¿De regreso al Vaticano?
- Fecha de publicación: Miércoles, 11 Junio 2008, 15:47 horas
- Escrito por Pastor, J. A. Holowaty
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Mientras los cristianos en general, en este caso los hermanos Bautistas, siguen su ritmo “normal”, sus renombrados líderes están tratando a todo dar para ver si pueden llevar a sus rebaños al Vaticano, muchos de los cuales nunca estuvieron allí,
ya que son hijos de padres cristianos. Pero aquellos que lograron escapar del paganismo vaticano, o bien se alejarán de su tan apreciada Convención Bautista, o darán cumplimiento a lo que dice el apóstol, cuando escribió: “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 P. 2:21,22). ¡Quién diría que los líderes Bautistas estarían ocupándose de cómo lograr el regreso al catolicismo romano! A esta altura no creemos que los miembros de dicha Convención desconozcan este lamentable hecho de traición a los principios bíblicos que en el pasado constituían una sólida base para mantenerse alejados de tan corrupta organización y tanto paganismo, con sus pomposas concentraciones y sus sistemas babilónicos de adoración de dioses y diosas.
“El expositor Bautista”, órgano oficial de la Convención Bautista argentina, en su edición que corresponde al mes de Febrero del 2002, aparece el siguiente título:
“REUNIÓN CUMBRE ENTRE CATÓLICOS Y BAUTISTAS”
Luego sigue:
Durante los días 5 al 7 de diciembre pasados, se llevó a cabo una histórica ronda de conversaciones fraternales entre altos dignatarios de la Iglesia Católica Romana y de la Alianza Mundial Bautista (Baptist World Alliance).
Claro que esto no es exclusividad de la Convención Bautista argentina, sino de la misma Alianza Mundial Bautista. Otro detalle que debo aclarar, es que no se trata de católicos buscando la unidad con los bautistas, sino que son éstos los que buscan a los católicos. Esto ocurre al máximo nivel, nada menos que la AMB. El artículo sigue diciendo:
El encuentro tuvo lugar en las instalaciones del Seminario Internacional Teológico Bautista en Buenos Aires, en el marco de las conversaciones tendientes a la búsqueda de acercamiento y fortalecimiento de vínculos entre católicos y bautistas.
Estas reuniones están relacionadas con una serie de conversaciones internacionales oficiales que ambos grupos han sostenido entre 1984 y 1988. Como resultado, en 1990 se publicó un informe titulado: “Llamamiento a Testificar de Cristo en el Mundo de Hoy”.
Entre los asistentes al encuentro en Buenos Aires se destaca la presencia del Cardenal Walter Kasper (Alemania), Presidente del Pontificio Concejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y enviado especialmente desde el Vaticano para este evento. Además, los obispos Marc Ouellet, John A. Radano y Julio Terán Dutari (Ecuador), los sacerdotes Juan Usma Gómez, Gabriele Cipriano (Brasil), y Jorge Scampini, Carlos Schickendantz y Francesco Ballarini (los tres de la Argentina).
Por el otro lado, el organismo bautista mundial estuvo representado por su Secretario General, el Dr. Denton Lotz (EE.UU.); Dr. Tony Cupit (Australia), director de Evangelismo, Educación, Estudios y Desarrollo; Dr. Nilson Fanini (Brasil), ex presidente de la Alianza; el Dr. Raúl Scialabba (Argentina), uno de los dieciséis vicepresidentes del organismo; Amparo de Medina (Colombia), Nancy Bedford (Argentina), Paul Eustache (Venezuela), Josué Fonseca (Chile), Tomás Mackey (Argentina), Harold Segura C. (Colombia), Fausto Aguiar de Vasconcelos (Brasil), Emigdio Veizaga G. (Bolivia) y Carlos Villanueva (Argentina).
Las sesiones se llevaron a cabo en un riguroso ámbito cerrado. Pero el jueves 6 de diciembre, por la noche, hubo una celebración abierta a todo público. La liturgia austera para esa ocasión contempló la participación por partes iguales de católicos y bautistas. Se inició con una alabanza comunitaria a través de la lectura antifonal del Salmo 133. Acto seguido, se leyó una Oración por el Perdón, a la que los asistentes respondían: “Señor, ten piedad de nosotros”. Algunos números musicales, a cargo de nuestra hermana Leticia de Clark y un conjunto juvenil de una parroquia en Berazategui, dieron un toque de color a la celebración.
