El milagro de la encarnación - PII
- Publicado en Boletin Dominical
Sigamos con la lista de lo más interesante sobre el nacimiento del Señor Jesucristo y de cada uno de nosotros:
Sigamos con la lista de lo más interesante sobre el nacimiento del Señor Jesucristo y de cada uno de nosotros:
A algunos cristianos, les gusta colocar en sus hogares durante la temporada de Navidad, una pequeña escena del pesebre como un recordatorio del milagro de la encarnación, o adornos alusivos a esta celebración. El consenso de los teólogos más destacados a lo largo de la historia y de la gran mayoría de creyentes, es que el Señor Jesucristo no nació el 25 de diciembre, sino que muy probablemente su nacimiento tuvo lugar durante el tiempo de la Fiesta de los Tabernáculos, entre los meses de septiembre y octubre. Sin embargo, continuamos conmemorando esa fecha en el mes de diciembre.
Como todos sabemos estas fechas son especiales para los Marianos, con su virgencita de Caacupé y otros falsos dioses, pero ¿qué dice la Biblia sobre la adoración a María?
El Catolicismo Romano ha elevado a los altares a cientos, miles de personas, pero sobre todas ellas, sobresale una mujer: “María”. Su rol como “Madre de Dios” ha engrandecido a lo largo de la historia a fieles que han levantado templos, catedrales y monumentos en su honra.
“Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él” (2 Tim. 2:11)
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Cor. 15:55)
Una doctrina muy popular promovida ahora entre los católicos, gracias al Papa Francisco, es “¡Qué podemos ser salvos aunque no creamos en el Señor Jesucristo!”. El 11 de septiembre del año 2013, exactamente a los seis meses de haber sido elegido Papa, el pontífice católico le escribió una extensa carta a Eugenio Scalfari, exmiembro del parlamento italiano y fundador del periódico La Reppublica, en la que enfatizaba “Que las personas que no creían en Dios serían perdonadas por Él si seguían lo que les dictaba sus conciencias”. En otras palabras, “¡Qué podían ir al cielo sin necesidad de creer en el Señor Jesucristo!”.
El capítulo 17 de Apocalipsis nos presenta una escena bien perturbadora, y así es como comienza diciendo el apóstol Juan: “Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación” (Ap. 17:1, 2). Este ángel portaba consigo una de las copas del juicio.
Además de la Torre de Babel, la cual según los arqueólogos estaba localizada en el territorio de Babilonia, leemos la palabra "babilónico" por primera vez en Josué 7:21, donde dice refiriéndose a los despojos de que se apropiara Acán durante la toma de Jericó: "Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tome; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello".