Paul (David) Yonggi Cho
- Fecha de publicación: Jueves, 17 Enero 2008, 20:10 horas
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Paul Yonggi Cho es “pastor” de una de las iglesias protestantes de las Asambleas de Dios. La iglesia que pastorea en Seúl, Corea, la Yoido del Evangelio Completo, cuenta aproximadamente con 800.000 miembros, y es la más numerosa de todas las congregaciones protestantes. La revista Charisma de noviembre de 1992 informó, que después de una riña familiar, Paul Yonggi Cho cambió su nombre a “David”.
Las enseñanzas de Cho son una mezcla idólatra: Un poco de doctrina bíblica con un montón de enseñanzas ocultistas, sanidad, profecía, visualización, hechicería y técnicas paganas de la mente. Cho enseña que los cristianos pueden tener todo lo que deseen si recurren al mundo espiritual en la “cuarta dimensión”, visualizando las necesidades palpables, no importa cuán crasas y ordinarias puedan ser. Cho asegura que el pensar positivo, el hablar positivo y la visualización positiva, son las claves del éxito y que cualquiera puede “incubar” literalmente y “dar a luz” a la realidad física creando una imagen vívida en su mente y concentrándose en ella.
Del 28 de septiembre al 6 de octubre de 1992 se llevó a cabo la decimotercera Conferencia Internacional Anual de Crecimiento de la Iglesia, en Seúl, Corea. El costo para la conferencia fue de 1.750 dólares para personas en la Costa Occidental de Estados Unidos. El programa para esa semana fue “una adoración unida con una verdadera Babel de denominaciones”. El doctor Peter Wagner fue uno de los conferenciantes. La conexión de Cho con Estados Unidos es a través del Seminario Fuller y el doctor Wagner. Wagner es compañero de trabajo de Cho, un pentecostal como él, y actual gurú de la Iglesia de Estados Unidos del Movimiento de Crecimiento. Además de las enseñanzas falsas de Cho concerniente al crecimiento de la iglesia, dos de sus fallas más grandes tienen que ver con su enseñanza sobre el crecimiento de la iglesia mediante la organización. Primero, es negligente con la voluntad de Dios al concentrarse demasiado en la organización mecánica, y segundo, viola el papel bíblico de la mujer al nombrarlas líderes y pastoras para que les prediquen y sean pastoras de hombres.
A finales de 1990, Cho puso en circulación en Seúl la publicación Daily News con 700.000 suscriptores y una circulación total de un millón de ejemplares. Cuenta con un personal de 500 reporteros de tiempo completo en todo el mundo y de 800 empleados de tiempo completo y 400 de medio tiempo en Corea. Cho asegura que comenzó su periódico intentando afectar a su nación con un estilo de vida piadoso y moral. Cada edición contiene cuatro páginas completas de “material cristiano” y 24 páginas de información secular.
El involucramiento de Cho en el movimiento del pensamiento positivo, profecía y sanidad milagrosa, las prácticas carismáticas, la teología de la prosperidad y el evangelismo a todo lo ancho del mundo, ha servido para que se le considere hoy como un ejemplo de “éxito y prosperidad”.Como ha tenido tanto éxito en el crecimiento de su iglesia, un gran número de líderes cristianos están recomendando y usando muchos de sus libros. Pero lo que Cho hace en realidad es sustituir enseñanzas bíblicas, centradas en Dios, con un evangelio mundano centrado en el hombre, un evangelio de prosperidad, confesión positiva, visualización, el concepto de la cuarta dimensión y otras ideas peligrosas. Su teología y metodología se han apartado de las verdades de la fe cristiana histórica.
A continuación un breve sumario de las enseñanzas de Cho, sacadas de una disertación doctoral abstracta dada en la Universidad Bob Jones:
- Según Cho, la revelación de Dios no se limita a la Biblia, sino que continúa. Al decir esto, socava la autoridad y la suficiencia de la Palabra de Dios. Además, el método de Cho de interpretación es tan alegórico, arbitrario y subjetivo que virtualmente distorsiona las verdades bíblicas y su significado textual.
- En la doctrina de Dios, la filosofía de Cho centrada en el hombre, lo hace apartarse de las enseñanzas bíblicas en las áreas de la bondad, voluntad y soberanía de Dios. Cuando insiste en que la voluntad de Dios para sus hijos es prosperidad y salud, no le hace caso a la enseñanza clara de las Escrituras respecto a los sufrimientos de Cristo. Las enseñanzas teológicas de Cho están centradas en el hombre, cuando asegura que Dios no puede hacer nada si el hombre no coopera con él. Con esto socava seriamente la voluntad soberana, poder y posición de Dios.