El momento central del acto estuvo a cargo del Dr. Denton Lotz y del Cardenal Walter Kasper. Lotz transmitió saludos de los cien millones de bautistas de todo el mundo y en especial del presidente de la AMB, Billy Kim (Corea). El cardenal Kasper presentó los saludos del papa Juan Pablo II.
El programa de las reuniones para el primer día incluyó “Temas teológicos entre Bautistas y Católicos en América Latina”, que fue expuesto por Makey, Vasconcelos, Medina y Fonseca, del lado bautista. Los panelistas católicos fueron el obispo Dutari, y los sacerdotes Cipriani, Scampini y Schickendantz.
El segundo día se trabajó sobre una ponencia del cardenal Kasper, titulada: “La noción de communio como base para la conversación en temas controversiales”. Kasper expuso la necesidad de entender en qué consiste la comunión cristiana a partir de las Sagradas Escrituras. Explicó, también, que el documento Dominus Iesus “no dice que las comunidades eclesiales de la Reforma no son iglesias; sólo sostiene que no son iglesias propiamente tales” en el sentido Católico.
Vale la pena comentar siquiera en líneas generales este gran encuentro ecuménico entre los... “altos dignatarios” en un Seminario Teológico Bautista. Serán altos en nivel humano, pero ciertamente son enanos en lo que a sana doctrina se refiere. La ponencia del cardenal Kasper se tituló: “La noción de communio como base para la conversación en temas controversiales”. No dice que la Biblia será la base para la conversación en temas controversiales... Pero... ¿qué comunión verdadera puede haber entre cristianos y católicos, si se los mide a través de la Biblia? Prácticamente no existen doctrinas bíblicas en las que católicos y cristianos puedan estar de acuerdo. Tomemos solamente algunos ejemplos:
1• El católico cree que las obras buenas salvan, pero la Biblia enseña que la salvación es enteramente por la gracia divina (Ef. 2:8,9).
2• El católico cree que es la iglesia suya la que tiene derecho o autoridad para “dispensar las gracias”, pero la Biblia enseña que la gracia divina está disponible para todos y que es Dios mismo quien se la ofrece (Ro. 3:24,25).
3• El católico cree en la inmaculada concepción de María, pero la Biblia dice que la grandeza de María consiste en que ella reconoció a Jesús como su Señor, su Dios y su Salvador, y que todos somos pecadores incluyendo a María (Ro. 3:23; Lc. 1:45).
4• El católico cree en una iglesia con sus jerarquías, pero la Biblia enseña que el único que tiene jerarquía es Jesucristo; y todos los salvos somos hermanos (Mt. 23:8-10).
5• El católico cree que en la misa se vuelve a sacrificar a Cristo por medio de un supersticioso concepto de transubstanciación, pero la Biblia enseña que la Cena del Señor es en conmemoración de la muerte de Cristo (1 Co. 11:23-25; He. 10:11,14).
6• El católico cree que es su deber confesar sus pecados a un sacerdote, pero la Biblia enseña que el único que tiene autoridad para perdonar pecados es el Señor (Mt. 9:1-6).
7• El católico sostiene que el celibato es exigido para desempeñarse como “sacerdote”, pero la Biblia enseña que el celibato es doctrina de demonio (1 Ti. 4:1-3; 1 Co. 7:8,9).
8• El católico insiste en unirse, pero la Biblia dice: “salid de en medio de ellos pueblo mío” (2 Co. 6:14-18).
9• El católico enseña que el bautismo le hace cristiano a uno, pero la Biblia enseña que es Cristo quien lo hace (Hch. 3:19; Jn. 1:12 y 5:24).
10• El católico enseña que María es nuestra mediadora, pero la Biblia enseña que el único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo (1 Ti. 2:5).
11• El católico enseña que el papa es el sucesor de Pedro y la cabeza de la iglesia. Pero la Biblia dice que Pedro no tuvo sucesor alguno ni era jerarca en sus días y que la cabeza de la iglesia es Cristo mismo (Ef. 5:23).
12• El católico enseña que su iglesia es la única verdadera y que fuera de ella no hay salvación. Pero la Biblia enseña que la única iglesia es la de Cristo y que Cristo mismo es el único Salvador. Fuera de él no hay iglesia ni medio alguno de salvación (Jn. 14:6).
