Menu

¿Confundido y sin salida?

  • Fecha de publicación: Domingo, 19 Octubre 2014, 02:15 horas

Muchos hombres y mujeres que aún no son salvos, se sienten totalmente confundidos y sin saber cómo hallar la solución.

 ¿A QUÉ SE DEBE ESTA CONFUSIÓN?

1.  Se debe a la cantidad de sectas que son confundidas con el cristianismo bíblico.
2.  La desviación de muchas iglesias que en el pasado eran consideradas cristianas, pero que ahora dejaron de serlo.
3.  El ecumenismo promovido por el Vaticano y por muchos autonombrados “líderes cristianos”.
4.  El increíble rechazo y desconocimiento de las Sagradas Escrituras.
Todo esto hace que el pecador aún no salvo, no sepa a quién creer y qué camino tomar.  Todos dicen que creen únicamente en lo que la Biblia enseña.  Todos afirman no estar equivocados.  Muchos de ellos cantan los mismos himnos y usan la misma Biblia.

EJEMPLOS BÍBLICOS DE SALVACIÓN

El pecador que desea saber cómo ser salvo, todo lo que debe hacer es lo que otros pecadores hicieron y fueron declarados salvos.

I.   Zaqueo.  Él era “jefe de los publicanos” (Lc. 19:2).

  Zaqueo tenía un oficio despreciable, porque sin duda robaba a sus propios connacionales, al exigir impuestos más altos de lo que la ley romana imponía.
  Zaqueo no buscaba su salvación, sino que el Salvador lo buscaba a él.  Lo que Zaqueo deseaba era “ver quién era Jesús” (v. 3).
  Zaqueo tenía un problema.  Era su estatura que no le permitía ver al Señor, ya que mucha gente siempre lo seguía.  Pero Zaqueo encontró la manera de lograr su objetivo... “Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí” (v. 4).
  Aquí notamos que mucho antes de que Zaqueo buscara al Señor, Él había dejado el cielo para acercarse hasta donde pudo salvar a este hombre, “Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (v. 5).
  ¿Qué hizo Zaqueo cuando el Señor le dijo, que ese mismo día debía estar en su casa?  “Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso” (v. 6).
  Es muy importante notar la reacción de “todos” (v. 7).
  Zaqueo decidió por Cristo públicamente y acto seguido es también convertido, porque está decidido a devolver lo mal adquirido, dar la mitad de sus bienes a los pobres y si a alguien hubo defraudado, decide devolverlo cuadruplicado.  “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (v. 8).
  Jesús declaró que ese mismo día había llegado la salvación al hogar de Zaqueo.  “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.  Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (vs. 9, 10).

 ¿Cómo comenzó la búsqueda de Zaqueo

Fue su deseo de ver a Jesús.  Jamás había pensado que la salvación no era asunto de RELIGIÓN, sino asunto con el único Salvador.
Fue el Señor quien lo encontró entre el follaje de ese árbol...
Fue el Señor quien sabía del deseo de ser salvo de este publicano, cuyos pecados no le dejaban tranquilo.  No hay duda de que en este caso, la regeneración y la conversión Zaqueo las experimentó al mismo tiempo.

II. El carcelero de Filipos. 

Otro ejemplo de lo que significa llegar a ser salvo, es el carcelero y su familia allá en Filipos.  “Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas.  Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.  El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.  Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.  Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.  Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.  Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.  El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.  Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.  Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.  Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.  Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres.  Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz.  Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente?  No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.  Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos.  Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad” (Hch. 16:22-39).

  Todo comenzó con una mujer que tenía espíritu de adivinación y Pablo la consideró serio estorbo para el ministerio sagrado.  “Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.  Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.  Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella.  Y salió en aquella misma hora.  Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos” (Hch. 16:16-21).

  El personaje que nos interesa es el carcelero.  Fue él quien castigó duramente a los dos hebreos, pero que eran ciudadanos romanos, algo totalmente prohibido.  Notemos la orden que había recibido este carcelero (vs. 23, 24).
  Medianoche, duramente azotados y “cantaban himnos a Dios” (v. 25).  Ellos no danzaban, porque antes de meterlos en el calabozo habían “danzado” lo suficiente siendo azotados.  Pero esto les permitió cantar de tal manera que valía la pena escucharlos, especialmente si se tiene en cuenta lo que este singular dúo produjo (vs. 25, 26).
  El carcelero sospechando lo peor (la fuga de los presos) estaba por suicidarse, pero Pablo a tiempo le avisó que ningún preso se había fugado.
  La búsqueda de luz (vs. 29-32).  La búsqueda de un poco de luz para hallar la salida de una prisión tiene mucho que ver con la luz, que todo prisionero del pecado también busca.  Jesús dijo que Él mismo es la luz del mundo, pero la gran mayoría prefiere las tinieblas.  “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.  Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Jn. 3:19-21).