- Las tres mayores falacias de la doctrina del Espíritu Santo de Cho, yacen en la obra, bautismo y dones del Espíritu Santo. La enseñanza de Cho sobre la obra del Espíritu Santo está estrechamente relacionada con el panteísmo. Al insistir que el hombre puede obtener y manipular el poder del Espíritu Santo, Cho, en el menor de los casos repudia la soberanía del Espíritu y amenaza su Persona Divina, y en el peor, virtualmente se involucra en el ocultismo. Cho cree que la señal del bautismo del Espíritu Santo es hablar en lenguas y por medio de eso, rehúsa reconocer que la evidencia de tal experiencia yace en las virtudes morales, no en pruebas milagrosas. Cho contiende que Dios todavía les garantiza a sus hijos dones milagrosos y sobrenaturales. Pero el Espíritu Santo reparte los dones a voluntad, tal como enseña 1 Corintios 12:11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. Cho viola la enseñanza clara de las Escrituras cuando exhorta a su pueblo a dedicarse a perseguir tales dones.
- Las enseñanzas de Cho sobre la naturaleza del evangelio y la doctrina de la fe se apartan de la verdad. Insiste en que el evangelio incluye más que el perdón de pecados. El punto de vista de Cho sobre la fe es más bien radical, ya que cree que una fe utilizada, definitivamente experimentará milagros. Para Cho si no hay milagros no hay fe.
- Con respecto a la doctrina del pecado, Cho pasa por alto la naturaleza pecaminosa del hombre cuando insiste que el hombre puede alcanzar su propio potencial ilimitado, simplemente ejercitando una actitud positiva, lo cual incluye imaginación y pensamiento. Este concepto ignora las enseñanzas del apóstol Pablo, quien enfatiza que ni siquiera el creyente redimido puede escapar del conflicto entre su vieja naturaleza pecaminosa y la nueva naturaleza: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo esta otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:15-24). Para Cho, el pecado humano es sustituido con la soberanía humana.
- La doctrina de Cho sobre los ángeles se basa en su teoría de la “cuarta dimensión”, un concepto que finalmente lo ha llevado al dualismo y ocultismo. Cree que la cuarta dimensión diabólica es capaz de hacer todo lo que hace Dios. Cho confunde la influencia demoníaca con posesión demoníaca, insistiendo que todas las personas no regeneradas están poseídas o tienen demonios morando en su interior. Cho también le atribuye todos los pecados y enfermedades al diablo.
- Asegura que si no hay visualización no hay crecimiento de la iglesia. Insiste en que cada ministro necesita visualizar, representar en la mente mediante imágenes visuales o sueños, los milagros y poderes que se deseen tener. Sin embargo, este método no es sólo antibíblico, sino que es la técnica ocultista más poderosa jamás conocida, practicada por chamanes y médicos brujos por miles de años.
a) Su fundación es antibíblica, porque Cho mal interpreta versículos de la Biblia para que se acomoden a su teoría peculiar. También ignora las advertencias de Dios respecto a los peligros y a la falsedad de sueños y visiones: “Cuando se levantara en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciara señal o prodigios, y si se cumpliese la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti” (Dt. 13:1-5). “Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal? El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová… Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis” (Jer. 23:25-32, 27:9, 10).
b) La visualización y los sueños son prácticas enfermizas ya que confían en la mente humana y se relacionan con el ocultismo. Las Escrituras condenan esta práctica.
c) Carece de fundamento, ya que Cho sólo confía en su propia interpretación de los ejemplos bíblicos y en sus experiencias personales.
- La sanidad divina es otro de los métodos que usa Cho para generar el crecimiento de la iglesia, asegurando que es el elemento más esencial. Esto es antibíblico por varias razones:
a) Primero, descansa en una falsa premisa, porque la Biblia muestra explícitamente que la sanidad o los milagros no necesariamente llevan a una persona al conocimiento salvador de Cristo. Permítame citarle unos ejemplos: “Mientras salían ellos, he aquí, lo trajeron un mudo, endemoniado. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios” (Mt. 9:32-34). “Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. Y tú Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mt. 11:20-24). “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento… Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?” (Jn. 9:1, 10). “Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años” (Hch. 4:5-22).