13• El católico canoniza a sus “santos”, pero la Biblia enseña que todos los salvos son santos (1 Co. 1:1,2; Fil. 4:21,22).
14• El católico coloca la tradición de la iglesia a la par con las Escrituras. Pero el cristiano toma la Biblia como la única autoridad divina y que la tradición de los hombres invalida la palabra de Dios (Mt. 15:1-9; 2 Ti. 3:16,17; Pr. 30:5,6).
Las diferencias son interminables. Estas son solamente algunas de ellas. Pero... ¿qué le parece las futuras congregaciones, producto de esta unión adúltera? Sólo piense por un momento en una reunión donde desaparecen las diferencias. Supongamos que católicos y cristianos están todos juntos, probablemente en un templo donde antes se congregaban los cristianos o en una catedral católica. El que dirige es un protestante, el Rev. Beizaga, digamos. De pie en la plataforma, dice: “Hermanos, vamos a cantar para alabanza del Señor” “¿Qué les parece si cantamos el himno, Sublime gracia del Señor?” ¡Amén! grita alguien en el auditorio. Luego quien dirige, agrega, pero... por favor donde dice “sublime gracia del Señor”, cambien por... “Sublime Gracia de María”. Una vez ensayado y bien cantado, el período de “alabanza” continúa y ahora se anuncia otro “himno”. Hermanos, cantemos ahora “Ave María”, pero... yo le pido al cardenal Kasper que por favor dirija este himno que todavía no lo conozco... El cardenal se excusa con una sonrisa cínica, diciendo... mándenme a confesar o hacer misa y mandar a quienes están bajo mis órdenes; pero no me obliguen a cantar, porque no tengo oído musical. Recomiendo que lo haga el Dr. Fanini. Este se pone de pie y anuncia: “Ta bom hermaos...” y continúa en un... portuñol diciendo: Si quieren que yo dirija, está bien, pero tendrán que cantar en portugués porque yo soy brasileño...
A esta altura ya la reunión está bien inspirada. Parece que a todos les gusta este... “período de alabanza”. No olvidemos que esto de... “alabanza” ha sido practicado por muchos años, pues tanto católicos como carismáticos lo han hecho y siguen haciendo, habiendo descubierto, entre las tantas “revelaciones” que tuvieron, que ahora Dios lo único que desea es alabanza.
De modo que si esa... “alabanza” une a los cristianos, si hace que uno se sienta bien, Dios está sonriente en el cielo mirando algo tan hermoso que se está produciendo en la tierra.
¿Y qué en cuanto a las confesiones y el celibato...? Porque ahora los pastores que ya se han casado, no podrán ser tan célibes como los católicos. Pero, por lo menos podrán vestir sotana negra y sin duda aprenderán a confesar. Los templos de los cristianos que se adhieran a esta corrupción y paganismo, tendrán que cambiar en buena parte. Algunas imágenes de la “siempre virgen María”, algún lugar donde prender velas y, ciertamente, el confesionario. ¿Y en cuanto a la misa? Bueno, tan sólo los movimientos del “ministro”, que este caso requiere, será difícil aprender. Son más de 30 diferentes movimientos que el sacerdote tiene que hacer. Que de frente al público, que de espaldas, que de perfil, que agacharse, que levantar dos dedos, luego tres, que arrodillarse, que murmurar algunas palabras etc... Por supuesto que los pastores ya mayores rechazarán todo esto aduciendo que no podrán recordar tantas cosas. Pero los jóvenes que desearán dedicarse al “ministerio” tendrán que concurrir a seminarios católicos, porque, no olvidemos, el catolicismo no cederá ni un milímetro. El cristiano tendrá que cederlo todo. Sus convicciones, si alguna vez las tenía, sus principios de fe, doctrinas y todo cuanto tiene que ver con las Escrituras. Además, tendrá que adoptar el culto a los “santos”, el sistema babilónico jerárquico de esta prostitución religiosa y el culto a María, que ahora es ascendida a... Reina del Cielo. ¿Lo harán los pastores bautistas? Si no tuvieran intenciones para hacerlo, jamás buscarían a los católicos haciendo sus peregrinaciones a la meca del Vaticano y luego abriendo las puertas de sus propias instituciones teológicas para estos “profetas de Baal”. Esta es una muestra más de la “abominación desoladora” (Mt. 24:15).
