Una  batalla que el mundo entero sabía que llegaría desde hace 20 años, una batalla  que se volvió inevitable en el momento en que el entonces presidente iraní  Mahmoud Ahmadinejad abandonó toda pretensión de moderación y comenzó a pedir  abiertamente la «aniquilación de Israel» en el escenario mundial. 
Lo que  Israel asestó en las primeras horas de la mañana del viernes 13 de junio del  2025, pasará a la historia como uno de los mayores ataques preventivos en la  historia militar, rivalizando o superando los primeros disparos de la Guerra de  los Seis Días hace casi 60 años. Las instalaciones nucleares iraníes fueron  atacadas, científicos nucleares fueron asesinados y altos líderes militares  fueron eliminados. En una sola noche, el poder militar de Irán fue diezmado y  sus ambiciones nucleares retrocedieron por lo menos un año.
Según la  inteligencia estadounidense e israelí, Irán había enriquecido suficiente uranio  para fabricar casi diez bombas nucleares y estaba acercándose al punto de no  retorno. Cualquier demora adicional podría haber conducido a una catástrofe  global y al ascenso del principal patrocinador y difusor del terrorismo mundial  al estatus de potencia nuclear.
El  peligro no radicaba únicamente en que Irán pudiera colocar ojivas nucleares en  los misiles balísticos que ha lanzado contra Israel, aunque ese peligro era  grande. No hay forma de prever qué harían los ayatolás (máxima autoridad  religiosa de Irán) con un arsenal nuclear. Ciertamente, usarían su amenaza  nuclear para subyugar al resto de Medio Oriente, de la misma manera que han  subyugado a Siria, Líbano, Gaza y Yemen durante el último medio siglo.
Otros  países, como Arabia Saudita, se verían obligados a desarrollar sus propios  programas de armas nucleares para contrarrestar a Irán, lo que desencadenaría  una peligrosa carrera armamentista nuclear y una proliferación en todo Medio  Oriente. La Tercera Guerra Mundial estaría a un solo error de cálculo en un  Medio Oriente lleno de armas nucleares.
Dada la  historia de Irán en el terrorismo internacional asesinando disidentes en  ciudades europeas, haciendo explotar centros comunitarios judíos, intentando  asesinar a un embajador extranjero y conspirando para asesinar a varios  exfuncionarios estadounidenses, incluido el entonces candidato y actual  presidente Donald Trump, existía un peligro real de que Irán entregaría un  dispositivo nuclear rudimentario a un grupo terrorista para detonarlo en las  calles de algunos países.
Durante  décadas, muchos han dudado de la capacidad de Israel para atacar el programa de  armas nucleares de Irán de la misma manera que atacó el de Irak en 1981 y el de  Siria en 2007. La distancia, de unos 3.200 km., se consideraba demasiado  grande. A diferencia de Irak y Siria, las instalaciones nucleares de Irán están  dispersas y algunas de las más importantes están protegidas bajo tierra.
Afortunadamente  para el mundo, las fuerzas de seguridad de Israel estuvieron a la altura del  desafío. La inteligencia israelí se infiltró en el ejército iraní de manera  asombrosa, e Israel creó una ventana de oportunidad al destruir la mayoría de  los sistemas de defensa antiaérea de Irán en respuesta al masivo ataque con  misiles balísticos de Irán en octubre del 2024.