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El destino de una nación - ¿Arrepentimiento o juicio?

  • Fecha de publicación: Lunes, 24 Septiembre 2018, 13:28 horas

Para comenzar pongamos este tópico en perspectiva, citando dos pasajes de la Escritura. El primero es Salmo 33:12 que dice: “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí”. El segundo Proverbios 14:34, que declara: “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”.

Desde que el director de Radio América, Pastor José Holowaty iniciara el ministerio de Profecías Bíblicas a través de la Southwest Radio Church en 1978, la pregunta número uno en las conferencias proféticas siempre era: “¿En qué libro de la Biblia se menciona a Estados Unidos en la profecía bíblica?”. Los terribles acontecimientos ocurridos el 11 de septiembre de 2001, intensificaron la importancia y frecuencia de esta pregunta, y eso es ciertamente comprensible, porque la Biblia está colmada de profecías acerca de las naciones.

Por ejemplo, Isaías profetizó sobre los destinos de Asiria, Babilonia, Moab, Siria, Etiopía, Edom, Arabia, Tiro y Egipto. Jeremías cubrió las mismas naciones, añadiendo Filistea, Cedar, Hazor, Elam y Amón.

Casi todos los profetas hebreos hablaron sobre Israel y Judá, o ambos, y muchas de sus profecías se referían al destino de Jerusalén. Daniel se centró en los imperios mundiales, y en el proceso escribió la historia mucho antes que la mayoría de los historiadores registraran estos hechos aún después de ocurridos.

Daniel y muchos de los otros profetas también hablaron sobre la configuración de las naciones que existirían en el fin de los tiempos, justo antes del regreso del Mesías. Ellos predijeron:

- El resurgimiento del Imperio Romano en Europa.
- El restablecimiento del estado de Israel.
- Israel asediado por las naciones árabes vecinas.
- Israel amenazado por Rusia y sus aliados.
- Y las naciones en el Lejano Oriente capaces de reclutar un ejército de 200 millones y enviarlo contra el Medio Oriente.

Pero... ¿En qué libro de la Biblia se menciona a Estados Unidos en la profecía bíblica? ¿Cómo pudieron los profetas pasar por alto a esta gran nación? Lo que hace que esta pregunta sea aún más desconcertante, es que las señales de los tiempos indican que estamos en el umbral de la Tribulación, ¡y que Estados Unidos es la superpotencia dominante del mundo! Entonces... ¿cómo puede la Biblia dejar de mencionarlos?

La búsqueda de Estados Unidos por los eruditos en profecía ha sido extensa e intensiva. También muy imaginativa. En el siglo XIX, uno de los textos favoritos propugnados por los expertos en profecía, era este de Isaías en donde el profeta dice: “En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sion” (Isaías 18:7).

Ellos supusieron que este pueblo de elevada estatura y tez brillante eran los norteamericanos, y el río, el Misisipi, pero el problema radica en que el capítulo comienza identificando específicamente a la nación de la que está hablando, y se trata de Cus, el moderno Sudán, y el río al que se refiere es obviamente el Nilo. Además el entero escenario del capítulo tiene lugar durante el reinado milenial del Mesías.

A mediados del siglo veinte, el lugar más popular para encontrar esta nación en la profecía, cambió a los capítulos 38 y 39 de Ezequiel en donde se describen la batalla de Gog y Magog. Esta es una invasión masiva a Israel comandada por Rusia y sus aliados, todos los cuales son países modernos musulmanes.

Ezequiel 38:13 declara que cuando tenga lugar la invasión de Rusia a Israel en los últimos días, “Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?”.

Los eruditos en profecía en ese tiempo conjeturaron, que Sabá y Dedán podían ser Arabia Saudita y Kuwait, los mercaderes de Tarsis fueron identificados como Gran Bretaña, y sus príncipes como las colonias de Inglaterra en donde se habla inglés, incluyendo Estados Unidos.

Más tarde, a finales del siglo veinte, la identificación de Tarsis cambió a España. Para compensar esto, los defensores de esta teoría simplemente señalaron que Cristóbal Colón zarpó desde España y que por lo tanto como él descubrió América, esto convertía a Estados Unidos en uno de los príncipes de España. Nosotros pensamos, que todas estas especulaciones e intentos fallidos, se debieron a la desesperación de los estudiosos de las profecías con el paso de los años, por tratar de descubrir la identidad de Estados Unidos en la profecía bíblica.

Una de las últimas hipótesis que ha comenzado a circular en nuestros días, basada en supuestas pruebas científicas, antropológicas, y metalúrgicas, es que la evidencia señala a la isla italiana de Cerdeña como el lugar de los mercaderes de Tarsis. Cerdeña es la segunda isla más grande en el Mediterráneo, después de Sicilia. ¡Pero nos cuesta creer que alguien sea tan osado para afirmar que Estados Unidos es uno de los príncipes de Cerdeña!

