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¿Salvo Ganador o Salvo Perdedor?

Supongamos que usted es un cristiano, y supongamos que ha llegado el arrebatamiento, es decir, que el Señor recoge a sus hijos y usted está entre los salvos. ¿Qué espera ni bien llegue a la presencia del Salvador? ¿Hay alguien en particular a quien desearía ver inmediatamente después del mismo Señor? Algunas cosas podemos imaginar, porque ya sabemos con qué nos encontraremos allí: será el Tribunal de Cristo. Estaremos allí todos los redimidos. Algunos rodeados de miles de creyentes felices y agradecidos porque de él o ella, oyeron el evangelio y fueron salvos. ¡Habrá alegría, abrazos y hasta llanto de gozo! Tal vez usted será uno de aquellos que se verá rodeado de tanta gente preguntándose: «¿Por qué tanto me agradecen estos hijos de Dios? ¿Qué hice yo por ellos?» Teniendo al Señor al alcance, le dirá usted: «Señor, ¿puedes decirme por qué estos centenares de hombres y mujeres me admiran tanto, me agradecen y se confunden en un ambiente tan festivo?» El Señor bien podría contestar: «Hijo/a, ellos me conocieron por tu ministerio. Yo fui quien hizo todo, pero cuando te llamé para que me sirvieras, tú no declinaste mi invitación, sino que con ánimo pronto y con verdadero gozo aceptaste mi invitación. No buscaste comodidades, no fuiste pastor ni nada de eso, no tuviste grandes títulos, nadie te admiraba por lo que hacías, derivándome siempre toda la gloria. Tenemos la eternidad por delante y tú podrás entrevistar a estos centenares que te recibieron con tanto gozo para que cada uno te explique cuánto bien hiciste con darles el evangelio. Probablemente no recuerdes a algunos de ellos, pero yo te recompensaré por todo tu esfuerzo».

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La eternidad

Para muchas personas la vida es un misterio, lo es también la muerte y el “más allá”.  El escritor sagrado dice: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Ec. 3:11).

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Recibir a Cristo como Salvador

Si usted aún no recibió a Jesucristo como su Salvador personal, lo que le espera de aquí en más es lo siguiente: Supongamos que usted nunca lo haga.  Cuando hablo de “recibir a Cristo como Salvador”, no me refiero a una determinada ceremonia, como podría ser... la primera comunión, el bautismo o cumplir con algún voto, etc.  En el evangelio según San Juan 1:12, dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

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¿Qué haremos en el cielo? - PI

Cuando los creyentes a menudo preguntan: «¿Qué estaremos haciendo en el cielo?  ¿Cuál será nuestra ocupación allí?»  ¿Qué podemos decirles?
No será como ir a la escuela dominical.  Tampoco nos sentaremos allí como si estuviéramos en un servicio en la Iglesia, cantaremos un himno y luego al concluir, escucharemos algo de predicación y seguiremos cantando.

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¿Necesita a Dios?

¿Somos Dios?
La humanidad en años recientes ha dado pasos gigantescos.  Pero a pesar de que progresamos en muchas formas, tal parece que retrocedemos en otras: hay más crímenes, divorcios, suicidios entre adolescentes, el promedio de los exámenes de aptitud escolar ha descendido, se ha incrementado el número de víctimas que padecen del VIH, las guerras, el terrorismo y el hambre crónica, todo esto en medio de un gran avance científico.  Esta regresión debe decirnos algo, y ese algo es que no somos Dios y que debemos mirar más allá de nuestra raza para encontrarle.

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El brazo derecho del Anticristo

Falso Profeta

Nunca como hoy debemos conocer las funciones que tendrá el Falso Profeta, quien a su vez será el brazo derecho del Anticristo.  En otras palabras, puesto que el Anticristo pretenderá hacer el papel de Cristo, el Falso Profeta haría el de Juan el Bautista.  Pero... ¿Por qué es tan importante abordar este tema ahora?

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