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Un hombre de principios

James Guthrie nació en una próspera familia anglicana en Escocia en 1612.  Atendió la Universidad de San Andrews, en donde se despertó su alma al igual que su mente.  Las dos influencias principales que usó Dios para atraerlo, fueron las reuniones semanales de oración y su amistad con Samuel Rutheford, uno de los teólogos más grandes de Escocia.  Guthrie abandonó San Andrews en 1638 para entrar en el ministerio presbiteriano.

El padre de las misiones modernas

William Carey nació en 1761 en una familia anglicana pobre en Inglaterra rural.  Deseaba convertirse en un jardinero profesional, pero una enfermedad de la piel impidió que trabajara bajo el sol.  Por consiguiente, a la edad de catorce años comenzó a entrenarse como aprendiz de zapatero.

Un hombre de Dios

Aiden Wilson Tozer, más conocido como A. W. Tozer, nació en 1897, el tercero de seis hijos en una familia pobre de Pensilvania.  Su padre era un enfermo crónico y él tuvo que abandonar la escuela después del sexto grado para trabajar en la granja de su familia. 

Trató de controlar los rumores

La tercera jornada misionera de Pablo había sido muy provechosa.  La provincia romana de Asia, a lo largo de la ribera de la moderna Turquía, ahora estaba evangelizada, y las iglesias de Grecia estaban marchando bien.   Pablo y sus compañeros de viaje llegaron allí, en donde permanecieron en el hogar de Mnasón, uno de los primeros discípulos.  Cuando la noticia de la llegada del apóstol se propagó, muchos cristianos llegaron a darle la bienvenida a Jerusalén.

Coronó al Rey, y el Rey le dio una corona mejor

         Archibald Campbell, el octavo conde de Argyll, fue uno de los consejeros privados de Escocia a principios de 1628.  En febrero de 1638 cuando el pueblo de Escocia de todos los estratos firmó el Pacto Nacional Escocés, un juramento que los obligaba a mantener la iglesia libre del control del gobierno, Argyll no lo firmó, pero trató de persuadir al rey para que se comprometiera con los que firmaron, quienes ahora se llamaban los Firmantes del Pacto. 

John Wesley

El 24 de mayo de 1738, John Wesley a regañadientes acompañó a un amigo a la calle Aldersgate en Londres para una reunión de los moravos, de los seguidores del Conde Nikolaus von Zinzendorf.  Allí el líder estaba leyendo el prefacio del comentario del libro de Romanos escrito por Martín Lutero. 

Jerónimo de Praga

Jerónimo de Praga era un aventurero alto, con una barba negra, un impetuoso reformador de la iglesia católica en la década de 1390.  Su amigo Jan Hus, también otro reformador, lo había animado para que viajara a Inglaterra y estudiara las enseñanzas de John Wycliffe, el reformador inglés.  Jerónimo fue a Oxford y literalmente absorbió las obras de Wycliffe.  Al regresar a Praga, le llevó a Hus todos los libros de él y de otros reformadores checos.

Pentecostés

Fue en Pentecostés, el 24 de mayo del año 33 de nuestra era, quince días después del sábado de la semana del Cordero Pascual.  Pentecostés marcaba el principio de la fiesta de las semanas cuando a cada varón judío se le requería aparecer en el templo.  Era una festividad de gozo con la presentación de los primeros frutos recogidos para el Señor.

El milagro de Johane

Malla Moe, una inmigrante noruega-americana, llegó a Suazilandia, África, en 1892 como misionera con la Misión Escandinava Alianza.  No tenía entrenamiento teológico formal, sino una carga increíble por las almas.  Había dedicado su vida entera a ganar africanos para Cristo.  Sirvió al Señor en Suazilandia hasta su muerte en 1953, a dos meses escasos de cumplir sus noventa años.

Las noventa y nueve

En 1806 en Escocia,  escribió un poema titulado “La oveja perdida”, el cual también se conoce como “Las noventa y nueve”.  Describe al Buen Pastor, abandonando su rebaño para encontrar una oveja que se le había perdido.

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