¿Cómo llama la Biblia a estos encuentros? Permítame citarle algunos textos que nos advierten de estos días:
“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Co. 11: 13-15).
¿Es posible que pastores tan renombrados estén dentro de esta categoría? Bueno, de ser posible, sí, lo es. No pretendo asegurar que en cada caso tenemos a estos “obreros fraudulentos”, porque esto lo juzgará Dios. Sin embargo este esfuerzo sistemático, valiéndose de sus posiciones de liderazgo, de guiar a tantos cristianos sencillos en dirección al paganismo, es asunto muy serio y es severamente denunciado en las Escrituras, tanto en el Antiguo y Nuevo Testamentos. Recordemos a Balaam, que obtenía revelaciones divinas y sin embargo, llegado el momento, se comprobó que se trataba de un hombre que había amado más el oro que se le ofrecía si maldecía a Israel, que al mismo Dios de quien recibió tanta revelación.
Si quiere familiarizarse con este “Rev. Balaam” lea en Nm. 22 y varios otros pasajes incluso en el N. Testamento donde es mencionado, por ejemplo en 2 P. 2:15, Jud. 11 y Ap. 2:14.
Este hombre corrompió a Israel cuando aconsejó a Balac para que tratara que los jóvenes israelitas se casaran con las moabitas paganas. Así lo consiguió todo. Estos “líderes” bautistas son por lo visto alumnos del Rev. Balaam y ofrecen la misma dañina, prohibida y peligrosa unión. Sabrá Dios tratarlo a cada uno cuando llegue el día. También Pedro habla de ellos, cuando dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercaderías de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 P. 2: 1-3).
Cuando en 1960 se hablaba tanto del Concilio Vaticano II, muchos de los pastores bautistas y de otras denominaciones bíblicas, no querían ni perder tiempo para discutir el asunto, pues parecía completamente fuera de toda posibilidad de que el deseo del Vaticano de la... “unidad de los cristianos” pudiera realizarse bajo el liderazgo, amparo y filosofía del catolicismo. Pero, aunque tuvieron que pasar 40 años, el enemigo de nuestras almas tiene algo que debemos reconocer. Satanás tiene mucha paciencia.
Tanto es así que llegó el momento cuando los que sí conocieron la verdad, resultaron ser quienes ahora buscan esa “unidad”. Por supuesto que no pretendemos decir que todos los bautistas van en la misma dirección, porque sabemos que los hay muchos que son fieles a la Palabra y a la sana doctrina. Lo que resulta alarmante, es que tanto el presidente como el secretario de la AMB son parte clave de esta conspiración de los principios bíblicos.
Lo que estamos viendo y viviendo, se llama simplemente apostasía. Apostasía es lo que conocemos como una rebelión contra Dios. No es nada nuevo. Comenzó en el Edén cuando Eva, al desobedecer a Dios, hizo alianza mundial con Lucero. ¡Parecía tan hermoso, tan auténtico, tan deseoso de ayudar a Eva a ascender un poco más hasta llegar a ser su propia diosa! Por otra parte, las palabras... “no moriréis”sonaron agradables a sus oídos.
Puede Ud. estar seguro que esta marcha “de regreso a Roma” nadie la detendrá. Esto queda por cuenta de cada uno, unirse o no a semejante rebelión. Tenemos un caso que nos muestra cómo, cuando aquellos que conocieron al verdadero Dios, se rebelan y cómo están determinados a no ceder, aunque tengan todas las evidencias de su equivocación. Podemos estar seguros que el culto a María no es negociable para el catolicismo romano. Ella es simplemente la primera en la escala de la deidad, es decir: María, Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo.