Eso nos lleva a lo que nosotros consideramos como otra de las identificaciones fantasiosas y absurdas de esta nación, en la profecía bíblica. Se encuentra en Apocalipsis 12:14 y dice: “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”. Esta profecía establece que cuando el Anticristo intente aniquilar a los judíos en la segunda mitad de la tribulación, los judíos en Israel huirán sobre las dos alas de la gran águila”.

Algunos estudiosos han concebido la idea, de que Estados Unidos, cuyo símbolo nacional es el águila, proveerá en esos últimos días transportación área para salvar el remanente judío.

Pero tengamos bien presente que la Biblia es su propio intérprete y cuando examinamos la frase “las dos alas de la gran águila”, descubrimos que fue la misma que se usó en Éxodo 19:4 para describir cómo Dios Jehová sacó a los israelitas de Egipto: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí”.

Es la misma imagen que encontramos en Deuteronomio 32:11 en donde se habla de la forma cómo protegió Dios a Israel en el desierto. “Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas”.

Cuando en la Biblia se menciona al águila en el capítulo 12 de Apocalipsis, no se está refiriendo a Estados Unidos, sino a Dios. Lo que dice el pasaje es que Él mismo, en forma sobrenatural va a proteger al pueblo judío cuando ellos estén huyendo de la furia del Anticristo en medio de la tribulación

Esto nos lleva a lo que hoy se ha convertido en el pasaje más popular para identificar a Estados Unidos en la profecía bíblica. Se encuentra en el capítulo 18 de Apocalipsis el cual habla del gran imperio mundial dominante en los últimos días llamado “Babilonia la Grande”, el que será destruido por Dios un día, en una hora.

Aunque a algunos pueden encontrar esto descabellado, no hay duda que Estados Unidos comparte muchas similitudes con el corrupto imperio comercial mencionado en este capítulo. El imperio es descrito como uno que está en rebelión contra Dios, hasta el punto que “... se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible” (Apocalipsis 18:2b).

Además la Escritura declara, cómo la inmoralidad de este imperio ha causado corrupción en todas las naciones del mundo. “Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:3).

También es claro de acuerdo a la profecía, que Babilonia la Grande dominará completamente la economía mundial, y que su destrucción causará el colapso de las finanzas de todas las naciones. “Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio! Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías” (Apocalipsis 18:9-11).

Si examinamos todo esto cuidadosamente, en el presente contexto internacional, ciertamente pareciera que los versículos se refieren directamente a Estados Unidos, pero una vez más la Biblia es su propio intérprete y el capítulo 17 de Apocalipsis deja claro, que Babilonia la Grande es el imperio mundial del Anticristo en los últimos días, el cual estará centrado en Roma, no en Washington D. C.

Muchas profecías de la Biblia tienen un cumplimiento previo de tipo simbólico, antes de su conclusión final. La destrucción de Estados Unidos o de su economía, así sea por fuerzas externas o internas, y el impacto que tendrá este evento sobre el mundo, ciertamente podría constituir un cumplimiento simbólico previo del capítulo 18 de Apocalipsis, pero su consumación final será la aniquilación del imperio mundial del Anticristo.

Recordamos que esta hipótesis fue expuesta por primera vez alrededor del año 1978, en un libro escrito por el reverendo Noah Hutchings del ministerio de la Southwest Radio Church. En ese tiempo esta posibilidad que planteó causó mucho revuelo entre los estudiosos de las profecías. Sin embargo, tal como él registró entonces, todo indica que esto bien puede ser una semblanza profética previa.

Por lo tanto, el consenso de estudiosos respetables de la profecía es que Estados Unidos no está mencionado específicamente en la profecía bíblica, sino que está incluido en profecías generales que se relacionan con todas las naciones, pero además de eso, su destino aparentemente no está determinado específicamente.

Sin embargo esta conclusión suscita más preguntas que respuestas. ¿Por qué no se menciona a Estados Unidos? ¿Por qué la Biblia está aparentemente silenciosa sobre esta gran nación?

Los estudiosos consideran que hay varios escenarios posibles que explican las razones de por qué no se cita a Estados Unidos en las profecías de los últimos días.

1. Devastación causada por los terroristas

Debido a la libertad que prevalece en este territorio y sus fronteras abiertas, esa nación podría ser un blanco de ataques terroristas, los cuales podrían afectar fatalmente a su sociedad. Dichos asaltos podrían ser de diversas formas: biológicos, químicos y electrónicos. Es casi imposible proteger a una sociedad de terroristas suicidas que están dispuestos a sacrificar sus propias vidas para la causa.

2. Ataque nuclear externo

Otra posibilidad bien podría ser un ataque atómico directo o indirecto - este último en forma de pulso electromagnético con explosiones en la atmósfera de su territorio, realizado con armas generadoras de importantes cantidades de energía electromagnética ambiental que destruya total o parcialmente todo los equipos eléctricos y electrónicos dentro de su radio de acción, o también un ataque cibernético. Esto haría retroceder a este país a la era pre-industrial.

