Dios de Jacob, Dios de Israel
Si realizáramos una encuesta para investigar en qué “dios” creen las personas, podríamos descubrir que muy pocos profesan y muchos menos conocen al Dios de la Biblia. Creer en un dios falso no es mejor, e incluso hasta puede ser peor que no creer en Dios. Para algunos, “Dios” es simplemente un “poder superior”. Pero... ¿superior a qué? Y poder, pero... ¿de qué clase? ¿Cómo puede el “poder” de alguna clase tener inteligencia infinita, o algún tipo de discernimiento para diseñar un átomo, el universo, o las instrucciones en el código genético del ADN, el ácido desoxirribonucleico, para construir y operar cada célula y crear seres personales, inteligentes, con una conciencia moral, pasión y propósito?