Pero debemos saber que cuando ellos invocan el nombre “María”, no se están refiriendo a la sencilla aldeana, que fuera madre de Jesús. Es completamente otra esta María que llegó a ser diosa del paganismo desde los días de Nimrod. En los años después del diluvio en los días de Noé, la humanidad guiada por un hombre diabólico llamado Nimrod y su terrible esposa llamada Semiramis, congregaron a la humanidad en la planicie de Sinar o Babilonia antigua. Construyeron una ciudad y una torre para practicar la astrología y comunicarse con los demonios. Lo siguiente que hicieron fue sustituir la gloria de Dios por imágenes o ídolos, de hombres, aves, cuadrúpedos e incluso reptiles. Aquí nació la idolatría, el paganismo y el politeísmo. Ralph Woodrow en su libro Babilonia Ministerio Religioso, dice:
Uno de los ejemplos más sobresalientes de cómo el paganismo babilónico ha continuado hasta nuestros días, puede verse en la forma en que la iglesia romana inventó el culto a María, para reemplazar el antiguo culto a la diosa madre de Babilonia... Después de la muerte de Nimrod, su adúltera esposa dio a luz a un hijo del que afirmó había sido concebido sobrenaturalmente. Proclamó que éste era un dios-hombre, que era Nimrod mismo su líder, que había renacido y que tanto ella como su hijo eran divinos. Esta historia era ampliamente conocida en la antigua Babilonia y se desarrolló en un culto bien establecido, el culto de la madre y el hijo. Numerosos monumentos de Babilonia muestran a la diosa madre Semiramis con su hijo Tammuz en sus brazos.
Ahora cuando el pueblo de Babilonia fue disperso en las varias áreas de la tierra, llevaron consigo el culto a la divina madre y al dios-hijo. Esto explica por qué todas las naciones en tiempos pasados adoraban a la divina madre y a su hijo de una u otra forma.
Entre los chinos se la llamaba la diosa madre “Shingmoo” y se representa con un niño en los brazos y rayos de gloria alrededor de su cabeza. Los germanos veneraban a la virgen “Hertha” con un niño en los brazos. Los escandivos la llaman “Disa”, y también la representan con el niño en los brazos. Los estrucos la llaman “Nutria”, en India, la “Indrani”, que también era representada con un niño en los brazos, y también entre los druidas adoraban a la “Virgo Paritura”, como a la “Madre de Dios”.
La madre babilónica era conocida como “Afrodita” o “Ceres”, por los griegos; “Nana” por los sumerios, y como “Venus” o “Fortuna” por sus devotos en los viejos días de Roma, su hijo era conocido como “Júpiter” (Babilona Misterio Religioso, páginas 19 y 20).
Siempre los cultos paganos llegaron a ser muy bien recibidos en las diferentes regiones del mundo. Cuando Constantino firmó el decreto haciendo su imperio “cristiano”, de la noche a la mañana los sacerdotes de Semiramis con su hijo en brazos, pasaron a ser “cristianos por decreto imperial”. Desconociendo totalmente las Escrituras y las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles, pronto descubrieron que podrían continuar con su diosa “madre-hijo” con sólo cambiar los rótulos, colocando María en lugar de Semiramis y Nimrod. Y como además la religión del imperio contaba con innumerables dioses y diosas para cada día, era fácil reemplazarlos con los “santos para cada día”.
En los días del profeta Jeremías, los judíos que se habían alejado mucho de Dios y finalmente un buen grupo regresó a Egipto, Jeremías les habló de parte de Dios. Pero... ¿le hicieron caso? Ellos le dijeron:
“La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos. Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?” (Jer. 44:16-19).
El texto sigue y más adelante Dios dice: “He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra de Egipto, serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo” (Jer. 44:27).
Dios prohíbe terminantemente rendir culto a nadie fuera de él. Aun si la María del romanismo fuese la madre de Jesús. La Biblia prohíbe tal cosa y ciertamente considera idólatra y pagano a quien lo hace. La Biblia dice que el paradero de los idólatras es el infierno de fuego. Si Ud. es tan ingenuo que cree que el romanismo dejará la idolatría y renunciará todo culto a María, a la cual según ellos, se la llevaron al cielo en 1950, Ud. debe ser muy ingenuo, además de ignorante.
¿Qué dirán estos... “líderes bautistas” cuando comparezcan ante el Juez de toda la tierra? Por otra parte, ¿hallará Ud. alguna excusa para justificar su actitud ante esta acelerada marcha para levantar una sublevación colectiva contra Dios y su palabra.
Mas adelante en la misma publicación del EB, dice:
“Según el pastor Josué Fonseca, en las conversaciones se comprobó que existe un cambio marcadamente positivo en las relaciones de respeto mutuo, aunque quedan aun muchos prejuicios entre sectores bautistas y católicos”
Se habla de “cambios marcadamente positivos”. ¿Qué o quién cambió? ¿Será que los católicos se deshicieron del papado, de sus tradiciones, de la idolatría y comenzaron a predicar claramente el Evangelio para que se arrepientan los pecadores y sean salvos, comenzando con el mismo papa y sus cardenales? Por cierto que no, porque se está estableciendo “el respeto mutuo”. Ningún cristiano que participe de semejante “diálogo” se animaría a decirle a su interlocutor que él necesita recibir por la fe a Jesucristo y reconocer que la salvación es por la gracia divina, no por obras. Porque si dice tal cosa, se acaba el tan acariciado...”respeto mutuo”.
