Acontecimientos finales en el Medio Oriente
- Fecha de publicación: Sábado, 08 Junio 2013, 03:41 horas
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El 17 de diciembre del 2010, Mohamed Bouazizi Sidi Bouzid, un joven de 26 años que vendía frutas y verduras para sobrevivir en Túnez, se prendió fuego en protesta en contra de la policía local. Ellos le confiscaron su carreta y no se la devolvieron. Sufrió quemaduras graves en el incidente y más tarde murió en el hospital el 5 de enero del 2011.
Este acto de desafío desesperado e inmolación de un individuo, cambió el matiz político del Medio Oriente, y como consecuencia se inició una revuelta popular que encendió los ánimos de miles de personas en Argelia, Libia, Egipto, Yemen, Gaza, Jordania y Líbano, la que más tarde llegó a ser conocida como la «Primavera Árabe», y que terminó por acabar con la dictadura del presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, quien había estado 23 años en el poder.
En un principio, estos levantamientos populistas en Túnez, Argelia, Jordania, Egipto y Yemen, fueron aclamados en occidente como las revoluciones que podrían sustituir a crueles dictaduras con democracias prometedoras. Mientras tanto, otros advertimos que habían algunos que permanecían en silencio detrás de las bambalinas, aplaudiendo las acciones de los revoltosos, tal como Al Qaeda y la Hermandad Musulmana.
Estos grupos islámicos saben muy bien que la llamada “democracia” puede ser un arma de doble filo. Si el pueblo es verdaderamente responsable, entonces los extremistas sólo tiene que convencer a la mayoría para que vivan bajo la ley islámica.
Y eso fue precisamente lo que ocurrió en Egipto, uno de los países más grandes y más influyentes en el mundo árabe, que el candidato de la Hermandad Musulmana fue elegido como presidente en junio del 2012.
Clamando por un nuevo Califato
El presidente electo de Egipto, el islamista Mohamed Morsi, en su primer discurso a la nación tras proclamarse vencedor después de los comicios presidenciales, aseguró que su país mantendría todos sus acuerdos internacionales, queriendo implicar con esto que le gustaría honrar el convenio de paz duradera con Israel. Sin embargo el problema es que muchos de sus distritos electorales consisten de extremistas, quienes detestan a Israel y desean constituir a Jerusalén como la capital del mundo árabe.
Una corriente de descontento continúa cobrando impulso a través del mundo musulmán y los guerrilleros militantes están tratando de tomar ventaja de la misma. Cuando los dictadores son derrocados los extremistas saben que es una oportunidad para inmiscuirse y tratar de llenar el vacío.
Sintiéndose ahora poderosos por el éxito que tuvieron en Egipto, los militantes musulmanes están renovando su llamado para la formación de un nuevo califato - es decir un estado islámico o imperio gobernado según la ley Sharia, que abarcaría todo el mundo árabe y otra vez, con Jerusalén como su capital. Esto es lo que los grupos extremistas han estado persiguiendo durante años. Cuando en el 2005, Al Qaeda lanzó su programa más popular difundido por Internet, lo llamó «La Voz del Califato», el cual ahora se conoce como «Canal la Voz del Califato».
Las intenciones de ellos son claras. La Primavera Árabe está preparando el escenario para una confrontación masiva que enfrentará a la emergente alianza islámica contra Israel y su lista cada vez más reducida de aliados confiables. Si estamos leyendo las profecías bíblicas correctamente, todo indica, que esto, entre otros factores, dará lugar a una serie de guerras en los últimos tiempos.
Cualquiera confrontación que estalle en este siglo XXI en el Medio Oriente, para todos los propósitos prácticos será una crisis mundial. Y lo es, en el sentido que en cualquier conflicto futuro que involucre a Israel y sus vecinos árabes, el resto del mundo de inmediato se alineará o de un lado o del otro. Cuando esto ocurra, habrá muy pocos partidarios que permanezcan neutrales, de hecho, tal vez ninguno.
Israel en el centro de la mira
Algunas veces las personas en otras partes del mundo, se preguntan: «¿Por qué voy a preocuparme por lo que ocurre en el Medio Oriente?». La respuesta es simple: lo que sucede allí invariablemente afecta al resto del mundo. Siempre ha sido así.
De hecho, la historia registrada comenzó con guerras en el Medio Oriente - y de alguna forma e irónicamente finalizará de la misma manera. Las Escrituras proféticas describen una serie futura de campañas militares que se centrarán en el Medio Oriente. En todos los casos, los agresores tendrán el mismo objetivo: vencer, saquear y destruir a Israel.
El pequeño país era en realidad el centro del mundo antiguo. Se encontraba localizado entre el Mediterráneo por el oeste, y el desierto sirio árabe hacia el este. De hecho formaba un estrecho puente que conectaba a dos grandes potencias del Oriente Próximo Antiguo. Al sur estaba Egipto, al norte Siria, y Anatolia y Mesopotamia al noroeste.
En nuestros días al pensar en el mundo, lo hacemos en términos de un planeta con cerca de 200 países independientes en cinco continentes. La civilización del mundo antiguo se originó en la región de Mesopotamia, cerca del golfo Pérsico y de allí emigraron. Una gran migración se desarrolló en lo que se conoce como «la Fértil Media Luna», que era como un gran arco de tierra cultivable que se extendía desde el golfo Pérsico, alrededor de Mesopotamia y de vuelta a Israel.
Para el año mil antes de Cristo, el mundo conocido se extendió hasta Europa. Las principales rutas comerciales del este al oeste, se establecieron a lo largo de la Fértil Media Luna. Abraham, el patriarca hebreo, en realidad siguió esta ruta antigua de Ur en Mesopotamia. Cuando los ejércitos del oriente se enfrentaban contra las tropas del occidente, todo sucedía en algún lugar en la Fértil Media Luna. Esto nos lleva a un punto interesante, y es que Israel se encuentra en el extremo oeste de esta área. Para viajar de este a oeste y de norte a sur, había que pasar a través de su territorio.
Esto no debería ser una sorpresa para nadie. Desde el principio de la historia humana, las fuerzas de las tinieblas han estado empeñadas en la destrucción del pueblo terrenal de Dios, porque fue a través de ellos que vino el Mesías al mundo. La idea de que Israel y Jerusalén son el centro del mundo no es sólo una tradición rabínica o bíblica, sino también una realidad geopolítica, porque cualquier cosa importante que sucede allí afecta al resto del planeta.
