Los milagreros
- Fecha de publicación: Sábado, 02 Febrero 2008, 14:43 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
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Aprovecho esta oportunidad para compartir con mis lectores un interesante escrito de don Mariano González. Muchos de nuestros hermanos lo conocen por su programa En Esto Pensa del cual solemos radiodifundir.
Esto es lo que él escribió para cuantos andan buscando milagros:
Los milagreros
«Los seres humanos son propensos a la señal, al milagro, y se quedan con la boca abierta, admirados, cuando los farsantes de turno fanfarronean ante ellos de tremebundas hazañas, como el viejo don Furcio Buscabollos, personaje de los ‘tebeos’ de los años cincuenta. Herodes fue un hombre que suspiraba por la señal: ‘Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, Y ESPERABA VERLE HACER ALGUNA SEÑAL’ (Lc. 23:8). De tal modo se empecina el ser humano en ser espectador de señales y milagros que hasta en el mismo infierno porfía para que se hagan señales y milagros en la tierra: ‘Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre... Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán’ (Lc. 16: 27, 30). Como vemos, cuando allí se le dijo que aquí es la Biblia la que da testimonio de Dios y no lo que entra por los ojos, él insistió en que no era la Biblia, sino el milagro de un muerto resucitado lo que obtendría la conversión de sus hermanos. Y estas personas, muy fácilmente se dejan marcar por el espíritu de error de los milagreros, quienes dejan una huella indeleble en la masa, muy difícil de borrar.
Caminando por la calle real de Gibraltar se me acercó un hombre para hablar conmigo, por vez primera, de la Palabra de Dios. Y éste, lo primero que me preguntó cuando se me acercó, fue si yo hablaba en lenguas. Y me miraba espantado cuando comencé a hablarle de las lenguas y le dije que ese don, dado a la Iglesia primitiva, no estaba vigente en la actualidad. Conseguí su dirección para enviarle literatura, y conseguí verle y hablarle otra vez, pero en vano. Cabalgaba a gusto en el burro de los milagreros y no atendía a la Biblia para basar en ella su fe. Y en ese mismo burro sigue cabalgando hacia la eterna separación de Jesucristo: ‘No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad’ (Mt. 7:21-23).
De tal manera se deja marcar el ser humano por las señales falsas, que aunque se le demuestre palpablemente y sin lugar a dudas la falsedad de los milagreros y sus milagros, siguen asidos a lo falso, impertérritos, hasta la misma muerte.
La cámara oculta
Recordemos este caso que sucedió no hace mucho tiempo, y que pudo verse a través de la televisión. Por toda España se hizo notorio el milagro de los milagros: la virgen María aparecía (siempre de noche) en una finca de El Higuerón (Sevilla). De toda España se desplazaba la masa cretina para presenciar, desde lejos, el milagro de la aparición de la virgencita. Del Campo de Gibraltar acudían a miles, y hasta de Gibraltar se desplazaban muchos curas llanitos, ávidos por ver a la reina de su iglesia. La masa cretina, extasiada ante el espectáculo, gritaba sin desmayar durante horas, como los paganos de siempre: ‘¡Guapa, bonita, sálvanos, etc., etc.!’ ‘Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!’ (Hch. 19:34). Entonces se emitía por la televisión el programa La Cámara Oculta y el equipo del programa decidió ir allá para grabar in situ el esplendoroso espectáculo de la aparición de la virgen que, imitando el artístico trabajo de los costaleros con los muñecos que portan a hombros, se mecía suave y onduladamente ante la masa cretina. Y una noche, cuando nadie lo esperaba y cuando la masa cretina rugía de ‘fervor religioso’ ante la aparición de la virgencita, se encendieron las luces del coche de la cámara oculta y se fue hacia la aparición. ¡Y se armó la de San Quintín! La virgencita salió corriendo hacia su casa y los de la cámara detrás. La virgen resbaló y se cayó patas arriba en el dintel de su puerta, con los muslos al aire. ¡Era la dueña de la finca! La masa, cuando se vio sin su espectáculo, estuvo a punto de agredir a los periodistas. Y no pasó nada. A pesar de la evidencia del engaño que vieron todos los presentes, y millones de personas a través de la pantalla pequeña, a la semana siguiente volvía a aparecer la virgencita y allí estaba la masa cretina, como siempre, rugiendo: ‘¡Guapa, bonita, te quiero, sálvanos!’ El elogio de la locura.
Pero en el campo ‘evangélico’ también se ve la huella indeleble que los milagreros dejan impresa en la también masa cretina ‘evangélica’».
Son muchos los que hoy buscan milagros, sin darse cuenta que Satanás puede protagonizar milagros auténticos y satisfacer hasta al más supersticioso y curioso de los cristianos modernos. Recordemos lo que el Señor dijo en cuanto al calificativo que merecen los buscadores de milagros: “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mt. 12:38, 39). Según el Señor, la señal siempre segura y de procedencia divina, es la muerte y resurrección de nuestro Salvador. Las otras señales, aun cuando sean auténticas, no son necesariamente de procedencia divina. Para mayor información veamos lo que dice en 2 Tesalonicenses 2:7-12: “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. Aunque la Biblia dice que “por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira”, lo que ocurre es que Dios permite que Satanás haga despliegues de su sorprendente capacidad. Dios mismo se encarga para que los que deliberadamente buscan poderes siniestros los encuentren y los confundan con poderes divinos. ¿Por qué lo hace?: “A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. Se trata de milagreros condenados de antemano por Dios, porque “se complacieron en la injusticia”.
Es más, si usted cree que los milagros de hoy en muchas iglesias ya son sorprendentes, todavía no ha visto nada. Sólo piense lo que serán las iglesias apóstatas cuando tengan cumplimiento las palabras de Juan en Apocalipsis 13:13-15: “También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”. Si hoy los falsos cristianos están fascinados con engaños fácilmente detectables, ¿cuál no será el impacto que en esta gente tendrá el falso profeta cuando haga descender fuego del cielo ante la vista de millones de televidentes en todo el mundo? ¿Qué le parece la reacción de las multitudes al comprobar que el falso profeta logra hacer que una imagen del Anticristo hable y delate a cuantos cristianos estén en sus escondites?
Permítame esta pregunta: ¿Anda en busca de milagros para poder de verdad creer? ¡Los tendrá, pero todos ellos, aunque auténticos, serán de procedencia satánica, pero usted creerá que provienen del Dios del cielo!
Reciba a Cristo como su salvador personal, aléjese de las iglesias que pretenden simular milagros y aténgase al texto divino. Únicamente así podrá permanecer fiel al Señor.