Este... respeto, si lo hay, no debe sacrificar las sanas doctrinas bíblicas. No es ningún respeto al prójimo cuando, sabiendo un cristiano que el católico va al infierno, no le dice nada para no faltarle respeto. Fue justamente esta manera directa, clara y sin evasivas que usó Jesús con el “papado” de sus días, especialmente en Mateo 23, que le costó la cruz. Luego otro tanto ocurrió con Esteban. ¡Qué hombre más valiente cuando pronuncia las últimas palabras en su largo capítulo de Hechos 7!
El mismo documento luego sigue:
“Otro aspecto de las declaraciones menciona que “dialogar”, orar juntos, conocernos mejor, respetarnos y trabajar en bien de la causa del Reino de Dios no significa renunciar a las convicciones doctrinales particulares. Tampoco se tiene la aspiración ingenua de agruparnos en una sola institución eclesial”.
¿Cómo pueden orar juntos católicos y cristianos? ¿Acaso no es cierto que cada cristiano lo es mediante el nuevo nacimiento, por haberse arrepentido de sus pecados y haber recibido a Jesucristo como su Salvador? ¿Es posible que una persona regenerada por el poder de Dios permanezca en el catolicismo romano?
Si vamos al Nuevo Testamento, inmediatamente notaremos que los cristianos todos tenían algo en común. Todos ellos oyeron el Evangelio, se arrepintieron de sus pecados y fueron añadidos, por medio del Espíritu Santo, al rebaño de Dios, a la iglesia. En cuanto a los demás, aunque eran religiosos y muchos de ellos creían en Dios, al no reconocer a Jesucristo como el único Salvador, la Biblia dice de ellos.
“Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos” (Hch. 5:12,13a).
Más adelante habló el Dr. Fanini, y en parte dijo:
“En estas conversaciones, observé que tenemos diferencias. Pero la Iglesia Católica está con otra actitud, pidiendo perdón por las cosas malas que ha hecho en América Latina, en particular en Brasil, y en todas partes del mundo; hay una nueva actitud de parte de la Iglesia”.
Sería interesante preguntar a este personaje a quién el catolicismo pidió perdón. Si pidieron perdón a Dios, deberían de abandonar definitivamente su sistema religioso idolátrico. No pueden ya pedir perdón a aquellos a quienes mataron, descuartizaron, los quemaron vivos y lo hicieron en nombre de la santa iglesia católica. Los torturadores y los torturados ya todos murieron y están en sus respectivas eternidades.
Parece que nuestros “altos dignatarios” olvidaron ya la historia, los atropellos del catolicismo romano contra los cristianos.
Tal vez alguien se pregunte cuándo es que se produjo la separación entre Católicos romanos y cristianos. Algunos piensan que esto ocurrió en la Reforma encabezada por Lutero. Pero la verdad es que el Catolicismo y el Cristianismo son dos corrientes que tienen orígenes diferentes y nunca eran una sola iglesia. El cristianismo comienza con los 120 que estuvieron en el aposento alto y recibieron el advenimiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Mientras que el Catolicismo romano nace recién en el año 312 (algunos historiadores colocan la fecha de 313), cuando Constantino, un individuo que pretendía ser cristiano, decretó que el cristianismo fuese la religión de su imperio. Los que no llamaban Señor al Emperador, se mantuvieron fieles a Cristo e insistían que Jesús es el Señor. Tras la muerte de Constantino vinieron otros papas con amplios poderes y comenzaron a perseguir a los cristianos de nuevo.
Aconsejo que todos mis hermanos lean el libro ya citado “Babilonia Misterio Religioso” de Ralph Woodrow. Todo debidamente documentado. El catolicismo no practica hoy las atrocidades de entonces, no porque haya cambiado, sino porque el mundo presente no permitiría tales abusos.
Cuando el Dr. Fanini dice que... “la iglesia católica está con otra actitud, pidiendo perdón por las cosas malas hechas...”