Bien poco sabían los descendientes de Abraham, también conocidos como los hebreos, lo que estaba reservado para ellos al entrar en la tierra de Canaán. Su territorio relativamente pequeño estaba justo en el corazón del mundo antiguo y en las fronteras de tres masas terrestres gigantescas: Asia, África y Europa. Cada gran reino que los rodeaba, desde el norte, sur, este y oeste, junto con sus monarcas conquistadores se enfrentaron con Israel, a pesar de que conocían su pueblo, sus leyes y las profecías sagradas de Aquel cuyo reino no pasará.
Después de todo, como ya se mencionaba, es allí donde tres continentes - África, Europa y Asia se interseptan. Es el lugar por donde circulaba el comercio mundial a través de las antiguas rutas comerciales, y donde se enfrentaron las civilizaciones e imperios. Algún día, este campo de batalla eterno será la sede de un vórtice tempestuoso de conflictos trascendentales que estremecerán la tierra, cuando los enemigos de Dios lleguen en contra de su pueblo terrenal Israel. Incluso ahora, particularmente en las Naciones Unidas, podemos ver que la comunidad internacional “elige lados”.
Tiempos de los gentiles
En una de sus enseñanzas proféticas en Lucas 21:24, el Señor Jesucristo habló acerca de “los tiempos de los gentiles”. Entendemos que esos tiempos corresponden al período extendido durante el cual el pueblo judío soportaría el dominio de las potencias gentiles, tal como dijo Pablo en Romanos 11:25: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. El propio Señor dijo que sería un tiempo cuando “...Jerusalén será hollada por los gentiles…” (Lc. 21:24b).
Durante gran parte de este período de supremacía gentil, que comenzó en los tiempos antiguos, cuando Israel perdió el control de su territorio hasta el día de hoy, las potencias mundiales han hollado este territorio. Romanos, bizantinos, musulmanes, católicos, y las potencias británicas, han ejercido su poderío militar para controlar la Ciudad Santa en diversas ocasiones a través de su historia.
Incluso hoy, los palestinos controlan el corazón de Jerusalén - el Monte del Templo. Entonces, para todos los propósitos prácticos el profetizado dominio gentil sobre Jerusalén continúa.
Algunos estudiosos de las profecías han sugerido que los “tiempos de los gentiles” concluyeron en 1967, cuando Israel tomó control de gran parte de la ciudad antigua de Jerusalén, por primera vez en más de dos mil años. Sin embargo, como podemos ver, este punto de vista pasa por alto el hecho que los israelitas no controlan el Monte del Templo - el propio corazón de Jerusalén.
En 1967, el general Moshe Dayan, líder de las fuerzas victoriosas de Israel, permitió que el Monte del Templo quedara bajo el control administrativo de los árabes como un gesto de buena voluntad. Hoy se encuentra bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina. Es por esta razón que creo que los tiempos de los gentiles continuarán hasta la propia tribulación, cuando Jerusalén será hollada por fuerzas mundiales no judías una vez más.
Paige Patterson, el octavo presidente del Seminario Teológico Bautista en Fort Worth, Texas, afirma en la Biblia de Estudio The Criswell, que «Jerusalén y el templo serán hollados por estas fuerzas gentiles hasta que Cristo intervenga en su retorno para establecer su reino terrenal».
El teólogo cristiano Dwight Pentecost en su libro Venga tu Reino, coincide con este punto de vista y dice: «Los tiempos de los gentiles comenzaron entonces en los días de Nabucodonosor, y continuarán hasta la segunda venida de Jesús el Mesías a este planeta. Porque tal como dice Salmos 2:9, que cuando regrese ‘Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás’».
Sin embargo, desde 1948 nos encontramos en un período de transición del “tiempo de los gentiles”hacia uno renovado, en el que Dios tratará directamente con su pueblo antiguo, Israel.
Debe notarse que el retorno de los judíos a Israel, de hecho comenzó mucho antes de 1948. Desde 1882 a 1939 hubo cinco oleadas migratorias. En ese sentido uno puede decir que el período de transición de los tiempos de los gentiles comenzó en el siglo XIX y se completará cuando el Mesías retorne.
Últimas guerras en la Tierra
Dado que la fase actual de la historia centrada en los gentiles llega a su fin, la Biblia indica que el Medio Oriente servirá como plataforma para una serie de devastadores conflictos militares. Estas campañas aumentarán en tamaño y alcance y culminarán con la segunda batalla de Gog y Magog - la que literalmente le pondrá fin a todas las guerras y tendrá lugar a la conclusión del milenio.
A continuación, vamos a considerar estos conflictos uno por uno, de acuerdo con el orden cronológico considerado correcto, por estudiosos de la profecía.
1. Guerras preliminares árabe-israelíes profetizadas en el Salmo 83, en los capítulos 11 al 19 de Isaías y Abdías 1 al 21
La primera serie de conflictos están anticipados en numerosos pasajes proféticos que hablan sobre el escenario de los vecinos de Israel en el Medio Oriente, y de cómo unirán sus fuerzas en un esfuerzo por destruirlo. Claro está, muchas de estas profecías antiguas se cumplieron en el pasado, cuando naciones como Babilonia, Egipto, Edom y Asiria fueron una amenaza para Israel. Sin embargo, otras no se ajustan dentro del contexto de la historia pasada, por lo tanto, es claro que deben ser una referencia a eventos futuros.
Desde la guerra de 1967, cuando Israel fue atacado por todos los lados por naciones árabes hostiles y obtuvo una victoria abrumadora, el Salmo 83 ha atraído la atención de varios importantes comentaristas bíblicos. He aquí cómo comienza el pasaje: “Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza. Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria del nombre de Israel. Porque se confabulan de corazón a una, contra ti han hecho alianza las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas, Moab y los agarenos; Gebal, Amón y Amalec, los filisteos y los habitantes de Tiro. También el asirio se ha juntado con ellos; sirven de brazo a los hijos de Lot” (Sal. 83:1-8).
Por ejemplo, William MacDonald, en su Comentario Bíblico del Creyente, ve el Salmo 83 como una profecía que se cumplió al menos inicialmente en 1967, cuando Israel recapturó la Ciudad Antigua de Jerusalén por primera vez en más de dos mil años.
El Salmista dice que los enemigos alrededor de Israel, citados en los versículos 6 al 12, y ubicados al norte, sur y este del Israel antiguo, están decididos a borrarlo del mapa. En tiempos antiguos, Israel nunca enfrentó una alianza de enemigos de tan grande alcance, pero por seguro hoy sí. Todas las naciones mencionadas, en un tiempo u otro se opusieron a Israel en diferentes períodos de su historia antigua, pero nunca todos al mismo tiempo.
La gran mayoría de eruditos evangélicos no ven el Salmo 83 como una profecía futura. Sin embargo, hay algunos que sí. Por ejemplo, el doctor J. Vernon McGee, autor de A través de la Biblia, estaba convencido que era así, y escribe en el volumen 2 de su Comentario: «Asur [como así se le llama en la Versión Reina-Valera 1909] es Asiria. Los hijos de Lot serían Moab y Amón. Los nombres en esta porción de la Palabra de Dios son sus enemigos. No hay lugar en la historia en donde todos ellos encajen, y esto lo convierte en una porción muy notable, porque indica que esos versículos se refieren al futuro. Aparentemente estas naciones que existieron en un tiempo, aparecerán nuevamente en el futuro».
Las naciones mencionadas en el Salmo 83 son esas que compartían una frontera común con Israel en los tiempos bíblicos, como Filistea, Edom y Moab en el sur y Asiria en el norte. El doctor McGee asegura que las naciones citadas en el Salmo 83, «aparecerán nuevamente en el futuro». Sin embargo, con el debido respeto, nada en esta profecía demanda una resurrección futura de estas mismas naciones después de miles de años, para que luego integren una coalición que tratará de buscar la caída de Israel. En lugar de eso, el salmista simplemente describe un tiempo futuro cuando los países que ocupen el área correspondiente a los países bíblicos mencionados en la profecía, y que rodean a Israel, se unan en su contra, tal como hicieron en los tiempos bíblicos, sólo que a una escala mucho más amplia.
El señor Bill Salus, estudioso de las profecías, es otro de los que está convencido que el Salmo 83 es una profecía del futuro y dice en su libro publicado en inglés Isralestine, que los confederados nombrados en el Salmo 83, corresponderían en el día de hoy, a...
• “Las tiendas de los edomitas” - Su equivalente moderno son los refugiados palestinos y los jordanos del sur
• “Los ismaelitas” - Que corresponden a Arabia Saudita
• “Moab” - A los refugiados palestinos y jordanos del centro
• Los “agarenos” - A los egipcios
• “Gebal” - Al norte de Líbano
• “Amón” - Los refugiados palestinos y jordanos del norte
• “Amalec” - Los árabes al sur de Israel
• “Los filisteos” - Los refugiados palestinos y Hamás de la Franja de Gaza
• “Los habitantes de Tiro” - Hezbolá y el sur de Líbano
• “El asirio” - Que no son otros que los sirios modernos y
• “Los hijos de Lot” - Son los mismos Moab y Amón mencionados anteriormente.
Réplicas del futuro
De hecho, en nuestros días, bien podríamos estar experimentando los primeros estremecimientos de los temblores escatológicos de las futuras guerras árabe-israelíes. Los antagonistas vecinos de Israel son países musulmanes como Egipto, Arabia Saudita, Líbano, Turquía, Siria, y la mayoría del mundo árabe. En el siglo XX tuvieron lugar tres grandes guerras en el Medio Oriente: en 1948, 1967 y 1973. Israel también invadió la península del Sinaí en 1956 y a Líbano en 1982. Los enemigos del estado judío provocaron tales acciones.
En el siglo XXI han tenido lugar escaramuzas y conflictos, incluyendo la Guerra del Líbano en el 2006, en la que Hezbolá afirma que le administró su primera derrota militar a los israelitas. Indudablemente, más enfrentamientos se vislumbran en el camino. Conforme el expansionismo islámico iraní extiende sus tentáculos a través de la región, los observadores están llegando a la escalofriante conclusión, que el día del juicio final se acerca rápidamente.
Los regímenes militantes islamitas ni siquiera tratan de ocultar su determinación de borrar al estado judío del mapa - tal como dice el Salmo 83. Las probabilidades a que se enfrenta Israel son desalentadoras. Los habitantes de la diminuta nación judía son superados en número por su contraparte árabe, en proporción de uno contra cincuenta. Por lo tanto, conforme nos acercamos al período de la tribulación, podemos esperar aún más guerras árabe-israelíes y escaramuzas.
No es difícil imaginar un escenario en el que Israel gana una concluyente victoria militar sobre sus enemigos árabes en una guerra futura. Después, un influyente líder político, tal vez un representante de la Unión Europea - del Cuarteto, integrado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas, le ofrece a los árabes y palestinos una oportunidad de guardar las apariencias después de una derrota militar devastadora, mientras que al mismo tiempo le promete a los israelíes paz y seguridad.
Bajo estas condiciones, un acuerdo de paz global podría ser una opción atractiva para todas las partes. Sin embargo, todo esto es una interpretación, y como tal, por definición, está sujeto a error. Es por eso que no podemos ser dogmáticos en materia de interpretación de las profecías, particularmente con respecto a los detalles en donde la Escritura es difícil de comprender. ¡No obstante, es intrigante plantear las posibilidades!
¿Quién ganará las guerras árabe-israelíes?
El Salmo 83 concluye con una plegaria ferviente por la victoria de Israel, pero no revela el resultado de estos conflictos. Para esa información tenemos que ir a otros textos. Varias secciones de la Escritura sobre el “día de Jehová” en Isaías y Abdías, por ejemplo, mencionan conflictos entre el Israel de los últimos días y sus vecinos - y el resultado de estos enfrentamientos.
Es importante captar correctamente el contexto adecuado para interpretar la Biblia. Esto es especialmente cierto cuando se interpreta el significado de las profecías de Isaías, varias de las cuales son fuertemente mesiánicas y contienen elementos que trascienden el contexto histórico inmediato. Por consiguiente, vamos a examinar una entera sección de Isaías en lugar de sólo unos pocos versículos aislados.
Isaías 11 al 19
Capítulo 11 - Esta es una profecía magnífica que describe el mundo milenial cuando el Mesías Jesús reinará como el heredero de David: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Is. 11:9).
Mira anticipadamente hacia la reunificación escatológica de Israel en ese día: “Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra” (Is. 11:11, 12).
Capítulo 12 -El profeta anticipa un tiempo futuro, cuando el pueblo de Israel alabará a Jehová y celebrará su obra maravillosa entre las naciones. “En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado” (Is. 12:1).
Capítulo 13 - Isaías recita una serie de profecías en contra de los enemigos de Israel en el Medio Oriente, quienes han conspirado en contra de ellos. El primero es Babilonia. “Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz... He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores” (Is. 13:1, 9).
