El Señor Jesucristo advirtió, tal como está registrado en el capítulo 24 de Mateo, que la profanación del tercer templo desencadenará los juicios finales en Israel y en las naciones, anticipados por los profetas del Antiguo Testamento y el libro de Apocalipsis: “Por tanto, algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt. 24:15-22).