El cuerpo como objetivo de la tecnología
- Fecha de publicación: Viernes, 01 Agosto 2014, 23:24 horas
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En años recientes los avances tecnológicos están empujando las fronteras de la humanidad hacia una transformación morfológica que promete, que en el futuro cercano se redefinirá lo que significa ser humano.
Un movimiento cultural internacional, intelectual y creciente conocido como el transhumanismo ha sido abrazado por las más profundas y tenebrosas cámaras de los laboratorios nacionales en Estados Unidos. Se está usando la tecnología GRIN: la combinación de la genética, robótica, inteligencia artificial y la nanotecnología, como instrumentos para rediseñar radicalmente nuestras mentes, memorias, fisiología, descendencia, e incluso nuestras almas.
Si usted, como millones de otros alrededor del mundo, recientemente se ha despertado con el presentimiento de que algo se está gestando en este planeta, entonces preste atención a esta información. Si cree que lo que está ocurriendo es tanto físico como espiritual, pero a pesar de todo no puede solucionar el enigma que se agita debajo de la superficie, por favor continúe leyendo. Si tiene hambre por discernir el significado detrás de la enfurecida confusión que involucra la naturaleza, las sociedades y la política global, esta información es para usted.
Lo que se ha estado preparando por miles de años, está próximo a revelarse a la humanidad. Las manecillas del reloj siguen avanzando y están más cerca de la media noche de lo que podemos imaginarnos.
La revolución de la nanotecnología
«Nano» es un prefijo griego que significa «mil millones» - y equivale a una mil millonésima parte de un metro. Es la unidad de medida que se usa en el ámbito de la nanotecnología, en el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a nanoescala.
Cuando se manipula la materia a la escala tan minúscula de átomos y moléculas, la misma demuestra fenómenos y propiedades totalmente nuevos. Por lo tanto, los científicos utilizan la nanotecnología para crear materiales, aparatos y sistemas novedosos y poco costosos, con propiedades únicas.
El deseo de reducir el tamaño de las teclas de los dispositivos, y la búsqueda incansable para que la tecnología sea cada vez más fácil de usar y más útil, han llevado a los científicos a investigar nuevos sistemas, que implican directamente al cuerpo humano, ya sea mediante bioimplantes u otros mecanismos.
Hoy es posible usar el brazo como teclado, recuperar la visión mediante el implante de un biochip, entrar de lleno en un videojuego únicamente con un movimiento corporal o llevar el historial médico dentro del cuerpo. Los implantes son una herramienta muy aplicada en la medicina moderna, en concreto en las especialidades de cardiología, traumatología y odontología.
Hoy en día a nadie le extraña oír hablar de marcapasos, prótesis de cadera o dientes implantados. También empiezan a ser conocidos, aunque minoritarios por su elevado precio, los dispositivos que se conectan con los nervios y reemplazan la función de órganos o extremidades dañadas o perdidas.
Algunos de esos implantes asociados con el sistema nervioso, devuelven parte de la visión a personas con ceguera causada por un daño en la retina. El equipo investigador de la empresa Second Sight, ha desarrollado una prótesis de retina que algunos llaman «ojo biónico» y que, combinada con unas gafas provistas de una cámara y un transmisor y con un procesador de video, estimula la retina de manera que un impulso viaja por el nervio óptico hasta el cerebro con información de luces, sombras y volúmenes.
Se están preparando dispositivos similares para devolver la audición a individuos sordos y también existen prótesis que hacen las veces de extremidades que se mueven al dictado de las órdenes cerebrales.
El uso de los bioimplantes comienza a ir más allá de la medicina y coquetea con el entretenimiento. Y es que sería mucho más cómodo y práctico que el cuerpo humano fuera el director de un dispositivo electrónico e incluso, ¿por qué no?, que albergara a la propia máquina.
Esa es la tesis de Nolan Bushnell, fundador de Atari y uno de los padres del videojuego, quien sostiene que los bioimplantes con fines tecnológicos serán una realidad en breve: prevé que en ocho años un gran número de personas tendrá uno incorporado.