A pesar de que vemos por estos pasajes de las Escrituras que el Señor realizó milagros grandiosos, advertimos también que no hubo conversión alguna entre los religiosos ni entre las personas del pueblo que los presenciaron.
b) Promueve una motivación equivocada, ya que anima a la multitud para que venga a la iglesia por motivos ocultos.
c) Oscurece el verdadero propósito de la sanidad. Si estudiamos el contexto de las Escrituras nos daremos cuenta que los milagros de sanidad de Jesús eran para autenticar su identidad como Mesías y el apostolado a sus discípulos.
d) Finalmente, el concepto de Cho encubre la naturaleza verdadera de la sanidad, ya que confunde los desórdenes funcionales con enfermedades orgánicas. Además, contrario al patrón bíblico, Cho sólo sana a algunos, no a todos los que desean ser curados.
- Cho enseña que la oración definitivamente altera el mundo material y conlleva al crecimiento de la iglesia, pero falla en reconocer que la plegaria verdadera no necesariamente demanda un cambio de circunstancias o del mundo material para el hombre. Más bien requiere un cambio de actitud de parte del creyente y el sometimiento a la voluntad de Dios. Cho también tuerce el significado de “orar en el Espíritu Santo” cuando insiste que se refiere a hablar en lenguas. En lugar de eso, cuando Pablo y Judas animan a los creyentes a orar en el Espíritu Santo, se están refiriendo a la asistencia, influencia e intercesión del Espíritu Santo: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26). Vemos por esta Escritura que orar en el Espíritu nada tiene que ver con hablar en lenguas, tal como enseña Cho.
Y dice Cho refiriéndose a cómo orar por las necesidades: «Ordeno estas cosas en términos tan claros que no hay forma posible que Dios se equivoque para concedérmelas. Luego a continuación experimento fe». Cho dice que el Señor nunca recibe con agrado las plegarias vagas, y procede a enseñar que el creyente debe hacer peticiones específicas visualizándolas, ¡para que así se hagan una realidad por la fe! Éste es exactamente el punto en donde el movimiento carismático abandona el cristianismo y cruza el territorio del paganismo.
Enseña que es necesario visualizar, proyectar mentalmente un cuadro vívido de lo que se quiere junto con un deseo ardiente y una firme convicción de que ya se ha alcanzado la meta que se desea. Cho le llama a este proceso: «Visualizar el objetivo y luego incubarlo para que se convierta en realidad por medio del poder de la fe», pero... ¿no será más bien por el poder de la voluntad? Enseña además que los creyentes pueden pedir riquezas y éxito, cualquier cosa que deseen mientras sea moral. La clave para recibir estas cosas es la forma cómo las visualicemos, porque Dios no puede hacerlas una realidad a menos que el individuo incube la imagen.
Cho trata de ofrecer alguna justificación bíblica para sus ideas, dice que en primer lugar Dios se las comunicó directamente. Asegura que Dios le habló describiéndole el mundo material como si perteneciera a la tercera dimensión. Dios supuestamente le dijo a Cho, que como todos los humanos son seres espirituales, al igual que físicos, no tienen la cuarta dimensión en sus corazones, pero que al ejercitar el arte de concentrarse en visiones y sueños en la imaginación, es posible influir y cambiar la tercera dimensión, las cosas materiales, tal como hizo el Espíritu Santo cuando incubó la tierra primitiva. Según Cho, Dios le dijo que los adherentes al budismo y al yoga, realizan curaciones “milagrosas” porque exploran y desarrollan sus poderes humanos de la cuarta dimensión, imaginando escenas mentales de salud y haciendo que las mismas penetren en sus cuerpos. Asegura, que Dios le dijo que todos los seres humanos tienen el poder para ejercer dominio legítimo sobre el mundo material a través de la actividad de la cuarta dimensión.
Las enseñanzas de Cho son un sistema de la mente sobre la materia, o más bien de la imaginación sobre la materia. Admite francamente que es una versión cristianizada, precisamente de los mismos métodos practicados por budistas, por los exponentes del yoga y los seguidores de otros sistemas paganos, místicos y ocultistas. La única diferencia es que ellos reciben los poderes de la cuarta dimensión con la cooperación del diablo, mientras que los cristianos reciben la ayuda del Espíritu Santo. Dice que mientras apartemos nuestras mentes de cosas necias e ideas erróneas mantendremos el lienzo de nuestra imaginación limpio para que el Espíritu Santo pinte en él todas las cosas que vamos a tener. Cho dice que su iglesia gigantesca creció hasta su tamaño actual y continúa creciendo, porque él sigue sus principios de visualización. Primero imagina su iglesia creciendo hasta cierto número, luego visualiza todos los rostros e incuba la visión hasta convertirla en realidad. Cho enseña que todos los cristianos deberían centrar su meta en prosperar cuerpo, alma y espíritu. El éxito y fracaso en esto, depende enteramente del éxito o fracaso que tengan para visualizar.