Capítulo 14 -El profeta continúa con una profecía en contra de Siria. “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; que quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro” (Is. 14:24, 25).
Capítulos 15 - Son profecías en contra de Moab. “Profecía sobre Moab. Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en silencio. Cierto, de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio. Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda barba rasurada. Se ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados y en sus plazas aullarán todos, deshaciéndose en llanto. Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él” (Is. 15:1-4).
Capítulo 16 -Son más profecías sobre Moab. “Pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles” (Is. 16:14).
Capítulo 17 -Es una profecía en contra de la ciudad de Damasco. “Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas” (Is. 17:1).
Capítulo 18 -Este es un mensaje del Señor a uno de los vecinos distantes de Israel - a Cus, la Etiopía actual. “¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía... En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sion” (Is. 18:1, 7).
Capítulo 19 y 20 -Son una profecía contra Egipto, seguida por una predicción de que Jehová será conocido en su territorio: “Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán” (Is. 19:21).
Esta sección de Isaías se refiere primordialmente a los opresores de Israel en la antigüedad y al hecho de que Dios estaba usándolos para juzgar a su pueblo por sus pecados. Lo interesante, sin embargo, es que estos capítulos se intercalan con hechos ya ocurridos y profecías del milenio.
Después de todo, la historia tiende a ser cíclica, es decir, que los eventos y las circunstancias se repiten a menudo a lo largo de vastos períodos. El Santo de Israel, hablando por medio de Isaías, quiere que el mundo sepa que sus juicios contra los enemigos de Israel en el Medio Oriente no vienen con una fecha de expiración. Las naciones que conspiren para destruir al pueblo judío en el futuro, van a sufrir la misma suerte que las que lo hicieron en el pasado. En algunos casos, los juicios del tiempo del fin serán aún más catastróficos que los que le sobrevinieron a los enemigos de Israel en la antigüedad.
Abdías 1 al 21 -En estos versículos, Abdías profetiza específicamente en contra de Edom, otro vecino del Israel antiguo. Los edomitas habitaban el territorio al sur de Moab y el mar Muerto, en el área que corresponde hoy a Jordania moderna. Al igual que Isaías, la mayoría de las predicciones de Abdías, fueron acerca de eventos que tuvieron lugar específicamente en su día, cuando tuvo lugar la cruel agresión en contra de Judá, el Reino del Sur. Pero una vez más podemos percibir en sus profecías el futuro escatológico, cuando en el versículo 15 comienza a hablar “del día de Jehová”. En los versículos 19 al 21, el profeta asegura que Israel gobernará en el desierto de Neguev y que tomará posesión del monte de Esaú, al igual que del territorio de los filisteos y los caananitas. “Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad. Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev. Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová” (Abd. 19-21).
El punto es claro: los esfuerzos de los vecinos de Israel por borrarlo del mapa terminarán con una ignominiosa derrota. Este ha sido el caso en el pasado y será lo mismo en el futuro.
2. Las guerras al estilo de Antíoco en el capítulo 11 de Daniel
Jesús el Mesías fue el maestro y comunicador más grande que haya existido jamás. Su herramienta de enseñanza favorita eran las parábolas - historias terrenales con significado celestial. Una parábola le permite al profesor declarar dos pensamientos paralelos, de modo que lo que sabemos acerca de uno de ellos nos ayude a comprender al otro. Por ejemplo, en la parábola del hijo pródigo en Lucas 15:11 al 32, Él coloca lado a lado, la compasión de Dios por los pecadores perdidos junto al amor de un padre terrenal con un hijo rebelde. Y lo último nos ayuda a entender lo anterior.
Encontramos este mismo fenómeno en pasajes proféticos. Por ejemplo, Dios usa figuras históricas como Antíoco Epífanes y Tito, para enseñarnos sobre el Anticristo, el hombre de pecado que habrá de venir. Emplea hechos de la historia, que ya comprendemos, para ilustrarnos acerca de algo que no entendemos bien porque todavía es cosa del futuro.
Daniel 11 es un capítulo clave. Aquí tenemos las réplicas, por decirlo así, de los terremotos de la Campaña de Armagedón. Esta profecía a largo plazo de Daniel, abarca un panorama de la historia del mundo que se extiende desde la época del profeta, es decir desde los siglos V al VI a.C., a través de un período de 2.500 años de la historia del mundo - abarcando el ascenso y la caída de una sucesión de imperios hasta el fin de los días.
En el capítulo 11, Daniel escribe en forma detallada de los reinados de Asuero, Darío y Alejandro Magno, al igual que describe las guerras que tuvieron lugar entre los tolomeos y los seléucidas en los años 300 al 100 a.C.
De hecho, Daniel es tan específico, que los críticos argumentan que alguien más escribió sus profecías mucho después que los hechos tuvieron lugar, y siglos después que el profeta había desaparecido de la escena. Por lo tanto, según ellos sus escritos no son para nada proféticos.
El verdadero problema es que los escépticos simplemente no pueden creer que Daniel tenía conocimiento exacto de estos eventos anticipadamente y con abundancia de detalles.
Sin embargo, lo que nos interesa en este estudio, es que comenzando con el versículo 36 del capítulo 11, Daniel avanza en el futuro hasta “al cabo del tiempo” como dice en el versículo 40, o como declara el versículo 13, del capítulo 12, “hasta el fin”. No olvide que en Daniel 10:14, el ángel le hizo esta promesa: “He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días”. Y eso es exactamente lo que está haciendo.
Dice Daniel 11:36: “Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá”. El rey que se menciona aquí, no es un griego o un egipcio de la antigüedad, sino que como se trata del tiempo del fin, se refiere al anti-Mesías, al Anticristo, un futuro líder político que sabe cómo hacer las cosas, que castiga severamente a sus enemigos, mientras recompensa pródigamente a sus súbditos obedientes. “Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra” (Dn. 11:39).
Antíoco y el Anticristo
Tal como mencionáramos antes, Daniel usa Antíoco Epífanes el Cuarto, un seléucida griego que reinara entre los años 215 al 164 a.C., como un modelo que nos proporciona información importante sobre el carácter y los planes del Anticristo de los tiempos finales. Antíoco atacó a Jerusalén en el año 167 a.C. en su camino a casa, después de una vergonzosa derrota en Egipto. El rey estaba furioso y desahogó su ira sobre el pueblo de Israel. Asesinó a decenas de miles de ellos, estableció a su propio “sumo sacerdocio” y profanó el templo al dedicarlo a la adoración de Zeus. El entero episodio fue un desastre total para Israel.