3. La inmoralidad

El tercer posible escenario sería un colapso interno debido a la inmoralidad reinante, el cual podría conllevar a una violencia propagada.

4. Colapso económico

Una cuarta posibilidad podría ser un colapso económico motivado por la astronómica deuda nacional que esa nación ha acumulado tan imprudentemente en las últimas décadas.

Dice el doctor David Reagan en su libro Estados Unidos en la Profecía Bíblica, publicado en el año 2003: “Lo primero que viene a la mente es una catástrofe económica causada por nuestra deuda fuera de control... No hay forma de escapar de la conclusión de que Estados Unidos se ha convertido en un adicto a la deuda... Creo que es muy probable que tenga lugar un colapso económico sin precedentes, porque el dinero es el auténtico dios de América, sin embargo el verdadero Dios de este universo es celoso y no tolera la idolatría. Él, por su propia naturaleza, se verá obligado a destruir a nuestro falso dios”.

5. El Rapto

Hay un quinto escenario que bien podría explicar la ausencia de esta nación en las profecías de los tiempos finales, y es el que todos preferiríamos y oramos para que sea así. Estamos pensando por supuesto, en el Rapto de la Iglesia. A pesar de que Estados Unidos se ha convertido en una nación secular, todavía alberga en su territorio a muchos cristianos verdaderos, algunos de los cuales están en posiciones poderosas en el gobierno, industria y el ejército.

El Rapto produciría un caos masivo en esta nación a una escala sin precedentes. Sin duda, daría lugar a la ley marcial. Y probablemente, la única forma para que pudieran sobrevivir sería acercándose a Europa y solicitando su inclusión en la Unión Europea.

Por lo tanto la conclusión más generalizada entre los eruditos conservadores, es que Estados Unidos no se menciona específicamente en la Profecía Bíblica del tiempo del fin, pero que sí está incluido en ella. Lo está en tipo y simbolismo profético. Para que ustedes entiendan mejor, permítannos explicar un momento esto que acabamos de decir.

Un tipo profético es la semblanza de una profecía que todavía no ha tenido cumplimiento y prefigura una realidad futura. Puede tratarse de una persona, un evento, una ceremonia o un objeto inanimado. Por ejemplo: El tirano griego Antioco Epífanes quien viviera entre los años 215 al 164 antes de Cristo, fue un tipo profético del Anticristo, quien hará su aparición en el escenario del mundo en los últimos días.

El sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, era una sombra de la finalidad de la Cruz. Cada aspecto del Arca del Pacto, señalaba al Mesías: Estaba hecha de madera - semblanza de la humanidad del Mesías. Cubierta con oro - indicando su Divinidad. Contenía tres objetos: Un recipiente con maná, destacando el hecho que el Mesías sería el pan de vida; las tablas de Moisés, para indicar que el Mesías guardaría la Ley perfectamente, y la vara de Aarón que floreció - como semblanza de que Él se levantaría de entre los muertos.

Una vez al año, el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y rociaba sangre sobre la cubierta del arca, significando con esto que el Mesías tenía que morir a fin de que la gracia de Dios cubriera su Ley.

Estudiosos serios de la profecía están convencidos que Estados Unidos es una semblanza profética del antiguo Judá. Recordemos que después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió en dos naciones: Israel y Judá.

Israel, la nación del norte, fue apóstata desde el principio. Fue fundada en rebelión contra Dios y permaneció en esa condición por 208 años hasta que fue conquistada por los asirios en el año 722 antes de Cristo. Durante el curso de su vida, tuvo 19 reyes y ni uno solo de ellos fue considerado justo ante los ojos de Dios.

Judá, el reino del sur permaneció por 136 años más, para un total de 344. Ocho de sus 20 reyes, fueron considerados justos por Jehová Dios. Ellos fueron grandes líderes tales como Ezequías, Josafat y Josías.

Esto mismo ha ocurrido con Estados Unidos, la historia registra a grandes líderes como George Washington, Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Franklin Delano Roosevelt y Ronald Reagan.

Ellos gobernaron esa nación con un grado de libertad sin paralelo para su día y tiempo, y así los habitantes de Estados Unidos fueron bendecidos. El país disfrutó de gran prosperidad, y se vio favorecido con abundancia de bendiciones. Y así como la Gloria del Shekinah residía en el templo en Jerusalén, a los norteamericanos se les permitió proclamar la gloria del Evangelio en todo el mundo.

Son estos y muchos más los paralelos, pero al igual que Judá, Norte América también comparte sus características negativas. Una es el orgullo. Judá se enorgullecía por sus bendiciones, y las personas se engañaron a sí mismas, llegando a pensar que ellos eran los responsables de estas bendiciones. Se olvidaron de Ese que era el verdadero autor de esto, tal como ha hecho Estados Unidos.