Una característica de las enseñanzas del doctor Cho es la confianza absoluta en las ideas que brotan en la mente como “deseos”. Según él, fe no es simplemente confiar en que Dios hará esas cosas que ha prometido hacer en su Palabra. Redefine la fe como «la confianza absoluta en los deseos que llegan subjetivamente a la mente», porque estas ideas o deseos se supone que son comunicaciones directas de Dios. Por consiguiente, debemos desarrollar una confianza firme en ellas. Si tomamos estas ideas, las visualizamos y las incubamos para convertirlas en realidad, entonces tendremos los “milagros” prometidos y esa será nuestra experiencia de por vida.
Cho se enfoca en la llamada «mente subconsciente». El pensamiento positivo, la confesión positiva, la afirmación, la autoestima, la proyección de imágenes y la “sanidad interior” son todas ramas de la reprogramación de la mente subconsciente. Dice Cho, que creer de verdad, no tiene lugar en la mente consciente, sino más bien en la mente subconsciente. De manera similar, la confesión positiva, las afirmaciones y la visualización “crean la realidad” para la mente subconsciente. “La sanidad interna” obra en la base de esa sanidad que tiene lugar mediante la reprogramación de la mente subconsciente con una experiencia “positiva”. El substituto para perdón es una experiencia “negativa”. Según Cho, hay una fórmula en tres pasos necesaria para programar el subconsciente y lograr que las “oraciones” sean respondidas. El otro paso es la “oración creativa” a fin de retratar lo que se quiere espiritualmente hasta que el cuadro se haga una realidad. Cho le llama a esto «incubación: una ley de fe». Afirma que le enseñó a una solterona vieja a ordenarle a Dios que le diera un esposo, mediante la visualización de su deseo de un maestro de música, alto, delgado y caucásico.
Su teología comienza con la mente subconsciente y concluye con Dios y el cambio de papeles de Cho. Según Cho, el Espíritu Santo se somete a su voluntad. Dice: «Puedo ir a la cuarta dimensión del Espíritu Santo y decirle lo que necesito en mi iglesia en Corea, y él lleva a cabo el trabajo». La actitud de Jesús fue completamente lo opuesto, “...no sea como yo quiero, sino como tú” (Mt. 26:39b). Cho es autor de un evangelio rebelde que es idéntico al evangelio de la Nueva Era, un evangelio que enseña a los hombres a convertirse en co-creadores con Dios.
La teología de la visualización de Cho será de mucha ayuda al Anticristo. Y es así como la desarrolla en su libro La cuarta dimensión:
- El espíritu del hombre es su mente subconsciente, la cual incluye imaginación.
- El subconsciente está en la cuarta dimensión espiritual.
- La cuarta dimensión, el hogar del espíritu subconsciente, contiene tanto bien como mal y controla, crea e “incuba” el reino natural de la tercera dimensión.
- El espíritu del hombre o subconsciente, cristiano o no cristiano, puede desarrollar el control del mundo natural y “lograr dominio” sobre sus circunstancias tridimensionales. Por ejemplo, si visualiza una bicicleta, tendrá una bicicleta.
- Para lograr esto, el espíritu o subconsciente de la persona, debe unirse, o con el mal de la cuarta dimensión o con el bien. De tal manera que los budistas poseen poderes subconscientes idénticos como los cristianos.
- Cho dice: «Dios entonces me enseñó, que ya que podemos enlazar nuestra cuarta dimensión espiritual a la cuarta dimensión del Santo Padre, todos podemos tener más dominio sobre las circunstancias y ejercitar gran control y poder sobre la tercera dimensión».
- «Incubamos» el subconsciente mediante la imaginación y la visualización. De tal manera, que «sólo a través de una visión y un sueño podemos visualizar y soñar con iglesias más grandes».
- «El Espíritu Santo viene a cooperar con nosotros», a crear mediante nuestra imaginación y visualización.
- El Espíritu Santo empieza a “ejercitar dominio”.
Cho justifica esta teología añadiéndosela a las Escrituras. El pacto Abrahámico fue confirmado en Génesis 15:5 donde leemos: “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”. Luego la Biblia sigue diciendo en el versículo 6: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”.La versión e interpretación de Cho es completamente diferente. Y dice en la página 49 de su libro La cuarta dimensión: «Abram fue impactado con emoción, mientras veía que las estrellas cambiaban para transformarse en el rostro de sus descendientes. Esos cuadros llegaban a su mente una y otra vez y se convirtieron en sus propios sueños e imágenes. Estas imágenes de inmediato se convirtieron en parte de su cuarta dimensión, en el lenguaje de visiones espirituales y sueños. Estas visiones y sueños ejercieron dominio sobre su cuerpo viejo de cien años de edad, y pronto quedó transformado como si fuera un cuerpo joven».