Llegará el día cuando el mundo entero estará sumido en tinieblas y ya no será posible hallar siquiera una tenue luz.  “Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.  Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra” (Ap. 18:23, 24).

Hoy contamos con muchas luces artificiales, como por ejemplo: El brillo del papado y su perfecta organización ante el mundo entero.  Y tenemos la falsa luz de los hechiceros, todas las falsas religiones, las apariencia de la santidad y tal como la Biblia dice, “la falsamente llamada ciencia” (1 Ti. 6:20).  No olvidemos que la luz, que es Cristo, será retirada del mundo y entonces será virtualmente imposible hallar la puerta de salida de la prisión del pecado.  “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12).

Volvamos al carcelero de Filipos.  Es fácil imaginar el susto que se llevó el carcelero al ver que las cadenas de los presos se soltaron, el edificio temblaba, las puertas se abrieron y él, gracias al dúo que cantaban, Pablo y Silas, tan profundamente se había dormido que cuando despertó, pensó que todos los presos se habían escapado.

Tenía su espada bien afilada y pensó que lo único que le quedaba era el suicidio, pero esto él pensaba porque Satanás lo había engañado.  El Señor tenía otro plan para él.  El plan era COMENZAR UNA VIDA NUEVA”.  Esa fue una salvación dramática.  Este era el NUEVO NACIMIENTO del carcelero y posteriormente de toda su familia.

La pregunta clave de un pecador que no es salvo aún es... “¿Qué debo hacer para ser salvo”?  La respuesta no se hizo esperar y era muy sencilla, la que hasta hoy se repite porque no ha cambiado (Hch. 16:26-32).

La conversión siguió a la regeneración, “Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.  Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hch. 16:33, 34).  Enumeremos lo que ocurrió con este pecador que acaba de ser salvo:

1) Escuchó la palabra que Pablo y Silas le hablaron (v. 32).
2) Hicieron lo mismo todos los de su casa, es decir, escucharon la Palabra (v. 32b).
3) Acto seguido el carcelero, “ex-religioso” pero perdido, les hizo las curaciones de las heridas que el día anterior les había ocasionado (v. 33).
4) Luego se bautizó él y el resto de su familia, que también fueron evangelizados por Pablo y Silas (v. 33b).
5) Ahora, siendo salvos y bautizados, los evangelistas fueron invitados para una buena comida (v. 34).
6)Toda la familia estaba gozosa por la llegada de la salvación a ese hogar (v. 34b).

     ¿Cómo es que fue todo tan bien?  La clave es que el Señor intervino poderosamente.  Hoy Él es el mismo y su Santo Espíritu hace la obra que entonces hizo esa manifestación sobrenatural del temblor y demás.
     ¿Por qué actualmente... prácticamente no existen los regenerados y convertidos al mismo tiempo?  Hay unas cuantas razones, pero enumeraremos solamente algunas.

1.  Jesús mismo dijo que la fe, prácticamente desaparecería del planeta y la salvación mediante la fe en Cristo y Su gracia, sería rechazada, “…Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc. 18:8b).
2.  Ni el Señor, ni los apóstoles, nunca sugirieron que los tiempos finales de la Iglesia mientras se acercara el arrebatamiento sería muy activa y fiel a las doctrinas inspiradas por el Espíritu Santo.
El apóstol Pablo dice lo siguiente: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.  Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Ti. 4:1-4).
Algunos textos mas...

   “Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca?  Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras.  Si veías al ladrón, tú corrías con él, y con los adúlteros era tu parte.  Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.  Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.  Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos” (Sal. 50:16-21).
•   “¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan?  He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman” (Jer. 6:10).
•   “Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?” (Jer. 8:9).
•   “Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día” (Jer. 20:8).
•   “Y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos” (Zac. 7:12).
     “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles” (Lc. 9:26).  Muchos cristianos se avergüenzan de Cristo, de la Biblia y de concurrir cada domingo para congregarse con los hermanos.  ¿Qué los espera cuando se encuentren con el Señor?  ¡Entonces el Señor se avergonzará de ellos!