Otro paralelo negativo es la rebelión. Así como Judá se distanció a sí mismo de Dios, y se rebeló contra su Palabra, Estados Unidos se encuentra actualmente en este mismo proceso. El resultado para Judá fue la destrucción de su nación por los babilonios en el año 586 antes de Cristo.

Dios el Creador, antes de derramar su ira sobre esa nación, pacientemente los llamó al arrepentimiento y les dio advertencias sobre su juicio. Lo hizo en dos formas, a través de sus profetas y mediante juicios.

Las voces proféticas

Aproximadamente en el año 740 antes de Cristo, Dios ungió a un gran erudito de nombre Isaías, para que fuera profeta de Judá, y lo primero que le pidió fue que recorriera el territorio e hiciera un inventario espiritual de los pecados del pueblo. Obviamente, Dios conocía estos pecados, pero esa fue la forma que usó para que Isaías se advirtiera de ellos.

El informe de Isaías fue sorprendente y desgarrador. Revelaba claramente que las personas a quienes Dios había bendecido tan ricamente, le habían dado la espalda, tanto a Él como a su Palabra. Y dado el hecho, que estos pecados motivaron al Señor para destruir la nación, la ciudad y el templo que tanto amaba, debemos prestar mucha atención a cuáles fueron esos pecados.

El informe de Isaías está registrado en el capítulo 5 de su libro, y comienza en el versículo 7 con el pecado de injusticia: “Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor” (Isaías 5:7).

Lo segundo que mencionó fue la avaricia: “¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?” (Isaías 5:8).

El siguiente pecado fue la búsqueda de placer. “Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos” (Isaías 5:12).

El cuarto pecado que reportó fue la blasfemia: “Los cuales dicen: ¡Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!” (Isaías 5:19)

El quinto pecado que señaló Isaías fue la perversión moral. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

Isaías también lamentó el pecado del orgullo por sentirse muy intelectuales. “¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!” (Isaías 5:21).

Lo siguiente que Isaías identificó fue el pecado de la intemperancia: la falta de moderación, sobriedad y continencia. “¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida” (Isaías 5:22).

El pecado final a que se refirió Isaías fue la corrupción política. “¡Los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!” (Isaías 5:23).

Isaías concluyó su lista con una sumario declarado que detallaba la razón para todos los pecados: “Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel” (Isaías 5:24).

Por lo tanto, los ocho pecados de Judá que Isaías identificó fueron: injusticia, avaricia, búsqueda de placer, blasfemia, perversión moral, orgullo intelectual, intemperancia y corrupción política. Asegurando que todo esto había sido producido por haber desechado la Ley de Jehová y abominar su Palabra.

Agregando además, que su llamado al arrepentimiento fue recibido con burla y frivolidad: “Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio; y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (Isaías 22:12-13).

Isaías respondió a esta grosera indiferencia con una fuerte advertencia: “Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra... Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará” (Isaías 5:26a-28–29).

El informe de Jeremías

Sesenta años después, Dios llamó a un joven sacerdote de nombre Jeremías para que hiciera lo mismo que había requerido de Isaías. Le pidió que fuera e hiciera un inventario de los pecados de Judá. Cuando le informó a Dios, enumeró los mismos pecados que Isaías, pero agregó tres nuevos.

El primero fue inmoralidad. Esto, por supuesto, había sido insinuado en la acusación de perversión moral de Isaías. Pero Jeremías fue específico: “¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo” (Jeremías 5:7–8).

El segundo pecado que Jeremías detectó fue la corrupción religiosa: “Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?” (Jeremías 5: 30-31)

El tercer pecado que agregó a la creciente lista, fue mentes cerradas. Declaró que las personas no escuchaban cuando Dios les hablaba: “¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman. Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano” (Jeremías 6:10–11).

Jeremías entonces concluyó con tres declaraciones poderosas:

“... Endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse” (Jeremías 5:3b).

“No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron” (Jeremías 5:23).

“... Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza...” (Jeremías 6:15b).

Jeremías a continuación expresó un llamado al arrepentimiento, junto con una severa advertencia: “Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor” (Jeremías 6:26).

Pero el pueblo de Judá estaba tan atrapado en la rebelión que se negaron a arrepentirse, e hicieron mofa de la advertencia, respondiendo y gritando “... Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este” (Jeremías 7:4b).

Lo que ellos querían decir con esta proclamación, era que no creían que Dios en algún momento fuese a destruir su nación y la capital de ella, porque la gloria del Shekinah resplandecía sobre su templo.

Juicios correctivos

Mientras tanto, conforme Dios estaba hablándole a su pueblo por medio de profetas, llamándolos al arrepentimiento y advirtiéndoles con respecto a un juicio final, simultáneamente les estaba aplicando juicios correctivos. Estos son juicios diseñados para personas humildes y los motivan a pensar con una perspectiva eterna.

