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¿Qué haremos en el cielo? - PI

Cuando los creyentes a menudo preguntan: «¿Qué estaremos haciendo en el cielo?  ¿Cuál será nuestra ocupación allí?»  ¿Qué podemos decirles?
No será como ir a la escuela dominical.  Tampoco nos sentaremos allí como si estuviéramos en un servicio en la Iglesia, cantaremos un himno y luego al concluir, escucharemos algo de predicación y seguiremos cantando.

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¿Necesita a Dios?

¿Somos Dios?
La humanidad en años recientes ha dado pasos gigantescos.  Pero a pesar de que progresamos en muchas formas, tal parece que retrocedemos en otras: hay más crímenes, divorcios, suicidios entre adolescentes, el promedio de los exámenes de aptitud escolar ha descendido, se ha incrementado el número de víctimas que padecen del VIH, las guerras, el terrorismo y el hambre crónica, todo esto en medio de un gran avance científico.  Esta regresión debe decirnos algo, y ese algo es que no somos Dios y que debemos mirar más allá de nuestra raza para encontrarle.

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El brazo derecho del Anticristo

Falso Profeta

Nunca como hoy debemos conocer las funciones que tendrá el Falso Profeta, quien a su vez será el brazo derecho del Anticristo.  En otras palabras, puesto que el Anticristo pretenderá hacer el papel de Cristo, el Falso Profeta haría el de Juan el Bautista.  Pero... ¿Por qué es tan importante abordar este tema ahora?

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«¿Ser salvo, yo...?» P. 2

La presente columna dominical es en realidad la continuación de la anterior.  En aquella se intentó orientar al pecador para que reciba, por la fe, a Cristo Jesús como su Salvador personal.  Ahora, supongamos que quien acaba de dar el paso de fe, tiene nuevas preguntas, algo bastante común para todo aquel que comienza a andar en el camino del Señor.

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«¿Ser salvo, yo...?» P. 1

Bien podría ser la pregunta de muchos pecadores.  No está mal que nos consideremos demasiado pecadores, sin embargo, no olvidemos que el amor de Dios es mucho mayor que todos nuestros pecados.  Si ha pensado alguna vez que usted no tiene perdón, porque sus pecados son demasiado graves y que Dios no se los perdonará, recuerde que tales pensamientos provienen del mismo Satanás.  Es mejor dejarse llevar por lo que nos dice Dios, no por los susurros de Satanás.  Dejémonos llevar por las promesas divinas, no por las amenazas satánicas.  Permitamos que el Señor nos cubra con su santidad, perfección y pureza, y no miremos la negrura de nuestros pecados.  Note la generosa invitación divina para el pecador: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Is. 1:18).

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