablo en latín para «pasado». Hay diversos grados de preterismo. El moderado cree que todo el capítulo 24 de Mateo se cumplió en el año 70 de la era cristiana con la destrucción de Jerusalén, excepto la segunda venida de Jesús. Pero el «Preterista completo» sostiene la posición que cada aspecto de Mateo 24, incluyendo la segunda venida, ¡ocurrió en el año 70 de la era cristiana! Ellos argumentan que Jesús regresó espiritualmente en la destrucción que los romanos le infligieron a Jerusalén. También, que las profecías se refieren al final de la Era Judía y no a los últimos días.
De tal manera que el capítulo 24 de Mateo emerge como un pasaje profético clave. Esos que espiritualizan la profecía, tal como los amilenialistas y los posmilenialistas, o arguyen que las profecías de la tribulación tuvieron cumplimiento en el año 70, ó durante la historia de la iglesia, por consiguiente rechazan la idea que señala a un período de tribulación severa antes del retorno de Jesús.
Los amilenialistas que son preteristas completos argumentan que todo, incluyendo la profecía sobre la segunda venida del Señor, ya se cumplió en el año 70 de nuestra era. Mientras que quienes interpretan la profecía más literalmente, los pre-milenialistas, creen que todos los aspectos de este pasaje esperan por su cumplimiento. Por consiguiente están convencidos que definitivamente señalan a un período futuro de tribulación antes del retorno del Señor.
Por lo tanto, ¿qué con respecto a nuestra pregunta principal? ¿Es el capítulo 24 de Mateo, historia o profecía? ¿Es pasado o futuro? ¿Tuvo cumplimiento en el año 70 de nuestra era, o es algo que ocurrirá?
Teólogos respetables creen que el capítulo 24 de Mateo tuvo su cumplimiento profético en tipo en la destrucción de Jerusalén ocurrida en el año 70, pero que su cumplimiento final es todavía cosa del futuro. Y pienso que esto podemos demostrarlo por el mismo pasaje.
La proclamación del evangelio
Comenzando con el versículo 14 notamos que dice que en ese tiempo, “...Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones...” (Mt. 24:14). Esto implica que todos los eventos descritos en el capítulo 24 de Mateo tendrán lugar cuando el evangelio haya sido predicado a todo el mundo.
Esto ciertamente no ocurrió por el año 70, de hecho todavía no ha sucedido hasta este mismo día. Usando la tecnología moderna como la hoja impresa, radio, televisión, satélite e internet, hemos podido proclamar el evangelio a mayor número de personas que nunca antes en la historia, pero todavía no hemos podido alcanzar a todos en el mundo.
El libro de Apocalipsis revela que esto sólo tendrá cumplimiento a finales de la tribulación cuando Dios enviará a su ángel para que predique “...el evangelio eterno… a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Ap. 14:6b).
La profecía de Daniel
Ahora consideremos una vez más Mateo 24:15a: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel...” Este versículo implica que el período de intensa persecución de los judíos comenzará cuando tenga lugar “la abominación desoladora” de que habló Daniel “en el lugar santo”.
No tenemos ningún registro histórico que tal evento tuviera lugar en el año 70. Fue el gran tirano griego Antíoco Epífanes quien profanó el lugar santo del templo en el año 168 A.C., cuando erigió un altar a Zeus y ofreció carne de cerdo sobre él, pero Tito, el general romano que destruyó a Jerusalén y su templo no cometió tal acción.
La intensidad de la tribulación
El tercer punto a notar lo encontramos en el versículo 21. Dice que el período de persecución judía que seguirá a la profanación del templo será el más intenso de toda la historia, “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.
Estas palabras no se cumplieron en el año 70. La persecución que experimentaron los judíos bajo Tito fue severa, pero palidece en comparación con lo que sufrieron durante el holocausto nazi de la II Guerra Mundial.
Josefo dice que los romanos asesinaron a un millón de judíos durante el asedio de Jerusalén en el año 70, aunque no se puede asegurar si esta cifra es correcta, en caso que lo fuera, es nada comparado con los seis millones que perecieron en manos de los nazis.
Además de eso, el profeta Zacarías nos dice que durante los últimos días un total de los dos tercios del pueblo judío morirán durante un período de calamidad sin paralelo: “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro...” (Zac. 13:8, 9a).
