Como reconocer las falsas doctrinas
- Fecha de publicación: Jueves, 03 Abril 2008, 16:19 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
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La palabra “Doctrina” significa enseñanza. Adoctrinar es los mismo que enseñar, y es el deber de los pastores, además de evangelizar y bautizar a los nuevos cristianos, adoctrinarlos o, como literalmente dice la Biblia, “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt. 28:20).
Existen lo que conocemos como “Doctrinas Fundamentales”. En otras palabras, doctrinas que no pueden ser “negociadas” con el pretexto de... “trabajar unidos”. Por otra parte, hay aspectos que no dañan los fundamentos de la fe. En tales casos podemos participar con otros grupos denominacionales en esfuerzos que acordemos, como ser conferencias de edificación, evangelización etc... He aquí algunas de esas doctrinas fundamentales:
- La persona de Dios del Señor Jesucristo
- La Trinidad. ¿Es Dios Triuno o no?
- La Regeneración para la salvación eterna.
- La seguridad de la salvación (que la salvación NO se pierde).
- La resurrección de salvos y no salvos.
- La salvación solamente por gracia, sin obras.
- La Persona del Espíritu Santo y cómo lo recibimos.
Estas son doctrinas que llamamos fundamentales. Muchas veces, al buscar una iglesia con la cual trabajar y unir su membresía, somos inclinados a la parte superficial. Si el pastor es enérgico, si tiene palabras lindas, si hay buena música, si hay muchos jóvenes, si la gente es muy amable, besando y abrazando a todo el mundo, entonces sí, uno como que se siente muy bien. Aunque estas pueden ser buenas cualidades, de ninguna manera son las más importantes. Si a Ud. le tocara buscar una iglesia a la cual unirse, pida una entrevista con el pastor y hágale preguntas relacionadas con las doctrinas ya indicadas. Pero es necesario que Ud. sepa qué dice la Biblia sobre Dios, sobre Jesús, la Trinidad, la regeneración, la seguridad de la salvación, la gracia divina, el Espíritu Santo.
Oportunamente hablaremos sobre todas estas doctrinas. Muchas iglesias se pasan horas enteras repitiendo coritos, permaneciendo de pie, aplaudiendo y fingiendo gran espiritualidad. Pero no exponen la Palabra de Dios, no predican ni enseñan. En el mejor de los casos leen un texto para luego hablar sobre el dinero, supuestas sanidades, “liberaciones”, hablar en lenguas, expulsar demonios y cosas parecidas. En muchos templos ya no se predica el Evangelio, pero hay mucho de lo que sus promotores llaman, “alabanzas”. ¡ Tenga cuidado con estas iglesias!
Algunas otras preguntas para el pastor podrían ser: ¿Qué cree Ud. sobre el ecumenismo? ¿Cree Ud. que el catolicismo romano es cristiano? ¿Cree Ud. que una mujer puede desempeñar el pastorado? ¿Cómo define Ud. la apostasía? ¿Qué cree Ud. sobre los “psicólogos cristianos”? ¿Hay tal cosa como “psicología cristiana”? ¿Es verdad que debemos inducir a otros para que levanten su autoestima o la tiene ya demasiado alta? ¿Cree Ud. que teneos hoy nuevas profecías y que Dios sigue revelando algo nuevo que no está en la Biblia?
En cuanto a la música, si se trata de música con ritmo mundano, como lo hacen hoy la mayoría de las iglesias, Ud. no debe unirse allí. No es posible que una iglesia estrictamente bíblica apruebe tal música. El verdadero cristiano bíblico sabe lo que corresponde en el templo para la hora cuando se congregan los hermanos. Pablo es claro cuando, hablando de música, menciona “salmos, himnos y cánticos espirituales”. Hay muchas señales que las iglesias muestran en sus servicios para saber qué tipo de iglesia es.
Pero... ¿y qué hago si no encuentro una iglesia verdaderamente bíblica? De gracias a Dios y pida que él le ayude a comenzar una. Comience a ganar a sus vecinos, tal vez parientes, compañeros de trabajo etc... y haga estudios bíblicos en su hogar. Verá cómo el Señor les guiará y les ayudará a crecer, de modo que con pocos años, Uds. serán un apreciable número de concurrentes. Tenga mucho cuidado con la literatura que están usando, libros que lean y material que usen para las clases dominicales.
Tenga presente que estamos viviendo hoy lo que Pablo escribió en 2. Ti. 3:1-5. Hay mucho “apariencia de piedad”, pero no es más que apariencia, porque se trata de una abierta rebelión contra las doctrinas verdaderamente cristianas.