Antes de entrar en la Tierra Prometida, Dios les había advertido a los israelitas por medio de Moisés, que si no eran fieles a sus mandamientos, sufrirían juicios correctivos para llamarlos al arrepentimiento. Estos juicios se enumeran en detalle en el capítulo 28 de Deuteronomio, e incluyen cosas como malas cosechas, rebelión de adolescentes, una epidemia de divorcio, enfermedades desenfrenadas, políticas gubernamentales confusas, derrotas por los enemigos, dominación extranjera y el juicio final: exilio de la tierra.

Pero el pueblo de Judá persistía en sus pecados, y el resultado fue la conquista de la nación y su capital en el año 586 antes de Cristo por los babilonios, lo que resultó en que la mayoría de las personas fueron llevadas al cautiverio.

Dios en su misericordia les permitió regresar 70 años más tarde, pero durante los siguientes 400 años, persistieron en sus pecados. Fue así como en el año 70 de nuestra era, Dios permitió que fueran conquistados por los romanos y dispersados por todo el mundo, tal como les había advertido.

Esta historia sórdida de un pueblo ricamente bendecido, que se rebeló contra su Dios que los había engrandecido en forma tan abrumadora, se resume en dos versículos muy tristes, en los que casi se puede escuchar el lamento del Señor. “Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio” (2 Crónicas 36:15–16).

Tomando como modelo esta historia de Judá, podemos sacar algunas conclusiones sobre la forma cómo Dios trata con una nación rebelde a la que ha bendecido en forma tan abundante.

1. Levanta voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Y, si no hay respuesta...
2. Le aplica juicios correctivos...
3. Si la nación se arrepiente, Él perdona y los bendice. Pero si no hay arrepentimiento y persiste en su rebelión...
4. Dios destruye a la nación cuando llega a un punto de no retorno.

Y se llega a este punto, cuando “la herida se vuelve incurable”. Nahum declaró que Nínive tenía “una herida incurable” y Jeremías usó la misma terminología con referencia a Judá.

Incluso Dios le ordenó a Jeremías que dejara de orar por Judá “Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré” (Jeremías 7:16). También le dijo lo mismo a Ezequiel aunque en términos más fuertes, ya que la nación había llegado a un punto de no retorno y sería destruida. “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias, si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas... dice Jehová el Señor... Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?” (Ezequiel 1:12-14,21).

Todo esto nos recuerda las palabras en Nahum 1:2-3: “Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies”.

¿Cómo aplican estos principios a Estados Unidos?

Como ya dijéramos anteriormente, creemos que Dios levantó a Estados Unidos con el propósito de usar sus grandes recursos naturales e ingenio técnico para difundir el Evangelio en todo el mundo. Mientras esta nación cumplía con ese propósito, Dios derramó bendiciones sobre ellos, tales como libertad y prosperidad sin paralelo, gran poder, influencia mundial y la mayor bendición de todas: compartir el Evangelio con el resto del mundo. Incluso les otorgó la bendición de servir como la nación clave en el renacimiento y restablecimiento de Israel.

Pero los norteamericanos se apasionaron por su riqueza y poder, y comenzaron a darle la espalda a Dios: El Todopoderoso Dólar se convirtió en su dios; la avaricia en su motivador; el juego en el pasatiempo nacional; el sexo en la obsesión de sus habitantes; se tornaron en los mayores consumidores mundiales de drogas ilegales; expulsaron a Dios de sus escuelas; legalizaron el aborto; apoyaron todo tipo de perversiones; se convirtieron en el contaminador moral del planeta tierra a través de las películas y programas de televisión violentos, inmorales y blasfemos.

Mientras esa nación se revolcaba en la revolución sexual de la década de 1960, Dios comenzó a levantar voces proféticas grandes predicadores que comenzaron a llamar a esta nación al arrepentimiento. A partir de entonces estos hombres de Dios comenzaron a instar a los norteamericanos a que se volvieran a al Señor, pero rehusaron arrepentirse. Al hacerlo, el Todopoderoso empezó a enviar juicios correctivos, pero la nación cerró sus oídos. Algunos de estos juicios han sido:

La guerra de Vietnam - La que avanzó parejo con la revolución sexual de los años 1960. Luego tuvieron lugar los ataques ocurridos el 11 de septiembre del año 2001. Dios permitió que los terroristas destruyeran dos símbolos del orgullo norteamericano. Al centro de comercio mundial en las Torres Gemelas, emblema de su riqueza y al Pentágono en Washington DC, de su poder.

El huracán Katrina en el año 2005 - Grandes estudiosos de las profecías en Estados Unidos están convencidos que el huracán Katrina que causó tanta devastación, muertes y pérdidas materiales, fue la respuesta de Dios a la inmoralidad de esta nación y por obligar a Israel a abandonar la Franja de Gaza en el año 2005. La tormenta surgió de súbito en la costa del golfo de Estados Unidos, un día después del retiro de Israel de la franja de Gaza, e impactó a New Orleans en el momento en que se preparaba para celebrar su festival anual de los homosexuales.

La crisis financiera del 2008 - Las repercusiones de esta crisis financiera comenzaron a manifestarse de manera extremadamente grave desde inicios de 2008, contagiando primero al sistema financiero estadounidense, y después al internacional, teniendo como consecuencia una profunda crisis de liquidez, y causando indirectamente, otros fenómenos económicos, como una crisis alimentaria global, diferentes derrumbes bursátiles, como la crisis bursátil de enero de 2008 y la crisis bursátil mundial en septiembre de 2008. Esto, una vez más, esto fue una respuesta a la presión de esta nación por forzar a Israel a que entregara parte de su territorio. Esto último ocurrió en la víspera de Rosh Hashana, el Año Nuevo judío, cuando el mercado de valores tuvo una caída de 777 puntos, indicando con esto la firma de Dios.

La clase de líderes que merece esa nación - No es accidente que el presidente Barack Obama, el líder más aclamado por los norteamericanos, fuera el que más haya apoyado el aborto, a los homosexuales, que legalizara la marihuana, que estuviera en contra del capitalismo y quien más demostrara abiertamente su odio en contra de Israel en toda la historia de esta nación. El hombre que le prometió esperanza al pueblo norteamericano, destruyó esta esperanza con su miríada de programas y acciones impías.

Los paralelos

Ahora consideremos una vez más los paralelos entre Judá y Estados Unidos: el antiguo Judá fue bendecido con grandes líderes, libertad, prosperidad y bendiciones espirituales. El pueblo norteamericano asimismo ha disfrutado de todas estas cosas.

Pero, como Judá se desviaron dejándose arrastrar por el orgullo y la rebelión. Y como en el tiempo del antiguo Judá, Dios ha respondido con advertencias proféticas y juicios correctivos. Ahora sólo queda pendiente la destrucción.

Esto nos lleva a una pregunta muy importante: Si Judá que fue una nación escogida fue destruida por su rebelión, ¿por qué Estados Unidos va a ser tratado de manera diferente? La respuesta, por supuesto, es que Dios no va a tratarlos de forma distinta. Él ha levantado voces proféticas para llamarlos al arrepentimiento, y ha enviado juicios correctivos, y la única respuesta hasta ahora ha sido patriotismo, cuando la respuesta necesaria es arrepentimiento.

Los ataques ocurridos el 11 de septiembre del 2001, fueron un llamado de atención para esta nación. Pero en lugar de despertarse de su letargo espiritual a la necesidad del arrepentimiento, reaccionaron como el hombre medio dormido que presiona el botón en su reloj despertador, se da la vuelta y se vuelve a dormir. Y así, su sociedad ha continuado su camino descendente hacia Sodoma y Gomorra

Permítannos un momento para enfatizarles cuán seria se ha vuelto la decadencia en esta sociedad. Tal como dijera el fundador de este ministerio el Pastor José Holowaty en uno de sus mensajes: “Solo una persona de mi edad puede apreciar cuán radical y cuán rápidamente se ha desintegrado esta sociedad. Yo he sido testigo de su decadencia exponencial con mis propios ojos. Nací en 1934 y en ese tiempo: Los abortistas eran enviados a la cárcel; el embarazo fuera del vínculo matrimonial era algo escandaloso; la homosexualidad se consideraba antinatural e inmoral; la pornografía era despreciada como una perversión; el matrimonio era sagrado; la convivencia fuera del matrimonio era un tabú; el divorcio una vergüenza; el realizar las labores del hogar era algo honorable; el cuidado de los niños era proporcionado por las madres en sus hogares; el abuso infantil era algo inaudito; las señoras no decían malas palabras ni fumaban; la palabra ‘maldito’ era considerada una vulgaridad en una película, pero en los filmes hoy se pronuncian tantas palabras obscenas que es imposible contarlas”.

Es cierto que en su gracia y misericordia, Dios le ha otorgado a esta nación un respiro temporal: una ventana de gracia a través de la elección milagrosa del actual presidente Trump en el 2016. Creemos que el factor crucial para producir ese milagro fueron las voces de grandes predicadores en esa nación que se elevaron a Dios clamando misericordia. Por ejemplo, el Pastor Franklin Graham en cada una de sus predicaciones llevadas a cabo por toda la nación comenzaba con estas palabras: “No tengo esperanzas en el partido demócrata, ni tampoco tengo en el partido republicano: cero esperanza. ¡Nuestra única esperanza es Dios!”. Y procedía a instar a esta nación a la oración y el arrepentimiento.