En otras palabras, este período de persecución en contra de los judíos excederá los horrores del holocausto nazi. Según el libro de Apocalipsis esto ocurrirá durante la segunda mitad de la tribulación. Es por esta razón que Jesús se refirió a esta parte de la tribulación como “la gran tribulación”.
Considere una vez más lo que dice Mateo 24:21: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Pero... ¿debemos interpretar literalmente las palabras del Señor Jesucristo? ¿No será acaso el ejemplo de una hipérbole, una exageración para enfatizar un punto? ¡No! Todo en el pasaje indica que debemos tomar sus palabras literalmente.
La conclusión es ineludible. La tribulación que experimentaron los judíos en el año 70, no ha sido la más grande, porque ya vimos que el holocausto nazi fue mucho peor.
La severidad de la tribulación
La cuarta evidencia la encontramos en la primera parte del versículo 22, ya que el Señor dice que este período de tribulación será tan severo, que “...si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo...”
Usted y yo vivimos en una generación única en la historia, cuando estas palabras bien podrían tener un cumplimiento literal. Eso no era posible en el año 70, ya que era absurdo suponer que el sitio de Jerusalén pudiera causar la extinción de toda la vida. Pero esto sí es una amenaza real hoy en día, debido al despliegue de las armas nucleares con que cuenta la humanidad.
En el libro de Jonathan Schell que fuera un éxito de ventas en 1982 titulado El destino de la Tierra, el autor demostró que si alguna vez tuviera lugar un intercambio nuclear entre Estados Unidos y Rusia, toda la vida sobre la tierra dejaría de existir. Eso mismo es lo que opinan los expertos actuales.
La proximidad de la tribulación
La quinta señal de que el capítulo 24 de Mateo todavía no ha tenido cumplimiento, la encontramos en los versículos 29 y 30 que dicen: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Estos versículos declaran sin lugar a dudas, que el Señor regresará “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días”. ¿Cómo podemos ignorar el significado de la palabra “inmediatamente”? No creo que esto sea posible. Este término asocia claramente los anteriores eventos con el tiempo del retorno de Jesús.
Como ya hemos explicado, algunos amilenialistas, quienes también son preteristas han intentado tratar con este problema en una forma fantástica, ¡declarando que la segunda venida del Señor de hecho tuvo lugar en el año 70! Pero argumentar esto, tal como ellos hacen, de que Jesús regresó espiritualmente y por lo tanto de manera invisible, es negar la promesa dada en el capítulo 11 de Hechos cuando el Señor ascendió al cielo, ya que el registro bíblico dice: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:9-11).
Es claro entonces que el Señor regresará de la misma manera como ascendió al cielo, en forma corporal y visible. Asegurar que la segunda venida tuvo lugar en el año 70, no sólo es absurdo y ridículo, sino que muestra hasta qué grado algunas personas distorsionan las Escrituras para que se conforme a sus propias doctrinas preconcebidas. Pero la evidencia final de que el capítulo 24 de Mateo no tuvo cumplimiento en el año 70, lo encontramos en los versículos 32 al 35, en donde el Señor dice: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24:32-35).
En este pasaje el Señor asegura que todas las cosas que ha hablado concerniente a la tribulación, se cumplirán durante la generación que vea el «reverdecer de la higuera». Éste es el tiempo clave para el cumplimiento de la profecía.
Pero... ¿qué representa la higuera? En la Escritura, la higuera es usada a menudo como un símbolo de la nación de Israel, tal como en estos pasajes que veremos como ejemplo, en donde leemos:
• “Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón. Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje” (Jer. 24:4-9).
• “Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres...” (Os. 9:10a).
• “Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas” (Jl. 1:7).
• “Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después” (Lc. 13:6-9).
Por lo tanto, los eruditos en profecía consideran que lo que Jesús está diciendo aquí, es que todos los eventos profetizados en el capítulo 24 de Mateo se cumplirán para el tiempo cuando la nación de Israel haya sido restablecida en su territorio ancestral. Realmente no es necesario ponernos a adivinar sobre el significado simbólico de la higuera. Piense retrospectivamente por un momento en lo que ocurrió el día antes que el Señor pronunciara su Discurso del Monte de los Olivos, cuando maldijo una higuera estéril haciendo que se secara: “Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera” (Mt. 21:18, 19).
Esto fue una señal profética que Dios pondría a un lado la nación de Israel debido a su esterilidad espiritual, por su rechazo al no aceptar a Jesús como su Mesías.
Pero el día siguiente, el Señor vuelve a mencionar la higuera y dice: «Estén atentos. Estas cosas sucederán cuando la higuera comience a reverdecer». Israel fue puesto a un lado en el año 70 de nuestra era, y la higuera comenzó a reverdecer el 14 de mayo de 1948 cuando fue restablecida la nación de Israel.
El capítulo 24 de Mateo no es historia. Los terribles eventos ocurridos en el año 70 fueron un cumplimiento previo en tipo, del cumplimiento final que tendrá lugar inmediatamente antes del retorno del Señor. Este capítulo es una profecía que habrá de cumplirse más pronto tal vez de lo que pensamos. En cuanto a Israel, la nación fue restablecida, su pueblo continúa regresando desde los cuatro extremos de la tierra y las naciones del mundo se confabulan en contra del estado judío. La ira de Dios está próxima a derramarse sobre este planeta, porque nos encontramos en el umbral de la gran tribulación.
Al pensar en toda esta realidad, yo le pregunto: ¿Está usted listo? ¿Ha recibido al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador? La Biblia dice que si ha depositado su fe en Jesús, no tiene por qué temer, ya que “...Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:8, 9).
Preguntas que suscita el Discurso del Monte de los Olivos
Hay muchos asuntos concerniente al discurso de Jesús en el monte de los Olivos, que a lo largo de los años han sido motivo de acalorados debates, los cuales todavía causan controversia. Por lo tanto, antes de concluir sería bueno referirnos a algunas de estas preguntas que más causan controversia.
Muchos se preguntan:
El Discurso del Monte de los Olivos, ¿tiene aplicación para la Iglesia?
Aunque esto pueda parecer una pregunta rara, es una fuente de constante argumento ya que algunos contienden que el pasaje sólo es relevante para los judíos. Adoptan esta posición porque el Señor le estaba hablando a sus discípulos judíos y porque el evangelio de Mateo fue escrito para una audiencia judía. También en medio de su discurso, el Señor declara: “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo” (Mt. 24:20). Él les está diciendo que oraran para que la profanación del templo no ocurriera un sábado, porque necesitarán huir de la ciudad, y no podrían hacerlo si era día de reposo.
Verdaderamente es cierto que cuando Jesús pronunció su discurso se estaba dirigiendo a una audiencia judía y no a la Iglesia. De hecho, para entonces la Iglesia ni siquiera había sido establecida. Eso no ocurrió sino hasta el día de Pentecostés, unos 50 días después de su muerte, entierro y resurrección.
Pero esto de ninguna manera implica, que el discurso no tiene relevancia para la Iglesia. El Señor Jesucristo sabía que se establecería y que los cristianos escudriñarían sus palabras en busca de dirección y guía.
Decir que el Discurso del Monte de los Olivos no es importante para la Iglesia es equivalente a afirmar que el Antiguo Testamento no es trascendental para nosotros porque fue escrito para los judíos. O que las epístolas que Pablo escribió a los corintios no nos conciernen en absoluto, porque fueron dirigidas específicamente a una congregación en particular del primer siglo.
Lo crucial del asunto, es que toda la Palabra de Dios es importante para la Iglesia, ya sea directa o indirectamente, tal como dijo Pablo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3:16).
Incluso esas secciones como la Ley Mosaica, que fueron dadas específicamente para Israel, tal como las leyes ceremoniales y de los sacrificios, todas contienen revelaciones espirituales que aplican a la Iglesia. Tome por ejemplo lo que dice Levítico 17:11: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona”, lo cual luego es confirmado en Hebreos 9:22: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22).
O considere el pasaje en el Antiguo Testamento en 1 Samuel 15:22b que dice: “...Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios...” El sistema de sacrificios no es parte del cristianismo hoy, pero el principio espiritual contenido en el versículo todavía es relevante, porque indudablemente, prácticas rituales de la fe cristiana como el bautismo y la comunión, no son más importantes que obedecer a Dios en nuestras vidas diarias.