Similar a Antíoco, el futuro Anticristo hará sus propios planes con «la tierra gloriosa» - Israel. “Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán...” (Dn. 11:41a). Sin embargo, necesitará una excusa para avanzar dentro del territorio y mantener su presencia allí. Tal vez sea una invasión armada desde el norte y desde el sur. Bajo tales circunstancias, él podrá valerse de la recién forjada alianza de que habla Daniel 9:27a, de que “...por otra semana confirmará el pacto con muchos...”, como justificación para emplazar sus fuerzas militares en el Medio Oriente.
El texto indica que se moverá rápidamente y con una fuerza devastadora, arrasando todo a su paso en dirección a Israel, y aplastando a los que se le opongan, tal como dice el versículo 40, “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”.
Avanzando rápidamente hasta el final de la campaña de Armagedón, dice Daniel 11:45 que el Anticristo quien en ese momento ya se encontrará en Israel, porque «...habrá plantado las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo... llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude».
De acuerdo con los profetas de la antigüedad, los acontecimientos de los últimos tiempos girarán en torno a una serie de conflictos militares a escala mundial, centrados en el Oriente Medio.
Primera batalla de Gog y Magog, capítulos 38 y 39 de Ezequiel
El momento exacto en que sucederá la guerra de Gog y Magog, es vago. El texto sólo dice en Ezequiel 38:8, que estos eventos tienen lugar “al cabo de los años” y en el versículo 16 “al cabo de los días”. Esta información limitada nos ayuda muy poco a entender exactamente cuándo ocurrirá.
El autor cristiano y estudioso de las profecías Mark Hitchcock, detalla así siete posibilidades, respecto al tiempo en que podría tener lugar Gog y Magog:
1. Antes del rapto,
2. En el período entre el rapto y el comienzo de la tribulación,
3. En algún momento durante la primera mitad de la tribulación,
4. Al final de la tribulación. (Aunque según este punto de vista los capítulos 38 y 39 de Ezequiel son parte del Armagedón).
5. En dos etapas, el cumplimiento del capítulo 38 de Ezequiel a mediados de la tribulación, y el 39 a su conclusión.
6. Al principio del milenio, y
7. A su conclusión
Según el señor Hitchcock el punto número 3, es decir que la guerra de Gog y Magog podría ocurrir en algún momento durante la primera mitad de la tribulación, es la elección más plausible, porque corresponde mejor con la información bíblica que tenemos a disposición.
El contexto
Como ya he mencionado en otras ocasiones, las tres cosas más importantes en la interpretación bíblica, son contexto, contexto y contexto. El profeta Ezequiel describe esta guerra en detalle en los capítulos 38 y 39, así que para obtener el contexto adecuado, debemos recordar que estos capítulos siguen a otras dos profecías relacionadas, dadas en los capítulos 36 y 37.
En el capítulo 36, el Señor Dios está disgustado porque los enemigos de Israel se regocijan por la forma cómo ha sido condenado a causa de sus pecados. Y prosigue a declarar que no sólo juzgarán a los enemigos de Israel, sino que también los restaurará en su territorio. Dice: “Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor” (Ez. 36:15). “Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré” (Ez. 36:24, 25).
En los versículos 22 y 23 el Señor dice (y esto es importante) que no lo hará por Israel, sino por su propio nombre. “Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado” (Ez. 36:22).
Cuando los llamados «teólogos del remplazo» dicen que los israelitas han pecado y que no merecen ser conocidos como el Pueblo de Dios, están en lo correcto. Pero... ¿Sabe qué, mi estimado hermano? ¡Nadie lo merece, incluyendo a los creyentes del Nuevo Testamento! Dios honrará su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, por el bien de su propio nombre y reputación. Usted puede estar seguro de eso: ¡Él siempre cumple su palabra!
Es así, el capítulo 36 de Ezequiel es una profecía maravillosa acerca de la restauración final de Israel. Restauración física, porque su territorio será restaurado plenamente y espiritual porque se volverán a su Dios.
El capítulo 37, sigue a continuación con su tan conocida profecía de “los huesos secos”. Ezequiel habla de un valle lleno de huesos secos de muertos, y de la forma asombrosa y milagrosa de cómo esos huesos comienzan a mostrar señales de vida. El Señor explica que representan la casa de Israel – tanto el reino del norte, como el del sur. “Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel...” (Ez. 37:11a). Los huesos secos y cubiertos de polvo que vuelven a la vida, simbolizan la resurrección de la nación de Israel de entre los muertos: “Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová” (Ez. 37:14).
No puedo dejar de pensar que este pasaje del capítulo 37 de Ezequiel era lo que el apóstol Pablo tenía en mente cuando dijo: “Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” (Ro. 11:15).
Ahora llegamos al capítulo 38 de Ezequiel. De acuerdo con el curso de su contexto, Dios está en el proceso de restaurar la nación de Israel. Literalmente está resucitándola de entre los muertos. Lo está haciendo en etapas, durante cierto período.
Una descripción antigua de Israel, hoy
Ezequiel está anticipando un momento futuro en la historia cuando Israel existirá como nación, aunque sólo será una sombra de lo que fuera en los días de David y Salomón, porque no habrá vida o vitalidad en ellos. Para entonces, Dios todavía no habrá soplado su aliento de vida en ella. Existirá, pero estará espiritualmente muerta.
Pero entonces... ¿Por qué el Señor no ha soplado todavía su aliento de vida sobre Israel? ¿Qué es lo que le detiene? La respuesta es la misma que para muchas otras preguntas: Él está trabajando en un plan hacia un objetivo específico y de acuerdo con su propio horario.
En este caso, el plan de Dios es darse a conocer al mundo a través de todos estos eventos. Tal como declara: “Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová” (Ez. 38:23).
A lo largo de la Biblia, este tema se repite una y otra vez: Dios quiere que le conozcamos. Desea que usted y yo le conozcamos. Anhela darse a conocer.
Note que aquí, se identifica a sí mismo usando su nombre del pacto: Jehová. Desea que el mundo sepa que fue Él quien le hizo todas esas promesas hace milenios a Abraham y sus descendientes, y que ahora se encuentra en el proceso de cumplirlas.
Algunos cristianos ingenuos podrían preguntarse: «¿Por qué debo preocuparme si Dios le cumple o no, sus promesas a Israel? Eso es entre Él y ellos. No tiene nada que ver conmigo».
Mejor piénselo de nuevo estimado hermano. Si el antiguo Israel perdió su relación con Dios a causa de su comportamiento, que a la verdad era censurable, ¿qué le pasará a esos de nosotros que somos cristianos, pero que no estamos a la altura? ¿Nos repudiará también?
¿Acaso cree usted que Dios trata a algunas personas de una forma, y a otras de manera diferente? ¿Es decir que si Israel se aparta del camino, merece todos los castigos, pero que los cristianos podemos hacer lo mismo y no pasa nada? ¡Qué contradicción tan horrenda y qué gran insulto para el Dios que dice que trata a todas las personas de la misma forma!, tal como dice en Hechos 10:34: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas”.
Si el Nuevo Testamento nos enseña algo, es que Dios por su gracia maravillosa trata con judíos y gentiles exactamente de la misma forma. Ciertamente, nos disciplina cuando fallamos, sin embargo nuestra relación con Él está siempre allí. Como dice en Hebreos 12:5-11: “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. La meta de la disciplina divina es la restauración y reconciliación, de ninguna manera el rechazo final.
Si Dios no mantiene las promesas que le hizo a Abraham y a sus descendientes, ¿qué le hace a usted pensar que no podría también cambiar de idea y no cumplir las promesas que le hiciera a los creyentes del Nuevo Testamento?
Una invasión masiva
En este punto, y en medio de las hostilidades que estarán sucediéndose en el Medio Oriente a mediados de la tribulación, si nuestra cronología es correcta, Dios va a llevar hasta Israel una hueste de ejércitos desde las regiones lejanas del norte. Como dice la profecía de Ezequiel 38:1-6: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal. Y te quebrantaré, y pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas; Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo; Gomer, y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo”.
El profeta las identifica con nombres aparentemente crípticos, difíciles de interpretar hoy, pero los estudiosos de las profecías más respetables las reconocen así:
• Gog - El gobernante que comandará la coalición encabezada por Rusia.
• Magog - Rusia y Asia Central, incluyendo las exrepúblicas soviéticas independientes de Kazakistán, Turkmenistán, Tadyikistán, Usbekistán y Kirguisia.
• Mesec y Tubal - Moscú y Tobolsk.
• Persia - Irán, parte de Iraq y Turkmenistán.
• Cus - Sudán, la sede del Frente Nacional Islámico y de varios grupos terroristas.
• Fut - Libia, otro de los países que apoya el terrorismo y abiertamente rehúsa reconocer el derecho de Israel a existir.
• Gomer - Turquía.
• Togarma- Armenia y Alemania.
• Muchos pueblos - Otros países próximos a Israel que serán parte del Jihad.
Lo más notable que advertimos en esta lista, es que ninguno de los países árabes que comparten fronteras con Israel están mencionados aquí, como partícipes directos de la campaña. Israel limita al norte con Líbano, con Siria al noreste, Jordania y la Banca Occidental al este, y la Faja de Gaza y Egipto en el sureste, sin embargo las fuerzas invasoras provendrán de países distantes.
Esto suscita una pregunta: ¿Por qué naciones árabes, que tan desesperadamente desean ver a Israel borrado del mapa, no prestan su apoyo en esta guerra en su contra? Si nuestra interpretación de las anteriores guerras Arabe-israelíes es correcta, la respuesta es porque no pueden. Egipto, Líbano, Jordania, Siria y Arabia Saudita habrán sufrido ya una destrucción casi completa y una derrota inequívoca, hasta el grado que su presencia en la región será irrelevante. Las poblaciones que queden estarán diezmadas, sus soldados muertos, sus economías destruidas, y sus recursos agotados. No tendrán la capacidad militar para defender sus fronteras. Lo único que podrán hacer será observar impotentes, mientras los ejércitos extranjeros atraviesan sin miramientos sus territorios en su camino hacia Israel.
Destrucción Divina
Dios intervendrá y destruirá a esos ejércitos invasores tan pronto como lleguen a Israel. Muchos de ellos serán abatidos por “fuego amigo”, es decir, que en medio de toda la confusión terminarán matándose unos contra otros: “Y en todos mis montes llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano” (Ez. 38:21).
Un terremoto masivo estremecerá el Medio Oriente y causará una destrucción sin precedentes. “Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra” (Ez. 38:19, 20).
Dios enviará plagas mortales, habrá un derramamiento de sangre generalizado, lluvia devastadora y granizo mortal junto con fuego y azufre. “Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre” (Ez. 38:22).
Esta invasión de Gog y Magog a mediados de la tribulación puede ser un factor importante en el ascenso del Anticristo al poder. Bajo los términos de su acuerdo de siete años de paz en Medio Oriente, este líder político romano-europeo se verá obligado a intervenir y “defender” a Israel de los invasores.
Es enteramente posible que a este taimado impostor Mesiánico se le atribuya el crédito por la destrucción de los invasores del norte y del sur, aunque haya sido Dios quien lo hizo sin su ayuda. A raíz de la invasión, podría tener el pretexto perfecto para ocupar a Israel argumentando que será para “protegerlo”.
El Mesías falso
Los rabinos ortodoxos están muy familiarizados con las profecías del Antiguo Testamento acerca de Jerusalén rodeada por enemigos, y las promesas de la liberación divina, tal como la que está dada en Zacarías 14:1-4. Si estos líderes religiosos de Israel reconocen su situación apurada cuando vean a Jerusalén sitiada por sus enemigos, y se convencen de que el Anticristo jugó un papel importante al librarlos de la invasión de Gog y Magog, esto podría contribuir a que comiencen a verlo como su Mesías.
No obstante, una vez que esté firmemente arraigado en Israel, el Anticristo mostrará sus verdaderos colores. Se manifestará como un dictador brutal y despiadado. El supuesto protector de Israel y pretendido “Mesías”, se convertirá ahora en su opresor. Profanará el templo reconstruido en Jerusalén al sentarse en él y auto proclamarse Dios. Así lo declara la Escritura:
• “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador” (Dn. 9:27).
• “El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2:4).
Estos eventos iniciarán la segunda mitad del período de la tribulación – los tres años y medio finales del reinado del Anticristo.
La campaña del Armagedón - Apocalipsis 16:14-16
En la cultura popular, “Armagedón” se ha convertido en un término genérico para describir casi cualquier cosa que tenga que ver con el fin del mundo. Incluso fue el título de una película de ciencia-ficción en 1998, protagonizada por Bruce Willis, sobre un asteroide del tamaño de Texas que iba a chocar contra la tierra.
