Boletin dominical - 31/01/10
7. «Nunca más confesaré derrota». “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” (2 Co. 2:14).
¿Sabía usted que el único que nunca sufrió derrota fue nuestro Señor? Es necesario jamás pecar, porque el pecado es derrota. Pablo admitió su problema de derrota en Romanos 7:19-21, 24: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí... ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”.
