John Hooper
- Fecha de publicación: Jueves, 05 Marzo 2020, 04:11 horas
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Marzo - 1
“¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores” (Hec. 7:52)
John Hooper, un eclesiástico inglés, obispo anglicano de Gloucester nació en 1495 y murió en febrero de 1555. Fue un reformador y mártir protestante, un defensor de la Reforma inglesa que fue ejecutado por herejía durante el reinado de la reina María Tudor, la Sanguinaria
Estudió y se graduó en la Universidad de Oxford, pero era tan profundo y ferviente su deseo de amar y conocer las Escrituras, que se vio obligado a irse de allí, permaneciendo en la casa de Sir Thomas Arundel como mayordomo. Cuando Sir Thomas se enteró de sus opiniones y religión, que él no favorecía en manera alguna, a pesar de que le agradaba su persona, el señor Hooper tuvo la prudencia de abandonar esta casa e irse a París, aunque regresó poco tiempo después a Inglaterra.
Sin embargo como era hostigado y perseguido, viajó a Francia, y a las tierras altas de Alemania, entrando en contacto con hombres eruditos, de los cuales recibió libre y afectuosa hospitalidad, tanto en Basilea como en Zurich. Uno de ellos fue Heinrich Bullinger, quien fue especialmente su amigo. También allí contrajo matrimonio, aplicándose diligentemente al estudio de la lengua hebrea.
Cuando Dios permitió que el Rey Eduardo VI de Inglaterra ascendiera al trono, la Iglesia disfrutó de alguna paz y reposo. Entre los muchos exiliados que volvieron a la patria se encontraba también el señor Hooper, quien regresó conscientemente, no para ausentarse de nuevo, sino buscando el momento y la oportunidad para impulsar la obra del Señor hasta los límites de su capacidad.
Después de despedirse de Bullinger y de sus amigos en Zurich, llegó a Londres, donde empezó a predicar, hasta dos veces al día. En sus sermones, acostumbraba a reprender el pecado, hablando severamente contra la iniquidad del mundo y los abusos de la iglesia corrupta. Diariamente acudían multitudes a escuchar su predicación y en ocasiones el templo estaba tan lleno que no cabía ni una persona más. Era ferviente en su enseñanza, elocuente en su palabra, interpretaba correctamente las Escrituras, infatigable en su tarea, y su vida era del todo ejemplar.
Habiendo predicado ante el propio rey, pronto fue designado obispo de Gloucester. Prosiguió dos años en ese cargo, y se comportó tan bien que sus enemigos no pudieron hallar ocasión contra él para perjudicarlo. Fue el más solicito y vigilante pastor por espacio de dos años y algo más, mientras el estado de la religión, en el reinado del Rey Eduardo, era sano y floreciente.
Tras la muerte de Eduardo VI, cuando Northumberland intentó que Lady Jane Gray ocupara el trono de Inglaterra, Hooper se opuso a esto, pero cuando María se convirtió en reina como Hooper era representante del ala radical del protestantismo fue el primer obispo en ser atacado. Le dieron refugio en Sutton Court, pero después de haber sido acusado en falso de deber dinero a la reina, fue privado de su obispado por estar casado y mantenido en prisión siendo condenado por herejía.
Mientras el alcalde esperaba que se preparara para la ejecución, él expresó su total obediencia, y sólo pidió que fuera un fuego rápido que diera fin a sus tormentos. Sin embargo debido a diversas circunstancias sufrió una muerte prolongada y terriblemente cruel, y después de dos intentos fallidos y de estar medio abrasado por el fuego encendieron el tercer fuego al cabo de un rato, el que era más intenso que los otros dos, y mientras llamas lo rodeaba, él imploró en voz alta: “¡Señor Jesús, ten misericordia de mí! ¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!”. Y estas fueron las últimas palabras que pronunció.
¡Señor, escucha las oraciones de aquellos que son fieles a ti, pese a las circunstancias. Esos que mueren por predicar tu Evangelio y con tu nombre en sus labios. Llévalos rápidamente a tu lado, para que disfruten contigo del gozo eterno!