La Palabra de Dios Impresa
- Fecha de publicación: Lunes, 03 Febrero 2020, 22:16 horas
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“La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” (Salmo 119:130)
Conforme avanza el siglo XXI, no podemos dejar de preguntarnos si los libros continuarán existiendo. Cada día las personas compran más escritos en formato electrónico, y una cifra aún mucho mayor de los textos en las bibliotecas son digitalizados. Quizá con el paso del tiempo las generaciones futuras olviden todo lo relacionado con Johann Gutenberg y el cambio radical que causó su invención en el mundo.
De hecho no fue una sola persona quien inventó la imprenta, aunque la mayor parte del crédito se le da a Gutenberg. La idea básica parece bien obvia, cortar las letras en pequeñas piezas de metal, aplicarles una tinta generalmente oleosa, para luego transferirlas e imprimirlas en el papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, su implantación a mediados del siglo XV trajo consigo una revolución cultural.
Antes de eso la única forma para copiar libros era transcribirlos a mano - un proceso tedioso y laborioso, y a menudo logrado con errores. Los libros producidos en esta forma eran muy raros y costosos, y como había tan poco material para leer, la gran mayoría de personas eran iliteratas. Esto era una situación infortunada con respecto a la Biblia, ya que se esperaba que los cristianos conocieran la Palabra de Dios, no obstante la gran mayoría de ellos sólo sabía fragmentos que habían escuchado de otros, o leído en la iglesia.
En agosto de 1456 la imprenta de Gutenberg en Mainz, Alemania, produjo la primera, y algunos dicen que la Biblia más hermosa de todas. Esta fue La Vulgata, la versión en latín. No tenía números en las páginas, pero los tipos de las letras eran hermosos, aunque difíciles de leer. Pero mucho más importante que su apariencia, era que se podía producir en masa, es decir que su impresión era mucho más barata, de tal manera que las personas tendrían una motivación para aprender a leer, especialmente los cristianos. No es coincidencia que la Reforma Protestante tuviera lugar un poco después de la invención de la imprenta.
Los escritos de Martín Lutero podían ser distribuidos rápidamente y a bajo costo, de la misma manera la respuesta de sus oponentes. La Palabra de Dios empezó a propagarse ampliamente, pero simultáneamente los disparates y la basura. De todas maneras, Gutenberg debería ser honrado por los cristianos. No podemos dejar de preguntarnos si cuando murió el 3 de febrero de 1468, sabía que había cambiado al mundo.
Señor, Tú que nos has confiado Tu Palabra para que la compartamos con el mundo. Por favor, otórganos Tu energía para poder llevar a cabo esta labor. Amén.