Para esos que aseguran que el capítulo 24 de Mateo concierne únicamente a los judíos, porque Mateo escribió exclusivamente para los judíos, permítanme preguntarles: ¿Qué pasa entonces con el capítulo 13 de Marcos y el 21 de Lucas, en donde también está registrado el Discurso del Monte de los Olivos? Estos evangelios fueron escritos para los gentiles. Además el Señor lo pronunció sólo unos días antes que le declarara a sus discípulos éstas palabras registradas en el capítulo 14 de Juan: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” (Jn. 14:1-4).
Esos que aseguran que el capítulo 24 de Mateo no concierne a la Iglesia, son los mismos que creen que la promesa del rapto en estos versículos que acabamos de ver, fue dada para la Iglesia. Ambos discursos fueron pronunciados por Jesús a audiencias judías, y antes de que se estableciera la Iglesia.
En cuanto al hecho de que el evangelio de Mateo fue dirigido principalmente a los judíos, eso es cierto, pero también es el único de los cuatro evangelios en donde el Señor Jesucristo menciona específicamente a la Iglesia en dos pasajes cuando dice:
1. “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:18).
2. “Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (Mt. 18:17).
Además, el libro concluye con la Gran Comisión, la cual es considerada como «las órdenes de marcha» para la Iglesia: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19, 20).
Las señales de los tiempos mencionadas en el Discurso del Monte de los Olivos, ¿conciernen a nuestro día o sólo a la tribulación?
El Discurso del Monte de los Olivos está colmado de lo que podríamos llamar «señales de los tiempos» que anuncian el retorno del Señor. Algunos argumentan que esas señales se limitan a la tribulación y que han sido provistas para beneficio de esos que estén viviendo en ese tiempo. En otras palabras, que las señales no tienen ninguna relevancia para la Iglesia que exista en la tierra antes de la tribulación.
Pero esto no puede ser cierto, porque si miramos a nuestro alrededor hoy, podemos ver que las señales precisas mencionadas en el Discurso del Monte de los Olivos, están apareciendo en el escenario del mundo.
No hay forma que podamos confinarlas al breve período de siete años de la tribulación. Muy probablemente se intensificarán durante ese tiempo, porque las señales de la tribulación no son algo que aparecerá de la noche a la mañana tan pronto como el Anticristo firme el pacto de paz con Israel.
El Señor Jesucristo dijo en Mateo 24:8: “Y todo esto será principio de dolores”. Es decir que todo esto será como los dolores del alumbramiento. Es un hecho que todas las señales mencionadas en el Discurso del Monte de los Olivos, como los dolores del alumbramiento, comenzaron a incrementarse tanto en frecuencia como en intensidad durante el siglo XX y han seguido en aumento.
Sin embargo, algunos argumentan: «Pero éstas no son señales del rapto, ya que es un evento inminente que podría ocurrir en cualquier momento». Eso es correcto, pero no estoy refiriéndome a las señales del rapto, sino a esas que señalan al principio de la tribulación y a la segunda venida de Cristo.
¿Cuál es el significado simbólico de la higuera?
Tal como mencionamos al principio de este artículo, eruditos respetables están convencidos que la higuera es un símbolo de la nación de Israel. Asimismo son dos las razones para llegar a esta conclusión:
1. El árbol de higuera es usado como símbolo de Israel tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
2. El día antes de pronunciar su discurso, el Señor Jesucristo maldijo una higuera haciendo que ésta se secara. Esto fue una indicación profética de que la nación de Israel dejaría de existir por un tiempo, por haberle rechazado como su Mesías. Luego, al día siguiente, le recordó a sus discípulos el árbol de la higuera y dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24:32-35).
Hace más de 400 años, los puritanos argumentaban que este pasaje indicaba que un día Israel sería restablecido como nación y que la generación que fuese testigo de este hecho, vería asimismo el retorno del Señor.
Algunos niegan que el árbol de la higuera tiene relación con Israel, argumentan que todo el significado de la parábola es, que cuando a la higuera le brotan las hojas, eso es simplemente una señal verdadera de la cercanía del verano, y que además el cumplimiento de todas estas señales simultáneamente señalan hacia la proximidad del retorno del Mesías.