Esto es para consumo de los incautos. Pueden mis hermanos tener la seguridad que estos encuentros intentan por todos los medios, llevar a todos los cristianos al paganismo romano a cualquier precio. Ciertamente hay que dejar una apariencia de que... uno cede un poco aquí y otro poco allá, pero cuando se lee con cuidado, uno nota las contradicciones.
Por ejemplo menciona al cardenal Kasper quien dijo: “que el documento Dominus Iesus no dice que las comunidades eclesiales de la Reforma no son iglesias, solo sostiene que no son iglesias propiamente tales, en el sentido católico”.
Abiertamente dice que los cristianos no constituyen la iglesia. Por cierto los cristianos nunca quisiéramos ser iglesia “en el sentido Católico Romano”, porque en tal caso dejaríamos de ser de Cristo y seríamos del Papa y de María. Preferimos continuar siendo de Aquel que murió y resucitó por nosotros, quien ascendió al cielo y descenderá y atraerá a sí mismo a todos los suyos.
Este teatro de encuentros ecuménicos sería realmente cómico de no ser extremadamente peligroso y lamentable por la confusión que ello representa a tantos cristianos sencillos que creen en la Palabra de Dios, pero no tienen la oportunidad de conocer más a fondo las doctrinas fundamentales. En esto están hombres tales como el pastor Mackey, Vasconcelos, Medina y Fonseca. No los conozco a todos, pero sé que son líderes.
Debemos admitir que la Biblia habla de una iglesia que será vomitada por el Señor Ap. 3:14-22. Es la iglesia de Laodicea, la que simboliza la iglesia de hoy. Se jacta de riqueza, de gran conocimiento, de muchos millones de miembros, pero no se da cuenta que a los ojos de Dios... “tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (v.17b).
Mi querido hermano, nosotros vivimos días cuando nos corresponde separarnos, apartarnos, alejarnos, tal como hicieran Lot y su familia cuando huían de Sodoma. No debemos ni tenemos por qué preocuparnos por este tipo de unidad con todo viento de doctrinas paganas, como lo es el catolicismo romano y el protestantismo liberal.
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y que concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?... Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Co. 6:14-18).
Hermano, es mucho mejor seguir contando a nuestro favor con el Señor Todopoderoso que con un pobre y miserable pecador que asume funciones que pertenecen exclusivamente a la deidad. Manténgase firme en la Palabra de Dios, “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” (He. 10:37,38).
Todos los cristianos, en todos los tiempos y en todo el planeta, están unidos. El que tengamos diferentes denominaciones, no significa la falta de unidad, ya que al unirnos, cada uno individualmente con Cristo, lo estamos entre nosotros también.
Si de evangelización se trata, el Catolicismo romano nunca evangelizó ni evangeliza. Lo que hace es fabricar “cristianos” mediante agua bendita y otras supersticiones.
Desde que el Señor entregó lo que conocemos como “La Gran Comisión” (Mt. 28:18-20), sus seguidores así lo han hecho y nosotros, como cristianos evangélicos debemos continuar haciéndolo.
La evangelización no fue dada a budistas, ni a hindúes, ni al islam, ni al catolicismo romano. El Señor no habló al emperador romano para que evangelice. Fue dada esta comisión a un grupo de humildes pescadores, pero que tenían en sí mismos el mayor tesoro del mundo, la vida eterna y la palabra de Dios.
Si su iglesia o su pastor, en algún grado colabora con el ecumenismo, aléjese de la tal iglesia y no participe ni colabore con este tipo de “evangelio”.
No tema ser tildado de separatista, de divisionista, cuando se trata de defender la sana doctrina, los principios bíblicos.
Es tan sutil el engaño de nuestros días que muchos cristianos que desean sinceramente permanecer fieles al Señor, por desconocer las Escrituras, caen víctimas de tan dulce invitación para... “olvidar el pasado a fin de salvar al mundo”. ¿Acaso no suena esto a... cristianismo? No, no lo es, porque para poder proclamar el Evangelio a otros, el que lo hace debe conocer personalmente a Jesucristo como su Salvador.
Mientras que el Señor nos tiene aquí (a Su Iglesia), debemos hacer lo que dice Su palabra:
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos...” (Jud. 3,4a).
Esta advertencia explica el por qué de esos encuentros de los “altos dignatarios”. Puede que sean “altos” a los ojos de los hombres, pero el Señor nos dice: “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” (Lc. 16:15b). El Señor nos advierte. “Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Is. 3:12b).