Bushnell asegura que gracias a ellos, se podrá enviar mensajes utilizando únicamente la mano o la lengua, que podrá llevarse un teléfono móvil incorporado en la boca o una calculadora en el brazo. El visionario espera incluso, que prospere un proyecto en el que unos lentes de contacto conectados a Internet, proyecten imágenes y datos en la retina del usuario.
El concepto del bioimplante con fines tecnológicos parece irremediablemente unido al chip. El chip, definido por la Real Academia de la Lengua, como un pequeño circuito integrado, que realiza numerosas funciones en computadoras y dispositivos electrónicos, ha hecho posible la nueva era de la información por su importancia informática. Su potencial en el ámbito de los bioimplantes ya no se reduce a la literatura de ciencia ficción.
Y es que desde hace años se implantan biochips en animales domésticos, para que sus dueños puedan identificarlos y localizarlos en caso de pérdida, asimismo también se ha demostrado su utilidad para controlar la ubicación de un individuo mediante radiofrecuencia, así como para contener el historial médico de un paciente, con dificultades de comunicación o de memoria.
La Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, Estados Unidos, está trabajando en la creación de microchips que, implantados en la cabeza, permitirán conectar el cerebro con una computadora personal, el teléfono móvil o la televisión, de manera que el pensamiento maneje esos dispositivos sin que sea necesaria la mediación de una interfaz.
Son pues, las ondas cerebrales las que le ordenarán a la máquina abrir el procesador de textos, acceder a una página web o comprar unas entradas por Internet. Las posibilidades serían infinitas. Lo que sí ya es una realidad, es la eliminación de barreras físicas para controlar ciertos dispositivos electrónicos, sin bioimplantes de por medio. Por ejemplo, hace ya muchos años, que la voz sirve para accionar una llamada telefónica con un dispositivo sin necesidad de usar las manos.
Su cuerpo es la última frontera en los crímenes cibernéticos
Si usted piensa que ya tiene suficientes problemas, con tratar de evitar que los ladrones le roben la información de su tarjeta de crédito o que cometan piratería en su cuenta de Facebook, imagínese cómo será tratar de detenerlos para que no entren en su páncreas o en su corazón, por ejemplo.
Los adelantos en el cuidado moderno de la salud implican dispositivos en el cuerpo para el tratamiento de enfermedades crónicas o incluso para que usted tenga un mejor desempeño como ser humano.
Algunas de estas innovaciones ya existen. El marcapasos ha estado operando por años, y ya se están utilizando implantes dentro del cuerpo para que administren medicinas. Algunos son manipulados por control remoto y habrá muchos más en el futuro, aumentando con esto de manera significativa los riesgos en la batalla para protegernos contra la delincuencia cibernética.
Cuando la serie de televisión Homeland contó una historia en la que terroristas, mediante el uso de expertos en informática, manipularon el marcapasos del vicepresidente de Estados Unidos provocándole un ataque al corazón, activó una señal de alerta en la conciencia pública. Sadie Creese, la directora del Centro Global para la Seguridad Cibernética del Departamento de Computación de la Universidad de Oxford, aseguró en FutureFest - un evento que se celebrara en Londres en septiembre de 2013, que esto es muy posible desde hace ya algún tiempo, y que muchas personas más van a ser vulnerables en el futuro.
Y sigue diciendo: «Creo que en el futuro las enfermedades crónicas serán controladas mediante dispositivos implantados. Estos medirán los signos vitales, remitirán la información a los profesionales de la salud, quien quiera que sea y donde quiera que se encuentren. Así que usted puede imaginarse a los consultores y médicos de todo el mundo, o a su médico de cabecera, activando cualquier dispositivo y recibiendo noticias sobre la salud de un paciente».