Hoy las llamadas... “mega iglesias” siguen creciendo y predicando ese... “otro evangelio”, Pablo dice de ellos “sea anatema”(Gá. 1:8).  ¿Sabe usted cómo se define el pecado de anatema?  “Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta” (Lv. 27:29).

¿Cuál es ese “otro evangelio” en  nuestros días?

•   Se trata de “milagros prefabricados”...
•   Se trata de la codicia en máxima acción...
•   Se trata del demonismo mezclado con algo de Biblia.  “Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.  No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.  ¿O provocaremos a celos al Señor?  ¿Somos más fuertes que él?” (1 Co. 10:20-22).  La gran mayoría de cuantos asisten a los así llamados...

         • “Centro Familiar”,
         • “Centro de Adoración”,
         • “Casa de Dios”, etc.

     Notemos que los cristianos modernos hacen hasta lo imposible por no incluir la palabra «Evangelio».  Cada vez se hace más y más difícil hallar una iglesia verdaderamente cristiana.  Esto ocurre no solamente porque se nos ha anticipado que la iglesia iría de mal en peor.  A mí juicio, el Señor está haciendo una doble obra en estos días.
1.  Permite que cuantos nunca fueron ni son regenerados, permanezcan así...
2.  Para que el mundo se vaya acostumbrando a que no haya un solo redimido en el planeta, ya que todos habrán partido a la ciudad celestial.

No entiendo la cuestión... «Nacer de nuevo»

Jesús habló de este nacimiento con Nicodemo.  “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.  Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.  Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.  Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?  ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?  Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.  No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:1-7).  Si usted se preocupa por no entender lo de “nacer de nuevo”, aquí tenemos a un gran teólogo hebreo... “un principal entre los judíos”.

La salvación tiene que ver con la fe que el pecador deposita en Cristo Jesús.  Si usted es de aquellos que dicen... «yo si no veo no creo», debe cambiar su dicho por... «debo creer para ver».

Algunos textos que nos ayudan a entender la seguridad de la salvación.  Todo pecador salvo, es obra Divina.  Dios el Padre le conduce a la fuente de la salvación, porque nadie puede ser salvo por sí mismo.  “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.  Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.  Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí” (Jn. 6:44, 45).

Si usted confía en su buena conducta, si tiene una tradición arraigada que ya viene de varias generaciones, entonces Dios tampoco le obligará a buscar el perdón que Él le ofrece.  Note el siguiente texto: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn. 10:27, 28).  Nada ni nadie podrá jamás arrebatar al pecador salvo de la mano del Señor.

¿Es cierto que el ya salvo sigue siendo pecador?  Sí, es pecador porque peca.  “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9).

¿Cuántos pecados me perdonó el Señor cuando me entregué a Cristo?  “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos TODOS los pecados” (Col. 2:13).  Todo pecador que ha recibido al Señor Jesús como Salvador personal, sabe que ya “no vendrá a condenación, porque ha pasado de muerte a vida” (Jn. 5:24)

¿Es cierto que uno recibe a Cristo cuando el sacerdote le da la hostia?  “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.  Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.  Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Co. 11:23-26).

¿Por qué la gran mayoría de quienes dicen ser cristianos sostienen que el pan y el vino milagrosamente se transforman en verdadero cuerpo de Cristo y verdadera sangre de Él?  Esto ocurre porque se trata de personas que no han nacido de nuevo, del Espíritu Santo, razón más que suficiente para no tener la capacidad de acomodar lo espiritual a lo espiritual.  Ellos no pueden distinguir un simple memorial de algo real.

La Biblia claramente enseña lo que debe interpretarse literalmente y lo que es alegórico.  “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.  Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (1 Co. 1:18, 19).

     “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.  Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie” (1 Co. 2:12-15).  La palabra «ACOMODAR» es clave aquí.
¿Pensó alguna vez en el significado de Juan 3:16?  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.  Si desea “nacer de nuevo”, deposite su fe en Cristo Jesús y Él se encargará de este milagro, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Co. 5:17, 18).

•   “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Ec. 11:5).

   “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.  El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Jn. 3:7, 8).

     ¿Cómo puedo saber que soy hijo de Dios? 

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.  Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.  Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:1-3).

Modificado por última vez enJueves, 23 Octubre 2014 21:58
volver arriba