Es cierto que el significado literal de ese versículo es ese, pero también estoy convencido de que el Señor mencionó la higuera con un propósito definido, porque es un símbolo de la nación de Israel. Y al aludir a este emblema común de Israel, nos estaba dando una clave más precisa para que estimemos el tiempo de su retorno.
Creo que esto es muy importante porque Dios desea que estemos enterados del tiempo y las ocasiones del retorno de su Hijo. Tal como dice 1 Tesalonicenses 5:1-3: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.
Y tal como dijo por medio del apóstol, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:9).
Creo que es interesante, que en el capítulo 24 de Mateo, Jesús hable bien claro y preciso por 28 versículos, desde el 4 hasta el 31, acerca de las señales que conllevarán hasta su retorno y luego de súbito, en el versículo 32, cambie al lenguaje simbólico y exprese una parábola. Pero... ¿Por qué cambió de repente y comenzó a hablar palabras enigmáticas?
Eruditos reconocidos creen que es porque la parábola contiene una profecía sobre un evento específico que revela claramente los tiempos y las ocasiones de su retorno y que ese evento es el restablecimiento de Israel. Él quiso que la comprensión de esto, sólo se limite a esos en quienes more su Santo Espíritu. Tal como dice 1 Tesalonicenses 5:4-6, “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”. En otras palabras, ellos tendrían la iluminación interior del Espíritu Santo para comprender pasajes de la Escritura que son incomprensibles para los no regenerados.
¿A qué se refirió Jesús cuando dijo que la generación que vea el reverdecer de la higuera testificará su retorno? ¿De qué estaba hablando y cuánto es la duración de una generación?
Creo que lo que Jesús quiso expresar fue exactamente lo que dijo: Que la generación que viera el restablecimiento de la nación de Israel sería esa que presenciaría su retorno. Esta es la razón más importante, por lo tanto los estudiosos en la profecía creen que nosotros bien podríamos estar viviendo en esa generación terminal.
Las personas frecuentemente se preguntan: ¿Pero cuál es la duración de una generación? Bueno, lamento decirle que no hay una respuesta exacta, porque éste depende del contexto.
• Por ejemplo, en Salmos 90:10a se define así una generación: “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años...”
• Mientras que si nos basamos en la genealogía presentada en el primer capítulo de Mateo una generación se calcula en 50 años.
• Por otra parte, dice Job 42:16: “Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación”. Si Job vivió 140 años y vio cuatro generaciones durante el curso de su vida, esto haría que la duración de una generación fuese 35 años.
• Otros pasajes parecen indicar que una generación son 40 años, tal como Números 32:13, Salmos 95:10 y Hebreos 3:8-10.
• Y pasajes como Éxodo 30:14, Números 1:3 y 14:29, parecen sugerir que una generación comienza a los 20. En otras palabras, determinar su duración es algo muy ambiguo.
Sin embargo, la palabra “generación”también se usa en forma genérica para referirse a las personas que viven en un tiempo particular, por lo tanto los estudiosos creen que tal como se emplea en este pasaje en particular, no se refiere a ningún número específico de años. Un ejemplo podemos encontrarlo en Jeremías 7:29b en donde el profeta declara que “...Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira”, lo cual es simplemente una referencia a las personas que vivían en ese tiempo. Sería como si habláramos de la generación que vivió durante el tiempo de Cristóbal Colón, o como cuando se habla de la «generación de hippies», lo cual es una referencia a las personas que vivieron durante la década de 1960.
Es por esta razón que los estudiosos creen que en Mateo 24:34 el término se usa genéricamente. Que todo lo que significa, es que personas que estaban viviendo para el tiempo del restablecimiento de Israel, serán los testigos del retorno del Señor. Puede tratarse de alguien que era un niño o una niña en el año en que se refundó esta nación y que para entonces bien puede tener 80 años o más, porque no se trata de un tiempo determinado.
¿Hay referencias al rapto en el Discurso del Monte de los Olivos, o Jesús habla exclusivamente de su segunda venida?
Muchos premilenialistas expertos en profecía bíblica han adoptado la posición que el rapto no se menciona para nada en el Discurso del Monte de los Olivos. Por el contrario, los posmilenialistas argumentan que el rapto sí se menciona en Mateo 24:31.