En una discusión franca sobre la enfermedad cardíaca que sufrió durante toda su carrera política, y especialmente cuando se desempeñó como vicepresidente de Estados Unidos, entre los años 2001 al 2009, Dick Cheney dijo que su estado actual de salud es «un milagro». En su primera entrevista sobre su nuevo libro Corazón, habló con el doctor Sanjay Gupta, sobre el hecho que el desfibrilador implantado en su pecho pudo haber sido utilizado por los terroristas para matarlo y que se había modificado para evitar eso.
Antes de que le practicaran un trasplante de corazón en marzo del 2010, Cheney estaba gravemente enfermo y había sido objeto de varios procedimientos para salvarle la vida, incluyendo el implante de un desfibrilador. El ex vicepresidente temiendo que los terroristas pudieran usar el desfibrilador colocado en su corazón para atentar contra él, al estilo de lo que se vio en la exitosa serie Homeland, le pidió a su médico en el 2007, que anulara la función inalámbrica del aparato. Jonathan Reiner, el cardiólogo de Cheney, inhabilitó entonces la función inalámbrica del desfibrilador para evitar que terroristas pudieran usar las descargas eléctricas para atentar contra la vida del entonces vicepresidente.
Para demostrar este fenómeno futuro en acción, durante esta celebración en FutureFest, el psicólogo social Bertolt Meyer, permitió que otro compañero conferencista controlara su mano biónica usando un iPhone conectado a través de bluetooth.
Y siguió explicando a continuación: «Mi mano viene con una aplicación para el iPhone. Hay una aplicación para eso. Esto le da a la palabra ‘hackear’ una dimensión totalmente nueva, porque si alguien manipula mi teléfono, también podría operar mi mano. Hay un efecto gradual en todas las cosas que somos capaces de hacer».
Mientras que muchas personas no tendrán que preocuparse porque sus extremidades puedan ser controladas a distancia, como en el caso de Meyer, los dispositivos en el cuerpo no son algo del futuro distante, como algunos podrían imaginar. Meyer señaló, que ya es posible para los expertos en informática, «hackear» o manipular ilícitamente los sistemas de suministro de medicinas para los diabéticos, lo que significa que los delincuentes podrían ordenar a distancia dosis fatales de insulina.
Dado que las extremidades robóticas cada día son más avanzadas, no es inconcebible que algunas personas opten por sustituir partes de su cuerpo con los modelos biónicos de alto rendimiento. Por ejemplo, la mano biónica de Meyer puede girar 360 grados. ¿Y quién de nosotros puede hacer eso con nuestra propia mano?
Si a esto le suma el número de personas que decidirán hacerse una cirugía voluntaria o hacer que les implanten dispositivos, con el fin de mejorar su salud básica o apariencia personal, las implicaciones son aún mucho más graves. Y continúa explicando Sadie Creese, la directora del Centro Global para la Seguridad Cibernética del Departamento de Computación de la Universidad de Oxford: «La verdad del asunto es, que se trata de algo que ya se está haciendo, pero lo más importante es lo que significa. Espere sólo unos cinco a diez años y verá a todos a su alrededor con dispositivos implantados».
Ella cree que el público en general tiene que comenzar a participar en el debate respecto a todo esto ahora, y no posponerlo mientras esta tecnología continúa avanzando.
Y prosigue diciendo: «Incluso desde mucho antes que se comenzaran a hacer implantes en nuestros cuerpos, las amenazas en la seguridad cibernética han estado cambiando todo el tiempo y más personas hoy están implicadas más que nunca. Mientras que hasta el momento los asaltos contra las grandes empresas han sido el objetivo de los criminales cibernéticos - los hackers - el ataque contra los consumidores individuales se está convirtiendo ya en algo igualmente rentable. Ahora, cuando las organizaciones del crimen organizado están involucradas en ataques cibernéticos como una herramienta, la amenaza es más real que nunca’.