Es muy interesante recordar que allá para los años 1980, cuando eligieron a Ronald Reagan, Francis Shaeffer, una de las grandes voces proféticas para Estados Unidos, también se refirió a la elección del señor Reagan como una “ventana de gracia otorgada por Dios”, y así fue. Pero tan pronto como concluyó su mandato en 1989, la sociedad norteamericana retomó al camino que había dejado, al rechazar los valores judeocristianos y comenzó a avanzar en un espiral descendente en el pozo secular y pagano del humanismo.

El señor Trump está haciendo muchas cosas buenas, no todas porque continúa proclamando a voz en cuello “¡Qué él va a hacer a Estados Unidos nuevamente grande!”. Pero no cuenten con eso, porque ningún dirigente puede hacer una nación grande mientras en forma arrogante se atribuya un crédito que sólo le corresponde a Dios, y los habitantes de la nación continúen en su rebelión abierta en contra del Creador y su Palabra.

El doctor David Reagan del ministerio El León y el Cordero cree, que esta nación, como Judá, ha ido demasiado lejos en su rechazo en contra de Dios. Que ha llegado al punto en que su herida se ha vuelto incurable. Cree asimismo que la elección del señor Trump no es un presagio de su futuro. Y asegura que puede demostrarlo con tres hechos brutales.

Dice: “1 - Después de ocho años de la administración más impía en la historia de Estados Unidos: El presidente Obama dejó la oficina presidencial con una calificación de aprobación del 60%. 2 - Su sucesora designada, la señora Hillary Clinton, recibió tres millones de votos más que Trump. 3 - Pero la generación de los ‘Milenials’ los jóvenes entre 18 a 29 años, apoyaron a un socialista declarado y cuando no logró la nominación, votaron abrumadoramente por la señora Clinton”.

Pero más importante que estos tres hechos, es la ignorancia por la Palabra de Dios que ha llegado a caracterizar a quienes profesan ser cristianos en esa nación. Esta ignorancia se refleja en las últimas encuestas realizadas por El Grupo Barna una agencia de investigación cristiana, las que demuestran que solo el 9% de los estadounidenses pudieron responder estas preguntas correctamente y entre los que profesaron ser cristianos que creen en la Biblia, sólo el 17%.

¿Pero... ¿qué se usó para determinar cuál es el cristiano que cree en la Biblia? Las respuestas a estas seis preguntas:

1) ¿Existe la verdad moral absoluta?
2) ¿Es la Biblia totalmente precisa en todos los principios que enseña?
3) ¿Es Satanás un ser real y no simplemente una fuerza simbólica?
4) ¿Pueden las personas ganar su camino al cielo haciendo buenas obras?
5) ¿Vivió Jesús una vida sin pecado?
6) ¿Es Dios el creador omnisapiente y todopoderoso del mundo quien todavía gobierna el universo hoy?

Además de todo lo antes dicho...
- El 77% de los estadounidenses cree que el divorcio es aceptable.
- El 71% considera normal las relaciones íntimas entre adultos solteros.
- 69% estima que tener un bebé fuera del matrimonio es aceptable.
- 58% creen que ver pornografía no tiene nada de malo.
- 70% está convencido que es estimulante que las parejas casadas practiquen todo tipo de aberraciones a fin de mejorar sus relaciones íntimas.

Consideremos también que las encuestas de opinión pública, sobre la aceptación por la abominación del matrimonio entre personas del mismo sexo, aumentó del 37% en el año 2007 al 62% en el 2018. Mientras que entre los evangélicos blancos aumentó del 14% en 2007, al 35% en el 2018.

Las encuestas llevadas a cabo en este 2018 indicaron, que Alabama es el único estado de la Unión en donde la mayoría de personas se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo. Esta nación y el mundo entero, necesitan despertar y reconocer el hecho de que legalizar una abominación no la hace moral, porque la legalidad no es igual a la moralidad.

Otro hecho al que tenemos que hacerle frente es que hemos perdido la guerra cultural, y que el humanismo ha triunfado. Estados Unidos ahora es una nación que debe estar implorándole a Dios que los libere del juicio destructor. Si el señor Trump es sucedido por otra persona de ideología liberal como Obama, apoyado por un congreso liberal, el giro será rápido e impresionante.

Todas las órdenes ejecutivas de Trump se revertirán de la noche a la mañana.
Se volverá a promover y aún con mayor intensidad el aborto. Se ampliará la legislación para que nadie se atreva a hablar en contra de los homosexuales y las perversiones sexuales. Abandonarán a Israel. Se impondrán más restricciones a los cristianos y la Corte Suprema protegerá aún más al paganismo y secularismo.

La advertencia en la Epístola a los Romanos

El pastor David Reagan está convencido que el capítulo 1 de la epístola a los Romanos, expone bien claro que el destino de esta nación está sellado, y en realidad eso mismo es lo que declara la Escritura: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:18–22).

