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Las cicatrices permanecen

  • Fecha de publicación: Jueves, 15 Junio 2017, 07:56 horas

Una señora cuenta que durante su infancia tenía un temperamento fiero que a menudo la motivaba a ejecutar o decir cosas desagradables.  Un día, después de un argumento que hizo que  uno de sus compañeros de juego se fuera a su casa llorando, su padre le dijo que por cada cosa imprudente que hiciera, él enterraría un clavo en el pilar del portón y que cada vez que hiciera un acto bueno o bondadoso, él retiraría un clavo.

Sigue contando esta señora que pasaron los meses y cada vez que entraba por la puerta, recordaba la razón de esos clavos que continuaban aumentando a diario, hasta que finalmente el deseo de verlos desaparecer se convirtió en un reto.

¡Finalmente llegó el tan ansiado día cuando el padre de esta dama removió el último clavo!  Conforme su padre lo sacaba, ella danzando gozosa alrededor del portón orgullosamente exclamó: "Lo ve, Papá, no hay ni un solo clavo".  "Sí" - respondió el padre - "pero las marcas quedaron".
Hazel Farris

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