«Piense en esto: Vivimos en un momento en que la mayoría de personas en el mundo entero, no soportan la idea de no tener una vida a través de las redes sociales de Internet. ¿Cuánto cree que estarían dispuestos a pagar por no renunciar a ella? Los delincuentes pueden bloquear sus sistemas y luego cobrar un rescate para desbloquearlos. Organizaciones mucho más pequeñas ya se han convertido en blanco, y no es descabellado ni improbable, que los criminales puedan hacer una versión en masa contra los consumidores. Si todo el mundo estuviera dispuesto a pagar cien libras esterlinas por mantener sus cosas, y atacaran a cien mil personas, eso representaría todo un gran día de pago».
Según Sadie Creese, tal parece que el público en general comenzará a tomar todo este asunto en serio cuando sufra personalmente las consecuencias.
Y añade: «Creo que el cambio real y la preocupación verdadera de parte de la población en general surgirán, cuando más personas comiencen a sentir dolor’.
«Esto podría ser el resultado de una interrupción en el flujo eléctrico, o que las personas no puedan ir al hospital por algo inesperado o que no puedan conectarse a Internet durante todo un fin de semana. Todos experimentamos diferentes umbrales de dolor, pero en general, creo que cuando más personas comiencen a experimentar el dolor de los ataques cibernéticos, tendrá lugar un cambio en la conciencia pública. Ya no se tratará solamente de los gobiernos y las empresas de defensa».
El cambio tecnológico, cultural y metafísico que se está gestando, anticipa un futuro dominado por nuevas especies de seres humanos superiores e irreconocibles. Lo que hará este sueño realidad, son los fondos de los gobiernos e instalaciones privadas de investigación alrededor del mundo. Este incluye entre otras cosas, rediseñar el ADN, en algunos casos hasta combinarlo con el de animales.
Como resultado de todo lo que está ocurriendo, se espera que nuevas formas de percepción entre las cosas visibles e invisibles desafíen la fe de las personas en muchas formas, que son histórica y teológicamente sin precedente. Sin comprender lo que se está aproximando en la investigación y la biotecnología, los creyentes necesitan saber el alcance sobrenatural de todo esto, porque el destino de cada uno y de sus familias podría depender de la forma del conocimiento que tengan respecto a este nuevo cambio.
El poder detrás de todo este escenario es fusionar al ser humano, con los animales y las máquinas, a fin de recrear - por decirlo de alguna forma - a la humanidad. A la fuerza malévola detrás de todo esto, en este siglo XXI, se le llama progreso, el siguiente paso necesario en la evolución humana. Viéndonos enfrentados hoy con máquinas que tienen atributos que algunos consideran “casi como divinos”, y la buena disposición que tienen los hombres para cruzar no sólo la barrera de las especies, sino esas otras extra-dimensionales puestas por Dios, los métodos tradicionales para enfrentar la guerra espiritual, en los cuales ha confiado el cristianismo, se verán monumentalmente impactados en este siglo en formas imposibles de predecir.
He aprendido a lo largo de los años que siempre hay un peligro sutil cuando se trata de discutir lo sobrenatural. Los demonios y su interés militarista en las personas y la geografía, es un hecho ontológico de acuerdo con la Biblia. En el Antiguo Testamento, los demonios son vistos como la dinámica viviente detrás de la idolatría, y en el Nuevo Testamento, cada escritor se refiere a la influencia de ellos.
Los demonios desempeñan un plan muy amplio en la sociedad, lo cual incluye no sólo controlar o influenciar individuos y pequeños grupos, sino instituciones y gobiernos. Reconocidos eruditos en Profecías están de acuerdo en que al principio de la torre de Babel, el mundo y sus habitantes fueron desheredados por la soberanía del Dios de Israel y fueron colocados bajo la autoridad de seres inferiores, corruptos, desleales a su voluntad, los cuales fueron convertidos en dioses y dieron origen a la adoración de los «demonios». La ciencia ficción empieza a cruzar los límites de la realidad, gracias a la nanotecnología, que se asocia con el cuerpo para curar, para entretener y para agilizar los procesos telemáticos. En el siglo XXI, el ser humano se robotiza y se materializa para convertirse en el super hombre tecnológico.