Pero vamos a considerar primero la última posición. Mateo 24:31 dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
La descripción más detallada del rapto, de Jesús que viene por su iglesia, la encontramos en 1 Tesalonicenses 4:13-18 que dice: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.
Al comparar a Mateo 24:31 con este pasaje, es cierto que encontramos dos cosas similares: el toque de la trompeta y la reunificación de los elegidos. Pero también hay varias diferencias:
• En el capítulo 14 de 1 de Tesalonicenses, los creyentes serán congregados en el aire, cuando el Señor Jesucristo aparezca en medio de las nubes y se los lleve al cielo. En Mateo 24, son congregados después de su llegada a la tierra, además allí no leemos mención alguna de que son llevados al cielo.
• En el capítulo 4 de 1 de Tesalonicenses, es el mismo Señor quien congrega a los elegidos, mientras que en el capítulo 24 de Mateo, son los ángeles.
• La reunión en 1 Tesalonicenses 4, incluye la resurrección de los cuerpos de los muertos en Cristo, mientras que en Mateo 24:31 no se hace mención alguna a nadie que haya sido resucitado.
• En 1 Tesalonicenses 4, los espíritus de los muertos en Cristo, vienen en las nubes con Jesús. En Mateo 24, el Señor regresa solo.
Esos que insisten en que el rapto está mencionado en Mateo 24:31, están de hecho asegurando que el rapto y la segunda venida son lo mismo, produciendo lo que bien podríamos llamar «el rapto yo-yo». Se le llama así, porque ellos están proponiendo que Jesús aparecerá por su Iglesia, los cuerpos de los muertos resucitarán para reunirse con sus espíritus, y los vivos serán levantados para encontrarse con Cristo en el cielo, para luego regresar de inmediato a la tierra. Esto de ninguna manera es un escenario bíblico, porque cuando Jesús dijo en Juan 14:1-3: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Este pasaje implica que cuando tenga lugar el rapto, los muertos y los vivos ser irán al cielo con el Señor.
Todas las ocasiones en que la Biblia alude a que el Señor hace un llamado para «congregar o reunificar» no se refiere al rapto. En el rapto, los cuerpos de los muertos en Cristo serán resucitados primero, luego levantados para encontrarse con el Señor y reunirse con sus espíritus. Mientras que los cristianos vivos les seguirán con cuerpos glorificados y ambos grupos serán llevados al cielo.
Además, podríamos por lo menos citar quince diferencias que demuestran que el rapto no es lo mismo que la segunda venida, como por ejemplo:
EL RAPTO | LA SEGUNDA VENIDA |
1. Cristo viene en el aire por los suyos | 1. Cristo viene con los suyos a la tierra |
2. El rapto - El traslado de todos los cristianos al cielo | 2. Nadie es trasladado |
3. Los cristianos son llevados a la casa del Padre | 3. Nadie estará en la casa del Padre |
4. Durante el rapto, no tendrá lugar ningún juicio en la tierra | 4. Cristo juzga a los habitantes de la tierra |
5. Cristo arrebatará a su Iglesia al cielo | 5. Cristo establecerá su reino milenial en la tierra |
6. El rapto es inminente - puede ocurrir en cualquier momento | 6. Tienen que transcurrir por lo menos siete años, para que tenga lugar la manifestación gloriosa del Señor. |
7. No tiene que cumplirse ninguna señal para que tenga lugar el rapto | 7. Antes de la venida personal de Cristo se cumplirán muchas señales |
8. Es sólo para los cristianos | 8. Afectará a toda la humanidad |
9. Será un tiempo de gozo | 9. Será un tiempo de lamentación y angustia |
10. Tendrá lugar antes del día de la ira de Dios, de la tribulación | 10. Ocurrirá inmediatamente después de la tribulación |
11. No se menciona a Satanás | 11. Satanás será atado en el foso del abismo por mil años |
12. Tendrá lugar el juicio ante el Tribunal de Cristo | 12. No hay mención alguna al Tribunal de Cristo |
13. Se celebrarán las Bodas del Cordero | 13. Su Esposa desciende con Él |
14. Solamente los suyos le verán | 14. Todo ojo le verá |
15. Comienza la tribulación | 15. Comienza el Reino milenial |