Así es, ese es exactamente el punto en que se encuentra la historia de esta nación. Practicaron la impiedad cuando expulsaron a Dios de sus escuelas, y de todos los aspectos de la vida pública. La injusticia con el asesinato diario de bebés.
Suprimieron la verdad del origen del universo y de la vida. Están adorando la creación en lugar del Creador.

La epístola a los Romanos declara que Dios responde a este tipo de rebelión contra Él y su Palabra retrocediendo y bajando el cerco de protección que pone alrededor de las naciones, permitiendo que el mal se multiplique. Y los resultados han sido

1 - Una revolución sexual - que se desató en la nación en la década de 1960. “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén” (Romanos 1:24–25).

2. La plaga de la homosexualidad - que siguió en los años 80 y 90. “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:26–27).

¿Qué mayor depravación de mente se podía esperar de una nación que legalizó por decreto de la Corte Suprema, los matrimonios entre personas del mismo sexo? ¡Dios debió haberse lamentado en ese momento! ¡Especialmente cuando el señor Obama tuvo la audacia de iluminar la Casa Blanca con las luces que representan el movimiento que apoya todas las perversiones sexuales. ¡Qué espectáculo más depravado y sórdido!

El doctor Reagan declara: “No me cabe duda que el 26 de junio del 2015 firmamos nuestra sentencia de muerte, cuando nuestra Corte Suprema de Justicia expidió esta despreciable e impía decisión”.

Pero Estados Unidos no está solo, permítannos mencionarle a continuación los países en los cuales se realiza por decreto de sus gobiernos, el matrimonio entre personas del mismo sexo: Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, México: en 12 estados, Netherlands, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Sur África, España, Suecia, Taiwán, Reino Unido, y Uruguay. Es reconocido en Israel, en 5 estados de México y Bermuda.

Europa ha rechazado el cristianismo, y los cristianos son perseguidos y asesinados alrededor del mundo. El planeta entero es como una bomba de tiempo cuyo reloj continúa con su acompasado tic-tac hacia la destrucción. Y lo más triste es que la mayoría personas continúan sus vidas normalmente, como si nada estuviera pasando, sin tener en cuenta el hecho, de que la ira de Dios se cierne sobre todos nosotros y que en cualquier momento puede desatarse.

Pero, entonces... ¿Hay esperanza para Estados Unidos? Según el consenso de los mejores expositores cristianos evangélicos de esa nación, no hay mucha. Sin embargo, eso no debe causar desesperación entre el pueblo cristiano por varias razones.

Primero, todo lo que estamos experimentando es el cumplimiento de las profecías finales. Los profetas bíblicos, incluyendo al propio Señor Jesucristo, todos profetizaron que en los últimos días la sociedad se desintegraría en violencia e inmoralidad - que el tiempo sería tan malo, como lo fueran en los días de Noé, y que las personas estarían haciendo negocios y viviendo una vida normal.
Eso es exactamente lo que estamos viendo hoy, lo cual además indica, que los mismos proclaman el pronto retorno del Señor Jesucristo. Fue por esta razón que el gran pastor Adrián Rogers, dijo en una ocasión: “El mundo se está tornando gloriosamente oscuro”. O, como le gusta decir a la hermana Jan Markell, anfitriona del programa radial Entendiendo los Tiempos: “El mundo no se está haciendo añicos, sino que más bien todas las piezas se están colocando en su lugar”.

La segunda razón por la que no debemos desesperarnos es porque hay una esperanza individual, para todos aquellos de nosotros que somos creyentes en Dios, quien nos ha prometido que nunca nos abandonará.

Una tercera razón por la que no debemos desesperarnos es por lo que Dios está haciendo en el Cielo en este momento. La Biblia dice en el Salmo 2 que mientras todos los líderes políticos del mundo conspiran contra Él, Su Palabra y Su Hijo, nuestro Creador está sentado en su trono y ríe, pero no lo hace porque no le importe ¡No! ¡No se equivoque! Se ríe porque sólo Él posee la sabiduría y el poder para revertir todo lo malo de la humanidad y de Satanás, y hacer que triunfe su voluntad en la historia.

Y no olvidemos, tenemos una cuarta razón para tener confianza: La increíble esperanza del Rapto. Hay esperanza para todos los creyentes, porque conforme las tinieblas aumentan, la luz de Jesús brillará más radiante, como un diamante sobre un paño negro, y más y más personas se acercarán a Él y serán salvas.

Mientras tanto, conforme la oscuridad se acrecenta, esos de nosotros que somos creyentes, sirvamos como la sal y la luz de este mundo, permaneciendo fieles a Dios y a su Palabra, y rehusando ceder a las demandas de una sociedad pagana y corrupta, a pesar del costo que tengamos que pagar.

Debemos ser faros de luz, señalándole a las personas al Dios de Esperanza, mientras los urgimos a que depositen toda su confianza en Jesús - el Hijo de Dios, Rey de reyes y Señor de señores, quien retornará pronto.

“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8:22–23).

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