No se atrevió a orar en contra del Duque
- Fecha de publicación: Jueves, 13 Julio 2017, 10:06 horas
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Cierto duque de Milán era tan odiado por su insoportable crueldad que todos oraban día y noche para que le ocurriera algo malo. Alguien notó que cada día a la salida del sol, una anciana decrépita entraba a la iglesia y le imploraba a Dios para que le concediera al duque, salud y larga vida. El duque, al oír esto y sabiendo muy bien que no lo merecía por sus virtudes, envió a buscar a la anciana y le preguntó por qué rogaba a Dios por él diariamente.
“Admito” - dijo ella - “que hasta este momento no lo he hecho por buenas razones. Cuando era muy joven el pueblo de Milán tenían un señor muy cruel y todos deseaban que cayera del poder y muriera. Después que murió fue sucedido por otro que no era mejor que él, por lo cual creí una vez más que sería muy bueno para nosotros si le mataban. Ahora usted es el tercer señor, y es más malvado y cruel que los dos primeros. Por consiguiente, temo que después de su muerte sea sucedido por alguien peor que usted. Por lo tanto, nunca dejó de orar para que Dios le permita vivir por largo tiempo”. El tirano se sintió tan avergonzado que fue incapaz de condenar a muerte a la anciana que había sido tan atrevida.
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