Sin embargo, como es habitual, el mundo está bien equivocado. El Armagedón no es una simple idea, o una retórica vaga del fin del mundo. En lugar de eso, se trata de una campaña militar específica que de acuerdo con los profetas de la Biblia tendrá lugar un día en el Medio Oriente, y llegará a un fin abrupto con la segunda venida del Mesías.
El panorama del conflicto
El erudito Mesiánico Arnold Fruchtenbaum detalla ocho eventos proféticos específicos en la campaña del Armagedón:
1. La reunión de los aliados del Anticristo. “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16:13, 14).
2. La destrucción de Babilonia – “Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada” (Is. 47:1).
3. La caída de Jerusalén – “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella” (Zac. 12:2, 3).
4. Los ejércitos del Anticristo en Bosra – “Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas. La noticia oí, que de Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra ella, y subid a la batalla” (Jer. 49:13, 14).
5. La regeneración nacional de Israel. “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido” (Zac. 12:10, 11).
6. La segunda venida de Jesús, el Mesías. “De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de hombres. Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová” (Mi. 2:12, 13).
7. La batalla de Bosra en el valle de Josafat – “Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos” (Jl. 3:12, 13).
8. Su ascenso victorioso desde el Monte de los Olivos – “Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur” (Zac. 14:3, 4).
Siempre he pensado que es un poco extraño que el Armagedón culmine con un final abrupto. Después de todo, aquí tenemos el conflicto militar más legendario en la historia de la raza humana, y en lugar de terminar con un estallido, acaba con un quejido: “Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap. 19:19-21).
Claro está, la visión que acabo de mencionar incluye lenguaje figurado, tal como la espada que sale de la boca del Mesías, aunque su significado es claro. Los líderes principales, la bestia y el falso profeta, son capturados y arrojados más tarde en el lago de fuego, mientras que todos los demás – los reyes de la tierra y sus ejércitos morirán en la batalla. No habrá sobrevivientes entre los enemigos de Dios.
¿Guerra Nuclear?
Algunos maestros de la Biblia han sugerido que el lenguaje bíblico en Zacarías 14:12, que declara: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca”, implica guerra con armas termonucleares o la bomba de neutrones, porque la tecnología moderna hace que la Escritura sea más realista o plausible. Sin embargo, hay otros que creen que el texto pertinente dice que es el mismo Dios Jehová quien acaba con estos ejércitos - y que no necesita ninguna ayuda.
Zacarías 14:12 dice que Él herirá a sus enemigos con una “plaga”, ¡lo cual ciertamente suena como un acto directo del mismo Dios! En un pasaje correspondiente en el Nuevo Testamento, Pablo aclara que el Anticristo y sus legiones serán destruidos por Dios, no por el brillo y resplandor de una bomba nuclear. Note lo que dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Ts. 2:8). Sin embargo, tampoco se puede descartar completamente la posibilidad, que Dios pueda usar a personas, que activen las armas nucleares para ejecutar Su voluntad.
El reinado milenial del Mesías sigue al Armagedón. Jesús de Nazaret, el Mesías, hijo de David gobernará al mundo desde Su trono en Jerusalén. Isaías profetizó: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Is. 9:6, 7).
Segunda batalla de Gog y Magog, Apocalipsis 20:7-9
Por fin, hemos llegado a la conclusión de la historia humana. El telón está a punto de caer sobre la trágica, pero triunfante epopeya, que comenzó con la caída de la raza humana en el huerto del Edén. Y así es cómo termina, con una última guerra.
Los caminos del Señor están a menudo cargados de ironía. En el Calvario, por ejemplo, usó la muerte para acabar con la muerte. Como dice Hebreos 2:14, 15: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”. La Biblia también dice en Mateo 20:16a: “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros...” Y también en Marcos 8:35, que “todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Estas son algunas de las ironías bíblicas familiares.
Y he aquí otra: Dios va a usar una guerra para acabar con todas las guerras. La segunda guerra de Gog y Magog será la última Guerra Mundial. Se llevará a cabo al final del milenio, mil años más o menos después de la campaña de Armagedón.
Ya hemos visto la primera guerra de Gog y Magog en el capítulo 38 de Ezequiel, mientras que la segunda está detallada así en Apocalipsis 20:7, 8: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar”.
Un mismo nombre - dos conflictos
Algunas personas piensan que es una exageración decir que los dos conflictos separados, por más de mil años de diferencia, son conocidos en la Escritura por el mismo nombre. Pero esto no es raro, ni siquiera en la historia secular. Tome por ejemplo, la I Guerra Mundial, y su sucesora mortal, la II Guerra Mundial. A ambas se les llama guerras mundiales, y se distinguen sólo por el orden en que ocurrieron.
Ezequiel y Juan en Apocalipsis, usan el mismo nombre para dos conflictos diferentes, debido a la similitud de las circunstancias, ya que ambos involucran invasiones a Israel por potencias del norte.
Como la ciencia y la tecnología probablemente avanzarán a un ritmo acelerado durante la edad del Reino, esta guerra final bien podría ser verdaderamente cósmica en su alcance, es decir que sus fronteras podrían incluir remotos puestos de avanzada en otros planetas o incluso en otros sistemas estelares. ¿Quién sabe? ¡Hay infinidad de posibilidades! Además, ¿acaso el libro de Apocalipsis no insinúa, que el enfrentamiento final entre las fuerzas del bien y el mal, se extenderá hasta las regiones celestes? ¿No dice Apocalipsis 12:7: “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles”? Es obvio que esta será una verdadera Guerra de las Galaxias en todo el sentido de la palabra.
Algunas personas son difíciles de complacer
Pero... ¿cómo puede haber una guerra durante una edad perfecta de paz mundial, prosperidad y justicia? Esta es una buena pregunta. Y la respuesta es simple: el milenio no será perfecto. Los mil años representan un periodo de transición, entre nuestro mundo presente caído y el mundo perfecto del futuro, descrito desde el capítulo 21 de Apocalipsis, versículo 1 hasta el capítulo 22 versículo 5. Los efectos del pecado serán minimizados en gran manera, pero todavía no se habrá eliminado enteramente.
La mayoría de estudiosos de las profecías creen que sólo los creyentes entrarán en el Reino Milenial, pero esos que son mortales procrearán más ciudadanos mileniales. Esas personas nacerán con la misma naturaleza pecaminosa que tenemos nosotros ahora. Mientras que habrá una conformidad aparente a la ley y a las normas sociales, algunas personas decidirán no seguir a Jesús. En apariencia lucirán como ciudadanos típicos del Reino, pero en sus corazones no será así, serán rebeldes.
En la mayoría de los entornos, ya sea en la escuela o el trabajo, las personas con ideas afines tienden a sentirse atraídos los unos por los otros. Se reconocen entre sí, incluso cuando los terceros no lo hacen. De la misma forma, los rebeldes se encontrarán unos a otros durante el Milenio.
Por mil años no habrá guerra, y las naciones vivirán en perfecta armonía, unidos por su fe común en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. El hambre y la enfermedad sólo existirán en los libros de historia. El desempleo y la pobreza, serán eliminados. La justicia prevalecerá con igualdad para todos. Pero nada de eso le importará a los rebeldes. Estos malhechores del milenio, con el tiempo se unirán y maquinarán una insurrección. A través de medios ilegales, finamente se organizarán lo suficientemente bien para acumular recursos y fabricar armamentos, y harán lo impensable: prepararán un ataque a gran escala contra la Ciudad Santa, donde el Mesías estará gobernando desde el trono de David.
Un imán de maldad
Cuando Satanás sea desatado, como un potente imán, que rápidamente puede atraer los pedacitos de metal esparcidos por el suelo de un taller, incluso aunque estén enterrados en los montículos de aserrín, el maligno atraerá a los insurgentes y sus seguidores entre toda la humanidad a través de todos los rincones del globo. Evidentemente, la rebelión se acelerará y el número de rebeldes será tan numeroso “como la arena del mar”.
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo... Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Ap. 20:1-3, 7, 8).
Es interesante que el Mesías, Rey de Israel permita que la fuerza rebelde avance hasta donde lo harán. El texto indica que ellos se acercarán a Jerusalén y rodearán la ciudad: “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió” (Ap. 20:9). El gobierno milenial no tendrá equipos militares o soldados entrenados para el Reino, porque hasta ese momento será un tiempo de paz universal, tal como declara Isaías 2:4: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”.
Sin embargo, no hay duda que el Mesías puede acabar con los insurgentes mucho antes de esto. Lo único que necesitaría sería pronunciar una palabra, pero no lo hará. Tal parece que los va a atraer cada vez más cerca, para luego hacer Su voluntad. Él quiere que el mundo sea testigo de su defensa de la Santa Ciudad, y de la destrucción final de las fuerzas del mal. Finalmente desciende fuego del cielo y los consume. Así será cómo acabará todo. “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Ap. 20:9, 10).
Conclusión
Por favor, tenga presente que interpretar las Escrituras proféticas muy a menudo no es una ciencia exacta. Por ejemplo, no es como la química o la física, en las que usted puede probar y hasta falsificar los resultados de los experimentos.
La profecía no es tan clara. El cumplimiento de muchos pasajes se extiende a través de largos tiempos, de tal manera que esos prolongados periodos de la historia, en ocasiones sólo están representados por una coma, un punto y coma, o simplemente por otro versículo que sigue a continuación. Esto permite que algunas profecías tengan cumplimientos duales, es decir que tuvieron un cumplimiento parcial en la antigüedad, pero que también tendrán uno escatológico en los tiempos finales.
La mayoría de las naciones antiguas ya no existen, es decir, no en la misma forma o con el mismo nombre que tenían en los tiempos bíblicos, e incluso en ocasiones ni siquiera se encuentra allí el mismo grupo étnico, de tal manera que gracias al avance actual en la arqueología, y en las diferentes ramas de la investigación, es posible para los estudiosos encontrar y ubicar a sus equivalentes del siglo XXI, en la mejor forma posible.
Todo esto implica una buena cantidad de hipótesis y especulaciones. Es por eso, que intérpretes bíblicos buenos y reconocidos, a menudo tienen diferentes conclusiones sobre los mismos pasajes de la Biblia. Incluso, entre los premilenialistas, los que creemos que Jesús reinará físicamente en la tierra durante un periodo de mil años, algunos sostienen diferentes opiniones respecto al tiempo exacto cuándo tendrán lugar estas guerras. Por eso lo más prudente y aconsejable, es ser cortés y humilde con otros que interpretan el cumplimiento de las profecías de un modo un poco diferente.
Además, no debemos permitir que cosas así, alteren nuestra fe e impidan que veamos otras mucho más grandiosas, porque uno de los milagros más grandes de la historia del mundo lo tenemos enfrente nuestro, y es el moderno Estado de Israel. No permitamos que cosas vanales opaquen este milagro. Nunca antes en la historia del mundo, los habitantes de una nación fueron asesinados brutalmente, su remanente expulsado o vendido como esclavos, sus ciudades quemadas, su territorio arrasado y que luego sus descendientes, al cabo de miles de años hayan regresado, reclamado su territorio y que no sólo habiten nuevamente en su patria ancestral, sino que la hayan transformado en una de las maravillas de los tiempos modernos. Es indudable que sólo el Dios Todopoderoso pudo haber hecho tal obra.
Israel es el tópico principal de la profecía bíblica. Está mencionado en la Escritura más de 2.900 veces, cerca del doble que su Mesías. Sin Israel, no habría Mesías, ni salvación para nadie - judío o gentil. La primera vez que se menciona la venida del Mesías, es cuando Dios reprendió a los participantes involucrados en la caída de la primera pareja en el huerto del Edén.
De tal manera, que lo más sabio en todo esto es llegar a un acuerdo, a saber que Dios está trabajando hoy en día en nuestro mundo y en medio de Su pueblo antiguo Israel. Que el Padre, es el encargado del cumplimiento del calendario de la segunda venida, tal como dijera el propio Señor Jesucristo: “...No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hch. 1:7).
Cuando finalmente llegue el momento, Dios el Padre no va a preguntar a nadie, cuál será el orden que deberá seguir el curso final de la historia. No va a consultar los libros y los hermosos diagramas trazados por nuestros intérpretes de la profecía, sobre el desenvolvimiento de los hechos finales, sino que todo ocurrirá conforme Él lo dispuso, de acuerdo a Su propio plan. Y eso está bien para mí.
Algún día, cuando todo esto haya pasado, voy a sentirme muy feliz si llego a comprobar, que de alguna manera pude interpretar correctamente parte de su Palabra Profética, ya que en la actualidad, no podemos afirmar nada dogmáticamente. De lo único que podemos estar cien por ciento seguros, es que el Señor va a regresar algún día y cuando lo haga, la nación de Israel lo aceptará plenamente como su Mesías y reconocerá su destino profético. Tal como dijo por medio del profeta: “Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová” (Ez. 37:14).