Transforma la confianza simple en Dios en confianza en la visualización y lo oculto. La fundación mística de Cho está construida sobre las arenas de la mente subconsciente de Sigmund Freud y Carl Jung, pero no en la Roca, que es Jesucristo: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Co. 3:11). La Biblia nos dice que la imaginación del hombre es vana y que está en contra de Dios. Además, que el hombre es malo desde su juventud: “...porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud” (Gn. 8:21).
La teología de la cuarta dimensión que asegura que el espíritu es el subconsciente y la imaginación, concluye incorrectamente que “nacer del espíritu” significa «tener una imaginación que ha nacido de nuevo». La visualización y las “fuerzas creadoras de la mente subconsciente” deben, por consiguiente, provenir de Dios. En lugar de la renovación bíblica de la mente consciente con la Palabra de Dios, Cho enseña que debemos reprogramar el subconsciente para poder así crear mediante la afirmación e imaginación.
Jeremías 23:16 dice: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová”.Y dice Cho en las páginas 42-44 de su libro La cuarta dimensión: «El subconsciente es su espíritu. Tal vez se preguntará cómo podemos incubar nuestro subconsciente, y la única forma es incubarlo mediante nuestra imaginación, a través de visiones y sueños, porque las visiones y los sueños son el lenguaje de la cuarta dimensión, y el Espíritu Santo se comunica a través de ellas. Sólo mediante una visión y un sueño puede usted visualizar y soñar con iglesias más grandes».
Los frutos de la “cuarta dimensión” parecen “ser secretos revelados para oraciones respondidas y renovación de la iglesia”. Sin embargo, las raíces revelan un evangelio asociado con el ocultismo. La doctrina de Cho de crear mediante nuestra imaginación es un bloque de construcción colocado sobre un cimiento falso que apoya la confesión positiva y el poder de la mente. Esos que aceptan los “secretos” del poder de la mente de Cho están haciéndose esclavos de Satanás, en lugar de someterse al Espíritu Santo. La cuarta dimensión asegura que prepara a los creyentes para que ejerciten dominio sobre la tercera dimensión, el mundo material. En lugar de eso, está de hecho preparando a una iglesia apóstata para que le sirva a un Cristo falso.
Una de las características de la iglesia coreana es la tendencia a ver al cristianismo como un sendero hacia la prosperidad material. Esa inclinación es un residuo del chamanismo, la religión nativa en Corea y en otros países del noreste de Asia por siglos. En el chamanismo, usted le pide al chamán, quien es una especie de curandero y puede ser hombre o mujer, que interceda con los “espíritus” para que le garanticen salud y éxito en los negocios. En el chamanismo en Corea hay un “gran espíritu”, por encima de los otros, que no puede ser contactado a través de los chamanes. David Susan, un misionero luterano, cuenta que fue eso lo que «ayudó al cristianismo a levantarse del suelo, porque cuando los primeros misioneros cristianos llegaron y dijeron: ‘Hay un Dios todopoderoso que lo juzga a la hora de la muerte’, los coreanos dijeron: ‘Oh, sí, ya hemos oído hablar antes de ese dios’». En un sentido esto contribuyó para que los coreanos aceptaran el cristianismo fácilmente. Muchos coreanos que profesan ser cristianos, todavía consideran a los dioses del chamanismo y al Dios del cristianismo, como “espíritus similares”.
La disposición religiosa de los coreanos es tanto aprovechada como explotada por el cristianismo de Paul Yonggi Cho, en su evidente mezcla de hechicería, mente sobre la materia, egoísmo, sinkyo, budismo japonés y cristianismo. Pero mezclar ideas y prácticas paganas con la religión pura de Cristo, es condenado en las Escrituras como el odioso pecado de idolatría. Esta unión de cristianismo con ocultismo, está del todo prohibida por Dios. Tal como dijo por medio de Pablo: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?... ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?” (2 Co. 6:14, 16).
La iglesia más numerosa del mundo es una mezcla idólatra de enseñanzas bíblicas y técnicas paganas de control de la mente. Dios ha sido desposeído de su soberanía en los asuntos de los creyentes y la autoridad de las Escrituras es reemplazada por la autoridad de mensajes que el doctor Cho recibió supuestamente de Dios.